Aquella tarde salió de trabajar más pronto de lo normal, puesto que ya había pasado el período de exámenes y llevaba el trabajo bastante avanzado. Hiroki decidió ir a su casa dando un paseo puesto que tenía tiempo, ya que Nowaki no llegaría hasta muy entrada la noche. Había tenido un buen día y se encontraba alegre, algo muy inusual en él, de normal desprendía un aura negra que hacía temblar a sus alumnos.

Sin apenas darse cuenta llegó hasta su edificio. Subió las escaleras de dos en dos mientras tarareaba una canción que no sabía muy bien dónde la había escuchado. Se sentía feliz, había sido un gran día y solo esperaba a que llegara la hora en que Nowaki volviera de trabajar para completar aquel día tan maravilloso. Nowaki. Solo el pensar en él le hacía sentir inmensamente feliz, aunque jamás lo admitiría en voz alta.

Hiroki paró en seco cuando llegó hasta su planta. Por un momento creyó que la vista le estaba engañando, pero a medida que avanzaba por aquel pasillo se daba cuenta de que lo que estaba viendo era real y no una visión. Delante de la puerta de su casa se encontraba un niño hecho un ovillo. El niño sollozaba y temblaba, esto hizo que la sonrisa de Hiroki se borrara de su cara.

- Hola.- Dijo Hiroki al llegar a la altura de su puerta.- ¿Te encuentras bien?¿Te has perdido?

- Mi papá está con una mujer y me ha pedido que me vaya a jugar.- Respondió el niño alzando la vista y sin dejar de llorar.- Pero yo quiero jugar con él...no tengo con quien jugar…

- ¿Tu padre te ha dicho eso?- Dijo Hiroki intentando controlar el enfado que crecía poco a poco dentro de él. Con el buen día que estaba teniendo…¿Cómo podían tratar de esa forma a un niño? Hiroki iba a tener una pequeña charla con el padre de aquel niño.

- Sí, no quiere que esté cuando viene esa mujer. Les molesto.

- ¿Eso ha dicho?- Preguntó Hiroki y el niño asintió intentando controlar su llanto. El profesor suspiró, ¿qué debería hacer? No podía dejar al niño solo mientras su padre hacía a saber qué.- ¿Vives aquí al lado?

- Sí, nos mudamos la semana pasada.

- Entonces somos vecinos.- Murmuró el profesor. Sacó un papel y boli de su maletín, escribió algo en él y lo pasó por debajo de la puerta de sus nuevos vecinos.- Así tu padre sabe que estás conmigo y no se preocupa si no te ve aquí fuera. ¿Te apetece pasar a mi casa? ¿Has merendado?

- No, hoy solo he desayunado.

- ¿Cómo que solo has desayunado? ¿Y el almuerzo?- Preguntó Hiroki abriendo la puerta de su piso y dejando pasar al pequeño.

- Mi papá se ha olvidado de prepararme la comida y como aún no tengo cole no puedo comer allí.

- ¿Qué?¿Tampoco vas al colegio?- Hiroki ya se encontraba muy alterado, pero intentaba que no se notara para no asustar al niño. Ya estaba decidido, iba a hablar con aquel padre irresponsable y le dejaría unas cuantas cosas claras.

- Aún no, mi papá dice que irá pronto a apuntarme a un cole nuevo porque el antiguo está muy lejos.

- Está bien, siéntate y te prepararé algo de comer. Todavía es pronto para cenar, ¿qué te parece merendar crepes?

- No lo he probado.- Dijo el niño sentándose en el sofá de manera que sus piernecitas quedaron colgando.

- Pues ya verás, te van a encantar.- Le dijo Hiroki y se dispuso a prepararlo todo.- ¿Cómo te llamas?

- Masuyo. ¿Tú cómo te llamas?

- Soy Hiroki Kamijou.

- Muchas gracias por dejarme estar contigo, Kamijou-san.- Dijo el niño poniéndose en pie y siguiendo al profesor hasta la cocina. Cuando le dijo esto sonrió enterneciendo al profesor. No era justo que aquel niño tuviera que pasar por lo que estaba pasando.

- ¿Te apetece pintar mientras te preparo la merienda?

- ¡Sí!

- Muy bien, ahora te daré papel y boli.

- Gracias.

- ¿Cuántos años tienes, Masuyo?- Preguntó Hiroki mientras le dejaba el papel en la mesa y le daba tres lápices de colores, los únicos que tenía.

- Seis. Antes era pequeño pero ya no.

- Ya veo, eres muy mayor.- Le dijo Hiroki sonriendo para luego volver a la cocina.

- Kamijou-san, ¿tienes hijos?- Preguntó Masuyo mientras dibujaba.

- No, no tengo hijos.

- Jo.- Dijo el niño haciendo un puchero.- ¿Hay niños como yo por aquí?

- No lo sé, pero hay un parque cerca de aquí y seguro que van niños a jugar.

- ¡Genial!- Exclamó el niño.

Pasaron toda la tarde juntos, merendaron, pintaron, jugaron al escondite y Hiroki le contó un cuento en el que él era el protagonista. Masuyo no paraba de reír y eso hacía que el demonio Kamijou se sintiera muy feliz. Cuando lo había encontrado fuera se veía muy triste, sin embargo, unas horas más tarde ahí estaba aquel niño riendo sin parar.

Hiroki decidió que ya era hora de devolver el niño a su padre, ya que éste no había dado señales de vida.

- Soy Hiroki Kamijou, su vecino.- Se presentó con semblante serio cuando el otro hombre abrió la puerta. El niño se encontraba cogiendo de la mano a Hiroki y mirando al suelo.- He cuidado esta tarde de su hijo.

- Se lo agradezco pero no tenía que haberse molestado.

- No tiene edad para estar solo en la calle.

- No estaba en la calle, estaba dentro del edificio.

- Aún así, me parece muy irresponsable echar a su hijo de casa. Es un niño pequeño, solo tiene seis años.- Dijo Kamijou muy indignado mientras el niño seguía con la cabeza agachada.- Mira, lo último que quiero es meterme en su vida pero comprenda que no puedo dejar pasar esto.

- ¿De verdad? ¿Y qué va a hacer?

- De momento solo le pediré que sea un padre responsable.

- Masuyo, métete en casa.- Ordenó y el niño entró mirando tristemente a Hiroki.- Usted no me da miedo, ¿cree que puede amenazarme con llamar a servicios sociales?

- Yo no he dicho tal cosa, aunque debería puesto que Masuyo no está matriculado en el colegio y no se está nutriendo como debería.

- Vamos, que soy un padre horrible, ¿no es así?- Preguntó aquel hombre con actitud desafiante.- ¿Cree usted que lo podría hacer mejor? Si es así, adelante, entre y lléveselo.

- ¿Pero qué diablos está diciendo?

- Me haría un favor si se lo llevara.- Dijo cerrándole la puerta en las narices, dejando a un Hiroki muy sorprendido y preocupado.

Hiroki no sabía muy bien qué hacer, estaba preocupado por aquel niño, no quería llamar a servicios sociales pero tampoco podía dejarle a cargo de ese ser tan irresponsable que le había tocado por padre. Decidió que debía hablarlo con Nowaki, ya que él era pediatra y seguro que sabía cómo actuar en ese tipo de situaciones.

Al cabo de un par de horas llegó Nowaki del trabajo. Hiroki estaba dispuesto a contarle lo sucedido pero decidió no hacerlo al ver la cara de su novio. Se veía decaído, Hiroki nunca le había visto con esa expresión de tristeza en el rostro.

- Nowaki, ¿qué ocurre?- Preguntó Hiroki.

- ¿Recuerdas a Yui-chan?- Dijo Nowaki con un hilo de voz y el profesor asintió. Yuiko era una niña que llevaba prácticamente toda su vida en el hospital, Nowaki hablaba mucho de ella y Hiroki sabía que la niña estaba esperando un trasplante que debía llegar pronto.- Ha muerto esta tarde.

- ¿Qué?- Murmuró Hiroki sorprendido y fue a abrazar a su novio.- Lo siento mucho, Nowaki, sé lo mucho que querías a Yuiko...lo siento tanto.

- Gracias, Hiro-san.- Dijo el médico correspondiendo el abrazo.- Creo que me voy ya a la cama. Buenas noches, Hiro-san.

- ¿No quieres cenar?

- No me entra nada.- Respondió el médico negando con la cabeza y metiéndose en la habitación.


Pasaron un par de días en los que Hiroki hacía todo lo posible por animar a Nowaki, quien seguía algo decaído por la pérdida de su paciente.

- Sé que es parte de mi trabajo pero no consigo acostumbrarme.- Le dijo el médico cuando estaban acostados en la cama, ya listos para ir a dormir.- Les veo tan pequeños, Hiro-san… No es justo.

- No, no lo es.- Le dijo Hiroki abrazándole de lado.- Pero habéis hecho todo lo que habéis podido. No ha sido vuestra culpa que el trasplante no haya llegado a tiempo.

- Lo sé, pero no puedo evitar sentirme triste.

- Por supuesto, eres humano y querías mucho a Yuiko. Es normal que te afecte.

- Pasó prácticamente toda su vida con nosotros.- Murmuró Nowaki suspirando y Hiroki le miró apenado. Al ver la cara de su pareja, el menor decidió cambiar de tema de conversación, no quería entristecer a Hiroki.- Bueno, ¿qué tal en el trabajo?

- Como siempre. Miyagi es un desastre que lo único que hace es darme más trabajo y mis alumnos son unos cazurros que no tienen interés por nada. Si no fuera por lo mucho que me gusta la literatura…

- Seguro que entre tus alumnos hay de todo.

- No lo tengo tan claro.- Dijo Hiroki.- Por cierto, mañana tienes turno de día, ¿no?

- Tengo turno de 24h.- Suspiró Nowaki y el profesor frunció el ceño.

- ¿Otra vez? ¿Es que todos los meses te va a tocar un turno de esos?

- Pero libraré dos días seguidos.

- Sí, pero te pasarás uno descansando.

- Lo siento, Hiro-san.

- No es culpa tuya.- Le dijo Hiroki.- Pero me pregunto si tu sempai también hace tantos turnos…

- A todos nos toca de vez en cuando.- El profesor no respondió, se limitó a cerrar los ojos todavía abrazando a su novio.- ¿Y qué plan tienes para mañana? Es viernes, ¿harás algo después de trabajar?

- Supongo que vendré a casa. Puede que compre algo para cenar.- Respondió Hiroki pensativo.- Quería ir a visitar a Akihiko pero creo que lo dejaré para otro día.

- ¿Aún sale con ese chico?

- Eso creo.

- Me encantaría poder pasar más tiempo contigo.- Murmuró Nowaki y Hiroki abrió los ojos para mirarle.- Te prometo que el domingo estaremos todo el día juntos.

- Más te vale.- Le dijo el profesor y Nowaki rió levemente.


Volvió a su casa nada más acabar las clases con la intención de tumbarse en el sofá y relajarse. Había sido una semana muy larga, pero al menos ya llegaba a su fin. Esta vez no se sorprendió cuando vio a Masuyo sentado en el suelo junto a la puerta. Hiroki suspiró y se acercó al niño con una pequeña sonrisa.

- Masu-chan, ¿qué haces aquí fuera?

- Mi papá está con una mujer y yo quiero ir al parque.- Respondió el niño. Hiroki miró hacia la puerta del apartamento con el ceño fruncido. Volvió a sacar papel y boli como la vez anterior y escribió algo para después pasarlo por la puerta.

- ¿Quieres ir al parque?- Preguntó el profesor y Masuyo asintió rápidamente con la cabeza. Hiroki le tendió una mano que el niño agarró sin dudar y ambos se dirigieron hacia el parque que había en aquel barrio.

A esa hora de la tarde el parque estaba lleno de niños. Hiroki caminó junto a Masuyo hasta llegar a un banco que estaba libre.

- Yo me quedaré aquí, no te preocupes.- Le sonrió el profesor.- ¿Dónde vas a estar jugando? ¿En la arena?¿En el tobogán?

- Quiero ir al columpio.

- Muy bien, yo te estaré mirando desde aquí.- Masuyo asintió y se alejó del mayor. Hiroki observó como el niño se quedaba un poco apartado de los columpios, mirando como tres niños jugaban en ellos. El profesor esperó a que Masuyo interactuara con ellos pero el pequeño se limitaba a mirarles desde la distancia, sin atreverse a acercarse. Al ver que pasaban los minutos y Masuyo no hacía nada, Hiroki se levantó suspirando y fue hacia donde estaba el niño.- ¿Ocurre algo, Masu-chan?

- No.- Negó Masuyo sin apartar la vista de aquellos tres niños.

- ¿Por qué no vas a jugar con ellos?

- Porque no les conozco.- Murmuró el niño.

- Bueno, si no te acercas nunca les conocerás.- Dijo Hiroki pero Masuyo no hizo ningún tipo de movimiento.- Vamos, te acompaño a conocerles.- El pequeño le miró con gesto dubitativo, pero finalmente cogió la mano del mayor. Cuando llegaron a donde estaban los tres niños, Masuyo se escondió un poco detrás de las piernas de Hiroki.- Hola. Este de aquí es Masu-chan, ¿vosotros como os llamáis?

- Yo soy Shun-chan.- Dijo un niño con gafas dando un paso hacia delante.

- Yo Rina.- Se presentó una niña con dos coletas.

- Ken-chan.- Se limitó a decir el tercer niño, quien parecía el más pequeño de los tres. Hiroki empujó suavemente a Masuyo para que no se escondiera detrás de él.

- ¿Os apetece jugar con Masu-chan?- El niño con gafas asintió con la cabeza y cogió de la mano a Masuyo.

- Vamos a jugar a los exploradores.- Dijo Shun-chan y los niños volvieron a los columpios emocionados.

- ¿Es su hijo?- Preguntó una voz a su espalda. Hiroki se giró y se encontró con una mujer joven que le sonreía.

- No.- Respondió rápidamente Hiroki, pero después pensó que quedaría un poco raro estar con un niño que no tenía ningún tipo de relación con él.- Es mi sobrino. El hijo de mi hermana.

- Yo soy Katsumi, la madre de Rina.

- Hiroki. Encantado.

- Nunca os había visto por aquí.- Comentó Katsumi sin borrar su sonrisa de la cara.

- Bueno, Masuyo y su padre se han mudado recientemente a la zona.- Dijo Hiroki.- Es la primera vez que venimos.

- Por eso estaba tan tímido.

- Sí, supongo que sí.- Asintió el profesor.- Tenía muchas ganas de hacer amigos.

- Pues deberíais venir más veces. Nosotros solemos venir viernes y domingo.- Dijo la mujer.- Aunque los padres de Shun-chan y Ken-chan los traen la mayoría de tardes.

- ¿Son hermanos?

- Sí. Shun-chan tiene seis años como mi hija y Ken-chan cinco.

- Masuyo también tiene seis años.- Comentó Hiroki sin apartar la vista de los niños.

Estuvieron un par de horas en el parque y, cuando empezó a oscurecer, Hiroki decidió que ya era hora de volver a casa.

- ¿Te lo has pasado bien, Masu-chan?

- Sí. ¿Podré volver?

- Claro, volveremos un día de estos.- Sonrió Hiroki.

- Rina me ha dicho que va el domingo.- Dijo el pequeño. Hiroki se quedó pensativo, el domingo no podía acompañarle, era el día en que Nowaki y él estarían juntos.

- Lo siento, Masu-chan, el domingo no podré llevarte al parque.- El niño asintió entristecido.- Pero te prometo que la semana que viene iremos muchos días, ¿de acuerdo?

- ¡Sí!- Exclamó emocionado.

Llegaron al edificio y Hiroki devolvió a Masuyo a su padre, quien le agradeció haber cuidado del niño. Hiroki quiso decirle cuatro cosas pero decidió contenerse ya que estaba de muy buen humor aquel día. Normalmente los días en que Nowaki trabajaba él se sentía muy solo en el apartamento, pero aquella tarde no había sido así. Estar con el pequeño le había hecho más llevadera la ausencia de Nowaki y pasar tiempo con el niño había sido una experiencia agradable. Pero nada más. A Hiroki no le gustaban los niños y claramente no le estaba cogiendo cariño a Masuyo, por muy adorable que fuera el niño. El profesor no sentía ningún tipo de debilidad por aquel pequeño, simplemente había sido amable y ya está. Al menos eso era lo que Hiroki se repetía a sí mismo.


Hola ^^

Aquí os dejo un nuevo fic que espero que os guste.

Un abrazo :)