Me pasaron una canción que me gusto mucho y decidí hacer esta historia NanoFate (Me estoy volviendo adicto esta pareja)… Espero sea de su agrado.

Diclaimer: MSLN no me pertenece, es de sus respectivos dueños.

FALLEN.

PROLOGO.

"Con esta tranquilidad, todo comienza a resplandecer"

Sólo podía escuchar el silencio, que ese lugar le ofrecía. Oscuridad y nada interesante que ver, sólo podía observar en silencio tormentoso aquellas cuatro paredes. Paredes que retenían su libertad. Esposas en sus muñecas y cadena en sus pies, evitaban que pudiera hacer cualquier movimiento que le devolviera la anhelada libertad.

Suspiro pesadamente, posando su vista en el techo. Recordando algunos recuerdos de cuando aún era libre, como el pájaro aventurero, que sin tener fronteras, volaba libre. Ya hacían cinco años desde que llegó a ese lugar, de alguna manera había logrado sobrevivir a esa prisión. Ya no recordaba nada de lo que había afuera. ¡Amigos o familia! Que va... Arisa y Suzuka la abandonaron al igual que su familia, prácticamente estaba sola en ese lugar, que le había demostrado que clase de persona era.

Tenis muchas marcas y golpes en el cuerpo, seguramente de defensa. Sus ojos azules opacos por el dolor y rencor, su cabello cobrizo muy desalineado. Demostraba que de Nanoha Takamachi, una excelente estudiante e hija y amiga, inocente y amable, ya no quedaba nada, ahora era una chica ruda y sin sentimiento alguno.

— ¡Reo 75! ¡Hoy sales de aquí! — Exclamó una de las guardas que abrió la puerta. — ¡Has de estar muriendo de alegría!

— Siento de todo. Menos alegría. — Murmuró mientras le empezaban a quitar las cadenas y esposas.

— ¡Listo! Ahora te daremos tus pertenencias y podrás irte.

— De acuerdo. — Volvió a contestar con desgano.

La guarda le hizo seña para que la siguiera. Nanoha hizo todo lo que le pidieron y en pocos minutos se encontraba fuera de la prisión. El sol la segó por un momento, hacía mucho que vivía en oscuridad y sus ojos lo comenzaban a lamentar.

— ¡Que tranquilidad, que belleza natural y resplandeciente! — Exclamó estirándose y comenzando a caminar lejos de ese lugar que tanto le había envenenado el alma. — ¡Bueno, al menos hice algo de provecho y ahora tengo el suficiente dinero para vivir por un tiempo!

Estar todo ese tiempo encarcelada. Le había hecho que fuera paciente, calmada y tranquila, sabía que siempre resplandecía la luz al final del túnel, o al menos eso quería consultar creer.

Anduvo por mucho tiempo, preguntando por aquí y por allá, buscando información sobre su objetivo, la persona que le había mandado a la cárcel, desde hace cinco años sólo había pensado en vengarse de la peor forma posible. Pero para eso necesitaba saber el punto débil de esa mujer que era más poderosa que toda la mafia rusa.

Llegó a un pequeño local, se veía tranquilo y le habían dicho que ahí podría encontrar la información que quería, ya que la dueña sabía muchas cosas que todos los demás desconocían, su nombre muy conocido por los alrededores, Hayate Yagami. Así que se dirigió hacia allí, si esa persona podía darle la información que tanto deseaba, haría todo para que se la diera, incluso lo más vil, ruin y sucio que le pidiera hacer, lo haría. En fin, ya había comprobado muy bien en la cárcel lo más bajo que podía llegar a ser ella.

Al estar en la puerta, una chica castaña como de su estatura y ojos azules salió, abriendo la puerta de golpe, dándole en toda la cara.

— ¡Lo siento, yo y mi torpeza! ¿Estas bien? — Preguntó la castaña ayudando a Nanoha a levantarse y luego hacer una reverencia.

"La voz de un ángel susurra"

— Uhm. ¡Sí, estoy bien! — Dijo, saliendo de su transe. El ver a esa chica le había recordado como era ella hace algunos años, inocente y muy amable. ¿Cuánto no daría por volver el tiempo?

— ¡Que alivio! Por cierto... ¿Qué te trae por estos lugares? ¿Vienes saliendo de la cárcel?

Nanoha estuvo a punto de pregúntale a la castaña como sabía eso, pero se abstuvo, al recordar que tenía muchas marcas, moretes y golpes en el cuerpo y cara, cualquiera podría determinarlo al mirarla.

— ¡Busco a Hayate Yagami! ¿Se encuentra ella aquí?

— Estas hablando con ella.

— ¿Eh? — Fue lo único que se le vino a la mente, ya que le habían informado que Hayate Yagami era una mercenaria de temer, muy poderosa y de corazón frío como el metal, no tenía piedad con nadie. Su perfil no cuadraba con lo que veía en ese instante.

— Seguro y estás pensando en que no me veo como me describen ¿Me equivoco?

— ¡No! Era justo lo que estaba pensando. Pero con esto me queda claro que si eres Hayate Yagami. — Suspiro sacando un papel de su chaqueta. — Mi nombre es Nanoha Takamachi y deseo de sus servicios. — Le entregó el papel, que Hayate tomó y lo leyó.

— ¡Urgh! Precia Testarossa... ¡Esa mujer es un verdadero dolor de cabeza! — Gruño poniendo mala cara. — ¿Que deseas que haga por ti?

— ¿Me ayudarás? ¿En serio?

— Si es para joder a esa estúpida de Precia. Haré cualquier cosa con tal de verla hundida pudriéndose en el infierno.

— ¡Veo que Precia Testarossa no es odiada sólo por mí! — Dijo con asombro, ya que muchos habían sufrido del poder y crueldad de esa mujer, no pensó que esa chica que desprendía aún aura tan inocente y pura, hubiera sido víctima de las fechorías de Precia. — ¡Quiero saber cuál es el punto débil de esa lacra! ¿Tiene que tener una vulnerabilidad?

— Uhm. — Musitó buscando entre unos papeles. — ¡Tiene dos hija! Alicia y Fate Testarossa y son la adoración de esa mujer. — Explicó entregándole unos documentos a Nanoha. — Si quieres hacerla sufrir de la peor manera, ataca a Fate Testarossa.

— ¿Porque a ella?

— Es la menor. Si la atacas a ella, lastimaras al mismo tiempo a Alicia y Precia. Es como un juego de ajedrez, si logras mover bien las fichas, podrán dar el jaque mate.

Nanoha se detuvo a pensar, lo que Hayate le sugería tenía demasiada lógica, debía de atacar a la de mejor oportunidad y así haría caer a toda la familia Testarossa. Sonrió victoriosamente, nadie absolutamente nadie le había querido dar información sobre Precia por miedo a sufrir la ira se la misma. Pero esa chica Hayate Yagami le ofreció toda la información e incluso su ayuda sin chistar. Esa chica no le tenía amor a la vida o Precia se la había destruido.

— ¡Muchas gracias por la información! ¿Cuánto sería el precio por esta información?

— No es nada, ya te lo dije, si es para destruir a Precia, te ayudaré en todo lo que pueda sin cobrar un solo centavo. — Dijo con una sonrisa triunfal. — Cambiando de tema. ¿Tienes donde quedarte?

— ¿Acaso ella es un ángel? — Pensó. — Aún no he pensado en ello, tal vez me quedé debajo de un puente. — Dijo con desgano.

— ¡Nada de eso! Te puedes quedar conmigo y algunas personas más. Además si necesitas trabajo, puedes trabajar aquí.

— ¿Es mi ángel de la guarda tal vez? Pensó al ver la amabilidad de la castaña. — Pero... ¿Cómo puedes confiar en mí tal fácilmente?

— Hay mucho odio y dolor en tu alma. Pero no eres el tipo de persona que va por ahí matando a todo el que se le ponga en el camino. Tú tienes tus propios objetivos, al igual que mí. Mira no sé qué te haya hecho esa mujer, y tampoco me interesa saberlo, si tú quieres decírmelo me lo dirás en tu tiempo. Pero por ahora no entraré en detalles. Sólo te diré que estoy dispuesta a ayudarte y sé que las demás personas con las que vivo, también te ayudarán.

— Bueno... Siendo así... Acepto tu propuesta.

— ¡Bien! Sólo déjame terminar para cerrar este lugar y nos vamos, seguro y necesitas descansar.

— Claro. Ve con confianza.

La castaña se dirigió a una bodega, en donde después de oírse un estruendoso ruido. Salió con una caja. Nanoha la ayudo a terminar otra cosa y luego cerraron el local. Caminaron hacia el que sería el nuevo lugar en donde viviría Nanoha. Al llegar pudo ver que había dos personas sentadas en las escaleras, por sus caras y miradas pudo verificar que eran ex-convictos, o tal vez mercenarios como Hayate.

— Signum, Vita. Ellas es Nanoha Takamachi. Vivirá con nosotros a partir de ahora, también es víctima de Precia Testarossa.

— Signum Wolkenritter, mucho gusto.

— Vita Wolkenritter, hermana menor de esta persona que ves aquí. — Dijo señalando a la peli rosa.

— El gusto el mío. — Respondió observando a las dos personas. La peli rosa era bastante alta y de ojos azules y la peli roja pequeña y ojos azules, se parecían en el carácter y el el color de ojos, de ahí, no parecían hermanas.

— ¿Porque no han entrado a la casa? — Preguntó Hayate.

— Se nos quedaron las llaves adentro. — Explicó Signum con cara de aburrimiento.

— ¿Otra vez? — Dijo con asombro. — Bueno... Entremos, necesitamos descansar y planear lo que harás tú. — Dijo abriendo la puerta y luego señalo a Nanoha. — Nosotros le ayudaremos en todo lo que podamos. ¡Ya que se ha llegado la hora de darle jaque mate a Precia Testarossa! Pero recuerda algo Nanoha... Debes de ser muy cuidadosa con tu venganza.

— No te preocupes. Llevo cinco años planeando esto.

— ¿Ya tienes un plan? Bueno... Cuanta con nosotros para cualquier cosa que necesites.

— Claro, muchas gracias.

Todos entraron a la casa, por sugerencia de Hayate, decidieron descansar ese día, ya al siguiente verían que tendrían que hacer para vengarse de esa mujer. Por la noche. Pesadillas invadieron el sueño de Nanoha, ya incluso era parte de su vida diaria. Recordaba ese trágico día. En el que no sólo perdió su libertad y cinco años de su vida, sino que también día en el que perdió a alguien muy querido.

"Tomando agilidad, para poderte complacer"

Se despertó antes que todos los demás. Eran posiblemente las cuatro de la madrugada, así que decidió salir a dar un paseo por la cuidad, al menos para despejar la mente. Tomo su chaqueta y salió de la casa. Camino por un rato, observando el paisaje, en serio era hermoso ver la cuidad en la madrugada, o era algo normal para alguien que había pasado cinco años en prisión.

Se apoyó en el barandal, miro el lago y suspiro, al fin el día de la venganza había llegado, y también había conseguido aliados que sufrieron a manos de esa cruel mujer, con ellos a su lado, el éxito a su venganza era casi del cien por ciento.

En eso al girar su vista, pudo ver a una mujer que observaba el paisaje. Parpadeó un par de veces, rápidamente saco la foto que Hayate le había dado y la miro.

— ¡Es ella! Fate Testarossa... — Murmuró comparando la foto con la chica que estaba cerca de ahí. — No hay duda... Es la misma persona... ¡Que oportuno!

Sonrió ampliamente, se le ocurrió la mejor manera de destrozar a Precia, y no habría nada que la detuviera. Se acercó sigilosamente a la chica rubia, y se quitó el reloj para guardarlo.

— ¡Disculpa! ¿Podrías decirme la hora? — Preguntó haciendo que ese encuentro se viera casual. Y poniendo su mejor cara y tratando de sonar lo más amable y dulce posible

— 4:30 AM. — Contestó mirando su reloj.

— Muchas gracias. Por cierto... Me llamo Nanoha Takamachi, es un placer. — Extendió su mano en señal de saludo.

La chica rubia dudo por un segundo en sí era correcto entablar una conversación con alguien que acababa de conocer. Pero... Había algo en esa chica que le había atraído, se veía ruda, pero la forma en la que le habló fue tan amable. Quería conocer a esa persona.

— Fate Testarossa, el placer el mío. — Sonrió, dándole la mano a Nanoha. Al contacto Fate sintió unas descargar en su cuerpo. Se puso nerviosa pero se recompuso rápidamente. — ¿No eres de por aquí? Jamás te había visto.

— ¡No! He venido a visitar a unos amigos de por aquí. — Mintió, si algo había aprendido perfectamente bien en prisión, era a mentir tan bien, que no se sabía cuándo mentía y cuando decía la verdad.

— ¡Oh! ¿Entonces te irás pronto?

— No creo. Me ha agrado mucho este lugar... Y más ahora que conocí a una hermosa chica, de la que me he propuesto volverme su amiga.

Fate se sonrojo ante el comentario de la cobriza. Una risita tímida salió de sus labios, reacción corporal que Nanoha reconoció como aceptación a su propuesta. El destino le sonreía, tenía al objeto de su venganza contra la persona que le arruinó la vida.

¿Acaso era cierto lo que pensó cuando conoció a Hayate? ¿Acaso Hayate era un ángel? Todo estaba yendo sobre ruedas en esas pocas horas desde que conoció a Hayate. Como agradecimiento a Hayate por todo lo que hizo por ella. Haría la mejor venganza contra Precia.

— ¿Podemos vernos en otra ocasión? — Preguntó para cerciorarse de que la tenía en la red.

— Claro. Me encantaría. — Sonrió. — ¿Qué te parece pasado mañana, aquí mismo?

— Por supuesto. ¿A qué horas?

— ¿Mediodía?

— Aquí estaré puntual.

Fate le sonrió y estuvieron platicando un rato más, hasta que la rubia se despidió ya que se le haría tarde para llegar a su casa. Nanoha se despidió de ella, no sin antes volver a corroborar el día y la hora. La vio alejarse, sonrió triunfal, parecía que su encanto no había desaparecido, y eso era muy bueno para ella.

— ¿Cuánto más piensas seguir ocultándote? — Dijo mirando hacia un árbol que había cerca se ahí.

— ¡Veo que tienes muy buenos dotes de la mentira y para saber si te espían! — Exclamó la peli rosa bajándose del árbol en el que estaba.

— Es lo que se aprende en prisión. Y ahora veo que es muy útil en la vida cotidiana.

— ¿Que planeas hacer?

— Uhm. Al inicio planeé averiguar dónde vivía Precia, entrar a su casa y dispararle a quema ropa. Pero al conocer a Hayate se me ocurrió otra manera. — Explicó con mucha tranquilidad.

"Es mi culpa..."

Hubo un silencio abrumador, Signum no dijo ni una sola palabra, sólo esperaba a que Nanoha le comentara lo que planeaba. Según lo que había visto, se daba una idea. Pero quería oírlo de ella misma.

— Luego pensé, en lo que Hayate me dijo... Y llegué al plan de abusar de las dos hijas de Precia. Pero eso sería muy cliché... Por eso he decidido... Enamorar a Fate Testarossa, enamorarla hasta el punto de no retorno y luego... Destrozarle el alma y el corazón. Quiero hacerla caer en el abismo en el que estuve yo. Que Precia vea día a día como su amada hija intenta suicidarse por esa terrible traición, y que al mismo tiempo, su hermana mayor, se sienta impotente ante el dolor de su hermana. Que sientan todo lo que sentí yo cuando injustamente me quitaron mi libertad.

Signum trago grueso ante lo que estaba escuchando. Eso era exactamente lo que su hermana Vita había intentado hacer hace algunos años. Recuerdos que creyó olvidados, volvieron a su mente y apuñalaron su corazón. Ella apoyo a su hermano en todo, y si hicieron daño. Pero la peor parte se la llevaron ellas. Vita sufrió mucho más que incluso la otra chica. Y ella por su parte sufrió al ver a su hermana en ese estado.

— Sabes Nanoha... Existe la posibilidad de que al intentar enamorar a Testarossa... Quien se enamore seas tú.

— En mi corazón ya no existe el amor. Así que dudo que haya algún problema con mi plan.

— Allá tú... Sólo ten cuidado con lo que haces... — Susurró rascándose la nuca.

Nanoha sonrió sinceramente, le agradaba la peli rosa, al igual que Hayate y Vita, en las pocas horas que llevaba de conocerlos, le habían demostrado lo que sus antiguos amigos y familia no le demostraron en años.

— ¡tendré cuidado! Además si algo sale mal. Sé que Hayate, Vita y tu estarán ahí para ayudarme. — Dijo sinceramente.

— ¡De acuerdo! Ahora es tiempo de regresar a casa.

— Claro. — Exclamó comenzando a caminar junto a Signum. — Dime Signum... ¿Desde hace cuando estas saliendo con Hayate?

— Llevamos varios años ya. Quizá el mismo tiempo que estuviste en prisión.

— ¡Vaya! Hayate tuvo suerte al encontrar a alguien como tú.

— No soy la mejor persona, eso lo sé, pero trato de hacer lo mejor en la relación. Así he logrado hacer feliz a Hayate en todo este tiempo.

Siguieron su caminata hasta la casa, mientras caminaban pasaron cerca de dos chicas que pasaban por ahí conversando, Nanoha por instinto giro su vista para ver a las chicas. Una era rubia, una chica de unos 14 años tal vez. La otra era castaña de unos 15 años, y era más alta que la rubia.

— ¿Pasa algo Nanoha?

— ¿Eh? ¡No! No es nada. — Dijo volviendo a andar.

Caminaron un poco más, hasta llegar a la casa en donde Hayate les estaba esperando junto a Vita.

— ¡Llegan tarde! ¿Dónde han estado? — Preguntó Vita, dando un bostezo.

— Tuve un pequeño encontró con Fate Testarossa. — Dijo la cobriza, captando la atención de ambas chicas.

— ¿El plan ha comenzado?

— Si, pronto... Precia estará hundiéndose en el abismo de la desesperación.

— ¡Bueno, cualquier cosa cuenta con nosotros para ayudarte! — Dijo Hayate guiñándole un ojo a Nanoha.

Nanoha asistió con la cabeza, giro su vista hasta Vita, la pequeña la estaba observando mucho. Abrió la boca para decir algo, pero la peli roja se adelantó.

— Pues, lo primero sería que cambiaras esas fachas que tienes. Arreglaré un poco, si tu plan es lo que estoy pensando, no querrás encontrarte con esa chica, yendo vestida así.

— ¿Eh? — Se comenzó a observar ella misma, Vita tenía razón. La ropa que andaba puesta ya no daba para más. Su pantalón y camisa estaba un poco rasgados, además su cabello era un solo desastre, y su cara estaba bastante moreteada. — ¡Tienes razón! Tengo que echarme algo para los golpes y aruñones de mi cara. Y también conseguir ropa.

— ¡Nos encargaremos de eso! — Exclamó la castaña. — Pero será después de comer, así que adentro.

Todas asintieron para después entrar a la casa, cada uno de ellos tenían algún pensamiento en la mente. Pero concordaban en algo, y eso era la venganza hacia Precia Testarossa.

Nanoha: "Con esta tranquilidad, todo empieza a resplandecer"

Hayate: "La voz de un ángel susurra"

Signum: "Tomando agilidad, para poderte complacer"

Vita: "Es mi culpa..."

CONTINUARA.