Capítulo 1: Sueños imposibles.

(Voz de Seth)

"Creo que aquí hay algo de rastro." Dije mentalmente a Embry que estaba a unos… 500 o 600 metros al norte, un poco separado de mí para cubrir un campo mayor.

"Sí, por aquí también tengo un rastro." Me dijo. "Creo que es un poco fresco."

"El mío podría tener como 3 días." Afirmé.

"Unas horas diría yo." Me dijo él.

"Ahora mismo voy." Afirmé.

Era raro, hacía ya casi 4 meses que llevábamos buscándola, llevaba alejada casi 7, y eso era lo que llevábamos buscándola.

"Seth, me parece que se acerca a la reserva." Me dijo Embry mientras yo corría con fuerza.

Igual ha vuelto!" Dije esperanzado.

Era raro, pero desde que había vuelto para acabar con el vampiro de su sótano sin que nadie la viese acercarse ni entrar siquiera en los terrenos no habíamos vuelto a captar su rastro lo más cercano de la reserva, de hecho, había desaparecido hacía unos 6 meses hasta hacía como unas semanas que unos lobos nos habían dado una pista con sus aullidos quejándose de que había algo quitándoles la comida en la parte que limitaba con Idaho y Canadá. Ahora llevábamos todo este tiempo siguiéndole el rastro por los tres países hasta llegar por el curso de Ozette hasta las inmediaciones de la reserva.

Y fue justo allí donde nos recibieron dos lobos grandes.

"¡Embry, Seth!" Nos gritó la mente de Quil saltándonos al centro de ambos y luego sobre Embry derribándolo mientras Jared me cortaba con Sam el paso.

De pronto se destransformaron todos y Embry y yo hicimos lo mismo.

"¿Qué hacéis aquí?" Nos dijo Sam con un tono algo seco.

"Hemos seguido su rastro." Le dije. "Se adentra en la reserva."

Entonces les vimos mirarse los tres unos a los otros.

"¿La habéis visto?" Dijo Embry sorprendido.

"Es algo largo de contar." Afirmó Jared.

"Estuvo aquí hace tiempo." Nos dijo Sam. "Es… no sabemos cómo pero se ha colado varias veces en vuestras casas. Pensábamos que os estaba buscando."

"¿Ha estado aquí hace poco?" Le pregunté.

"¿Volveréis si os lo decimos?" Me dijo Sam.

"Tenemos que encontrarla." Afirmó Embry.

"Estuvo aquí hace unas horas." Nos dijo Quil. "Estuvo viendo a Billie y a vuestras madres. Seth, tu madre por poco se muere de pena cuando te fuiste."

"Ya me disculparé cuando la tengamos de nuevo con nosotros." Dije.

"Es…" Dijo Quil.

"Eso no va a ser tan fácil." Dijo Jared. "Dice que el vampiro que le impedisteis matar se ha unido a otros tipos y que la andan persiguiendo."

De pronto, otro lobo; no, una loba que me saltó encima y se puso a morderme antes de destrasformarse en mi hermana y ponerse a pelear conmigo.

"¡Serás imbécil, anormal, descerebrado…!" Me gritó mientras nos peleábamos y rodábamos mientras yo intentaba separarme de ella. "¡Nuestra madre ha estado a punto de morir de pena!. ¡¿Cómo se te ocurre largarte así, anormal?!. ¡He tenido que volver, todo este tiempo sin trasformarme para nada porque como ahora al señorito no le daba la gana quedarse me he tenido que volver yo para cuidar de nuestra madre!"

"¡Oye, no me hables así!" Le contesté yo. "¡Tú fuiste la primera en largarte con viento fresco!"

"¡VALE YA LOS DOS!" Rugió Sam separándonos. "Leah ¿recuerdas si os dijo algo a tu madre y a ti de a dónde iba ahora la otra chica-lobo?"

"¡A ti te voy a decir nada!" Le gritó mi hermana dándole una patada que hizo que la soltase. "¡Yo solo estoy aquí para ayudar a mi madre, y ahora déjame matar a este insensible!. ¡¿Sabes lo que es tener todos esos mensajes para ti, anormal?!. ¡Ni mamá ni yo somos tus criadas!"

Un momento. ¿Mensajes para mí?

"Leah." Le dije sujetándole las manos y llevándome una patada. "¿Qué mensajes?"

"Alex ha mandado un montón de postales sin remitente desde que os fuisteis." Nos dijo Sam. "Y las llamadas a las tantas sin que dijesen nada, pensamos que es posible que ella quisiera ponerse en contacto de algún modo con vosotros."

De pronto pareció que se abría el cielo ante mí. Alex, no se había olvidado de mí, había estado intentando contactar con nosotros, con Embry y conmigo.

De pronto, Quil me mostró una cosa que llevaba encima y la cogí al vuelo para ver una foto de una puesta de sol.

"Una puesta de sol por cada puesta de sol que nos hemos perdido." Decía escrito con una letra que conocíamos en la parte de la foto. "Las cosas no están yendo tan mal, pronto veremos una de verdad."

"Te la han dejado esta misma mañana." Me dijo. "Iba a dejártela luego, pero no pensé que fuese a verte antes."

"¿Es mía?" Le dije.

"No, vuestra." Me dijo Jared señalando al sitio donde ponía el destinatario donde se leía claramente mi nombre y el de Embry.

Aquello estaba bien, eran esperanzas.

"Os han estado llegando de esas durante todo este tiempo." Me dijo Sam. "Vuestras madres las están almacenando en unos cajones a la espera de que volváis."

"Un momento, si se ha ido hace poco eso significa que igual podemos volver a pillar el rastro." Dijo Embry. "Aún hay esperanza."

(Salto espacio-temporal)

(Voz de Alex)

"¿Ya estás contenta?" Me dijo Nathan cuando regresé a nuestro escondite.

"Nat." Le dijo Jaques suavemente antes de mirarme a mí. "¿Les has visto?"

Sacudí la cabeza ocultando mi tristeza.

"Parece que siguen en paradero desconocido." Les dije. "Les he dejado un par de detallitos, pero… me hubiese gustado más poder dárselos yo."

"Eres una sentimental." Me dijo Marianne jugueteando con mi foto de los chicos de la reserva mientras Moira miraba de nuevo la foto de mis hermanos.

Con un movimiento apenas superior a una ráfaga de aire me volví a apropiar de las dos fotos dejando a ambas quejándose y lloriqueando.

"Eso os pasa por ir a vuestra bola." Les dijo Louie. "Sabéis que no le gusta que le toquen sus fotos. Y tú, Alex querida… deberías controlar mejor tu humor, recuerda que somos compañeros."

"Lo siento, es… son lo último que conservo de ellos." Me disculpé. "Perdón Marianne, Moira."

"¡¡¡Yaaaaw!!!" Exclamó Moira con uno de sus arranques infantiles abrazándose a mi cabeza. "¡¡Qué mona!!"

Ya estaba acostumbrada a ella, entre las tres chicas se habían empeñado en vestirme con ropitas de vestidos, faldas y hacerme más femenina. Había aprendido a pelear, a correr, a defenderme con faldas y vestidos. Lo de los tacones era ya algo más difícil, pero había conseguido hacerlo también.

"Moira, oye, tienes que hacerme un favor." Le pedí cuando se distrajeron los chicos.

"Oye, con nosotras no cuentes, ya nos la hemos jugado ayer cubriéndote las espaldas para que fueses a ver aquel acantilado." Me dijo Marianne.

"Moira, por favor, es importante." Le dije susurrando.

"Es que... no quiero que Jacques se enfade conmigo..." Me dijo.

"¿Ni siquiera si te dejo vestirme de muñequita?" Le dije.

La vi morderse el labio dudando y debatiéndose, y entonces me decidí y le di el toque de gracia.

"Y además te daré el bolso ese de Prada que me encontré." Le dije. "El de ante blanco que tanto te gusta."

"Vale, pero solo una hora." Me dijo.

"Una hora solo, lo juro." Le dije levantando una mano y cogiendo su meñique con el mío enlazados para sellar el trato. "Te doy el bolso cuando vuelva."

"¿Que has ido a bañarte te viene bien?" Me dijo Moira.

La verdad es que no había manera más fácil de conseguir lo que quería de aquellas chicas, al menos Moira y Jackie se movían por las compras y la forma más fácil de chincharlas era robarles las tarjetas o incluso vestirme de chico o regresar con un vestido sucio o deteriorado.

(Salto espacio-temporal)

"Malditos tacones..." Murmuré cuando se me volvió a enganchar un tacón en una raíz.

Al final, Moira me había vuelto a vestir con un vestido de 'muñequita' gótica, con faldas largas y tacones casi de aguja, los que más me costaba llevar; así que, gracias a mi astucia había acabado encontrando la forma de llevar las faldas esas góticas hasta los pies sin que me viesen ni rajándolas para acortarlas y evitar pisarlas; todo gracias a un lazo, ataba la falda a la altura de la cadera baja y así me quedaba más corto y me permitía correr mejor, me quité los tacones, con eso de que tenía prohibido trasformarme para no dejar rastro y yo sabía que llevaban razón, me veía obligada a atarme los tacones a aquel 'mondongo' en la falda.

"Mucho mejor." Dije lista para correr mejor.

Así, pronto llegué a la casa de los Black donde supe que Billie dormía. Podía oír su respiración calmada, así que simplemente me fui a la mesa de la cocina y me dispuse a dejar una caja de magdalenas dietéticas en la mesa.

"¿Qué haces aquí?" Me dijo una voz tras de mí haciéndome colgarme de unas vigas del techo como prevención. "La hos..."

"Dios, Jacob." Suspiré. "¿Qué haces aquí? Me has dado un susto de muerte..."

"Eso mismo me pregunto yo." Me dijo. "¿Quién eres y qué haces aquí, vampira?"

¿Tanto había cambiado en estos meses?

"Solo le traía a tu padre una remesa de magdalenas y pastas sin azúcar." Le dije medio susurrando. "Siempre se las mando, para que no se compre de las normales y no le vuelva a subir demasiado la glucosa, sé que le encantan las pastas que le hacía."

"¿A... Alex?" Me dijo como dudando. "¿Eres tú?"

Era peligroso hablar con ellos, apenas sí había hablado con Sue y con la señora Call, pero porque eran humanas, madres de Seth y Embry y merecían una explicación cuando les dejaba las cartas en mano. Ningún vampiro les preguntaría a ellas por mí.

"¡Dios, todos te andan buscando como locos!" Me dijo en un tono que hizo que le amordazase.

"¡Shhhh!" Le avisé. "No grites, no quiero que sepan que he vuelto. Compréndeme, no quiero que ningún vampiro sepa que estoy por aquí."

Con suavidad inusual en un lobo macho, más aún uno joven como él, asintió por lo que con un poco de recelo, retiré la mano suavemente de su boca.

"¿Dónde te has metido?" Me dijo susurrando de nuevo. "Dios, cuando esos bestias te raptaron pensamos que..."

"Actuaron mal, pero en realidad querían salvarme de mis hermanos." Le dije. "Los gemelos utilizaron un dardo sedantes para osos para dormirme y llevarme a casa en contra de mi voluntad, esta gente me recogieron y me han estado protegiendo y enseñando."

"¿Vampiros?" Me dijo mientras yo oía aullidos en las montañas.

"Jacob, no tengo tiempo, me están cubriendo las espaldas, tenía una hora y ya falta poco." Le dije.

Entonces me sujetó la muñeca.

"¿Y qué hay de Seth y Embry?" Me dijo. "Te están siguiendo la pista. Según Quil les vieron esta mañana, poco después de que en teoría te vieron a ti."

Eso me dejó congelada en el sitio.

"Seth... Embry... " Murmuré. "¿Están... han vuelto?"

"Te han seguido el rastro hasta aquí." Me dijo. "Están improntados de ti, no van a parar de buscarte, día y noche."

Aquello era un problema, uno muy grande.

"Tengo que irme." Le dije avanzando a la puerta.

"Yo tampoco creo que sea bueno lo que tienen contigo, pero me jode mucho más verles darse cabezazos y siendo 'jóvenes huidos' entre los nuestros."

Me mordí el labio, apuesto a que Jacob solo había visto mis ojos y mi contorno, como mucho lo que llevaba, pero dudo que me hubiese visto cómo iba de verdad.

"Jacob, necesito que te encargues de algo." Le dije. "Tengo tu número, intentaré que me lleven a Forks o Port Angels en unos días, te llamaré cuando lo tenga seguro, necesito que les pases un mensaje a esos dos."

"No quiero que les hagas más daño aún." Me dijo.

"Jacob, por favor." Le pedí.

Volvía a romper una regla más; los vampiros, nunca, jamás, pedían nada casi rogando; sin embargo, esto era importante.

(Salto espacio-temporal)

(Voz de Louie)

"¿Dónde está Alex?" Pregunté cuando llegué a la cueva.

"Ha ido a darse un baño." Me dijeron las chicas.

"¿Y por qué no ha ido nadie con ella?" Pregunté.

"Ya sabes cómo se pone con lo de tener a alguien pegado a la espalda cuando se asea, no ha dejado ni a las chicas." Me dijo Nathan jugando a las cartas con Jaques y con las chicas.

"Debería haber ido alguien." Insistí.

"Ya, Louie." Me dijo ella apareciendo tras de mí con el pelo húmedo. "Solo he ido a asearme, es de mala educación molestar a una dama mientras se asea ¿recuerdas?"

"Vaya, otra vez con faldas largas." Le dije reparando en ese detalle.

"Me apetecía cambiarme." Afirmó ella. "Además, perdí una apuesta con alguien y me tocó lavarme la cabeza así."

"Moira." La llamé.

"Es que esta tarde me apetecía probar algo nuevo." Me dijo sonriendo. "No me negarás que no le queda bien."

"Ella nunca pierde contra ti en las cartas." Objeté.

"Creo que colocó las cartas." Me dijo Alex yendo a sentarse en su rincón. "Pero claro, no tengo pruebas."

"¡Joooo, no me digas esas cosas!" Se quejó Moira.

Aquello era raro, pero perfectamente normal; Moira no era conocida precisamente por su juego limpio al poker o al black jack, podría habérsela colado a la chica.

Suspiré antes de ir a sentarme con ella.

"Louie, estaba pensando... ya sabes que no soy muy de falditas, y estoy comenzando a necesitar ropa interior nueva." Me dijo. "¿Crees que sería demasiado riesgo si voy a comprar a algún sitio?"

"Podría encontrarte alguien." Le dije. "No te conviene que se dé la voz de alarma."

"No me verá nadie, lo prometo." Me dijo. "Y podríamos hacer una salida rosa, como en Europa. ¿Qué me dices? Las chicas solas, siendo cuatro nos protegeremos bien ¿no?"

"Está bien... ¿dónde pensabas ir?" Me rendí.

"Había pensado que Port Angels sería menos arriesgado que Forks." Me dijo. "He comprobado los vampiros de la zona, se han ido; además, Port Angels es suficientemente grande para pasar desapercibidos, hay un colectivo gótico creciente, no se darán cuenta de que estamos."

"Está bien, pero al menor signo de peligro os volvéis." Le dije.

"Claro." Me dijo apoyando la cabeza en mi hombro un segundo con una sonrisa.

Era curioso, no era más que un gesto de confianza, en esos meses habíamos conseguido ganarnos su confianza; sin embargo, no podía evitar sentir que algo iba mal con ella.

Desde que estaba con nosotros, incluso por Europa, llevaba tiempo demasiado seria, apenas se reía y eso no era muy bueno.

"¿Tanto te apetece ir a ese pueblo?" Le susurré suavemente.

"¿A qué viene eso?" Me dijo levantando la cabeza e incorporándose.

"No hace falta ser telépata para ver que no estás bien del todo." Le dije. "Acabas de medio sonreír, eso te lo reservas para cuando algo te hace feliz."

"Es que me gustaba ese sitio." Me dijo como dudando. "Tengo buenos recuerdos."

Su gente, estaba claro que les echaba de menos.

"Si quieres te acompañaré a las compras." Le dije.

"Como quieras, pero igual te aburres con nosotras." Me dijo volviendo a apoyar la cabeza solo que esta vez contra la pared. "Ya sabes cómo se ponen las chicas con los vestidos y las faldas."

Ahí había algo que no me acababa de oler bien, sin embargo, estaba claro que había formas de hacer las cosas.

"Está bien, haced una salida rosa, pero solo si te comprometes a ir con faldas." Le dije.

"Ya, como siempre." Me dijo. "Eso creo que no hacía falta ni decirlo..."

No, lo de las faldas era más bien un capricho de Moira, Marianne y Jackie, pero la verdad es que venían genial para evitar que Alex se trasformase o incluso que huyese a toda velocidad.

(Salto espacio-temporal)

"Louie, supongo que ya sabrás para qué quiere ella una salida rosa ¿no?" Me dijo Balthazar cuando Alex se puso a echarse su siesta diaria donde dormía puesto que no era una vampiro del todo y aguantaba sin dormir más que el resto de mortales pero aún no era capaz de quedarse sin dormir durante tanto tiempo.

"Ha vuelto oliendo a chucho." Afirmó Jaques suavemente. "Pero ya sabemos todos que ha ido a dejar unas postales a la reserva."

"Ya, pero no la ha visto ningún licántropo salvo la chica-lobo." Dijo Balthazar.

"No sé, no me siento bien haciéndola creer que no la vigilamos y..." Comenzó a decir Jackie un poco apenada.

"Hay que cuidarla, recordad que por poco la tiene con uno de los perros de presa de los Vulturis." Les dije.

"Eso por no contar con los tipos que ha matado." Dijo Nathan. "¡¿Qué?! Es la verdad, que a mí luego me toca limpiar lo que ella mancha."

"El caso es que vais a ir a comprar." Les dije. "Las chicas os váis y nosotros nos encargaremos de dejar el perímetro por aquí limpio."

"¿Por qué no os váis a cazar?" Nos dijo Moira. "Necesitáis alimentaros y nosotras nos las arreglaremos bien; somos 4 hembras y ella no es precisamente de las que convenga enfadar siendo enemigo."

"Sí, que aún recuerdo los mordiscos que me metía." Afirmó Nathan.

"Eso es porque eres un bocazas, Nat." Le dijeron las chicas salvo su pareja.

La verdad es que me suponía a qué venía ese súbito interés por comprarse unos pantalones; vale, llevaba tiempo queriendo comprarse un par, pero ya parecía haberse acostumbrado de maravilla a las faldas y vestidos que le habían conseguido las chicas, llevaba el look de lolita gótica y gótica, sobre todo el look de gótico-medieval que parecía haber nacido para ello. No, era evidente que lo que quería era escabullirse para algo, y conociéndola, me podía imaginar para qué "algo".