Hola a todos/as! Después de mucho tiempo fuera de FanFiction y de mi pasión por la escritura, vuelvo con una página totalmente renovada y con la idea de comenzar toda una nueva serie de fics distintos a cualquiera que haya escrito antes. Decidí inaugurar el estreno con este, uno especial que llevaba tiempo pensando, sobre Memorias de Idhún, una de mis historias de amor favoritas.Preparense porque va a ser largo y apasionante. Les deseo que lo disfruten! Eso si: no aseguro nada en cuanto a la diferencia de tiempo de presentación entre uno y otro capitulo, porque, como saben, estas cosas llevan tiempo si se quiere hacerlas bien, y además tengo una vida. Por otra parte, un poco de suspenso siempre hace bien ;)
Disclaimer: Todos los personajes y la trama básica alrededor de la cual gira la historia pertenecen a la autoria de Laura Gallego García.
GG
Tras despedirse de Shail por última vez, los cuatro dieron el paso que los llevaría lejos de Idhún, de vuelta a casa. No sabían qué les aguardaría allí. No sabían si serían bien recibidos en el mundo que una vez los había visto nacer, ni si sus hijos, nacidos idhunitas, podrían ser niños normales en la Tierra o, por el contrario, manifestarían poderes heredados de sus extraordinarios padres. No podían saberlo, pero, en aquel momento, no les importaba.
Regresaban a casa.
Poco tiempo después, a cientos de kilómetros de allí, dos ojos azules como el hielo se abrieron de repente, y Christian se incorporó de golpe.
"Victoria" pensó de inmediato.
El regreso
El Central Park de Nueva York estaba completamente desierto y silencioso, cuando sin previo aviso una gran espiral de energía se materializó de la nada en su interior. En el lugar donde antes había un sendero vacío, ahora se hallaban de pie cuatro figuras solitarias.
Jack y Victoria se miraron, desorientados. Estaban tomados firmemente de las manos, y Eva descansaba en brazos de la mujer, mientras Erik, inquieto, se sostenía de la mano de su padre. El viaje había sido instantáneo e imperceptible, pero aún así el miedo que habían sentido hacía sólo unos minutos todavía latía en sus corazones acelerados.
Tras unos momentos más, se soltaron. Victoria respiró hondo, y bajó la vista hacia Eva. La bebé dormía profundamente entre sus mantillas. Jack bajó la vista y tomó entre sus brazos a Erik. Lo miró con ternura, y después a su mujer.
- Hemos llegado -dijo con simpleza.
Victoria asintió.
-Lo sé. Ya ha pasado -dijo aliviada. Y sin embargo, una nota de profunda tristeza aún sonaba en su voz.
Jack lo captó, y no tuvo necesidad de preguntar. Pasado el susto, todas las emociones se habían derrumbado sobre ellos; Victoria estaba pensando en lo que acababa de dejar atrás, y Jack entendía perfectamente su dolor. Idhún había sido su hogar por mucho tiempo. El lugar donde habían nacido sus hijos. Atrás dejaban su casa, su bosque, sus amigos, sus seres queridos, y el mundo por el que tanto habían luchado, y que, a fin de cuentas, les había resultado hostíl, al punto de forzarlos a exiliarse... Y todo por el pequeño bebé que dormía en brazos de Victoria.
La hija de Christian.
Jack suspiró, profundamente. Sentía todas las emociones encontradas: la rabia, la frustración, la ira, la pena, la nostalgia, la tristeza... Y sentía las de Victoria, también. Pero no podía permitirse el lujo de detenerse a pensar en aquello en esos momentos. Ya tendrían tiempo para lamentarse. Ahora, debían encontrar un sitio seguro donde refugiarse.
Miró en torno, desorientado y confuso.
-¿Donde estamos? -preguntó. Victoria alzó la cabeza y se encongió de hombros.
- No sé.
- Parece... - el muchacho miró al cielo. Los árboles, los caminos trazados, todo muy silencioso. Pero más allá, percibió luces artificiales, y ruido de autos.
Sin embargo, el parque era enorme.
-Puedo transformarme, y echar un vistazo -sugirió. Pero Victoria negó con energía.
- No, eso podría ser peligroso. No sabemos donde estamos, y no debemos arriesgarnos a que nos vean.
-¿Por qué hemos venido a parar aquí? -preguntó Jack, confundido.
Victoria se encogió de hombros.
-Tal vez el hechizo fue demasiado para Shail, o simplemente nos envió aqui para que no pudieran rastrearnos. O tal vez fue lo primero que se le vino a la mente.
-¿Que sugieres, entonces? -preguntó Jack.
-Puedo teletransportarnos a Limbhad -dijo-. Ahora que estamos en la Tierra, puedo abrir un canal de paso hacia allá. Ahí estaremos seguros por el momento, y luego ya veremos que hacer.
Jack asintió.
-¿Estás segura que puedes contactar con el Alma? _ preguntó.
-Llevo mucho tiempo sin hacerlo, pero no he olvidado como -respondió la joven con decisión.
Jack se acercó más a ella, y abrazó con fuerza a Erik. Victoria suspiró y cerró los ojos. Se concentró en el Alma, la llamó, le prestó su energía. Se sorprendió un poco al sentir la dulce y cálida conciencia del Alma rozando su mente, porque al principio había pensado que tal vez no lograra contactarla, pero mostró su alivio al verla. El Alma le devolvió con un sentimiento parecido, y una gran sensación de alegría, mezclada con un sentimiento de bienvenida, la inundaron.
El Alma le abría los brazos, y se mostraba muy contenta de volver a verlos. Reconfortante y protectora como una madre, los recogió en su seno y los atrajo a su refugio secreto y apartado: Limbhad.
...
Sabía que era ella, lo habia sentido.
Christian caminaba apresuradamente por entre las calles de Nueva York. Se movía como una sombra, como un felino entre la multitud, apenas rozando a las personas que pasaban por su lado. Hacía un par de horas estaba sentado en el sillón de su departamento, casi a punto de dormirse.
Y de pronto, ese chispazo. Un chispazo de luz que se encendió en un rincón de su mente, repentino, pequeño, pero poderoso como una hoguera. Una sensación cálida, que lo trajo de vuelta a la realidad como un choque de energía. Estaba seguro: era Victoria.
Era ella.
El anillo de Victoria lo estaba llamando, y eso sólo podía significar una cosa: estaba en la Tierra. Y aún más, la posición del lugar donde estaba le había sonado muy cercana. Su mente hacía conjeturas rápidas, apresuradas. ¿Por qué Victoria estaba en la Tierra? Y si ella estaba, de seguro Jack y Erik también... ¿Pero por qué habían aparecido tan cerca? ¿Y por qué se habían alejado, minutos después, al punto que ahora le costaba encontrar su contacto? ¿Les habría sucedido algo malo? Se concentró en las sensaciones que le transmitía Shiskatchegg, pero no eran negativas; al contrario, eran de calma y tranquilidad.
Siguió caminando veloz, sorteando gente, y apretando los puños dentro de los bolsillos de su saco. Pese a todas las dudas que tenía, y las preguntas, sólo había una que era la más importante: ¿Por qué había vuelto a la Tierra? La última vez que la había visto, Victoria se había negado de plano en ir allí. Tenía su familia, su casa, su vida en Idhún... ¿Y ahora de repente iba a la Tierra? No había pasado ni un año entero, aún... Hacía poco tiempo había percibido señales de Shiskatchegg alarmantes, lo cual le había supuesto que Victoria estaba en algún peligro. ¿Sería esa la razón de que ahora estuviera en la Tierra? ¿Acaso había sucedido algo en Idhún y ella había huido?
Christian frunció el ceño, pensativo, y siguió manteniendo firme el rastro del Shiskatchegg en su mente. Era como un hilo, un hilo muy fino, pero palpitaba en su conciencia guiándolo hacia el lugar donde horas antes había sentido reanudarse el lazo con Victoria. Seguramente, el lugar donde ella había aparecido. Solo sabía que tenía que llegar lo más rápido posible; Victoria podía estar en peligro.
Era curioso que tuviera tal suerte de que fuera allí, en Nueva York, justamente cuando él se encontraba ahí. Las últimas dos calles que recorrió, las recorrió casi corriendo, porque sentía el lazo instensificarse. Se detuvo bruscamente cuando se topó con un muro de árboles. "Central Park" pensó. Era bastante irónico. Corrió y se deslizó como una sombra por entre los árboles, los caminos, los senderos. Se concentró en su instinto... y este lo guió directamente al lugar correcto. Lo supo porque además del lazo, sintió el olor, y se lo gritaron sus propios sentidos: ese lugar olía a dragón.. y a unicornio.
Se detuvo, tranquilamente, y observó pensativo la marca negruzca que había aparecido en el suelo, debajo de sus pies. El lugar donde Victoria, Jack y su familia habían aparecido. La marca de una Puerta interdimensional.
Suspiró.
No estaban allí.
Pero era obvio que habían estado... Y no hace mucho. Christian desvió la vista y frunció el ceño. ¿Adonde irían, una vez en la Tierra? Tendrían que buscar un lugar para quedarse, un refugio. ¿Pero donde?
Levantó la cabeza y contempló la noche, oscura. Había algunas estrellas. Muchas, para una noche newyorquina, pero no había Luna. Era una noche oscura, sin Luna.
Sin Luna...
Un foco de entendimiento se prendió de pronto en su mente, y entrecerró los ojos.
"Limbhad".
...
La pequeña familia apareció en un bosquecillo muy familiar, no lejos de la gran casa. La eterna noche de Limbhad estaba plagada de estrellas y ausente de luna. Jack y Victoria corrieron hacia La Casa de la Frontera, felices y aliviados de verla al fin, y entraron con los niños.
-Limbhad... otra vez -dijo Jack, visiblemente satisfecho. Victoria sonrió.
Una vez que entraron, dejaron las cosas y echaron un vistazo. En la casa no había luz, y todo estaba muy tranquilo y silencioso. Los muebles, el piso, todo estaba cubierto por una fina capa de polvo, y tenía aspecto abandonado.
-Hemos pasado mucho tiempo fuera -comentó Victoria.
Jack asintió, y dejó en el suelo a Erik. El niño miró a su alrededor sorprendido, pero no parecía asustado. Victoria le pasó Eva a Jack y desenfundó el Báculo de Ayshel de su espalda.
-He de renovar la magia de este lugar. Así tendremos luz, agua caliente, y todo lo demás... Puedes ir a dejar a los niños a la habitación, si quieres -agregó-. Les hará bien dormir un poco más.
Jack asintio y desapareció en el pasillo, llevando consigo a sus dos hijos.
Poco después, la casa entera se iluminó con un suave resplandor. Fue como si volviera a la vida de repente, luego de un largo sueño. Jack, en su propia habitación, sonrió. Dejó a Erik sobre la cama, y este se hizo un ovillo, durmiéndose casi instantáneamente. Era sorprendente lo poco que parecía afectarlo todo lo que sucedía a su alrededor, como si tuviera un mundo aparte. Por otro lado, Eva permanecía despierta y silenciosa, y aunque no se inmutó cuando Jack la depositó cuidadosamente sobre la cama, tampoco se durmió.
Jack la contempló, pensativo y cansino. Los ojos azul hielo de Lune le devolvieron una mirada profunda, llena de inteligencia. Le recordaba mucho a Christian, pero era hermosa, y la amaba como si fuera suya. Aún le costaba entender que, por el simple hecho de que ella existiera (ella, a quien sus padres consideraban otro milagro) estuviesen allí ahora, exiliados de su propio mundo. Apenado, le rozó una mejilla con la yema del dedo, y le sonrió con tristeza.
-No es tu culpa, Eva -le aseguró, como si ella pudiera entenderlo-. No es tu culpa.
En respuesto a sus palabras, Eva dió un gran bostezo y se giró entre sus mantillas, cerrando los ojitos. Poco después, estaba profundamente dormida.
-Son hermosos, ¿no es verdad? -comentó la suave voz de Victoria entonces. Jack se giró y la vió, apoyada de costado sobre el marco de la puerta.
-Si, lo son... Y son nuestros. Nuestra familia -respondió él.
Victoria se acercó silenciosamente y le rodeó con los brazos.
-Y debemos protegerlos... Por eso hemos venido aquí. No debemos olvidarlo.
-Si.
Ella cerró los ojos y reposó la cabeza en su hombro. Su cara estaba contraída en una mueca de profunda tristeza.
-No es justo -dijo solamente.
-No, no lo es -respondió Jack, frunciendo el ceño.
Ambos se quedaron un rato abrazados, sin moverse, sintiéndose el uno al otro y conectándose, tratando de aliviarse, de contenerse, de darse amor. El silencio infinito de Limbhad era reconfortante, y las acompasadas respiraciones de los niños los mantenían como en un sopor, brindándoles calma. Aún asi, Jack podía sentir el dolor y la pena de Victoria como si fuera suya, y ella percibía cada uno de los sentimientos de él. En ese abrazo cálido se transmitían uno al otro todos sus confusos sentimientos, pero también se daban apoyo.
Pasó un tiempo antes de que un ruido sordo proveniente de afuera y un leve, casi imperceptible, cambio en el aire mágico de Limbhad, los sobresaltara. Para Victoria fue como una suave ondulación, para Jack como una alarma que se activó en el fondo de su ser; el dragón lo alertaba. Y conocía muy bien esa sensación... Era la sensación de cercanía de un shek. La sensación de cercanía de Christian.
Ambos se miraron, sorprendidos, pero en intercambio de una mirada de entendimiento.
Salieron enseguida hacia el exterior, y allí, en medio de la oscuridad de la noche, la figura oscura e inconfundible de Christian los miraba con fijeza.
Bien, este es el primero, espero que lo hayan disfrutado! Pueden dejar un Review para expresar emociones, críticas y sugerencias. Hasta la próxima! Y recuerden: siempre en contra del plagio.
GG
