Vale. Eh...lo primero...¡Primer fanfic de TBBT en español! =D A ver si esto abre la veda ^^ Lo segundo: Sí, es un S/P. Sé que probablemente esta pareja nunca ocurrirá en la serie, pero, en fin, para eso están los fanfics ¿no? Para escribir lo que sueñas ver en las historias que te gustan. Sólo espero que Sheldon esté escrito suficientemente bien (Ese es el porblema con esta pareja. Ya es un paso fuera ddel personaje que esté en una relación, para empezar xD).
He aquí el prólogo. Subiré el primer capítulo en un par de días.
¡Leed, disfrutad y dejad reviews sólo si os apetece!
Prólogo
Cualquier persona que hubiera conocido al doctor Sheldon Cooper en 2007 y no hubiera vuelto a entrar en contacto con él ni a saber nada de su persona hasta siete años después, habría creído que alguien le estaba gastando una broma (y además una broma muy evidente) al ver el anillo de casado que el físico llevaba entonces en su dedo.
¿Sheldon Cooper casado? Venga ya ¿no era algo así como un robot?
¿Sheldon Cooper casado? ¿Pero no era asexual?
¿Sheldon Cooper casado? ¿Quién iba a aceptar un contrato que le uniera a un chalado de aquel calibre durante toda una vida?
¿Sheldon Cooper casado? ¿A qué cámara había que mirar, y cuando se emite esto en la tele?
Entonces, amablemente, una mujer a la que la mencionada persona no conocía, le habría cogido del codo y con una sonrisa desafiante, habría respondido:
¿Sheldon Cooper un robot? Podía parecerlo. Pero eh, mira cómo acabó Robin Williams en el Hombre Bicentenario.
¿Sheldon Cooper asexual? Había creído serlo. Su tiempo le costó que se diera cuenta de lo contrario. Y vaya si se dio cuenta.
¿Quién iba a querer casarse con Sheldon Cooper? Pues, anda, qué casualidad. Ella.
¿Una broma? No, aquello no se iba a emitir por televisión y podía dejar de mirar hacia todos los rincones de la habitación porque no había ninguna cámara. A lo que sí podía mirar era al anillo en su dedo. ¿Convencido ahora?
Y podía dejar aquella sonrisa condescendiente, porque si volvía a reírse de su marido de aquella forma, ella, Penny Cooper, iba a encargarse personalmente de que se tragara sus palabras.
Sí, Sheldon Cooper manteniendo una relación romántica con alguien era una hipótesis más improbable que la de que en el centro de la Tierra hubiera una fundición de enanitos verdes que se encargaban de calentar la lava con fuelles. Pero nadie había llegado al centro de la Tierra para comprobarla, así que…
Lo que fuera que hizo que Sheldon pasara de pensar que el contacto físico y emocional era una cosa que sucedía a otras personas a hacerle un hombre casado y padre de familia, no llegó de repente. Tardó siete lentos y pacientes años en construirse. Una ameba no pasó a ser un tiranosaurio en un día. La evolución requería tiempo. Y mucho trabajo.
Primero, Penny le provocó indiferencia. Luego, condescendencia. Interés por su particular modo de vida. Comodidad. Diversión. Amistad. Interés por ella. (Nunca admitida entonces) fascinación. Amistad de verdad. Algo parecido a cariño. Amistad más profunda. Una extraña mezcla de síntomas que quiso relacionar con alguna patología estacional. Reacciones bioquímicas. Y, por último, las mismas reacciones bioquímicas, más intensas, bajo otro nombre más poético que él se negó a admitir durante mucho tiempo.
El tema del contacto físico había sido bastante duro. La primera vez que ella le dio un beso en la mejilla, producto de un ataque de euforia por haber conseguido un papel en una obra con el que había estado soñando meses, reaccionó como si alguien acabase de soltar una bomba atómica a su lado (¡Gérmenes! ¡Peligro! ¡Espacio personal invadido!). Pero poco a poco, se fue acostumbrando a que algunas partes de su cuerpo se tocaran. Una mano en el hombro, una caricia en el antebrazo, un abrazo, las rodillas tocándose cuando estaban sentados el uno al lado del otro…Su tolerancia con Penny fue pasito a paso, pero sin detenerse nunca.
El primer beso fue torpe. Muy torpe. (¿Qué había qué hacer exactamente con la lengua? ¿Hacia dónde tenía que girar la cabeza? ¿Cuánto tiempo tenían que estar así?) Y de la primera vez que…en fin, tuvieron relaciones, Sheldon Cooper prefería no acordarse. Extraño, y terriblemente incómodo. Al menos, para él, por mucho que Penny supiera comprender que, en ese tema, era especial. Es decir ¿qué se podía esperar de la primera vez de un virgen de casi treinta años que hasta hacía muy poco despreciaba el contacto físico? Se había involucrado lo máximo que se le podía pedir a alguien en esas condiciones. Pero lo máximo de entonces estaba lejos de lo satisfactorio, lo satisfactorio lejos de lo realmente bueno, y lo bueno de lo excelente.
Afortunadamente, Penny había sabido ser terriblemente paciente y el doble de comprensiva. Para ser tan lanzada con el resto de sus relaciones, con él había sabido acomodarse a su ritmo, sin presionarle, consiguiendo que mejorara cada vez un poco, pero nunca pidiéndole más de lo que podía ofrecer. Sin ese apoyo, seguramente Sheldon se habría dado por vencido ("Estoy demasiado evolucionado para reproducirme con homo sapiens") y se habría encerrado de nuevo en su coraza.
Y cuando por fin consiguió disfrutar de aquel aspecto de la vida como cualquier otro ser humano…Oh, Señor, cómo lamentó no haberlo experimentado antes. Bueno, lamentarse en la medida que alguien puede lamentarse teniendo a una pareja inteligente (dentro de sus límites, por supuesto) y atractiva esperándole en casa.
Pronto su lado emocional (que empezaba a saborear el poder de una vez por todas) tuvo que vérselas ante el estricto jurado de su lado racional,que lo miraba con el ceño fruncido y un claro gesto de desaprobación. ¿Amor? ¿Otras personas? ¿Sexo? ¿Qué tonterías eran aquellas? ¿Cómo iban a ser esas cosas importantes en la vida de un ser superior como él?
Fue entonces cuando su lado emocional, tranquilamente, hizo traer una pizarra a la sala del juicio, le quitó la capucha a su rotulador y escribió una serie de simples equivalencias en la pizarra:
Estar con Penny = Placer = Relajación = Mente más clara = Mayor concentración = Mejor trabajo =Éxito =Premio Nobel.
Por lo tanto:
Estar con Penny = Premio Nobel.
Con esto, su lado racional quedó plenamente satisfecho ("Ah, bueno. Si ayuda a conseguir el premio Nobel…") y su lado emocional, satisfecho de sí mismo por su hábil uso de los trucos y el engaño; se retiró tranquilamente a gozar de su merecida victoria.
Una victoria que se prolongó lo suficiente como para dar lugar a un matrimonio, dos hijos y a toda una vida en común.
¿Sheldon Cooper un hombre de familia? Aquí están las pruebas.
