Si habia algo que completo la vida de okuda manami despues de teminar sus estudios y conseguir su trabajo elegido fue formar su propia familia, y no es porque pensara que una mujer nececita ser esposa y/o mama para sentirse realizada claro que no, si no que ella tuvo la dicha de encontrar un buen hombre con quien compartir su vida ademas de un hermoso hijo que llego un par de años despues, por ello no perdia oportunidad de pasar el mayor tiempo posible en casa, ya sea relajada viendo television junto a su esposo, jugando con su niño o llenandolo de mimos como hacia en ese momento, cuando vio que el pequeño bostesaba lo coloco en su cuna y despues de una nana este quedo profundamente dormido, con suavidad acaricio su cabello y noto que un mechon por mas que lo tratara de colocar en su lugar, parecia resistirse, la imagen del padre del niño le vino a la mente porque curiosamente el tenia el mismo "problema" capilar, eso hizo que soltara una risita, unos brazos la envolvieron su cintura tomandola desprevenida haciendo que diera un respingo.
-karma, me asutaste- le recrimino, la pelinegra.
-bueno estabas concentrada pensando asi que crei que esta era la mejor forma de llamar tu atencion-ella no necesitaba verlo para saber que tenia una sonrisa pintada en la cara- bueno y en que pensabas- pregunto despues de unos segundos de silencio.
-en que él heredo tu cabello- el hombre paso su mirada al infante dormido para luego colocarla en su esposa
-bueno, eso quedo claro despues de que saliera pelirojo- la mujer se limito a darse vuelta para estar frente al ojicobre y unir sus labios en un beso suave.
-no solo eso, pero espero que no saque tu tendencia a meterse en problemas, de cuando eras joven- el aludido solo le saco la lengua divertido y fue su turno de besarla, ya verian despues a quien de los se pareceriá mas en el futuro.
