Era pasada la media noche. Harry hacia la guardia en ese momento y Ron le acompañaba bromeando un poco para hacerle el paso del tiempo más llevadero. Hermione estaba acurrucada en su cama con todas sus mantas sobre ella. Estaba congelada.

Ya vencida por el frio decidió levantarse y quedarse un rato junto al pequeño fuego que intentaba entibiar la estancia. Llevaba sobre ella una manta gruesa y algo áspera pero que le daba algo de calor. De pronto pensó en el sol, en las tardes junto a sus amigos, en todos esos momentos alegres que estaban acompañados por una dulce y tibia sensación. Pensó en su casa, En sus padres. En como los extrañaba. Luego su mente la llevó volando a la madriguera. Recordó a Molly y su maternal tibieza, A Ginny y su risa contagiosa. Pero sobretodo recordó cada una de las veces que caminaba por el jardín junto a sus amigos riendo. Junto a Ron.

Una pequeña corriente de aire la hizo estremecer y se escondió toda bajo la manta.

-Maldito frio. ¿A qué hora pensarán venir a dormir para cerrar la tienda?- El frio le estaba cambiando el humor.

Escuchó una risa Al menos ellos sabían soportar ese maldito frio. Ellos. Quien iba a pensar esa primera vez que los vio mientras buscaba el Sapo de Neville que esos dos niños se convertirían es sus mejores y más preciados amigos. Pensó en todo lo que ya habían vivido. Trolls, perros de tres cabezas , basiliscos, dementores, etc. Pensó en Harry. Harry. Cuanto ya había soportado. Y Cuanto aún le tocaba por soportar. Ahora era un prófugo. Todos eran prófugos. Ella había notado sus cambios de ánimo y su cada vez mayor preocupación. ¿Y si no lograba vencer al señor tenebroso? ¿Y si salía lastimado? ¿Y si moría? Eso la aterraba.

-No puedo ser tan pesimista- Se decía sin sacar el rostro de entre la manta.

Imaginó el mundo mágico sin amenazas, sin miedos. Sería todo tan bello. Imaginó a todos como iguales. Sin prejuicios de sangre y nada. Imaginó Hogwarts libre al fin de amenazas. Sonrió. Mas, de pronto todo se volvió oscuro. Vio fuego, sangre, vio destrucción, caos. Vio mortifagos matando y rompiendo todo lo bello y puro que la magia podría dar. Vio a Harry muerto, roto. Escuchó gritos, vio luces verdes. Vio a Ron ensangrentado arrastrándose por el suelo.

-No- murmuró casi sin voz. Tenía miedo, nunca pensó que tendría tanto miedo. Temía por si misma claro. Su condición de sangre sucia le daba pocas posibilidades de sobrevivir si todo salía mal. Pero lo que realmente le aterraba era que les sucediera algo a los que amaba. Si le pasaba algo a Harry. Si le pasaba algo a Ron. A Ron. Temblaba de solo imaginar algo así. Si a él le sucedía algo ella ya no tendría nada más porque pelear. Aunque no sabía si él sentía la mitad de lo que ella sentía, para ella Ron era su mundo. Sin él ya no importaba nada más.

Se arrebujó más en la manta y una tristeza y un miedo incontrolable la embargó. Las lágrimas asomaron sin previo aviso. Sollozó abrazada a si misma. Temblando de frio y de temor.

-¿Qué pasa?- Sintió una mano en su hombro-Hermione. ¿Qué tienes?-

Sin que ella lo notara, Ron había entrado en la tienda. Se extraño de ver un bulto agitado junto al pequeño fuego, pero más se alteró cuando del bulto salió un sollozo. Rápidamente se acercó. Muy despacio, como si fuera un capullo que eclosionaba, del bulto fue saliendo una castaña cabeza. A Ron se le figuró que del capullo estaba saliendo una mariposa. La chica le miró con la cara bañada de lágrimas, con el cuerpo tiritando sin parar. Ron se abalanzó y le rodeó con los brazos, mirando fijamente sus ojos chocolate.

-¿Tuviste una pesadilla? Estas… estas temblando…-

-Tengo miedo Ron- Un nuevo sollozo le atrapó la voz.-Tengo miedo que todo acabe mal-

-No digas eso. Debes creer que todo saldrá bien. Si tú que eres nuestra cordura pierdes la fe… entonces con Harry estaremos perdidos-Le acarició la mejilla, quitando algunas lágrimas.

-Es que todo ahora es tan difícil. Aun no podemos destruir el relicario y nos faltan todos los demás…-

-Los encontraremos-

-Este lugar es tan frio. Todo se ve frio. Tengo congelado hasta el corazón-

Ron abrió la manta y abrazando a su amiga se envolvió también en ella. Hermione volvió a temblar al sentirlo tan cerca.

.Abrázame Hermione. Acurrúcate en mi pecho. Yo te daré mi calor-

-Tú también estas temblando…-

-Entonces nos daremos calor mutuamente- Sonrió nervioso. No era por frio que él temblaba.

Hermione apoyó su rostro en el pecho del muchacho y sintió como el corazón de Ron saltaba desbocado golpeando su pecho. Ella rogaba que al menos uno de esos latidos fuera por ella.

-Te sientes mejor-

-Gracias por estar aquí. Por darme calor-

Ron la abrazó con fuerza, la estrechó contra él como si temiera que el destino estuviera por separarlos. Él también sentía miedo. Un miedo que le partía todo su ser. Miedo de perderla. Él también veía que se les venía encima un manto de oscuridad que todo lo tragaba. Y estaba aterrado de que esa sombra la atrapara y se la arrebatara. Se juró a si mismo que jamás la dejaría sola, que la protegería hasta con su vida.

-Hermione… Te juro… te juro que cada vez que tengas frio en el cuerpo y en el corazón yo estaré aquí para abrazarte y darte mi calor-Le susurró al oído y luego le dio un beso en los cabellos. Ella respondió apretándolo más contra ella.

Poco a poco el dulce calor del muchacho fue llenando la mente y el alma de la chica. Un sueño delicioso la fue venciendo y luego ya no supo más. A la mañana siguiente despertó arropada en su cama manteniendo aun el maravilloso aroma de Ron en su ropa.

Dos noches después, luego de una irracional y amarga pelea entre sus mejores amigos, Ron había tomado sus cosas con furia y le había exigido elegir entre él y Harry. Y ella quedó petrificada.

-lo escoges a él- Le había dicho con una mezcla de dolor y rabia en los ojos.

Corrió tras él en medio de una lluvia demasiado fría y lacerante. Le llamó desesperada, le rogó que regresara. Pero él la ignoró. De pronto había desaparecido. Ella se dejó caer y toda la tristeza de su alma se mezclo con las gotas de lluvia que caían sobre ella sin piedad. Devastada regresó tambaleante a la tienda y allí encontró a Harry convertido en una oscura columna. Nada dijeron. Nada más había que decir. Hermione se acurrucó y Harry le puso una manta. Llevaba el aroma de Ron.

Había sentido frio antes, pero ahora creía que esa era la noche más fría de su vida. Estaba empapada hasta los huesos, temblaba sin parar. Sentía que su corazón era traspasado por miles de gélidos cuchillos.

"Te juro que cada vez que tengas frio en el cuerpo y en el corazón yo estaré aquí para abrazarte y darte mi calor"

Ahora ella sentía más frio que nunca y él no estaba. Había roto su juramento y su corazón.