Bueno, ésta es la primera historia que publico en un sitio, y espero que les guste^^ Aviso desde ahora que no soy J.K.R. y por lo tanto los personajes le pertenecen única y exclusivamente a ella.

Es un au (ni magia, ni Hogwarts ni nada por el estilo) y, al menos en este capítulo, hay escenas... algo... Fuertes. Pero tranquilidad que es sólo en el primero(:

La historia se la dedico a Mikkan, quien me inspiró a escribirla debido a su poca fuerza para terminar la suya... (¬¬)

Sin más preámbulos, les dejo aquí con el primer capítulo.

Me sobresalté al oír la puerta chirriar. Llevaba esperando unos diez minutos observando la escasa decoración de la habitación donde me hallaba: pintada íntegramente de negro y como única iluminación, una bombilla colgando del techo. No había ventanas ni ningún mueble, aunque para lo que se iba a usar, era perfecta.

Como había pedido, el chico que traía un matón perteneciente a mi cliente, tenía la cabeza cubierta por un pequeño saco de hilo negro. Pataleaba y gritaba intentando librarse del tipo que lo tenía agarrado por los brazos, como era normal en la mayoría de tíos con los que trabajaba. Detrás de aquellos dos, entró un tercero, quién traía consigo una carpeta. Me la entregó y se fue, dejándome a solas con los restantes.

El grandullón tenía la típica pinta de matón de película con su pelo rapado, sus cicatrices, tatuajes y la particular cara de mala hostia. Vestía únicamente de negro, al igual que su compañero y a diferencia del maniatado, el cual se encontraba sólo con unos vaqueros medios rotos y sin zapatos.

El grandote tiró al chico al suelo, cayendo con un ruido sordo. Al tener las manos atadas con unas bridas, no podía ponerse en pie, por lo que se quedó quieto en el suelo respirando entrecortadamente. Sin darme cuenta, el otro había desaparecido, dejándome a solas con un chico que no sería ni cinco años menos que yo. Me encogí de hombros y lo dejé ahí mientras ojeaba el informe.

Según éste, el chico había violado y maltratado a cinco niñas de menos de 12 años, marcándolas luego con su firma, una R, en medio de su espalda. Lo miré con el ceño fruncido. ¿Cómo era posible que un chico de no más de veinte años pudiese hacer eso a niñas pequeñas? El mismo chico que ahora mismo estaba sollozando en el suelo y diciendo palabras inteligibles.

Puse los ojos en blanco y dejé la carpeta en el suelo, acercándome a él. Me escuchó y se dio la vuelta hacia donde yo estaba.

– P-por favor… No me haga nada… No sé por qué estoy aquí y… – Me había inclinado en su dirección y le había soltado una sonora bofetada.

– ¿Te crees que eres el primero que me suelta esa excusa barata? –, dije con asco.- Voy a darte un consejo, degenerado: ni se te pase por la cabeza decir una sola palabra a partir de este momento si no quieres acabar mal.

– P-pero… - Empezó a llorar y a temblar. Lo agarré por el pelo y lo elevé un poco del suelo, haciendo que gritase e intentase soltarse, cosa bastante difícil ya que tenía las manos a la espalda.

– ¿Qué te acabo de decir? – Él calló y sonreí. Parecía que lo iba pillando. Lo solté y se quejó por el golpe. Me fui a una esquina de la habitación y dejé allí mi bufanda y mi cazadora, dejándome únicamente con una camiseta básica de Tommy Hilfiger de manga larga y me aproximé al chico. Me senté a su lado y lo miré, a pesar de que no podía verle la cara.

– Mira, te voy a explicar de qué va esto: Tú te has librado de ir a la cárcel por falta de pruebas y pensabas que te ibas a ir de rositas a tu casa, pero resulta que a una de las pobres niñas a las que… violaste, era hija de una persona bastante importante que no se conformó con dejarte ir y… me llamó. Y yo voy a hacerte sufrir en un ratito lo que las cinco niñas sufrieron en horas. Bueno, puedes hacerte una idea básica de lo que va a pasarte, ¿verdad? – El chico gimió por lo bajo e intentó ponerse en pie, pero con ayuda de una mano, arrastré una de sus piernas hacia delante, provocando que cayese de espaldas con un ruido sordo.- ¿A dónde te crees que vas? – Intentó levantarse de nuevo algo desesperado y esta vez lo deje ir. Total, tampoco tenía mucha prisa.

Cuando estuvo levantado del todo, intentó huir, pero acabó dándose de bruces contra una de las paredes, y provocando que soltase una risa por lo bajo. Seguí observándolo en silencio hasta que en una de sus estúpidas carreras, se tropezó con mi bufanda y cayó al suelo. Bufanda de 300€ y recién comprada, por cierto.

Me levanté y fui hacia él, levantándolo por un hombro.

– Acabas de pisar MI bufanda, ¿sabes? –, le dije recalcando el "mi". Gimoteó e intentó zafarse de mi agarre, pero me cansé de tanto jueguito y lo puse frente a la pared. Me situé detrás de él, pegándome a su espalda y le susurré al oído: Se acabaron las tonterías. Se convulsionó intentando soltarse con bastante desesperación, pero ya me estaba hartando y lo sujeté fuertemente.

– Mira, te voy a dar un consejo de tú a tú: Intenta resistirte lo menos posible. Dolerá menos y acabará antes. En estos momentos toda la mierda de no rendirse nunca no sirve para nada. Deja la filosofía de instituto y a tus instintos a un lado, y hazme caso a mí. – Seguía temblando como un flan y eso me hizo resoplar. - ¿Qué mierda de violador eres tú?

– Yo no… - Apreté más mi agarre para recordarle que no debía hablar y se calló de nuevo, con un suspiro-quejido.

– Bueno, como comprenderás, yo no tengo todo el día. Todavía tengo que llegar a casa y sacar a pasear a mi perro o se meará en mi cama como venganza así que… - Entendió mi sutil indirecta, ya que sollozó y como última esperanza, se zafó de mi agarre, arañándome en el proceso. Se levantó y se me encaró, aún a sabiendas de que no veía nada. - ¿Qué cojones intentas hacer? ¿No te das cuenta de que tienes las manos atadas a la espalda y encima no ves?

– Me da igual, no pienso quedarme aquí quietecito mientras haces lo que te da la gana con mi cuerpo. Y menos cuando yo no he hecho nada. – A pesar de la situación en la que se encontraba, parecía que hablaba bastante en serio, cosa que me hizo reír por lo bajo.

– Sí, sí… Lo que tú digas, campeón – Me acerqué a él con grandes zancadas y lo empujé hacia la pared, chocando con un ruido ahogado. – Te dije que no hablases… Y encima te pasaste con la cháchara, ¿sabes? – Volvió a estremecerse por la amenaza e intentó huir, pero lo aprisioné contra ella. – Ya me aburrí de tanta estupidez, y se me va a hacer tarde.

Sollozó empezando a temblar de nuevo y le di la vuelta, poniéndolo cara a la pared. Con la mano derecha apretaba el pequeño cuerpo del chico contra la pared mientras que con la zurda le bajé los vaqueros desgastados y los boxers. El chico se convulsionaba llorando e intentando zafarse, pero sin soltar ni una sola palabra. Parece ser que se tomó en serio mi amenaza.

Me desaté el cinturón, dejando que mis pantalones de deslizaran por mis muslos. Me concentré pensando en algo que me pusiese bastante, recordando alguna que otra película porno que había visto hacía poco. Me imaginé cómo sería estar dentro del chico; estrecho y caliente.

Poco a poco, mi erección empezó a crecer paulatinamente hasta que la molestia fue tal, que tuve que quitarme los boxers de Armani para liberar a mi aprisionado miembro. Puse una pierna entre las suyas, haciendo que las separase.

Acerqué mi boca a lo que supuse que sería su oreja.

– Te lo recuerdo una vez más: no te resistas. - Suspiró hondo y asintió un poco con la cabeza. Separó un poco más las piernas para hacerme hueco e intentó relajarse, pero sin dejar de respirar costosamente ya que sollozaba de forma audible. - Buen chico.

Separé sus nalgas con la mano que tenía libre y me apoyé encima de él, para agarrar mi polla y acercarla a su entrada. Cogí aire y me abrí paso entre la carne interna de su culo, provocando que resoplase y que el chico gritase fuertemente al notar la intromisión. Llegué hasta el fondo y me paré para acostumbrarme a la estrechez que me embargaba. El maniatado gritaba quedamente debido al dolor que sucumbía su entrada.

– S-sal... P-por favor... Por... lo que más... quieras... – Se notaba que le costó decirlo.

– ¿Qué te dije de hablar? – Sollozó al recordarle la amenaza y calló. - Además, seguro que a esas pobres niñas no les hiciste ningún caso, ¿verdad? - Negó con la cabeza sin decir nada inteligible, aunque no entendí si negaba haberles hecho caso o intentando decirme que me equivocaba.

Fuera lo que fuese, no me paré a pensar en ello y empecé a moverme lentamente dentro de él. Notaba mis muslos húmedos, seguramente por la sangre que había salido de su entrada, pero no le di importancia.

Me fui acostumbrando a la estrechez y pude disfrutar de follar con alguien sin tener que pagar ni preocuparme por si el otro se lo pasaba bien. La verdad es que no me podía quejar de mi trabajo. Me enteraba de cosas bastantes escabrosas, pero el dinero lo valía.

Sonreí y me moví más rápido, resoplando de vez en cuando. El chico gemía de dolor de vez en cuando, ya que no estaba empalmado, ni daba señales de que iba a hacerlo. Notaba las venas de mi miembro chocar contra las paredes del maniatado. Un hormigueo acudió paulatinamente a mi bajo vientre, recordándome lo que pasaría dentro de poco, por lo que aumenté más las embestidas.

Cuando al fin me corrí, me apoyé unos segundos en su espalda para disfrutar de la sensación mientras escuchaba sus gritos de dolor por la opresión que ejercía mi polla en su maltratado ano. Sentía mi cuerpo temblar por el placer que recorría todas las células de mi cuerpo. Gruñí de placer y me quedé quieto mientras oía llorar a mi compañero.

Al notar que las sacudidas cesaban, me separé del chico, saliendo de él. Éste no pudo aguantarse de pié y cayó al suelo, se encogió en sí mismo y sollozó en el suelo mientras temblaba. Su culo estaba manchado de semen y de sangre, lo que supuse que yo también lo estaría, por lo que saqué un paquete de kleenex de uno de los bolsillos de mis vaqueros y me adecenté.

Me acerqué a la puerta y toqué tres veces. A los pocos segundos uno de los matones abrió la puerta mirando el caos que reinaba en ella. Alzó una ceja y sonrió, para luego mirarme.

– ¿Ya ha terminado? – preguntó algo asombrado.

– No, no… Necesito un cuchillo, como habíamos acordado… – El cabeza rapada se sacó una navaja de un bolsillo trasero y me la entregó. – Gracias. – Cerró de nuevo la puerta y me dirigí hacia donde estaba tirado mi compañero de habitación.

Me senté a su lado y lo observé unos segundos. Ni se había dado cuenta de que estaba ahí.

– Verás, – se sobresaltó al oírme cerca de él. – antes se me olvidó comentarte que como tú marcaste a cinco indefensas niñas con una R, yo tengo que hacértelo también así que… – me encogí de hombros y lo giré, dejándolo boca abajo.

Empezó a llorar de nuevo, pero parecía que no tenía fuerzas para seguir resistiéndose.

– N-no... Por favor... – Nada, que no se calla ni bajo el agua. Le agarré una de las muñecas y se la retorcí hasta que gritó de dolor.

– Cuando alguien te dice que no hables... te pasas la puta amenaza por el culo, ¿no? – Cerró la boca, ya que se le escuchó respirar costosamente por la nariz. Lo mantuve bajo mía con una mano y una rodilla mientras que con la boca y la mano libre sacaba el filo de la navaja. La rocé con el dedo pulgar para ver si estaba afilada, y al notar como raspaba contra mi yema, lo confirmé.

– Te voy a permitir que grites y todo. – Nada más decirlo, deslicé la hoja por el omoplato del chico. Se revolvió y gritó de forma poco audible, como si al grito se le hubiese ido la fuerza. – Coño, no te muevas que me va a salir mal... – No me hizo caso, ni esperé que lo hiciese.

Pequeños regueros de sangre se resbalaban desde su espalda, llegando al suelo. Seguía convulsionándose debajo mía intentando zafarse, pero tampoco con muchas fuerzas. No lo solté hasta que repasé dos veces la marca de una "S".

Cuando lo deje libre, no hizo ningún amago de moverse, cosa que no me importó para nada. Lo dejaría descansar un poco antes de seguir.

– Llevas una. Te quedan cuatro. – Aunque no se movió, pude percibir que empezó a temblar de nuevo.

Nota: Si no entienden alguna palabra, es porque soy de Canarias y a veces se me escapa alguna^^U Ustedes no duden en decírmelo y lo corregiré o se los traduciré.

Hasta el próximo caaap!^^