Sumary: Draco, gracias a un hechizo fallido de Ron, se ve descubriendo algo que lo deja completamente atónito. A él y cada persona que lo escucha.
Advertencias: Esta historia contiene M-Preg. ¿Qué es M-Preg? Es el abréviatelo de Masculine Pregnant, o hombre embarazado. Como se han de suponer, esta historia es Yaoi, o Slash. Como prefieran. No apta para personas que no gustan de este género. Por lo que pediré que se abstengan de dejar malos comentarios; ¡Yo no les obligue a leerla!
Disclaimer: Los personajes en la historia no me pertenecen, pertenecen a su creadora y a las debidas firmas corporativas correspondientes; hago la historia sin fines de lucro o ganancia de por medio.
No obstante, la trama y los OCC van de mi cuenta.
Que disfruten.
Capitulo 1:
¡Shock!
"Momentos como este son inolvidables".
— ¿Qué diablos, en nombre de Salazar Slytherin, te ocurre, Draco? —La voz de Pansy, casi gritando a su oído, lo saco de su aletargado pensamiento. Cuando su rostro giro y su mirada choco contra la de la joven Slytherin, se encontró con enojo contenido y, si lo miraba bien, una minúscula chispa de preocupación.
—No es nada, Pansy—como si sincronizados estuviesen, todos los chicos, amigos de él, alzaron una ceja; cuestionándole esa afirmación poco creíble.
—Disculpa la contradicción a eso, querido Draco, pero tu actitud y personalidad distan demasiado de no ser nada. —Blaise dejo de lado su cena, frunciendo el ceño con molestia. Draco le envió una mirada enarbolada, de fingida frialdad. Blaise bufo y puso una sonrisa de lado, muy sarcástica—. Incluso tus gestos se ven bastante falsos; no pareces el Malfoy que tanto conocemos…
—Permítanme añadir…—interrumpió Theodore, levantando un dedo y apartando levemente la mirada del libro en el que estaba hundido—… Draco ha estado actuando extraño desde lo de su desaparición en aquella pelea con Weasley en el Salón Multipropósito. No nos has comentado nada de lo que paso; y eso me lleva a pensar que ocultas algo de bastante interés, y que tiene que ver con que no has apartado la vista de Potter desde el momento en que regresaste. Dijiste que fue una simple aparición fallida que te llevo al Lago Negro, pero ahora mismo todos dudamos de que realmente haya sido así. ¿Qué nos ocultas, Draco?
—Nada. —Dijo tajante. Vincent y Gregory se dieron una leve mirada preocupada, no añadiendo nada al asunto. Draco ciertamente había estado actuando raro, como aseveraba Theo, desde el día de su desaparición repentina por culpa de Weasley y su hechizo fallido con esa estúpida varita rota. Ni siquiera trataba a Potter como antes lo hacía; es más, hasta lo ignoraba cuando se cruzaban en algún pasillo.
—Draco, cariño, sabes bien que puedes confiar en mí, en todos nosotros. ¿Qué clase de amigos seriamos si no te apoyamos en esta… extraña transición que estas llevando? Y no nos saltes con que es normal lo que te pasa, porque ni con un Imperius puesto te creería. Deja de ser tan mula necia y cuéntanoslo. Porque de algo estamos seguros: esto te esta mortificando y consumiendo. ¡Mira tu apariencia! ¡Eso no puede ser normal! —Pansy se restregó los ojos con molestia, Draco podía ser tan…. Necio. Joder, se comportaba como un maldito crio en los momentos de verdadera importancia. Draco suspiro resignado, teniendo que darles la razón en todos sus argumentos. Se había estado consumiendo por todo lo que sabía, y ciertamente Potter tenía que ver con todo eso. Pero es que si no hubiese tenido ese viaje accidentado hubiera cruciado hasta la muerte a quien hubiese osado plantear tal cosa.
— ¡Joder! Tienen toda la puta razón. —Cerró los parpados, dejándose ver más cansado de lo que realmente estaba. No había podido dormir en días, y eso era demasiado malo para su imagen. Los chicos a su lado se miraron con preocupación. Pansy le tomo la mano con delicadeza y le dio un suave apretón.
—Cuéntanos, eso es lo único que tienes que hacer; nosotros te ayudaremos en lo que sea. —Dio una mirada a su grupo, buscando apoyo, el cual de inmediato recibió. Draco suspiro y dejo su tenedor, apartando el plato con asco.
—Se los diré, pero no aquí. —Bajo la voz y dio un distraído escaneo al gran comedor. Todos los estudiantes estaban muy en sus mundos, menos cierto chico de ojos verdes que lo miraba con suspicacia, como si esperase a que estuviera ideando algo muy malvado: tenía que admitir que él se comportaría de igual forma si de un momento a otro comenzase a ser ignorado por quien lo molestaba a diario—. Hay muchos oídos indiscretos en todos lados.
De inmediato, su mirada se dirigió hacia la mesa de los profesores, posándose directamente en la figura del director. Con un desviar discreto, observo la figura de su padrino; quien parecía murmurar diez mil maldiciones contra el Chico de Oro. La figura más desagradable de todas, y que con más cuidado debía de moverse, era la nueva profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras: Dolores Umbridge. El sapo, de alguna manera, había logrado adquirir cierto acercamiento a su padre desde que había ingresado a Hogwarts como una enviada del Ministro de Magia. Por lo cual no le convenía mucho que esta supiera algo de él, estando tan cerca de su padre.
— ¿Acaso tiene que ver con Él? —Theo alzo una ceja, sugestivamente intrigado, causando un ligero escalofrió en los presentes. Tanto Pansy como Blaise le observaron, esperando la reacción de Malfoy. Draco negó con suavidad.
—Es algo mucho más arraigado conmigo de lo que imaginan. Y no tiene que ver con Él, sino con… él. —Apunto con la barbilla hacia la mesa de los leones, directamente hacia Harry. Los Slytherin se dieron miradas confusas, pero era mejor esperar a bajar a su Sala Común, ya en sus aposentos se las arreglarían con algunos hechizos de privacidad.
Decidiendo que era mejor concluir con su cena, el grupo principal, sequito indiscutible del príncipe de hielo de Slytherin, se levanto de la mesa con ceremoniosa elegancia. Los demás miembros de la Casa hicieron lo propio al hacer lo mismo, puesto que estaba pronto a terminar el toque de queda. Draco era quien imponía respeto entre todos ellos, aun siendo un simple alumno de quinto grado.
Salieron en orden y tomaron camino directo hacia las mazmorras; sin hablar, sin murmurar, sin bajar la guardia en ningún momento: un Slytherin siempre estaba preparado para todo. Ya al llegar a la entrada de la Sala Común, y al abrir la puerta para ingresar, uno a uno comienzo a dejar de lado sus paranoias mientras ingresaban y cerraban tras ellos. Entre aquellas cuatro paredes eran familia, un nido de víboras cooperativas entre ellas.
Draco dio un seco "buenas noches" y se encamino a su cuarto de prefecto, siendo seguido de cerca de sus compañeros. Al ingresar a la habitación, colocando los hechizos pertinentes de privacidad, Draco dejo caer toda mascara y se tiro en la cama, con la cara hundida entre sus manos.
Pansy estaba ocupando asiento al lado de Blaise y Theo, en unas sillas transfiguradas. Crabbe y Goyle habían quedado, por seguridad, en la puerta; previniendo cualquier intento de violación a su conversación: nunca se podía estar seguro de quien era un enemigo.
—Bien, Dragón, tienes toda nuestra atención. —Blaise le dio ánimo, cosa que no agradecía en lo absoluto. Tomo aire con profundidad y lo dejo escapar suavemente de sus pulmones.
—Bien, esto es algo… complicado, por llamarlo de alguna manera, de explicar. —Cruzo sus finos dedos y abrió un poco sus piernas, inclinándose un poco y dando una apariencia poco ética. Los chicos observaron, detallando cada complicado gesto del rostro de Draco, que realmente era algo de suma importancia para tenerlo en tal estado de dejadez. Un Malfoy siempre impoluto y elegante, jamás decae, jamás acepta un no, jamás es vencido por nadie. Las mil y un razones por la que no debía de estar en esas condiciones parecían haber desaparecido por una presión mayor de su mente—. Comenzare explicando lo sucedido el día que a Weasel se le antojo el creerse un mago. Como ustedes estuvieron presentes, presenciando el choque de nuestros hechizos, pudieron pernotar el rebote combinado que dio contra mí—todos asintieron, dejándole continuar sin interrumpir—. Pues, resulta que esos hechizos juntos, erróneamente, en vez de chocar con la comadreja y dejarla rostizada, lo que hizo fue darme y enviarme digamos… un poco atrás.
—Cuando te refieres un poco atrás… hablamos, ¿en el tiempo? —Theo alzo su ceja derecha, bastante curioso. Draco asintió una sola vez, seco y bastante serio.
—Sí, me llevo a través del tiempo y el espacio. —Pansy ahogo un suave gemido lleno de sorpresa, como si aquel fuese el chisme del año—. Precisamente a la época en la que mi padre estudio.
— ¿Qué tiene que ver todo esto con Potter, Draco? —Blaise conocía bastante bien cuando Draco quería darle muchas vueltas a las cosas, y en esa situación no quería darle el gusto de evadir por mucho tiempo el tópico de la conversación.
—Bien, vallamos al jodido grano. —Gruño de manera gutural, dándole una mirada de pistola a Blaise —. La cuestión que me tiene en este estado transitivo, empleando las palabras de Pansy, es que descubrí cierta cosa que aun no logro aceptar…
— ¡Por Merlín vendito, Draco, deja de dar tanta maldita vuelta y dilo de una jodida vez! —Exploto Pansy, completamente irritada. Draco bajo la cabeza y murmuro algo ininteligible—. Repítelo, Draco, y esta vez mas entendible, por favor.
Draco alzo la mirada y frunció los labios antes de prácticamente gritar:
— ¡Harry Potter es mi hijo!
