Holiii! Vengo desde Wattpad x'D recordé que tenía una cuenta acá re olvidada y bueno (?) Esta es una colección de One-Shots en su mayoría ambientados en AUs, el primero es un AU donde Victor es un padre soltero, su hijo, Yurio, es muy rebelde y odia a Yuuri al instante que lo ve. Voy a dejar de spoilear (?) Y los dejo con el one-shot, espero que les guste, recuerden que los request están abiertos (puedo tener hasta tres en una semana, si en la semana tengo más de ese número, iré acumulándolos por orden de llegada), así que pídanme lo que les guste, de nuevo, yo no tengo problema con escribir de todo ;3


Sus ojos seguían a la esbelta figura la cual se desplazaba por toda la habitación en busca de un endulzante para el brebaje. Yuri puso los ojos en blanco, un típico gesto suyo.

"Papá, está en la alacena, la que abriste hace unos segundos" Su dedo apuntó a uno de los varios muebles de madera ostentosa que pendían sobre las encimeras

Victor se dio la vuelta, detrás del vidrio que adornaba la alacena se encontraba el edulcorante que tanto buscaba.

"Vaya" Sus dedos alcanzaron su propio cabello y lo rascaron en señal de vergüenza, "Muchas gracias, hijo. Ahora sí podré continuar con esto"

Yuri se limitó a resoplar. Mientras su padre echaba el polvo azucarado a su taza de café, el adolescente se preguntaba de qué se trataría esta vez, ya que no era la primera vez que lo sentaba a charlar sobre un tema en particular que le preocupaba. Quizás serían sus malas calificaciones en literatura, quizás serían las numerosas peleas semanales en las que se metía, quizás Victor lo halló fumando hierba y no quiso reprochárselo hasta ahora, o quizás simplemente se trataba de otra charla para reducir los gastos en ropa de animal-print...

"¡Yuri!" Victor posó su taza sobre la mesa con ímpetu, sorprendiendo al adolescente, "Escucha, hijo, desde hace bastante tiempo he querido decirte esto. Sé que desde que tu madre se fue has estado cambiando, y desde mi punto de vista estos cambios han sido para mal. Pensaba que tal vez-

"No estás siendo objetivo" Interrumpió

"¿Perdón?" Su padre enarcó una ceja, aturdido

"Ve al punto" Yuri pronunció, sus labios posados en su palma

"Bien..." El mayor suspiró, "¿Qué te parece si esta noche te presento a alguien?" Esbozó una sonrisa completamente encantadora, que cualquiera excepto Yuri consideraría irresistible

"...¿Alguien?" El rubio frunció el ceño en confusión, "¿Qué quieres decir? ¿Quién es este alguien?" Cuestionó con un tono más bien desafiante, temiendo lo peor mientras su padre suspiraba y masajeaba sus sienes

"Por dónde empezar..." Musitó Victor, "Hace unos años conocí a una persona, fue algo así como amor a primera vista" Forzó una sonrisa nerviosa al ver que la expresión de su hijo lentamente se transformaba en algo semejante a presenciar una tragedia, "El punto es que hace tan sólo unas semanas hemos decidido llevar la relación al siguiente nivel, y pensaba que sería una buena idea presentarlos, ya que de ahora en adelante vamos a convivir todos juntos" El albino hablaba con facilidad y relax, gesticulaba y empleaba lenguaje de señas como si no estuviese viendo que su hijo se encontraba al borde de las lágrimas

"¡Eres un hijo de-

"¡Yuri!" Victor gritó con el objetivo de detener el mal vocabulario del adolescente

"¡No! ¡No quiero conocer a esa maldita zorra! ¡Nadie podrá tomar el lugar de mamá en esta casa! ¿¡Me oíste!? ¡Nadie! ¡Me niego a aceptar que vayas a comprometerte con alguien más!" Yuri insultaba y golpeaba la mesa frenéticamente, se dispuso a abandonar la habitación al notar que lágrimas de rabia rodaban por sus mejillas, una tras otra sin aparente receso

Detestaba que lo viesen llorar.

"¡Yuri, espera!" Victor tomó el brazo de su hijo en un desesperado intento de hacer que se quedase

"¡Vete a la mierda!" El adolescente zarandeó su propio brazo para deshacerse del fuerte agarre de su padre y echó a correr escaleras arriba

Tan pronto como llegó a su habitación se dispuso a bloquear la puerta y reclinar su escaso peso sobre esta misma, al cabo de unos segundos, sintió un forcejeo hacia la cerradura seguido de unos fuertes golpes contra la puerta, tamborileando contra su espalda, eso era todo.
Se dejó caer mientras sus manos jalaban fuertemente su cabello rubio y las lágrimas no dejaban de encontrar salida a través de sus cerúleos ojos. A lo lejos podía oírse el llanto de su padre...

"Yuri, por favor..." Victor sollozaba, "Te lo ruego, déjame pasar, hablemos..."

No sabía qué era lo peor. Que su padre iba a casarse con una extraña posiblemente interesada en su dinero o... el hecho de que hizo llorar a su padre... por primera vez.
El albino esnifó.

"No pretendo reemplazar a tu madre, tampoco la he olvidado, Dios, jamás haría eso" Murmuró detrás de la puerta, "Lo único que quiero es recobrar la felicidad, quiero que volvamos a formar parte de una familia, sólo tú, mi pareja y yo" Su voz sonaba amarga y abatida

"Déjame en paz, maldito desgraciado" Yuri espetó entre dientes, intentando que su llanto no se volviese notorio

"Piénsalo..." Fue lo último que Victor exhaló

Escuchó los pasos de su padre alejarse lentamente, con pesadez y resignación. Fue entonces cuando el adolescente se puso de pie con algo de dificultad, ya que su cuerpo entero se veía sumido en una especie de anestesia que la angustia traía como consecuencia, y su mente era estática, acompañada de un agudo mareo producto de la represión de lágrimas. Se tambaleó hasta su cómoda, donde abrió uno de los cajones de madera y rebuscó entre lo más recóndito de su ropa meticulosamente doblada, ahí, debajo de tres camisetas casuales y en el rincón izquierdo, se encontraba su más preciada posesión. Tomó lo que parecía ser un libro entre sus manos, cerró el cajón cuidadosamente y se desplomó sobre su cama.

Se trataba de un álbum de fotos, la hoja de la carátula estaba bordada, 'Yuri', se leía en ruso, con hilos color lavanda y decorados rococó del mismo color. Dio vuelta la página, en la primera hoja se veía su evolución de bebé aún dentro del vientre de su madre, en la segunda, algunas fotos de cuando llegó al mundo, en el hospital, se veía un pequeño bebé que lloraba en todas las imágenes, excepto en la última, donde se lo veía siendo sostenido por su abuelo, era en la única que sonreía, recordaba lo que su madre le había dicho, sobre lo primera impresión que su abuelo tuvo al verlo, 'tiene los ojos de su madre, al igual que su rebeldía, y lo altanero seguramente viene de su padre', sonrió melancólicamente ante esa memoria, luego, continuó deslizando sus dedos entre páginas, era un sinfín de fotos de su infancia, a veces tomaba algunas y leía las inscripciones detrás de ellas: 'El primer cumpleaños de Yuri', 'Primer día de jardín de infantes de Yuri', 'Yuri aprendiendo a andar en bicicleta', 'Primera clase de patinaje artístico de Yuri', todas memorias de sus primeros cuatro años, más a partir de sus cinco años fue cuando Yuri dejó de sonreír para las fotos, antes de que cumpliera cinco años, su madre ya había muerto... Siguió volteando páginas con lágrimas en los ojos hasta su graduación de segundo grado, fue entonces cuando cerró el álbum abruptamente y quebró.

Guardó el libro debajo de su almohada, recostó la cabeza sobre esta y dejó que la depresión se apoderara de él, desesperadamente llorando y sofocando desgarradores gemidos, las lágrimas rodaban una tras otra, como un grifo escupiendo agua impetuosamente, no había forma de detenerlas, y de hecho Yuri no quería hacerlo, ahora que se encontraba solo, simplemente quería llorar.

Dos golpes en la puerta lo despertaron, miró hacia la ventana en lo alto de la pared: ya era de noche, había llorado hasta dormirse. Se recompuso, sentándose sobre la cama, sentía su rostro manchado de lágrimas secas y sus ojos hinchados, se relamió los labios para pronunciar algo con voz quebradiza.

"Pasa"

Victor intentó abrir la puerta, pero esta seguía bloqueada.

"Yuri..." Se quejó al otro lado

El adolescente puso los ojos en blanco y se levantó, algo mareado y adormilado aún, y desbloqueó la puerta.

"¿Ya está aquí?" Preguntó con voz de ultratumba, su padre asintió, la tristeza era notoria en sus ojos cerúleos, "Bien, no tomé una ducha, apesto, espero que eso no sea molestia para ella"

De pronto el brillo en los ojos de Victor cambió, ya no centelleaban en angustia, esta vez fue reemplazado por un resplandor de alegría. Sonrió cálidamente.

"No te preocupes, ve, vístete, se llevarán muy bien" Murmuró antes de irse

Yuri cerró la puerta lentamente, para luego encender la luz de su habitación (ya que esta se encontraba a oscuras con la única penumbra que la luna creaba filtrándose a través de la ventana). Abrió uno de los cajones y tomó una camiseta de mangas tres cuartos con un diseño de esmoquin falso, unos jeans negros y calzó unos Dr. Martens negros con cordones amarillos, se miró al espejo y ordenó sus más bien largos mechones rubios que se habían rebelado tras el rápido sueño, se frotó los ojos y pensó que ya estaba listo, por lo que se dispuso a bajar.
Bajó las escaleras lentamente, la ansiedad y la curiosidad infestaban sus pensamientos, los cuales retrataban millones de posibles rostros diferentes para la misteriosa compañera de su padre, quizás era alta, o quizás baja, tal vez rubia, o pelirroja, aunque prefería más el color rubio, cómo sería, cómo sería...

Pero al llegar a la sala de estar, lo que se encontró no fue una mujer alta o baja, ni rubia ni pelirroja...
Fue un hombre.

Era asiático, le llevaba una o dos cabezas de altura, su cabello negro azabache estaba algo despeinado, usaba lentes que enmarcaban sus ojos almendrados color miel y le hacían lucir como un auténtico freak, vestía un traje negro que le ajustaba un poco (observando su vientre, dedujo que tendría algunos kilos de más), sonreía, no forzosamente, como todas las falsas harpías que le había tocado conocer antes, sino esperanzadamente, parecía nervioso, parecía querer caerle bien.

"Buenas noches, Yuri" Se ajustó los lentes, "Me da gusto conocerte, tu padre me ha hablado mucho de ti. Nuestros nombres son casi iguales, me llamo Yuuri" Le tendió la mano

Sin embargo, Yuri no hizo mucho más que quedarse estoico y lanzarle una mirada de disgusto y desconcierto a su padre, quien le sonreía y asentía para que también apretara su mano.

"Es... un hombre" Pronunció, sus ojos verdes estaban huecos, parecía no sentir nada en ese preciso momento

"...Sí" Victor trató de esconder una expresión de incomodidad, a lo que Yuuri lentamente apartaba su mano

"Tú... nunca me dijiste... a ti..."

"Lo siento, hijo" Se frotó la cabeza, avergonzado, "Es que estaba demasiado-

"No" Negó con la cabeza, y ambos hombres pudieron notar una chispa de furia en sus pupilas

"¿Eh?" Cuestionó Victor, quien empezaba a entrar en pánico silenciosamente

"No... ¡No! ¡No, no, no!" Gritó, pateando lo primero que vio, lo cual fue una mesa decorativa con un jarrón y unos libros, los libros se salvaron, el jarrón, por otro lado, cayó al piso y se rompió en millones de pedazos

"¡Yuri!" Su padre lo tomó de los hombros, lleno de preocupación y enfado

Pero él lo empujó violentamente, con toda la furia homofóbica dentro de él.

"¡No me toques! ¡Eres un marica! No eres mi padre... me das asco, ¡asco! ¡No quiero volver a verte!" Y con eso corrió hasta el hall de entrada, donde tomó un abrigo que colgaba de un gancho en la pared y un par de llaves, abrió la puerta y corrió hasta el soporte donde se encontraba su bicicleta a lo que se ponía su abrigo

Fuera estaba helado, se encontraban en medio de una nevada, ya casi llegando a navidad, pero el frío invernal no era preocupación para el adolescente, tampoco lo era el anochecer y el peligro que este simbolizaba para alguien de quince años como él, sólo tenía un destino en su mente, pedaleaba con rabia y apretaba sus dientes, cruzó una última avenida y dobló a la derecha sobre la calle paralela a esta. Vivían en un barrio cerrado, por lo cual todas las casas se parecían en algo, pero él supo diferenciar la construcción que buscaba sin inconvenientes, debía hacerlo, él había pasado toda su vida dentro de esa comunidad enjaulada.

Dejó su bicicleta tirada en el níveo jardín de la típica casa rusa, corrió hasta la puerta principal y tocó el timbre, una y otra vez hasta que le atendiesen. Los padres de Mila habían ido a una cita esta noche, por lo cual muy probablemente estaría sola con su novio.

La muchacha pelirroja le abrió, tenía cara de pocos amigos hasta el instante que vio su rostro, pálido y desesperado.

"¿Yuri? ¿Qué sucedió? Parece que alguien te ha dado y escapaste, ¿y qué haces vestido así?" La joven trató de poner algo de humor negro a la situación

No pasaron muchos segundos hasta que Yuri quebró, comenzó a llorar con un agudo berrido y se jaló del cabello fuertemente.

"¿Le atiné?" Mila se desconcertó, tomando al rubio por los hombros, "Ven, entra" Lo metió dentro de la casa y cerró la puerta

Georgi bajaba las escaleras cuando vio a su novia abrazando a su amigo.

"¿Yuri?" Frunció el entrecejo hasta que Mila se dio vuelta para verlo con una expresión suplicante.

"Está en shock" Explicó, "Llévatelo arriba mientras hago algo de té"

El aroma del brebaje caliente relajó al adolescente rubio, sus pestañas blanquecinas eran notorias cuando bajaba la vista para concentrarse en el tazón de té, esnifaba y moqueaba, la punta de su nariz había adquirido un color rosáceo debido a la temperatura de afuera, y sus mejillas aún se encontraban húmedas.

"Tengo tanta vergüenza..." Pronunció, siendo lo primero que había logrado articular desde su llegada

"¿De qué? No tengas vergüenza, somos tus amigos" Mila aseguró

"¿Por qué te avergüenzas? Eres Yuri Nikiforov, no tie-

"Plisetsky" Le recordó el rubio, masticando su labio inferior, era un hábito suyo desde que su madre murió, le preguntó numerosas veces a su padre si podía cambiar su apellido al de su madre, Plisetskaya, pero siendo un hombre, su apellido quedaría como Plisetsky, dicha petición nunca fue concedida, pero no es como si le importase demasiado lo que su padre decía...

"Lo siento, eres Yuri Plisetsky, deberías sentirte honrado y no avergonzado" Dijo Georgi luego de ser interrumpido

Yuri inhaló y luego hizo una pausa, como si estuviera a punto de romper a llorar nuevamente.

"Mi padre... él..." La pareja esbozó una expresión consternada, como si estuvieran a punto de escuchar el relato vívido y gráfico de un crimen, esperando lo peor, "Él es... gay" Ambos se miraron, suspirando en alivio a lo que sus miradas de preocupación extrema se disipaban

"Vaya... Lo siento, amigo, eso apesta" Georgi pronunció, mirando al infinito antes de sentir un agudo dolor en su brazo, "¡Ay!" Su novia lo había golpeado, "¿¡Qué demonios fue eso!?"

La pelirroja tomó un pequeño almohadón y se lo arrojó a Yuri con todo su ímpetu, logrando golpear su cabeza.

"¿¡Qué mierda!?"

"¡Ustedes dos son unos hijos de puta! ¿Acaso están mal? Es gay, el padre de Yuri es GAY, ¿qué tiene eso de malo?" Gritó Mila, como una ilustre justiciera

"Mila, bebé, cálmate, ¿no crees que eso es algo... asqueroso?" Preguntó Georgi con toda la naturalidad que pudiese haber

Mila le respondió pateando su pierna, haciendo que su novio se quejase.

"Dios, no me digan que el sistema de este país de mierda ya les lavó el cerebro" Enfocó su mirada hacia Yuri, "Yuri, a tu padre le gustan los hombres, no ha cometido un delito, sigue siendo un ser humano, sigue siendo TU PADRE"

"¡No! Mila, es repulsivo... No lo entiendes, quiere reemplazar a mamá con un hombre, ¡con un hombre!" Explicó a los gritos, al borde de las lágrimas una vez más

"¿Que quiere qué? Yuri, ¿se te zafó un tornillo verdad? Nadie podrá reemplazar a tu madre jamás, tu padre sólo está enamorado de otro hombre, alguien que puede ser diferente a las demás zorras que rondaban alrededor de él" La muchacha adquirió un tono más calmo al oír las previas palabras del adolescente, "¿Sabes algo de ese tipo? ¿Sabes cómo se conocieron? ¿A qué se dedica?" Yuri negó con la cabeza, ahora que lo pensaba mejor, no sabía nada de Yuuri además de su nombre y que parecía ser alguien cordial, "No juzgues a las personas, Yuri, el hecho de que no sepas nada de él es un motivo para respetarlo aún más"

Yuri respiraba con pesadez, su semblante serio y molesto, como si fuese un niño al que la acababan de dar una lección.
Pensó en Yuuri, y su sonrisa nerviosa, ese tipo realmente quería caerle bien, ¿verdad? Pensó en su padre, y su rostro que desde hacía tiempo no irradiaba tanta felicidad, parecía estar realmente enamorado de Yuuri, parecía que el asiático no tenía malas intenciones, parecían felices juntos. Luego pensó en su madre, y en cuanto la extrañaba, pero uno: esos eran SUS sentimientos, era SU decisión si no podría olvidarla, no podía obligar a su padre a compartir su dolor por el resto de su vida, y dos: su propio dolor no podía ser eterno, había estado arrastrando aquella marejada de sentimientos negativos desde hacía diez años, era tiempo de dejarla descansar en paz finalmente...

"¿Yuri?" Mila ladeó su cabeza al ver que su amigo se había quedado tieso

"Me voy a mi casa" Dijo, poniéndose de pie, "Tengo hambre"

La pareja sonrió.

"Espera, pequeño, ¿a dónde crees que vas? Estás vestido como para ir a una fiesta de gente rica, son las doce de la noche y tienes el físico de un niño de escuela media, eres presa fácil, yo te llevaré con mi auto" Georgi se reincorporó y lo siguió

"Vine con mi bicicleta" Alegó el rubio

"La meteremos en el asiento de atrás, si no cabe Mila te la devolverá mañana" Insistió

Eran alrededor de las doce y media cuando el auto estacionó frente a la casa de arquitectura rusa. Yuri se desabrochó el cinturón nervioso, se dispuso a bajar cuando Georgi lo tomó del brazo.

"Oye" El mayor advirtió, Yuri se dio la vuelta para verlo, "Tranquilo, sigo sin estar de acuerdo con la homosexualidad, pero luego del discurso de Mila... supongo que todos merecemos algo de respeto. Tu padre debe estar feliz, piensa en él, ¿sí?"

Yuri sonrió fugazmente y asintió.

Piensa en él.

Abrió la puerta del auto y se bajó.

"Ve con cuidado" Le advirtió a lo que sacudía la mano para despedirse

Abrió la puerta con determinación, dejó el abrigo en el gancho y colgó las llaves. Cruzó el arco que llevaba a la sala de estar adyacente al hall de entrada, y muy para su sorpresa, no encontró a nadie. Pasaron sólo unos segundos y supuso que deberían haber estado dormidos, por lo que dio media vuelta y se dispuso a subir las escaleras. Sin embargo, todas las luces seguían encendidas... extraño.

"¡Yuri! Volviste... Al fin..." Un agitado Yuuri corrió como un bólido desde el comedor hasta la sala de estar, viendo a Yuri con un pie en el primer escalón

Victor no tardó en seguirlo al mismo paso.

"¡Yuri!" Gritó, y corrió a abrazarlo

El adolescente se vio envuelto por el par de brazos fuertes y sin embargo cariñosos de su padre, por su naturaleza irresistible, Yuri no tardó en devolver el abrazo. Colocó su mentón sobre el hombro de su padre y no pudo evitar ver el rostro de Yuuri.
El asiático sonreía contento y aliviado, como si el hecho de que haya escapado de casa también lo hubiese preocupado al extremo, ¿realmente se preocupó tanto por él?

"Llamaré a la policía para que suspendan la búsqueda" Advirtió Yuuri

"¡Espera!" Exclamó Yuri, zafándose de los brazos de Victor. ¿Habían llamado a la policía?, "Espera... Yo..." Un rugido lo interrumpió, hambre, tenía hambre, "¿Puedes hacer eso más tarde? Quiero cenar ahora" Dijo, exigente, ambos hombres se miraron desconcertados, "No me digas que no hiciste nada de cenar" Fulminó con la mirada a su padre, de una forma algo graciosa, como si estuviera conteniendo la risa, "¿Qué clase de novio invita a su prometido a cenar y no hace nada para comer? Me decepcionas"

Llegó el momento en el que no pudo aguantar más, y soltó una carcajada, tenebrosa y aguda, pero pura, que podría iluminarle el día a cualquiera. Los otros dos no tardaron en seguirle, y pronto los tres se encontraban riendo fuertemente.

"Ya, hijo, enseguida saco la cena, espero que te guste la comida recalentada, me debes una explicación de la tan repentina fuga, eh" Victor le sonrió macabramente

"E-Está bien... supongo que es mejor que nada..." Contestó, tartamudeando en pánico

Yuuri se limitó a emitir unas risitas ante la conversación tan particular entre su prometido y su hijo.

"Oigan, realmente creo que debería llamar, me les uniré en un minuto" Dijo, a lo que se daba la vuelta para dirigirse a descolgar el teléfono

"Tranquilo, no empezaremos sin ti" Aseguró Yuri, increíblemente siendo cordial una vez en su vida

Yuri aprendió mucho del prometido de su padre mientras cenaban. Se habían conocido en una competición, Yuuri era un patinador japonés, había admirado a su padre desde que era niño, Victor ya se había retirado para cuando se conocieron y se había convertido en entrenador, pero Yuuri seguía con su carrera, por lo cual se cruzaron en aquel Grand Prix; su padre pensó que tenía un potencial increíble, al decidir entrenarlo, Yuuri se mudó a Rusia. El romance siempre estuvo ahí, según ambos, Victor siempre insistía en rozarlo, pero el japonés era fácil de asustar debido a su inseguridad, a pesar de eso, fue este último quien se confesó primero, y no mucho tiempo después empezaron a salir juntos oficialmente.
El resto fueron pequeñas charlas al azar, siempre sacando el tema del patinaje artístico, el cual siempre había estado presente en la familia de Yuri. Estaba feliz de que su padre se hubiese conseguido un patinador como pareja y no alguna (o algún) cualquiera. Se sentía cómodo con Yuuri, se notaba que él y Victor eran muy felices juntos.

Piensa en él.

Mami, hoy conocí al nuevo amor de la vida de papá. Tengo que contarte sobre él, sí, es él, ¿quién lo hubiera pensado? ¿no?. Su nombre es Yuuri Katsuki, tiene veintitrés años y es de Hasetsu, Japón. Él también es patinador, como tú, Dios, es que papá no puede apartar su vista del hielo, ¿verdad? Je, lo importante es que lo hace bastante feliz, hace que sonría y se comporte como un idiota, vaya, ahora que lo pienso... ¿era así contigo cuando se enamoró de ti?. En fin, sigamos con Yuuri, es un lindo muchacho, es correcto como todo buen japonés y se preocupa, se preocupa por mí, así que puedes estar tranquila ahora que tengo dos personas más que me cuidan. Sé que no podrá tomar tu lugar, eso nunca, pero también sé que podrá crear su propio lugar...

**BONUS**

Cerró el grifo en cuanto escuchó unas risitas provenientes de la habitación de su padre.

"Jeje... Eso me hace cosquillas..."

Dios.

Caminó hasta la puerta de dicha alcoba con suma cautela, esta se encontraba mínimamente abierta. Yuri asomó cuidadosamente su cabeza para que sus ojos quedaran en el medio del minúsculo espacio.
Victor hocicaba el cuello de Yuuri con cariño, sus manos haciéndole cosquillas con delicadeza, con una suavidad con la que nunca antes había visto tratar a nadie, ni siquiera a él mismo. Besaba su cuello y su cabello y su mejilla amorosamente, luego bajó hasta su clavícula. Yuuri estaba completamente sonrojado, y reía lleno de regocijo, se notaba que estaba disfrutando de aquel momento tan íntimo.

"Cielo, basta, Yuri nos va a escuchar" Dijo a lo que Victor acariciaba su espalda con sus labios

"Eres tan hermoso... Yuuri" Lo miró a los ojos y lo tomó de la mano

Lo abrazó con su brazo libre, y el japonés hizo lo mismo, luego de mirarse a los ojos tiernamente y acariciar sus mejillas con la mano del otro, compartieron un beso, tan romántico, tan puro y verdadero, y sin embargo tan lleno de pasión...

Yuri no pudo evitar hacer un gesto de asco, como si hubiese acabado de chupar un limón. Se alejó de la puerta y caminó hasta la de su propia habitación.

'Qué asco...' Pensaba mientras arrastraba sus pies hasta el cuarto, 'Acabo de ver a mis padres besarse' Abrió la puerta de madera blanca

Tan pronto como la cerró, apagó la luz y se golpeó la cabeza, toscamente.

"QUÉ. MIERDA..." Murmuró para él mismo, "¿Yo pensé eso? ¿Mis padres? ¿MIS PADRES?"

Sacudió la cabeza y se acostó. Qué día más largo. Se acomodó entre las sábanas y sonrió. Sí, ahora eran sus padres...
Se durmió aquella noche pensando en que debería crear un álbum de fotos nuevo.