Disclaimer: Harry Potter, su mundo y sus personajes le pertenece a la maravillosa J. K. Rowling.
Estaban todos los estudiantes reunidos en el Gran Comedor. Era la hora del desayuno y, como era normalmente, todos estaban comiendo, hablando y esperando a las lechuzas con su correo.
En todas las mesas se encontraban las cuatro casas, con sus siete años. Harry Potter estaba cursando su quinto año en Hogwarts, año que no le estaba yendo bien. El Profeta estaba diciendo un montón de mentiras, por presión del Ministerio de Magia y eso hacía que nadie le creyera. Solamente sus mejores amigos, Hermione y Ron, le creían y algunos alumnos de su casa y de otras casas. Por eso, no era su mejor año.
En la mesa de profesores se encontraban todos reunidos y, para lastima de los alumnos y profesores, se encontraba Umbridge, la profesora con cara de sapo.
Así que era un día normal en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Era tan normal como lo podía ser, el Ministerio ocultando la verdad. Estaban todos desayunando cuando, de repente, un humo negro aparece, dejando caer una carta enfrente del Profesor Dumbledore.
Todo el comedor quedó en un silencio sepulcral. Nadie emitía ni un solo sonido. Todos los alumnos y profesores miraban a Dumbledore, intrigados. Después de un tiempo, en el que nadie habló ni hizo nada, el Profesor Dumbledore agarró la carta y la abrió.
-Si todos están de acuerdo, leeré la carta-informó el profesor, mientras que desplegaba la carta. Y empezó a leer:
Queridos Hogwarts:
Se estarán preguntado qué es esto. Bueno, es una carta. Nosotros somos de otra época, y queremos cambiar algunas cosas. Para eso, luego de haber leído esta carta, aparecerán unos libros, exactamente 7. Estos libros son del pasado y del futuro de una persona, persona que se ha enfrentado a muchas situaciones que no se tendría que haber presenciado. Para eso, después de que se lea esta carta, aparecerán unas personas del presente, y otras que, algunas personas, se alegraran de ver. Vienen del pasado, y se quedarán para cambiar algunas cosas que no tendrían que haber pasado.
Sin más que decir. Disfruten las lecturas.
P&W, Cía.
PD: todo lo que dure la lectura, se quedarán en el Gran Comedor. Nadie puede salir.
Cuando terminó de leer, todos se quedaron impresionados. Nadie esperaba esto. La única que estaba feliz era Umbridge. "Tengo con qué justificar que Potter, lo que está diciendo, es mentira" era lo que la querida profesora estaba pensando.
Como para agregar más impresión a los alumnos, se abrieron las puertas y entraron un grupo de personas. Esas personas eran: los Weasley's, los que no se encontraban en el colegio, Remus Lupin, Nymphadora Tonks, Alastor Moody, Kingsley Shacklebolt, el propio Ministro de Magia, Cornelius Fudge y Sirius Black.
Todos los alumnos se sorprendieron de ver al prófugo Sirius Black. Algunos soltaron gritos de impresión. Dolores Umbridge saltó, inmediatamente, luego de verlo.
-¡ARESTENLO!-gritó-. ¡ARESTEN A SIRIUS BLACK!
Nadie se movió, el único que reaccionó fue Harry.
-No se atreva a hacer algo-gruñó.
-No te preocupes, ahijado-le dijo Sirius, antes de que dijera algo más-. Ya se enterará de que soy inocente. O si no…
Umbridge se encogió en su asiento por lo dicho por Sirius. Acto seguido, Harry saludó a su padrino con un abrazo. Luego, saludó de la misma forma a su tío, es decir, a Remus.
Lo mismo hicieron los Weasley que se encontraban en el año escolar. Ron, Ginny, Fred y George saludaron a sus padres, a Bill y a Charlie. Percy también estaba, pero no se había acercado, solamente estaba al lado del Ministro.
-Señores, me alegro que se saluden, pero tienen que tomas asiento-dijo el profesor Dumbledore, con una sonrisa en la cara.
Todos se fueron a sentar en la mesa de Gryffindor, menos el Fudge y Percy, que se fueron a sentar en la Mesa de los Profesores.
-¿Por qué están acá?-preguntó Ron a sus padres, pero los escucharon todos los recién llegados.
-Estábamos todos en el cuartel, cuando apareció una carta de la nada diciendo que vendríamos al castillo por algo en especial-le contestó Remus.
-Y que leeríamos unos libros-le siguió Sirius, mirando a Harry. Él ya se imagina de quién serían esos libros.
-También, que personas del pasado vendrían-terminó de decir Molly, pensando en sus hermanos.
Todo el comedor estaba comentando lo ocurrido. Algunos no podían creer que Sirius Black, el prófugo, estuviera con ellos y que nadie lo arrestara. Y que Harry lo haya saludado con naturalidad. Podrían haber seguido hablando, pero hicieron silencio, cuando se abrieron, nuevamente, las puertas del Gran Comedor.
Esta apertura de las puertas y la vista de quienes eran esas personas, fue la que conmocionó a muchas personas. Nadie hablaba. Hasta los profesores se habían quedado mudos por la impresión.
Los que estaban más afectados eran Sirius, Remus, Molly, Harry y Neville. No podían creer lo que estaban observando sus ojos. El motivo por lo que se encontraban en ese estado era simple: había personas que no pensaron volver a ver, nuevamente.
La primera en salir de su estado, fue Molly. Salió corriendo de su lugar y se abrazó a dos hombres iguales.
-Gideon, Fabian-decía una y otra vez, mientras que sollozaba en los bazos de ellos.
-Ya tranquila, hermanita-le decía uno.
-Que nos estás asfixiando-terminó de decir el otro.
Y los dos se largaron a reír a carcajadas. Molly sonrió, feliz de poder escuchar las bromas de sus hermanos gemelos.
-Paren-les cortó, mientras que los agarraba de las manos a los dos-. Les tengo que presentar a alguien.
Y ella se los llevó a dónde se encontraban los demás miembros de la familia.
A otra persona, o mejor dicho, personas le pasaba lo mismo.
Cuando Sirius y Remus reconocieron a las otras personas que se encontraban, no dudaron en salir corriendo a su encuentro.
-James-dijo Remus.
-Pelirroja-dijo Sirius.
Y los dos se abrazaron con otras dos personas. Esas dos personas eran James Potter y Lily Potter, antes Evans, los padres de Harry.
-Canuto-le dijo James a Sirius, mientras que se abrazaban.
-Remus-le contestó Lily a su mejor amigo, mientras que hacía lo mismo que su marido.
Luego de que se separaran, Sirius y Remus saludaron de la misma forma a las otras dos personas que faltaban.
Sirius saludó a un hombre, mientras que Remus a la mujer.
-Frank.
-Alice.
Sí, eran los padres de Neville, Frank y Alice Longbottom, los padres de Neville.
Luego de que todos se saludaran, Remus se percató de las miradas que les estaban dando Harry y Neville.
-Chicos-los llamó-, quiero presentarles a algunas personas.
Mientras que lo decía, se había acercado a ellos dos y había puesto una mano sobre el hombre de ellos y los estaban guiando a dónde se encontraba Canuto.
-James, Lily, Alice, Frank-empezó a decir el hombre lobo-. Quiero presentarles a Harry James Potter y Neville Longbottom.
Ante esas palabras, Lily y Alice fueron las primeras en reaccionar. Las dos se fueron a abrazar a sus propios hijos. Y ni Harry ni Neville pudieron aguantar más las lágrimas. Los dos lloraban abrazados con sus madres. Luego, se les sumaron James y Frank. Así pasaron unos minutos, luego se separaron y empezaron a hablar.
-Cornamenta, pelirroja-les dijo Sirius, mientras que pasa un brazo por los hombros de ellos-. Les presento a Harry, su hijo.
-No me había dado cuenta-Lily le contestó, sarcástica-. Gracias Sirius, por la información.
Sirius empezó a reír a carcajadas. Le tomó unos minutos en recuperarse.
-Como extrañaba esto. Bueno como iba diciendo, es su hijo. Es igual a James, pero los ojos son los tuyos, pelirroja-siguió diciendo Sirius-. Tiene el carácter de los dos pero, cuando se enoja, sale a la vista el carácter Evans.
-¡Ey!-dijeron madre e hijo.
-También tiene la curiosidad de ambos, y ser taaaan pesimista como Cornamenta-siguió diciendo Sirius, haciendo como si no hubiera escuchado eso.
-No soy pesimista-dijeron James y Harry.
-Sí-contestaron Remus, Ron y Hermione. Ellos se habían acercado a dónde se encontraban las dos familias juntas.
-Gracias chicos-le dijo Harry a sus dos mejores amigos, molesto.
-De nada-le contestó Ron, riendo.
-Ellos dos son mis amigos, Ron Weasley y Hermione Granger-dijo Harry a su padre y madre.
-¿Y vos, hijo?-le preguntó Alice a Neville.
-Él sacó cosas de los dos-empezó a decir Remus-. Tiene la misma memoria que Frank y es igual que vos.
-También es un buen amigo-siguió Harry.
Alice le sonrió a su hijo.
Antes de que alguien pudiera decir algo más, la profesora Mcgonagall habló.
-Me alegro de que estén todos y que estén compartiendo cosas, pero se tienen que sentar. Hay que empezar a leer-dijo la profesora en un tono rudo, pero en sus ojos se notaba que estaba emocionada de ver a sus dos mejores alumnos estar con su hijo.
Luego de esas palabras, se fueron sentar a la mesa de Gryffindor. Todos los ocupantes estaban impresionados. Se sentaron y saludaron a Molly y a Arthur.
-Como estamos todos, comenzaremos a leer-dijo Dumbledore, con ojos emocionados-. Profesora Mcgonagall, ¿haría el favor de leer?
-Por supuesto, profesor-contestó, mientras que agarraba el libro-. Se titula: Harry Potter y la Piedra Filosofal.
Hola!
Nueva historia. Se me ocurrió el otro día. Hay muchos así, pero casi todos los dejan por la mitad y nada más. Y se me ocurrió hacer uno mío, y tratar de completarlo y no dejarlo por la
Bueno, no digo más. Espero que lo disfruten. Dejen review, si quieren que continúe xD
Besos,
Belén.
