Me moría por escribir un crossover y por fin se me da. Daré lo mejor de mí para que todo el mundo esté en personaje y que ustedes, los lectores, disfruten lo que mi mente imagina.

Sumario: Crossover con Harry Potter y la Orden del Fénix. Post- Conquistador de Shambala. Luego de volver a Shambala junto con su hermano y vivir una época tranquila, durante una misión Alphonse vuelve a pasar por la Puerta y termina en Hogwarts. ¿Qué será de nuestro joven alquimista en un lugar donde su don no funciona?

Disclaimer: Fullmetal Alchemist y Harry Potter no me pertenecen. No obtengo ningún tipo de beneficio al publicar esto y sólo estoy para entretener al público.


Prólogo:

"El hombre no puede conseguir algo, sin dar algo a cambio. Para crear una cosa, debes pagar con otra del mismo valor." Esa es la Ley de la Equivalencia de Intercambio de la Alquimia.

Se podrían resumir todas las aventuras y desventuras por las que pasamos mi hermano y yo por esa premisa. Pero esos mismos sucesos hemos aprendido que algunas veces se paga un precio alto, otras un precio bajo y en circunstancias especiales, no se paga nada.

Por los mismos eventos descubrimos que lo que se encuentra detrás de Puerta no es nada más que un mundo alterno, donde otras versiones de nosotros mismo existen. Por un largo tiempo vivimos en mundos diferentes; gracias a un sacrificio nos reunimos y gracias a un milagro, ambos volvimos a casa.

Tengo 15 años y trabajo como alquimista junto a mi hermano. Antes solíamos viajar por el país haciendo investigaciones y encarcelando criminales que deseaban usar la alquimia para hacer daño. Pero recientemente mi hermano ha podido salir de Central, así que me corresponde trabajar por mi cuenta.

Y por mí está bien, porque sé que soy muy capaz.

La misión de hoy era igual a muchas que ya había tenido. Un alquimista malvado, escondido en una gran y extravagante estructura (edificio, mansión, castillo) a las afueras de un pueblo humilde, haciendo experimentos con animales y personas y tratando de crear una Piedra Filosofal.

Una entrada silenciosa, unas cuantas trampas, cortar la electricidad y atacar mientras estuviera confundido. Los procedimientos de costumbre. Pero un círculo de transmutación se activó y ahora todo es negro.

Hermano¿adónde iré?


Albus Dumbledore se encontraba en su oficina mirando el paisaje a través de su ventana mientras esperaba la llegada de una antigua alumna. Su mirada se posó sobre el diario El Profeta, cuyo titular leía "Dumbledore Pierde la Razón. Personajes de la Comunidad Exigen su Retiro". Todo el verano había sido lo mismo. El Ministerio se había tomado muy a pecho su anuncio acerca del regreso de Lord Voldemort. No le creían, y Fudge estaba bajo la impresión que Dumbledore deseaba crear pánico en la comunidad mágica para quitarle su puesto.

Los retratos de los antiguos Directores de la escuela charlaban amenamente y los artefactos que se encontraban esparcidos por la oficina emitían sus sonidos usuales mientras el anciano continuaba pensativo.

La situación se había agravado cuando avisaron que enviarían a un trabajador del Ministerio (una desagradable mujer llamada Dolores Umbridge) como profesora para la materia de Defensa de las Artes Oscuras. Como dice el dicho: las cosas, si no mejoran, sólo pueden empeorar. El día de ayer Umbridge había venido al castillo para presentarse ante el Director y el resto de los profesores. La reunión fue interrumpida por la profesora Grubbly-Plank, la suplente de Hagrid, para avisarle sobre un niño que fue encontrado inconsciente a las afueras del Bosque Prohibido.

Dumbledore rápidamente canceló la reunión y fue a ver al pequeño que ya se encontraba en la Enfermería con la señora Pomfrey.

Era un niño rubio, apenas entrando a la adolescencia y algo rellenito. El desconocido se encontraba dormido profundamente. La señora Pomfrey dijo que no tenía nada grave, sólo un golpe en la cabeza y estaba algo deshidratado. Le había dado una pócima para que descansara y cuando despertara iba a estar en condiciones de decir quién era y de dónde venía.

Pero algo había captado la atención del viejo mago. Las ropas del muchacho. No eran túnicas como usan los magos, y aún así eran algo extravagantes para lo que usan los muggles. En la espalda de su abrigo rojo llevaba impreso el dibujo de una cruz con una serpiente enrollada, y sus guantes tenían unos dibujos que había visto anteriormente pero de los que no sabía mucho.

Y es por eso que el día hoy esperaba a la única persona que le podría dar respuestas.

Tocaron tres veces la puerta de su oficina. Tanto el murmullo de los retratos como los sonidos graciosos que emitían sus artefactos quedaron en silencio.

"Adelante." Dijo Dumbledore, dándose la vuelta para darle la bienvenida a su invitada.

"Disculpe la tardanza, Director." La puerta se abrió para revelar a una mujer de expresión severa. Su cabello era negro y ostentaba varias trenzas pequeñas que iniciaban en su cráneo. Estaba vestida con una túnica blanca abierta y debajo de esta llevaba un conjunto negro cuya parte superior revelaba un poco de escote y un tatuaje rojo de una cruz con una serpiente enrollada sobre su seno izquierdo, justo donde se encontraba su corazón.

"Para nada. Me alegra que hayas podido venir tan rápido, Izumi." Le contestó el anciano, extendiendo su brazo para indicarle que tomara asiento. "Por favor, me enteré que acabas de dar a luz."

La mujer negó con la cabeza. "Me encuentro bien. Aún así, tengo algo de prisa. Por favor dígame para qué me llamó, Director."

Dumbledore asintió y caminó hasta donde se encontraba la mujer de cabellos negros. "Izumi, en primer lugar quiero que me digas lo que piensas acerca de mi anuncio sobre Voldemort."

Izumi lo observó por unos momentos y luego su mirada se relajó un poco. Cuando le respondió, su tono de voz ya no sonaba tan severo e indiferente. "Director, confío plenamente en su palabra. Si usted dice que Aquel-Que-No-Debe-Ser-Nombrado ha vuelto, entonces es cierto y es motivo para que tengamos cuidado."

Los ojos del mago brillaron y una sonrisa se dibujó en su anciano rostro. "Me alegra saber que te tengo de mi parte, Izumi. Ahora, quiero mostrarte algo… o más bien a alguien… Creo que eres la única que puede ayudarme a descubrir qué sucede."

Dumbledore la guió fuera de su oficina y ambos se encaminaron hacia la Enfermería. La mujer de cabellos negros encontraba la situación algo extraña porque para estas fechas nadie, además de los profesores, debería estar en el castillo, pero prefirió guardar silencio. Al entrar al lugar, vio al instante a un muchacho rubio tendido en una cama. El anciano la miró de reojo. "¿Conoces a este niño?" Le preguntó.

La mujer negó con la cabeza. "¿Por qué me pregunta eso¿Qué tiene este niño de especial?"

Dumbledore suspiró y se acercó a la cama. "Encontramos a este niño desmayado a las afueras del Bosque Prohibido el día de ayer. Estaba algo maltratado y deshidratado. Decidí dejarlo aquí porque necesitaba preguntarte algo."

"Pero ya le dije, no lo conozco."

"Sí, ya me dijiste eso. Pero mi pregunta es otra." El mago tomó el abrigo rojo que se encontraba doblado al pie de la cama del niño y lo extendió para mostrar el dibujo que tenía. Era el mismo tatuaje que lucía ella en su pecho. La mujer se sorprendió bastante y volvió a mirar al niño. "No podía recordar si era el mismo diseño, pero me acabo de cerciorar que sí lo es. Además…"

Las mejillas de Izumi se tiñeron de rosa, pero su rostro permaneció serio. "Vaya, jamás pensé que se fijaría en mi tatuaje, Director." Cuando volvió a mirar a Dumbledore, el Director le estaba pasando dos guantes blancos con unos diseños. Esta vez la mujer abrió los ojos como platos y contuvo el aliento mientras tomaba los guantes y los examinaba. Reconocía los diseños, eran círculos de transmutación.

"Pero¿cómo…?"

"Eso es lo que me gustaría que me contestaras, Izumi…" Dijo Dumbledore. El anciano iba a decir otra cosa, pero la puerta de la Enfermería se abrió estrepitosamente para revelar a una mujer baja, regordeta y con cara de sapo, seguida por un enojado Snape y una profesora Sprout sin aliento. Izumi escondió disimuladamente los guantes en su bolsillo al reconocer a la mujer regordeta.

"Lo siento… Director… le dije… que te… tenía… visitas." Murmuró la profesora de Herbología.

La mujer con cara de sapo paseó su mirada por la habitación. Vio a Dumbledore, la persona que buscaba, a un niño inconsciente, y eso le pareció raro, y luego a la mujer que la miraba con sumo desagrado. Sus labios se extendieron en una macabra sonrisa. "Oh, vaya, pero si eres tú, Izumi querida. Tenemos tiempo sin vernos¿cierto? Fue desde… desde… ¡Ah, sí! No nos vemos desde que te despidieron de tu puesto en el Departamento de Misterios. ¿Cómo te trata la vida?"

"Dolores." Dijo Izumi, haciendo un ademán con su cabeza en señal de saludo. Su rostro lucía como si acabara de tomarse el jugo de un limón sumamente agrio. "Severus, señora Sprout. Un gusto verlos de nuevo."

La profesora Sprout le sonrió amablemente como saludo y Snape le hizo otro ademán con la cabeza para contestarle.

"Ehem… Comprendo que la profesora Sprout me haya… escoltado… amablemente hasta donde se encontraba el Director, pero… profesor Snape¿qué hace usted aquí?" Preguntó Dolores, sus ojos saltones volvieron a caer sobre el niño en la cama y frunció el entrecejo.

Antes de que Snape le respondiera (o la insultara), Izumi se adelantó. "Severus y yo fuimos compañeros de clases mientras estuvimos en Hogwarts. Como tenía que venir a reunirme con el Director, me pareció agradable avisarle que estaría en la escuela. ¿Entiende? Por los viejos tiempos." La pelinegra dejó escapar una risita azucarada que no podía ser más que falsa.

"Ya veo, según me han dicho, el embarazo hace que las mujeres se comporten de manera extraña." Comentó Dolores.

Justo en ese momento, el niño abrió los ojos y vio a todos los presentes. Su rostro lucía bastante confundido.

"Oh¿y quién podría ser este querubín?" Preguntó Dolores. El niño frunció el entrecejo. ¿Por qué esa mujer le estaba hablando como si fuera un bebé?

"Vamos, dile tu nombre." Izumi le dijo. Estaba bastante interesada por el niño, pero no podía permitir que la bruja de Dolores sospechara de la situación. Dumbledore ya se lo había comunicado con una mirada.

El rubio vio a la mujer de cabellos negros y tragó saliva. "¡Maestra Izumi!" Pensó para sí, pero algo en su interior le dijo que no era la misma. Ella había muerto. Esto sólo podía significar que se encontraba en otro mundo. El pequeño bajó la mirada, observando detenidamente su regazo y pensando qué debería hacer. Su única opción era confiar en la versión de la maestra Izumi de este mundo. Luego podría arreglar los demás. Cuando levantó el rostro, su mirada lucía un poco más determinada. "Mi nombre es… Alphonse… Alphonse Elric."

"Elric… como aquel hombre." Pensó para sí Izumi.

"Dime, querido. ¿Qué estás haciendo aquí en la escuela durante las vacaciones?" Volvió a cuestionar Umbridge.

"Bueno… yo…"

"Tendrás que perdonar a mi sobrino, Dolores." Interrumpió Izumi, acercándose a la cama y colocando una mano sobre la cabeza de Alphonse. "Verás, es el hijo de un primo de Sig que falleció recientemente y ahora vive con nosotros. Como es la primera vez que asistirá a la escuela, está bastante emocionado y no podía esperar para ver los terrenos. ¿Ya ves por qué te dije que no debías volar con tu escoba por aquí? Probablemente algún hechizo que protege el castillo te golpeó y caíste. Tuviste suerte de que no fuera nada grave, Al."

Los ojos del joven Elric se aguaron. No era la Izumi de su mundo, pero era igual a ella. Y estaba viva. Alphonse decidió no hablar y sólo asintió.

"¿Cómo es eso de que será su primera vez en la escuela?" Umbridge encontraba la situación bastante extraña. Había cosas que no quedaban claras.

"Su padre fue su tutor." Respondió la pelinegra con seguridad.

En ese instante la señora Pomfrey entró a la enfermería y les pidió a todos que salieran para examinar al pequeño. Alphonse tomó la mano de Izumi y con sus ojos le expresó claramente que no quería que se fuera. "No te preocupes. Tengo que atender unos asuntos y cuando terminen de examinarte, podremos volver a casa." Antes de soltarse le regaló una sonrisa.

Una vez afuera de la Enfermería, Dumbledore miró a todos los presentes. "Bueno, profesora Umbridge, pasemos a mi oficina para terminar nuestra reunión de ayer. Izumi…" Dijo el anciano antes de retirarse con Dolores. "Antes de que te lleves a tu sobrino, pasa por mi oficina. El Sombrero debe decidir a qué casa irá." Dicho esto, el Director desapareció por el pasillo a largos pasos, seguido por Umbridge que tenía que esforzarse bastante para estar a la par con su caminar.

La profesora Sprout se despidió de Izumi, diciendo que tenía que atender las plantas que utilizará para este año y que será un placer darle clases a su sobrino.

Cuando Snape e Izumi quedaron solos, un pesado silencio se hizo presente. Una media sonrisa se plasmó en el rostro del profesor de pociones. "¿Sobrino? Pensé que tanto el padre como la madre de Sig eran hijos únicos."

Izumi, que encontraba mirar la pared mucho más entretenido que mirar a su antiguo compañero, le respondió. "Lo son."

"Y me conmueves… 'Me avisaste que vendrías para encontrarnos y saludarnos porque somos antiguos compañeros.' No sabía que la vida de casada te había hecho tan mentirosa." Le espetó el hombre.

"Y no sabía que la vida después de la Marca Tenebrosa te había convertido en un peor amargado de lo que eras antes."

Snape cerró su puño con fuerza y tuvo que morderse la lengua para no responder de mala manera ante esas palabras.

"Pero… gracias…" Continuó la pelinegra, viéndolo a la cara por primera vez. "Gracias por no decir nada, Severus. Me alegra que a pesar de que ya no seamos tan cercanos, todavía me protejas la espalda."

El silencio volvió a reinar hasta que la señora Pomfrey salió de la Enfermería para avisar que todo estaba bien. Izumi le preguntó si tenía por ahí alguna túnica para que Alphonse se vistiera, ya que sus ropas estaban sucias y no quería que saliera de esa manera.

"Claro, debo de tener alguna de su talla guardada. Iré a buscarla." Antes de irse, la enfermera de la escuela se volteó y le sonrió. "Por cierto, muchas felicidades por el nacimiento de tu bebé." Al decir esto, la mujer se retiró.

Snape hizo una mueca amarga mientras Izumi todavía le daba la espalda.

La pelinegra abrió la puerta y se disponía a entrar cuando se dio cuenta que el maestro de Pociones iba a entrar detrás de ella. Antes de que el hombre diera un paso más, ella la detuvo.

"Lo siento, Severus, pero debo pasar tiempo de calidad con mi sobrino, si no te importa."

Snape volvió al fruncir el entrecejo, y sin decir una palabra, se dio la vuelta y se marchó por el pasillo. Su larga túnica negra ondeaba detrás de él como si fuera un fantasma en pena.

La mujer suspiró al verlo irse y entró a la habitación.

Alphonse todavía se encontraba sentado en su cama, viendo al vacío. Cuando Izumi se hizo notar, el rubio la miró.

"Tú y yo… debemos hablar."


Hasta aquí, sino arruinaría el próximo capítulo. Espero que les haya gustado y me agradaría escuchar sus opiniones porque es la primera vez que escribo acerca de FMA.

Por cierto, me gustaría saber que opinaría el público en general si Alphonse hace pareja con alguna chica. ¿Les gustaría que fuera alguien de Harry Potter (que ya decidí quién será) o alguien nuevo? Recuerden que estoy aquí para complacer.

En el próximo capítulo, Alphonse e Izumi conversan. ¿Por qué Izumi sabe acerca de los círculos de transmutación si en este mundo no se práctica esa ciencia? Alphonse se prepara para su entrada a Hogwarts¿cómo le irá? Y un encuentro con el famoso Harry Potter. Eso lo veremos en la siguiente ocasión.

¡Gracias por leer!