Abrió sus ojos abruptamente, de nuevo soñó con aquel día de mierda, no exageraría al decir que fue el peor de su miserable y puta vida. Se levantó de su "cama" pues sólo eran un montón de colchas y almohadas amontonadas en el suelo de una habitación de paredes negras y gastadas. Suspiro mientras entrecerraba sus orbes violetas y camino a una de las puertas borgoña que adornaban la estancia. Daba a una habitación donde se guardaba ropa, está tenía 2 puertas; una que daba a su alcoba y otra que daba a un pasillo de un edificio a punto de derrumbarse. En esa habitación había montones de zapatos, tanto como para hombres como para mujeres o niños de ambos sexos. También ropa para todo tipo de ocasión, claro que de 2° mano.
En ese lugar no tenían el dinero como que para que cada uno tuviera siquiera un pequeño armario, como así no tenían para ropa para cada uno, por lo que simplemente juntaban lo que tenían y lo compartían entre todos los que vivían en la estructura. Cogió una campera negra con capucha, era de hombre, por lo que le quedaba grande. Aun así se quitó la camiseta básica blanca que traía sobre su desnudo cuerpo y colocó directamente su campera, luego ocultó sus piernas y bragas de vistas indeseadas con un pantalón ajustado negro, terminando con zapatillas de skate negras y blancas en sus pies, con caña.
Salió al pasillo y empezó a caminar a las escaleras. El edificio no tenía ascensor, pues eran meramente 4 pisos y nadie estaba incapacitado de alguna manera, pero si ese fuera el caso, el 1° piso se disponía de una enfermería/hospital en malas condiciones, pero ideal para tratar cualquier herida. Bajo a trote ligero. Los cuartos para dormir estaban en el último piso, el tercero era una clase de lugar de entretenimiento equipado con variadas consolas de última generación que los más pequeños se encargaron de robar, videojuegos, una mesa de pool y póker, un futbolito, tenía un pinball, y más juegos y cosas puramente para la entretención de los niños y adolescentes. El segundo era para entretención más adulta, tenía un bar, un escenario con caño, mesas para comer y beber, básicamente un bar de mala muerte que era 24/7, tenía personas suficientes para mantener ese tipo de servicio, además había habitaciones dedicadas puramente al más lascivo de los coitos.
El primer piso donde se dirigía era todo lo administrativo y médico del lugar. También había 2 maneras de llegar al 2° piso, por la escalera puramente para el personal o una que estaba por fuera y era por donde entraban las personas "invitadas". Como no era su caso, simplemente salió por la puerta "principal" de la estructura, mientras saludaba con su mano alzada a las personas que trabajaban para ella. Por qué sí, ella era la gerente del lugar, pero no la dueña y tenía que cuidar de su familia que era conformada por todas las personas que trabajan en la estancia, desde el más joven, al más viejo.
Empezó a caminar por el asfalto, puede que avanzará por el medió de la calle pero estaba segura de que ningún vehículo iba a siquiera rozarla, ya que ese lugar... en esas horas siempre estaba llenó, siempre y en cierta parte de la calle no se podía avanzar con vehículo y debían caminar. Así de exitoso era el bar de mala muerte en una de las grandes ciudades de Italia. Aunque ya no era tan mala muerte cómo hace 5 años, cuando le dejaron aquel bar, sólo era ella y su mejor amiga y autoproclamada "mano derecha", Eis Warner.
Ella era una mujer de personalidad amable y sádica, un poco extraño, con el tiempo se dio cuenta ya de que era una mujer explosiva y bastante bipolar. Pero no se podía quejar, con la vida de mierda que a ambas les tocó vivir. La fémina tenía unos profundos orbes azul marino que brillaban en amabilidad, cuando se enojaba, brillaban en el más frío sadismo. Su cabello era largo y de un negro azulado, cubría hasta su media espalda con algunas ondas y puntas en un hermoso color cian.
Salió de la tienda en donde pasó a comprar una cajetilla de cigarrillos, necesitaba uno, pues ya se sentía estresada y no tenía ningún hombre con quien poder pasar una agradable noche. Por lo menos así era desde que él se marchó, no estuvo con ningún hombre después de aquel. Quién aún la hace suspirar en sus sueños. Saco una colilla y guardo una de sus puntas entre sus labios, luego saco un encendedor y con una mano cuidando que al fuego no le llegará ningún viento que lo apagará encendió aquel lento pero mortal veneno. Camino perdiendo su mirar en el hermoso cielo estrellado de esa noche y la luna. Ah, la luna, el astro rey de la oscuridad, la Reina que ve y cuida lo que su Rey ni puede ver ni proteger. Para ella, la noche era su dueña, mientras que el día era el dueño de cierta persona que siempre recordaría, en sus más hermosos sueños y en sus más horrorosas pesadillas.
• • • •
Miro la luna desde la ventana de su despachó, siempre la recordaba, jamás había noche en las cuales no soñara con ella. Se preguntaba en lo que estaría haciendo en ese preciso momento. Aunque lo suponía, pues era la gerente de un bar 24/7, tendría muy poco tiempo para dormir como Dios manda. Él no podía quejarse, seguramente el dispondría de más tiempo para dormir. Si su tutor espartano y su familia no le dejarán tantos problemas que se le enseñaban en papeleos que tenía que revisar y firmar. Lo cual significaba toneladas de papales que tenían que pasar por su mano y no podía llegar y firmar. No. Tenía que leer todo el maldito documento sino quería ser víctima de una estafa.
Lo cual parecía irónico si se consideraba su situación. Después de todo ¿Quién querría meterse con el Décimo Vongola o más conocido por Neo Vongola Primo? ¿Quién? ¿Se les ocurre alguien más que no sea Reborn o alguien que tenga su plena confianza? Yo, sinceramente no creo. Y lástima por el pobre diablo que siquiera intenté tal desfachatez. Por qué ahora, ya no era cobarde y su paciencia era puesta a prueba bastante seguido en el tipo de trabajo que le obligaron a tomar.
Aun así, hubo ciertas partes de su vida que pasaron solamente a que le obligaron a tomar el puesto. Pues pudo conocer a una mujer tan perfectamente imperfecta quién le regaló una hermosa historia de amor y su mayor tesoro; Ieyasu. Su adorado hijo de 4 años, quien aún no conoce a su madre. Sin embargo, jamás le preguntó por ella. Y él no tenía intención de hablarle a su pequeño hijo de su madre a menos que preguntará. Después de todo, que pasaba si Ieyasu no quería o no tenía interés en ese tema, además aún no la superaba como para hablar de ella imparcialmente o sin alterarse de alguna manera. Dos años de vida no se podían superar tan fácilmente. Ella se lo advirtió, pero no pensó que había calado tan hondo en su corazón.
Con ella jamás tuvo algo más que noches de placer y relajación. Siempre se encontraba con ella en la barra de algún bar. Admitía que la primera vez que intercambiaron más que palabras estaba medio pasado de copas, pero jamás pudo olvidar la primera vez que sus manos recorrieron el cuerpo de "esa" mujer, SU mujer. Fue un momento mágico, más cuando se quedaban en la mansión Vongola y compartían catre durante toda la noche. En esas circunstancias él despertaba primero y quedaba embobado observando la pacífica mueca que ella ponía en el 5° sueño. Claramente que también se ponía a admirar la silueta y piel de la fémina. Esa blanquecina piel que en algunas partes estaba oculta por tinta que la hacía resaltar y que la hacían ver como un maravilloso cuadro, esa tela lo volvía loco, jamás podría olvidarla. Cuando enterraba sus dedos en el largo cabello blanco que le cubría, el ese entonces, hasta la mitad del muslo. Como se hacía moños mientras estaba desnuda en la orilla de su cama, el sabor de sus labios, sus sonrisas picaras y ojos coquetos. El placer de ser reprochado por esos hermosos ojos bicolores, sin duda amaba la imperfecta perfección de esa mujer que lo traía arrastrando. Y a quien no había visto en 4 años, se preguntaba lo que sería de ella con esa vida que le tocó tener.
Agregando el hecho de que su hijo tenía bastantes similitudes con ella. Por ejemplo, se le hacía fácil saber cuándo alguien mentía, ni Hibari, Mukuro o Reborn podían ocultar algo o mentirle al pequeño. Todos pensaban que era por la Hyper Intuición, pero él sabía que había heredado esa habilidad de esa mujer, eso sí no quería decir que no la había heredado, pues estaba 100% seguro que el crío era su hijo y presentaba ya lo desarrollos de las habilidades de la Vongola. Otro ejemplo seria su cabello, el niño tenía el mismo problema que él en cuanto a la anti gravedad que presentaba su cabello puntiagudo, pero el color era un castaño casi rubio y no rubio de amarillo sino que era casi blanco. Sus ojos, que también eran como los de él cuando era pequeño, eran grandes y resplandecían en inocencia, sin embargo, el derecho no tenía la misma tonalidad que el izquierdo; pues el primero era de un color miel, mientras que el último de un color chocolate. Suponía que era debido a que la mujer tiene el cabello albino y su ojo derecho era de un gris casi blanco y el contrario era de un negro ónice. Por lo que su conclusión fue que el niño era la combinación perfecta de esa mujer y el.
Con un pequeño suspiro y una mirada nostálgica camino a su alcoba, ya terminó de firmar los problemas de sus guardianes y estaba cansado, ese fue un día agotador, aunque siempre eran agotadores aquello días donde sus guardianes salían y causaban destrozos. Por lo que cuando su cuerpo estuvo sobre la suave tela de su cama inmediatamente sus ojos se cerraron para volver a ser abiertos hoy, pero más tarde. Ya que eran las tres de la mañana.
