Disclaimer: JKR es la autora de todo. Yo sólo sé perder el tiempo.
Summary:La épica historia de amor entre la señora Norris y Basil el Basilisco. Es un reto, así que no preguntes.
Editado el 29/10/10
Serpentea
Basil era el rey del bosque, y hasta podría haber sido el de la selva si se lo hubiera propuesto. Lástima que no hubiera salido nunca de los terrenos del castillo. Bueno, en realidad nunca había salido del castillo. En eso iba pensando, arrastrándose por pasillo hasta que un siseo le hizo girarse y paró en seco. Levantó la cabeza con la elegancia que le caracterizaba y movió la lengua en un contoneo melódico que había aprendido en la última reposición del culebrón serpentil de moda.
Menudo agobio, la verdad. Todas las titis querían tener con él y, cuando llegaba la hora de la verdad, no pasaban de la primera cita. En realidad aún no existía hembra alguna que se resistiese a sus encantos en el primer contacto visual. Encanto serpentil, le llamaba, porque todas caían redondas. Hasta que la vio a ella.
Era preciosa. Meneaba las caderas con una elegancia y un porte que sólo una diosa podía tener, la pose de una reina, mirando altiva y por encima del hombro a todo el mundo aunque ella misma no fuese precisamente muy alta.
Basil, emocionado, parpadeó atento y serpenteó con rapidez por el pasillo, todos sus sentidos alerta. La gris minina seguía gateando sin percatarse de su presencia y eso le enfadó. ¿Es que acaso no se daba cuenta de que ÉL estaba interesado en ella, de que la seguía? NUNCA le habían ofendido de esa forma. Pero quizás estuviera ciega, así que decidió acercarse a ella y presentarse.
Cuando se lo propuso, la señora Norris se paró en seco. Basil pensó que por fin iba a pararse para charlar con él pero entonces se dio cuenta de que la gata estaba sacudiéndose el agua que acababa de mojarla entera. Atónito, siseó enfadado y decidió no respirar.
Fue entonces cuando la señora (señorita, ejem) Norris se giró, curiosa, y reparó en el verde y escultural cuerpo de su pretendiente. Atontada por el brillo de su piel a la luz de los candelabros del castillo, levantó la mirada hasta quedar prendada de sus ojos ambarinos. Cayó en sus redes inmediatamente. Basil, sonriendo con anticipación, serpenteó hasta ella y se quitó una pelusilla inexistente de su cascabel cuando la fémina cayó rendida a sus pies, petrificada de amor.
El basilisco siseó contento y siguió su camino. Otra mujer que caía ante él. Si es que estaba hecho un chaval aún.
Meses después, cuando la señora Norris se enterase de que su enamorado había caído ante Harry Potter, juraría venganza en nombre de Basil y no dejaría ni a sol ni a sombra al mocoso con la frente rajada.
Y esta es, queridos amigos, la historia de un amor que serpentea y que no conoce límites de razas ni de… sexos. Porque lo que nunca supo la señora Norris fue que la bonita pluma que había encima de la cabeza de Basil no era un sombrero, sino el indicador de que era una mujer y no un hombre
Pero eso es otra historia que ya contaré en otra ocasión.
Escrito como respuesta al reto de neyade. ¡Muchísimas gracias por leer! Sobre todo a los que os tomáis la molestia de dejar un RR.
