Tú, que eres el Triunfador.

Los juegos ya se habían terminado, y él había ganado, cierto que había hecho cosas de las que no se

sentía para nada orgulloso, y aunque gracias a ellas había conseguido salir con vida de la arena, no

había sido un camino de rosas. Había engañado a las personas que le habían perdonado la vida, y

más tarde había matado a una de ellas solo para poder volver a casa, a su distrito, con su familia.

Ellos lo entenderían, sabían que lo había hecho para poder vivir y para no tener que vivir con miedo

nunca más, para poder llevarse a sus padres a la aldea de los triunfadores y tener la vida que siempre

había querido para ellos.

Los focos del escenario donde Caesar Fickerman le esperaba sentado en su sillón para proceder a la

última entrevista oficial del año le apuntaban como aguijones de rastrevíspulas y le hacían sudar como

la primera vez que se había visto obligado a sentarse delante de una multitud que aclamaba su

nombre justo un mes antes.

Caesar le hacía señas para que se acercase, pero no tenia fuerza suficiente para moverse. Una joven

avox le dio un ligero golpe casi imperceptible para que comenzase a avanzar, cuando el muchacho giró

la cabeza para ver quien le había empujado, se horrorizó aún más, eran sus ojos marrones y

almendrados, su cabello negro y alborotado, su nariz y sus labios, perfectamente copiados de ese

último cadáver que había caído luchando, esa chica, con la que había hecho una alianza y a la que

pocos días más tarde tubo que matar, había sido la única a la que habría preferido no tener que

matar, y aún así había sido la única persona a la que se había visto obligado a matar.

Estaba muerta, pero seguía allí, de pie, mirándolo fijamente con sus ojos castaños y su tez pálida, el

joven se mareó ante aquella visión, todo a su alrededor se fundió en negro y solo quedo ella, fue

entonces cuando la avox hablo con su voz, la voz de ella.

"Ahora que has ganado, sal ahí, diles lo que quieren oír, diles por qué me mataste, diles, que no sientes

haberlo hecho, que tenías que hacerlo para sobrevivir, por que es eso lo que ellos quieren oír. Tú, que eres el

Triunfador, debes hacer lo que se espera de ti"

La muchacha desapareció y él volvió a estar en frente de una multitud extravagante, los focos

volvieron a entorpecer su visión, y se desmayó dejándose llevar por la oscuridad.