Hola a todos.

Bueno, pues antes que nada, dejenme presentarme, yo soy dark dragon Hades y aki traigo mi segundo fic y primero de anime, el anterior fue el de Harry Potter y el Poder de una Lagrima que aun no concluye, este es el primer capitulo de Este es mi Destino, sera el cap. piloto, dependiendo el auge que tenga, decidire si lo continuo o no, espero les agrade el piloto y bueno, aki vamos

Comencemos...


1.-Sentimientos

- Quítate del camino mocoso.

- ¿Por qué no se quita usted, viejo? – contesto el niño.

Un empujón fue lo que recibió el niño por haber respondido de esa manera al hombre.

El niño solo pudo ver con odio al hombre que lo empujo, y cuando se disponía a levantarse para darle un golpe, otro hombre llego por la espalda del primero y con la mano izquierda lo empujo hacía el suelo. El primer hombre al ver que alguien lo había tirado, se levanto con gran rapidez para poder encarar al segundo hombre, pero al verlo se detuvo.

- ¿Qué te pasa Iruka-san?¿Por que me tiras? – le pregunto al hombre que lo había derribado.

- Por que me estorbabas. Lo hice tal y como tú hiciste con Naruto – le contesto el hombre.

- No deberías defenderlo, tú sabes muy bien quien es – le dijo el otro hombre.

- Ya no pienso seguir oyendo tus idioteces, mejor lárgate ya – contesto Iruka con coraje en la vos.

El otro hombre se marcho, no sin antes dirigirle una mirada de odio a Naruto.

- ¿Estas bien, Naruto? – pregunto Iruka.

Naruto solo veía hacía el suelo y no contestaba. Iruka vio las manos de Naruto y se fijo en que las tenia cerradas en puño y le temblaban.

- Te invito a Ichiraku a comer un ramen – le dijo Iruka.

Naruto asintió con la cabeza y ambos comenzaron a caminar rumbo al lugar mencionado.


A la mañana siguiente, Naruto corría por el pueblo a toda velocidad, se dirigía a la escuela y ya se le había echo tarde, se quedo dormido y su despertador no había sonado. Iba pensando en que tenia que revisarlo, cuando de pronto choco con alguien, callo de espaldas y cuando se levantaba para ver con que o quien había chocado, un fuerte golpe lo volvió a tumbar en el suelo.

- Eres un Naruto-baka, ¿Por qué no te fijas por donde vas? – le decía una niña de pelo rosa de su edad.

- Sa…Sakura-chan, perdón, es que se me volvió a hacer tarde y esta ves si me mata Iruka-sensei – decía el chico con gran temor en la cara.

- Si el no te mata… te mato yo – le dijo la niña con verdadera rabia en el rostro –. No sirves para nada, no se para que estudias si no puedes mejorar ni un poco – termino la niña.

Naruto se levanto y comenzó a caminar rumbo a la escuela, no le hizo caso a la niña, ella al darse cuenta de la hora, salio corriendo hacía la escuela, sin preocuparse en mirar al niño.

Él niño iba pensando que a lo mejor ella tenia razón, todos decían que era un inútil, que no servia para nada, que solo causaba problemas, incluso había quienes le decían que era mejor que no hubiera nacido, y el comenzaba a creer que tal vez tenían razón.

Sumergido en sus pensamientos, llego a la escuela y no supo cuando, pero de repente sintió un fuerte golpe en la cabeza.

- ¡Naruto!, volviste a llegar tarde – le dijo Iruka.

- ¿Por qué me tenia que pegar? Iruka-sensei – le decía el niño mientras se sobaba la cabeza.

- No puedo creer que siempre llegues tarde, trato de ayudarte y no pones nada de tu parte, a este pasó, no lograras convertirte en Genin – le decía Iruka con molestia.

- ¿Y quien quiere ser Genin? Yo me convertiré en el Hokage. Seré el mejor de todos, Incluso voy a superar al Cuarto – decía Naruto con mucha decisión.

Todos en la clase comenzaron a reír por lo que Naruto había dicho y él volteo a verlos con odio.

- ¡Ya lo verán, yo seré Hokage y ustedes me respetaran! – les grito con odio.

Los niños rieron aun mas por la declaración del chico y este se sentía cada vez mas frustrado. Solo una niña lo miraba con asombro y al parecer también con respeto, tenía unos ojos color blanco con un toque violeta, asemejaban a unas perlas. Naruto por un momento la vio, cuando pasaba la mirada por todos los chicos que se burlaban de sus palabras, al darse cuenta de que ella era la única que no reía, algo que no supo describir en ese momento lo hizo sentirse extrañamente agradecido con ella. Ella al ver que el chico la veía, se sintió apenada y se sonrojo ligeramente, ambos se sintieron extraños al notar que sus miradas se encontraron eh incluso Naruto se sonrojo un poco.

- Ya basta, Naruto, hoy te sentaras junto a Hinata, no quiero que estés junto a Shikamaru o Kiba, siempre que están juntos hacen relajo – dijo Iruka.

Naruto asintió y fue junto a la niña que acababa de ver fijamente. Al llegar a su asiento, ella lo miro con algo de pena y él noto que lo miraba, le dirigió una mirada y le sonrió, ella de inmediato se puso algo roja por la acción del chico.

- Hola, yo soy Naruto Uzumaki – se presento el chico con una gran sonrisa.

- Ho… Hola, yo soy Hinata Hyuga – contesto la niña con visible vergüenza.

- Ojala seamos amigos Hinata-chan – volvió a decir Naruto con su particular sonrisa.

- Hai – dijo la niña con un sonrojo algo más notable que antes, ya que el chico la trato con familiaridad y le dijo chan.

Durante la clase, Naruto siguió haciendo sus travesuras típicas, interrumpía a Iruka, soltaba algún comentario tonto o simplemente no hacia caso. Hinata sentía mucha curiosidad por la forma de ser de aquel chico que ella sentía que a pesar de parecer tan alegre, creía que ocultaba algo, que si miraban fijamente en sus ojos, podrían ver que sufría. Ella conocía ese sentimiento tan bien… su padre siempre la trataba como si fuera un estorbo, él prefería estar con su hermana menor Hanabi, que a pesar de ser tres años menor que ella, según decían, era una genio y como su padre solía decirle sin descanso "una digna heredera del clan Hyuga". Sonó la campana que indicaba el recreo y todos salieron para jugar un rato en el patio.

Hinata salio como siempre, con paso lento y cuidadoso. Llego a un árbol donde colgaba un columpio echó de soga y una tabla que actuaba como asiento. Se sentó en el y se puso a observar como jugaban sus compañeros. Ella solía ser muy tímida y penosa, por esta razón no les hablaba a sus compañeros, le daba miedo pensar que la rechazaran y se negaran a jugar con ella, pues al ser hija y sucesora del clan Hyuga, los demás chicos pensaban que ella era algún tipo de niña presumida y creerse mejor que los demás.

Su primo Neji tenia algo que ver con esto, ya que el era mayor que ella y se decía que incluso el era mucho mejor que su hermana Hanabi, esto lo hacía sentirse superior que los demás y pensar que las personas tenían un destino ya trazado, en el cual, él estaba destinado a ser mejor que ellos. Sabía que la razón de esto era por el problema que había en su clan, ya que se dividía en dos ramas, la principal, a la cual pertenecía ella y la secundaria, a la cual pertenecía él. Sus padres eran hermanos gemelos, pero a pesar de eso, el padre de Neji nació después y por esa razón fue colocado en la rama secundaria, con esto fue marcado por un extraño sello al que llamaban "pájaro enjaulado" el cual lo volvía prácticamente un sirviente de la rama principal. No sabia bien el por que de su odio, pero sabia que su tío había muerto y desde entonces su primo le guardo gran odio a ella, por alguna razón, el odio que sentía hacía la rama principal, era mayor hacía ella.

Hinata no podía dejar de pensar en todo lo que representaba pertenecer a los Hyuga, no le desagradaba, simplemente sentía pena por que la gente la veía como si fuera una niña presumida y débil. De repente volteo a ver a unos niños que jugaban en un rincón, ahí se encontraba Shikamaru, Kiba, Chouji y extrañamente Shino, el cual era raro verlo lejos de las hierbas, tenía una extraña afición por los insectos, al menos eso decían todos sus compañeros, incluso algunos le temían, sobre todo las niñas. En eso se dio cuenta que no solo eran ellos, también se encontraba Naruto, ese chico la hacía sentir extraña, sus ojos azules la hipnotizaban, pero no sabia por que, aun que la tristeza que se podía reflejar en ellos, la hacía sentir triste y a la ves, algo feliz, ya que no era la única que sentía esa tristeza y por alguna razón, el que él fuera quien conocía ese sentimiento, la ponía feliz, pero triste por que él tuviera semejante sentimiento, era algo que la confundía ¿Cómo podía sentirse feliz y triste por ese sentimiento?.

Tan metida estaba en sus pensamientos, que no sintió cuando alguien se paro tras de ella y sin previo aviso, la empujo en el columpio para que comenzara a balancearse en el, lo cual la sorprendió y le dio miedo, pero al oír esa voz, se relajo:

- Hola Hinata-chan – decía un sonriente Naruto – ¿Por qué estas sola?

- Es… es que… me da pena hablarles a los demás – le contestaba la niña con un tono muy rojo en el rostro.

- Mmm… pues no deberías, si lo haces, los demás pensaran que eres rara y presumida y yo se muy bien que no lo eres – le dijo con su enorme sonrisa.

Esa sonrisa la hacía que sintiera una enorme emoción y confianza… le encantaba… si, estaba segura de que esa sonrisa le encantaba. Sonrió con el y en cuanto se dio cuenta de esto, un rubor mucho mas intenso que los que ya había experimentado antes, la ataco, sintió que la sangre le llegaba a la cabeza y ¡plam!... Hinata estaba desmayada a los pies del columpio y varios de los niños que se encontraban en ese lugar se acercaron a ver lo que había pasado. Naruto la cargo con rapidez y con un gran temor en el rostro, la llevo hasta donde se encontraba Iruka. No tardo gran cosa y una vez ahí, no supo que decir.

- ¡Naruto!, ¿que le sucede a Hinata? – Pregunto de inmediato Iruka.

- No se, estábamos jugando en el columpio y de repente se desmayo. ¡Ayúdala Iruka-sensei! – le suplicaba un rubio muy preocupado y esto saco de balance a Iruka, ya que nunca había visto a Naruto tan preocupado – Vamos Iruka-sensei, es importante hacer algo – dijo el niño con desesperación por ver que su sensei no se movía.

- Si, tienes razón, vamos a la enfermería – le dijo y salieron rumbo a la enfermería.


En la casa del clan Hyuga, Hiashi Hyuga, el líder del clan y padre de Hinata, se encontraba impaciente y aunque no se lo decía a nadie, con preocupación por no ver llegar a su hija, ya estaba retrasada por una hora y eso lo preocupaba en sobremanera, ya que ella solía ser muy puntual.

- Padre, mi nee-san aun no llega y estoy preocupada, ¿podría ir a buscarla? – preguntaba una pequeña de unos cinco años de edad, pelo negro un poco debajo de los hombros y ojos perla, característica de los miembros del clan Hyuga.

- No Hanabi, iré yo mismo, no tardo – se levanto de la orilla de las escaleras donde se encontraba viendo a su hija menor practicar en el patio de la mansión – termina esa rutina, date un baño y puedes ir a jugar – le dijo a la pequeña, la cual asintió con respeto.


En la enfermería de la academia ninja, una inconciente Hinata, parecía haber pasado de la inconciencia al sueño, ya que ahora sonreía muy feliz y decía cosas ininteligibles entre sueños. Naruto la miraba con unos ojos mas relajados que al principio "solo se desmayo, además parece estar muy cansada, parece que a entrenado muy duro estos días" esto lo calmo un poco, pero se preguntaba por que practicaba tanto, si el estaba seguro que ella era buena en clases.

Hiashi Hyuga había llegado a la academia y se dirigía a la enfermería, donde le habían comunicado que se encontraba su primogénita, cuando estaba cerca, vio a una kunoichi a la cual reconoció como Kurenai. Se acerco a ella y le pregunto por su hija.

- ¿Cómo se encuentra? – pregunto Hiashi.

- Bien, al parecer solo fue un desmayo por exceso de entrenamiento – le contesto con seriedad.

- Entrena lo mismo que Hanabi – le dijo Hiashi en el mismo tono.

- Además también entrena aquí en la academia y le aseguro que debe entrenar a escondidas – le dijo Kurenai.

Hiashi no dijo nada, solo miro a la kunoichi con seriedad.

- Tienes el carácter de tu madre y eso me alegra, por eso eres una de las mejores kunoichis – le dijo Hiashi con seriedad.

- ¿Qué crees que habría dicho mi madre de tu actitud… tío? – le dijo Kurenai con una ligera mueca de diversión.

- No quiero ni pensarlo, pero si te puedo asegurar que ya estaría reprendiéndome, era una gran amiga – dijo esto ultimo con una sonrisa melancólica.

Hiashi se acerco a la puerta donde se encontraba Hinata (al menos eso pensaba, pues ahí era donde estaba Kurenai) y al abrirla con cuidado, noto que estaba su hija, pero no se encontraba sola, había un niño rubio con pelo alborotado que lo hizo recordar a alguien. Se sorprendió, pues de inmediato lo reconoció.

- A estado a su lado desde que la trajo – le comento la Kubnoichi.

- ¿Él la trajo? – pregunto con una voz sorprendida, sin embargo, su mirada no se apartaba de los niños y su rostro parecía relajado.

- Si, Iruka me dijo que Naruto le contó que jugaban en el columpio y de repente ella se puso muy roja y se desmayo – le dijo.

- Ya veo. Y a todo esto, ¿Dónde esta Iruka? – pregunto Hiashi.

- Tenía que ir por unos papeles, pero como estaba cuidando a Hinata y de paso a Naruto, no había podido ir, así que cuando llegue, le dije que yo los cuidaría mientras iba – le contesto Kurenai.

- Esta escena se parece a la que observe hace muchos años, cuando yo también era estudiante en esta academia – dijo Hiashi con una voz melancólica y un rostro relajado, pero serio.

Kurenai estaba algo sorprendida, pues Hiashi, el gran, poderoso y frío líder del considerado clan mas poderosos de Konoha, se encontraba mostrando un lado que muchos dirían que no existe en él.

- Una pequeña que provenía de otra aldea, había sido traída a Konoha e ingreso a la academia. – contaba Hiashi – Tenía un pelo muy rojo, una cara algo redonda y un carácter que si bien no sabía nadie en ese momento, era explosivo e hiperactiva. Por su pelo y rostro, le apodaron Tomate, sin embargo, esto no le gusto y ella les dio una paliza a los que le llamaron así, por lo tanto le cambiaron el sobrenombre por el de "habanera roja de Konoha".

"Al parecer este le agrado un poco más, pero el que le pusieran sobre nombres por el color de su cabello, hizo que lo detestara. Sin embargo, mi mejor amigo se sentía atraído por ella, decía que ese carácter era envidiable y deseaba tenerlo. Comenzó a intentar acercarse a ella, pero por alguna razón, ella no quería ni hablar con él. El se sentía mal por su rechazo, pero nunca desistió y siguió insistiendo, hasta que un día, ella salio mal parada de una practica y el de inmediato la llevo a la enfermería. Se sentó a su lado, sostuvo su mano con mucho cariño, y le dijo que todo saldría bien, que jamás dejaría que le pasara algo. Como si esto fuera un revitalizarte, ella abrió los ojos, ya que se había desmayado por el dolor. Al verlo junto a ella y que él le tomaba la mano tan aferrado, como si tuviera temor de que le pasara algo a ella si la soltaba, se ruborizo."

"Se puso a llorar desconsoladamente y el se puso nervioso, pues pensaba que ella estaba lastimada, y sin soltarla ni un segundo, le grito a los doctores, ella solo movió la cabeza, pidiéndole que no lo hiciera y él al instante se detuvo y la miro fijamente. Ella lo observo por unos momentos y al calmarse, le pregunto "¿Por qué te preocupas tanto por mí?" a lo que él contesto "la ultima ves que vi a mis padres, ellos me dijeron que algún día conocería a la persona a quien quisiera proteger con todo mi corazón y amaría hasta el final. Yo no comprendía lo que ellos me querían decir, yo solo tenia seis años, pero el día que te vi por primera ves , lo supe, tu eres esa persona y no tengo pensado dejar que te pase nada". Ella solo pudo verlo con un gran sonrojo en sus mejillas y él le sonreía con la sonrisa más grande, tierna y sincera que sabía dar. Se dio cuenta de su sonrojo y le pregunto de nuevo "¿Pero por que te gusto, si nadie me quiere, sobre todo por mi cabello rojo? Lo odio" él solo le dijo lo que siempre decía cuando le preguntaban sobre el cabello de ella "a mi me gusta mucho, me encanta tú cabello", a lo que ella solo atino a ponerse mas roja, tan roja como su cabellos y le dio la primera de muchas sonrisas que le dedicaba solo a él. Llenas de un inmenso amor"

- Valla, tu amigo ya sabía amar a tan corta edad, y sabia hacer sentir bien a una chica – le decía Kurenai a Hiashi.

- Claro, no por nada fue considerado el mejor shinobi de toda la aldea eh incluso el mejor Hokage que a tenido – dijo Hiashi con una sonrisa que Kurenai jamás había visto, excepto cuando hablaba de su madre.

- No me digas que tu amigo es…

- Si, era el Cuarto, fue el mejor amigo que pude tener, y el único que me ha derrotado cada vez que peleamos – dijo Hiashi con una sonrisa muy melancólica.

- Increíble, jamás imaginaria que el gran Hiashi Hyuga fue derrotado por alguien – decía Kurenai con algo de burla.

- Y que jamás se te ocurra decirlo – le contesto Hiashi con seriedad.

- No te preocupes tío – contesto ella con una sonrisa amable.

Mientras ellos hablaban, Hinata comenzaba a despertar y Naruto comenzaba a sonreír de alegría.

- ¿Do… donde… estoy? – preguntaba la niña, que al ver que no se encontraba en su cuarto o algún lugar conocido, se sentía desorientada.

- Estas en la enfermería – dijo Naruto algo mas tranquilo – ¿como te encuentras Hinata-chan?

- Na… Naruto… -kun, yo… me… me… siento bien, gracias – dijo Hinata muy sonrojada.

- Mmm, no creo, aun te ves muy roja, debería llamar a la enfermera – decía Naruto con algo de preocupación.

- No te preocupes Naruto, yo me encargo de ella, además, su padre ya vino a recogerla – dijo Kurenai que al ver a Hinata tan sonrojada, se dio cuenta de lo que pasaba y quiso ayudarla un poco.

- Así que tu eres Naruto Uzumaki – dijo Hiashi con su típica vos seria y rostro igual.

- Si señor – contesto Naruto del mismo modo.

No sabia que pensar de ese hombre, pero su mirada era analizarte, como si quisiera encontrar en el algo, no lo miraba como la demás gente del pueblo, pero algo en ese hombre, le hizo pensar que podía confiar en el.

- Muchas gracias por ayudar a mi hija, no sabría que hacer si algo le pasara, ella, su hermana y su primo, lo son todo para mi, gracias Naruto-san – le dijo Hiashi mientras le hacía una reverencia que sorprendió a todos en el cuarto.

Naruto no sabia que decir, nadie le había dicho siquiera un gracias, y que un hombre como el, le diera una reverencia, es algo que el jamás soñó tener. Hinata no estaba mejor, su padre jamás le había echo una reverencia a alguien, al menos no delante de ella, y que se la hiciera a Naruto, un niño de su misma edad, y que incluso le diera la importancia de decirle "san" era algo increíble para la pequeña. Kurenai solo veía las cosas como un gran cambio para ese hombre, que después de la perdida su sus mejores amigos y su amada esposa, se había vuelto muy amargado, pero al parecer, este niño lo comenzó a cambiar y eso la hacía feliz.

- Quiero que sepas que me gusta la amistad que tienen tu y mi hija, por lo tanto, eres bienvenido a nuestra casa, cuantas veces quieras, será un placer tenerte en ella – le dijo Hiashi con una ligera sonrisa – Hinata, vámonos, te cargare – y sin que la niña pudiera reaccionar, su padre la cargo en su espalda y ella, por fin, después de tantos años, se sentía feliz y comenzó a llorar sin que los demás se dieran cuenta – nos retiramos, nos veremos luego, con permiso – y Hiashi salio rumbo a su casa.

- Valla, debe querer mucho a su hija – dijo Naruto con algo de melancolía por recordar que el no tiene padres.

Kurenai vio al niño, y al darse cuenta de su tristeza, decidió invitarlo a comer.

- Naruto-kun, ¿quieres ir a comer? – le pregunto la kunoichi de las ilusiones.

- Si, quiero ramen – dijo el niño muy contento.

Kurenai solo sonrió y comenzaron a andar, pero Kurenai le dijo algo que por segunda vez, Naruto pudo oír.

- Gracias Naruto-kun

Naruto solo la miro y le dedico una gran sonrisa, aun que el pobre no sabia por que, pero no quiso preguntar, ya que estaba muy feliz por oír esa frase dos veces en un solo día.


Con Hinata y Hiashi, el la llevaba en su espalda y mientras avanzaba, el decidió hacer lo que pensó desde que recordó a sus grandes amigos.

Hinata, hija

Dime oto-san – contesto la niña.

Perdóname – fue todo lo que Hiashi pudo decir.

Hinata comenzó a llorar en la espalda de su padre, ya no de tristeza, sino de felicidad, por que su padre si la quería y se sentía triste por ella, y así, el caminando con su pequeña en la espalda, fueron derramando lagrimas, uno de tristeza y rencor hacía si mismo, por lo mal que había tratado a su hija, y ella de felicidad, porque ahora sabia que su padre la amaba y tenia sentimientos.