Querido diario:

Me considero una adolescente buena; no les pido lujos a mis padres, no soy caprichosa, no me meto en problemas (Bueno, no a propósito), tengo buenas notas y soy bastante simple de complacer, solo una pequeña, casi minúscula cosa, y soy feliz...

Pero mis padres no logran comprenderlo.

Hoy es domingo, no hay escuela y ni tareas, por lo que se puede vaguear todo el santo día si es lo que se quiere –y vaya que quiero-. La cama es cómoda, las cortinas están cerradas con tal que no pase esos primeros rayos de sol del día, no hay alarma y mi celular está en silencio para poder dormir sin ese molesto silbido que indica que llegó algún mensaje. Todo cuidadosamente planeado y arreglado con tal de dormir hasta las tantas de la tarde.

-¡Si vas a levantarte, no me despiertes a mí!

-¿No me quieres ayudar a hacer el desayuno?

-¡Tienes dos manos perfectamente buenas, ve y prepáralo tú!

Lástima que mis padres no piensen de la misma manera.

Los gritos de mi mamá son cosa diaria para mí, me asustaría si es que no los hubiera, pero… ¡es domingo! ¿Es qué en esta no se descansa nunca?

Me estiro para alcanzar el reloj de mi velador, 6 A.M.

Magnifico.

Nuestra casa es grande, podrían estar matando a un cerdo en la pieza de al lado y yo no me daría cuenta, pero entre el silencio que hay en la madrugada y los nada bajos gritos de mi madre puedo escuchar todo lo que dicen.

Papá y mamá son totalmente opuestos en todas las cosas y esta es una de ellas.

-Vamooooos, sabes que adoro tus panqueques.

Papá siempre se levanta apenas sale el sol, sea o no un día de trabajo. Solo para encargarse de regar y podar sus preciadas plantas de tomates.

-No funciono antes de las nueve, inténtalo más tarde.

Mamá… mamá nunca ha sido una persona mañanera…

Creo firmemente que si no le gustara tanto su trabajo, se levantaría todos los días pasadas las once y andaría todo el día en pijama -que es lo que hace cuando ella está de descanso y papá trabaja-.

Adivinen a quien salí yo.

-Por favooooooooor, mi amooooooooor~

-¡N-no me mires de esa manera, cazzo!

Oh, papá había usado los ojos de cachorro…

-¿Me acompañaras? Un ratito, chiquitito y pequeñito.

-Ugh, está bien. Solo deja esa cara de idiota, idiota.

…Y es muy efectivo.

-¡Yay! Ti amo, mio amore, con tutto il cuore~

-Tu italiano apesta, Toño. Si vas a pronunciarlo así de mal, mejor no hables.

Mentía.

Como hija de una orgullosa italiana y un español, tengo ambos idiomas como maternos, y sé hablarlos perfectamente. La pronunciación de mi padre fue bastante buena para alguien que se le han dado tan mal los idiomas –cosa que él mismo ha confesado un montón de veces- y el aparente tono enojado también era fingido, mamá nunca le llama por ese apodo de no ser que sea una ocasión especial que le ha hecho muy feliz.

Apuesto que estaba sonrojada.

-¡Oh, qué cruel! ¡Y yo que me esforcé tanto!

Se oían sus pasos bajando las escaleras, seguramente para ir a la cocina.

-Pues sigue intentando.

Se escucharon un par de risas y sonreí mientras me levantaba de la cama, ya se me había pasado el sueño, lo mejor era levantarse y ayudarle a buscar esos tomates del huerto.

-Hey, Chiarita mía de mi corazón ¿te parece tortilla con tomates para almorzar?

-Mejor una pizza.

Salí de mi habitación en silencio y pijama, me sorprendí al ver a mi hermanita menor saliendo de la puerta frente a la mía –que correspondía a la de su habitación- casi al mismo tiempo que yo, solo que ella ya estaba vestida y peinada.

Reímos bajito y puse un dedo en mis labios para indicarle que se estuviera callada, asintió energéticamente y ambas avanzamos en silencio hacía nuestros padres, ella detrás de mí, cuidando de no tropezar o hacer botar alguna cosa –que decir, Isabel era torpe como ninguna-.

Ellos caminaban por el pasillo, o mejor dicho, papá caminaba mientras mamá se colgaba con sus brazos por la espalda y se dejaba arrastrar.

Definitivamente mamá no es una persona mañanera.

-Eh, ¿pizza de almuerzo?

-¿Por qué no?

Sentí como Isabel se tapaba la boca con las manos para no hacer ruido con sus risitas. Sonreí nuevamente, mamá podía llegar a ser muy infantil y caprichosa cuando estaba con papá.

Hubo un breve silencio, papá paró de caminar para mirar a mamá desconcertado, ella le miraba totalmente seria para dar lugar a nuevas risas de ambos.

-De acuerdo, pizza será~.

Tal vez odie el hecho de que mis padres me despierten a gritos antes que siquiera salga el sol, pero sinceramente, no cambiaría estas mañanas por nada, esto es lo que hace a mi familia especial y única. No sería lo mismo sin esas peleas tontas.

-¡Los tomates no se recogerán solos!

Grité acercándome a ellos lo más rápido posible, con Isabel agarrada a mi mano. Papá me miró emocionado y mamá se descolgó de él para vernos con una ceja levantada y una sonrisa burlona.

-¡Competencia: quien saqué más en media hora tiene la rebanada de pizza más grande!

Vi como los ojos de mi madre se llenaban de un brillo competidor, para ella, la pizza era un asunto muy serio. Papá asintió a mi idea emocionado. Isabel dio brinquitos, al ser pequeña, con una ración normal quedaba más que llena, pero siempre le gustó correr por el huerto.

-Desde ahora… ¡Ya!

Todos corrimos. Mamá y yo andábamos en pijama, pero no era de importancia en ese momento.

La rebanada más grande de pizza estaba en juego.


Ahm... ¿Hola? Es el primer fic que publico y no sé muy bien que decir x'D

Sobre las nyo, pues sí, en este capitulo se vio a nyo!Romano, pero eso no significa que todas las historias serán así, haré parejas yaoi también ¡y hasta yuri si me gana la inspiración!

La idea central es ver la dinámica de cada pareja y como desempeñan su papel como padres, aunque estoy segura que en algún momento me desviaré del tema y los niños tomaran el protagonismo x'DU

¿Qué les pareció?