Deseo de Navidad

Notas de la Historia:

oO…Locura del Momento… -

Al principio esta historia iba a ser un One Shot, pero viendo que se alargaba un poco, decidí dividir la historia en 3 o 4 capítulos como máximo…

Ojala les guste tanto como a mi…y bueno también dada a la falta de fics de Raye y Nicholas, acá esta mi historia…

(Eso si, con un poco de lemon entremedio -, que conste que se los advertí, no me reclamen después).


Capitulo 1

Una chica corría bajo la lluvia, envuelta en su diminuto impermeable rojo, murmurando enfurruñada, que por que diablos, hoy llovía.

El agua desfilaba como goteras en una bañera sin llenar, mientras la morena, aun seguía maldiciendo contra lo invisible.

Para su alivio el Templo Hikawa pronto se hizo ver ante sus ojos.

Raye Hino, apresuro mas sus pasos hacia la entrada.

-¡¡¡ NICHOLAS…!!!

Aun no había terminado de sacarse los zapatos, cuando sus furiosos gritos inundaron reiteradamente la habitación.

-¡NICHOLAS!

Inmediatamente segundos después de sus gritos, los rápidos pasos de un hombre, la tranquilizaron.

-Señorita Raye...Esta empapada…; Murmuro el desaliñado joven de veintitantos.

Ella le miro enojada, mientras se desabotonaba el impermeable rápido.

-Claro tonto…esta lloviendo a cantaros.

Los ocultos ojos de Nicholas bajo su oscuro cabello, recorrieron la esbelta figura de la señorita Hino.

-Cierto…; aun seguía embobado, observando cada uno de sus movimientos.

Ella levanto la vista, fulminando al chico con ella.

-¿Y tu que haces ahí mirando?... Anda y prepárame un baño caliente¿o acaso quieres que tome un catarro?

-Si, si de inmediato señorita Raye…

Los torpes y lentos pasos de el, indignaron a la mujer.

-¿Nicholas?

El se giro esperanzado.

-Lo necesito…¡¡YA!!…apresúrate…ya te pareces al abuelo.

Esto pareció surtir efecto, ya que el joven Nicholas Kumada pronto desapareció de su vista.


La sombra de los frondosos árboles, era el único suspiro de alivio que podía tener la ciudad en aquellos momentos.

Nicholas descansaba bajo uno de ellos, después de una larga jornada de trabajo, cuando vio aproximarse a la señorita Raye, con su grupo de amigas…ah…y claro, un desagradable joven, novio de la Señorita Serena…Darién Chiba.

Kumada se incorporo de inmediato, al ver acercarse a grandes pasos a Raye.

-¡Nicholas pedazo de holgazán…!

-Señorita…; Nicholas apenas si podía hablarle, su nerviosismo lo estaba matando y más encima, el suavecito tono de ella, no lo ayudaba demasiado.

Raye, puso las manos en formas de jarras, sonriéndole de forma socarrona.

-¡…Deja de descansar, y prepáranos un poco de te helado…! ; Luego, comenzó a empujar bruscamente hacia el templo.

-…Yo he trabajo toda la tarde…; en vano, trataba hacerse explicar.

-Claro, claro…como siempre.

Y el supo en aquel momento, que la señorita Raye, nunca lo tomaría en cuenta, nunca siquiera por un momento, se pararía a preguntarle como estaba, nunca lo miraría como el hombre que era, solo como Nicholas el joven estupido que suplicaba una mirada de ella, y eso, realmente le dolió.

-.-.-.-.-

Desde la cocina, el podía oír las risas de las jóvenes, que en vano trataban de estudiar.

-Serena, estudia un poco, recuerda que falta muy poco para tus exámenes finales.; la voz pertenecía a aquel hombre, que tanto le desagradaba.

Este al parecer, trataba fallidamente de poner orden a la irreflexiva reunión de estudio, en la cual Serena, Lita y Mina, eran las principales protagonistas.

Mientras que Ami y Raye, apoyaban a Chiba.

-Serena hazle caso a Darién…tu sabes que el es muy inteligente; era la voz de su señorita Raye.

Nicholas se chamuscó en sus celos.

-Si si, lo se….; respondió la aludida;-Mi Darién tiene toda la razón…además me prometió algo muy especial, si apruebo todos los exámenes.

La joven Tsukino, rió picaronamente.

Un incomodo silencio, se produjo en la sala.

Luego, la quedita voz de Raye, inundo nuevamente el lugar.

-¡Darién!... ¿que le prometiste a Serena?

-¡¡¡Raye!!! ; Exclamaron al unísono el resto de las chicas.

-¿Qué?...Tengo derecho a saber…no quiero que induzca a Serena a practicas lascivas.

Darién Chiba se atraganto.

Luego, un poco mas calmado, respondió.

-Le he prometido una cena romántica.

-Si…con vista al mar, y claro a la luz de las velas…; prosiguió la ilusionada Serena, que le hacia mucha mas alucinación eso, que los exámenes venideros.

-Ah…que bien…; la voz desilusionada de Raye, toco a Nicholas, quien dejo de escuchar aquellas conversaciones en ese momento.

-.-.-.-.-

Sabía que la Señorita Raye Hino, había estado enamorada de Darién Chiba. Pero no pensó hasta ahora, que aun siguiera enamorada del pelinegro.

Chiba era novio de la señorita Serena hacia unos cinco años, lo cual coincidía con su llegada al templo. También sabia que era Raye, quien había puesto primero los ojos en Chiba, y que incluso salieron un par de meses. Pero al parecer esto no funciono, porque el, prefirió estar con la Señorita Serena.

Aunque a simple vista, ambos no se parecían en absoluto, no era necesario ser muy razonable, para notar que estaban hechos el uno para el otro.

También era conciente de la forma en que su Señorita Raye, prestaba atención al novio de su amiga.

Nicholas sufrió por la forma, en que ella aun seguía mirando a Chiba, los comentarios que a veces dejaba entrever, los aun sentimientos que al parecer aun albergaba.

Dolía saber que la persona que amaba, estaba enamorada de otro. Otro, con el cual no tenía ninguna oportunidad.


Era diciembre, mes de celebración.

Nicholas barría la entrada del templo Hikawa, la cual comenzaban a llenarse de pequeños copos de nieve, cuando la señorita Raye Hino apareció.

-Por favor Nicholas, barre muy bien, no quiero que para esta Navidad, la gente no pueda entrar al templo por causa de la nieve.

El cuerpo del chico, se puso rígido al escuchar la voz de la joven tras suyo.

No se había percatado de su presencia, hasta que ella había llegado.

Su corazón latió a mil por segundo, cuando la señorita Hino le miro a los ojos, con aquella expresión tan dura, pero a la vez tan de ella.

-No se preocupe señorita Raye…

-Es que debo hacerlo Nicholas…a veces creo que no entiendes cuando te ordeno algo; sus ojos, se dirigían a el de manera imperturbable.

Nicholas trajo saliva.

-…yo…yo lo haré lo mejor que pueda…

-Eso espero.

Y sin mas se dio vuelta, pasando cerca de Nicholas, dirigiéndose directo al templo.

Por un momento el joven Kumada no supo que hacer.

¿Qué seguía haciendo ahí¿Es que acaso ella no lo despreciaba¿Cuándo tiempo más seguiría soportando sus malos tratos¿Cuándo ella terminara por botarlo como a un perro?

No, ella no lo haría. Aunque de apariencia Raye Hino, parecía una malvada por excelencia, ella no era así.

Cuantas veces había observado silenciosamente, que la señorita Hino tenia el corazón mas bondadoso que hubiese el visto, que no le importaba sacrificarse con tal de que otros estuviesen bien. Tal como lo hizo cuando lo encontró borracho en el templo. El era un simple desconocido, pero ella no dudo un instante en acogerlo ahí.

Y el Nicholas Kumada prefería estar mil veces allí, junto a ella, junto a la persona que mas amaba en el mundo, pero también junto a aquella que le relegaba.

Había llegada hace cinco años atrás, cuando apenas si era un rebelde joven de 19 años, que buscaba nuevos horizontes en el alcohol y la mala vida.

Su vida hasta tiempo atrás, había sido perfecta. Padres millonarios que compensaban el amor con regalos, una carrera en la universidad impuesta por su progenitor, el cual ansiaba que su único hijo fuese el arquitecto, que siempre había esperado. Un asco. Esa vida, ya no la quería.

Era así, como lo había encontrado la señorita Raye. Un maldito ebrio, hostigado de su corta, pero maldita vida.

Había llegado como un nuevo rayo de sol, luminoso y alegre, tal como viene aquel, después de la gran tormenta.

Una mano tendida. Un dulce aroma a cerezos. Esos eran los recuerdos de el, con respecto a señorita Raye.

Y luego, allí estaba ahí trabajando en el templo Hikawa, junto al abuelo Hino. Y esa era su verdadera familia.

Tal vez, esa no fuese la manera que mas le gustara como le tratase ella, pero eso, era mejor a no tener nada.

-.-.-.-.-

La tarde del 24 de Diciembre, el templo había estado un poco mas atestado de lo acostumbrado, provocando bienestar en la familia Hino, por lo que, aquel día a Nicholas le había tocado el doble de trabajo, y también el doble de regaños de parte de Raye.

Eran las 10 de la noche, cuando ella entro en la cocina, irrumpiendo en sus pensamientos.

-Nicholas¿Qué haces aquí?; realmente estaba sorprendida.

Kumada, quien estaba moliendo unas pocas hojas de té, levanto el rostro aun atónito, pero rápido escondió sus ojos bajo su cabello castaño, ocultando la mirada de amor, tal como siempre hacia.

-Trabajo señorita Raye.; No supo mas que decirle.

Ella se encamino hacia el, tan lento, que Nicholas pensó que jamás llegaría.

-Hoy es Nochebuena…creí que irías a pasarla con alguien...

Nicholas sonrió triste, pensando que con la única persona que desearía pasar la nochebuena era con ella.

Luego, la oscura mirada de ella, recorrió el trabajo de Nicholas con el té;-…Gracias por molerlo…; sonrió dolorida;-…el abuelo no se ha sentido muy bien estos días, y no ha podido hacerlo.

Lo sabía. Cuantas veces el abuelo Hino, le había pedido a el que guardara silencio, respecto de sus dolores. Amaba tanto a Raye, que no quería que sufriese por adelantado la perdida de el, su abuelo.

Le dolía que Raye no supiese de la enfermedad del corazón que aquejaba al abuelo, pero le había jurado al anciano, que no diría nada del respecto a su nieta.

Lo único que podía hacer, era tratar de que el abuelo, estuviese lo mejor posible, y se tomara los medicamentos correspondientes. Pero hacia algunos días, que estos ya no le estaban surtiendo efecto.

…Dios…deseaba tanto poder decirle…

-…Señorita Raye…

Ella le miro, de forma tan triste que no tuvo el valor para decírselo.

-Lo se.

Raye no necesito decir nada mas, porque el solo dolor de sus ojos, le revelo a Nicholas lo que necesitaba saber.

-…Por favor Nicholas…no me mientas mas…se que el abuelo esta mal.

El, solo asintió.

-…no es justo…soy su nieto…debía saberlo…

La joven trataba de contener las lágrimas, pero le era difícil.

Deseo abrazarla, deseo poder ayudar a aligerar la pesada carga de la tristeza.

-…Señorita…

Ella de pronto levanto el rostro, rápido, mirándole fijo. Con los ojos brillantes.

-… ¡Debiste habérmelo dicho!...; su labios se fruncían, de la misma forma como cuando estaba furiosa;-… ¿Cómo pudiste?

Nicholas se paro de su asiento, dejando de lado su trabajo.

-Se lo prometí a su abuelo…

Raye se agito, nerviosa.

-¡Nicholas…soy su nieta!...DEBIA saberlo…

La rabia de ella, solo se comparaba al estado de estupefacción de Nicholas.

-Lo se señorita Raye, pero su abuelo me hizo jurarle que no diría nada…yo no podía hacer nada. Fue su decisión.

-Decisión que me concernía, y aun me concierne…; murmuro la muchacha que se tragaba las lagrimas, mientras apretaba fuertemente el contorno de la mesa.

De pronto ella bajo la mirada. Su voz sonó tan fría, como de costumbre.

-¿Qué es lo que tiene?

Dudo. Pero supo que tendría que decirlo.

-Cardiomiopatía Hipertrófica.

Ella ahogo el llanto, en un pequeño gemido de dolor.

-¿Cómo…como Nicholas, dime como?; apenas si podía sostenerse por si sola.

Kumada de pronto se encontró diciéndole todos lo que ella debía saber.

El tiempo en que le habían diagnosticado Cardiomiopatía, los remedios que necesitaba tomar diariamente y sus horarios, las recomendaciones del medico, los síntomas, y en general todos los cuidados que debían tenerse con el abuelo Hino.

-¿Tu…tu…sabes todo eso?; la mirada desolada de ella, de pronto se fijo en su rostro.

Luego, al ver que el Nicholas asentía;-¿Como…?

No fue necesario decirle que era el quien lo cuidaba, quien le daba sus remedios, el que lo llevaba al doctor, porque todo eso, lo vio Raye.

Sus ojos brillaron ante la tenue luz de la lámpara de cocina de forma tan hermosa que, casi hizo que Nicholas se quedara sin habla.

Al instante ella, se le acerco tanto, que el pulso del joven detono.

-¿Por qué?; murmullo cerca de su rostro.

¿Por qué¿Por qué¿Qué es lo que decía?...maldición…su cercanía lo estaba matando.

No supo, en que momento pudo sacar la voz.

-…Ustedes son mi verdadera familia…el es como si fuera mi abuelo…no permitiría que les pase nada a el…ni a Usted señorita Raye…; sus labios hacían un gran esfuerzo, por gesticular cada palabra.

Al terminar su frase, y mirarla de frente, Raye le sonrió de una manera tan encantadora, que ni el la reconoció. Luego acercando su rostro al de Kumada, dejo que sus labios vagaran por las mal rasuradas mejillas del hombre, besándolo allí.

Sencillamente, Kumada dejo de respirar.

-…Gracias Nicholas…; y sin mas se alejo de la cocina, dejando a un Nicholas mas que petrificado.

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El rostro aun le ardía.

Podía sentir el camino de eso beso, hormigueándole toda la cara. Solo la suave brisa invernal, le refrescaba del calor que sentía.

Ceñido en su casaca de mezclilla, Nicholas salio a caminar por el parque.

Aunque era muy tarde, aun podía ver a las parejas que paseaban en esta noche tan romántica, dándose sus regalos de Navidad.

Siempre, desde que había conocido a Raye, había creído que estas eran las fechas mas tristes del año, junto con San Valentín. Ver todas aquellas parejas, paseando de la mano, ocultas en su propia felicidad, le deprimía.

Pero, esta noche, parecida a las que tanto le abatían, no fue como aquellas.

Ansió dejar que su corazón respirara de ese aire nocturno, de aquella blanca nieve que nunca le había parecido tan inmaculada, aun siendo de noche. Palpitaba tanto, que creyó que escaparía de ahí, pero en realidad eso no importaba, porque solo el recuerdo de eso beso en la mejilla, lo mantendría vivo.

Su mano, no se había despegado en todo momento de aquella mejilla izquierda. Se paseaba como un loco, de un lado a otro, sonriéndole a medio mundo, dándoles las buenas noches, y comentándoles que aquella, era la mas hermosa noche que había visto en el mundo.

Y el mundo a Nicholas Kumada, le sonreía cómplice.

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