Capítulo 1: La fiesta y la revelación de Tatsuki

La noche del 9 de julio de 1847

Orihime Inoue suspiró hastiada desde el sillón donde se encontraba. Desde allí observaba la sala principal de la mansión, atestada de gente. Se había hecho una pausa en el baile. Los hombres conversaban de política. Las jovencitas consultaban sus libretas y anotaban los nombres de los caballeros que las habían pedido para ésta o aquella pieza. Las sirvientas iban y venían bandejas con manjares y botellas de vino. Todo parecía a pedir de boca, los invitados lucían complacidos y la dueña de casa, Rukia Kurosaki, resplandecía por el éxito de la fiesta de presentación de sus hermanastras Yuzu y Karin.

Orihime volvió a suspirar, pensando en volver a su casa. Se sentía cansada; nada parecía atraerla, siempre lo mismo. Cuando niña le gustaban pero ahora las odiaba las fiesta porque, para ella, no eran más que una feria de lujo, en donde el ganado se reemplaza con mujeres desesperadas por encontrar esposo.

Se preguntó, entonces, por qué permanecía en esa fiesta, en una helada noche de invierno, entre personas tediosas. Lo pensó unos instantes y recordó las palabras de su abuela Masaki esa tarde.

—Debes ir, Orihime —le ordenó la anciana.

—Si te niegas a todas las fiestas, nunca conseguirás un buen partido para casarte—vaticinó su tía Nell, colocándole una peineta en la cabeza que ella, a su vez, se quitó rápidamente.

—No quiero conseguir un buen partido para casarme, quiero enamorarme. La jovencita, entre desafiante, observaba alternadamente a su tía y a su abuela.

—Esas zonceras románticas que se te han metido en la cabeza, Orihime, son ridículos; terminarán por volverme loca.

La anciana se dejó caer en un sillón. Las ideas irreverentes de su nieta lograban sacarla de quicio.

— ¿Por qué son ridículas, Grannie? ¿Acaso tú no te casaste enamorada de Grandpa?

— ¡Niña! ¿Qué preguntas haces?—exclamó su tía.

—Grannie... —dijo Fiona, instando a su abuela a responder.

—Bueno... no... pero con los años llegué a quererlo.

—Pues él dice que te amó con locura desde el primer día en que te vio.

Masaki observó a su nieta y trató de descubrir en sus enormes ojos grises el misterio que la envolvía. Ciertamente, era una niña inmanejable. Sólo Orihime podía arrancarle semejante confesión al viejo Sean Malone. Hacía cincuenta años que estaban casados, tenían cinco hijos, y a ella jamás se la había hecho.

— ¡Por fin! —dijo Fiona para sí, al divisar a su mejor amiga, Tatsuki Arisawa.

Tatsuki ingresó al salón de la señora Kurosaki y buscó a Orihime con la mirada. Al encontrarla sola en un rincón, se dirigió hacia ella.

—¡Por fin llegas, Tastuki! Ishida ya me tiene medio loca preguntando por ti.

—Justo hoy que no tengo deseos ni de mirarle la cara.

Tastuki tomó asiento al lado de su amiga. Se conocían desde pequeñas y se querían mucho, como hermanas. Eran muy amigas y cada una sabía los secretos de la otra. A veces discutían, porque no siempre estaban de acuerdo, aunque los enojos duraban poco. Al rato, se amigaban y todo continuaba como siempre.

—No te comprendo, Tastuki. Si no tienes deseos de mirarlo es porque no lo amas; sino lo amas, no debes casarte con él. El silogismo sonaba lógico para Orihime, que desde hacía algún tiempo no entendía el capricho de su amiga en mantener una relación que no deseaba.

—Sí, ya lo sé.

—Entonces...

—Entonces... —suspiró Tatsuki

—Sí, qué sucede entonces, Tastuki Arisawa

—Nada, Orihime Inoue, nada. Es que... ¡oh, pero tú también vas a hacerme reproches!

—No seas tonta, yo sólo deseo que seas feliz. —Tomó una de sus manos y le sonrió—.Es tu padre, ¿verdad? Tienes pánico de que se enoje contigo.

—Es que mi padre nunca comprendería lo que siento aquí dentro —dijo, golpeándose el corazón. —Tastuki... Alguien la interrumpió vociferando su nombre.

¿Les gustos? Comente el próximo episodio les dire:

¿Quien llamo a Orihime?