Disclamair: la gran parte de los personajes no me pertenece, ni la música. Yo soy solo propietaria de la nueva profesora y los alumnos nuevos. Enjoy!


Ese año, a principios de octubre, Paul Maddens estaba de mejor humor que otros anteriores. A pesar de que Jennifer volvía la mayor parte de cada año a California para seguir con su trabajo, en las navidades podía asegurar que ella estaría ahí. Cracker era una muy buena compañía y el sr. Poppy... bueno... él seguía alegre e ingenuo, como todo niño inocente de solo diez años o menos. La ex-directora Bevan, ya jubilada, seguía de vez en cuando paseándose por St. Bernandette, para echar un vistazo de como la nueva directora mantenía el instituto. La señora Hamilton era más estricta, pero más lista también. Un nuevo problema acareaba ese año a St. Bernandette, y era que los fondos estaban cerca de la quiebra, la escuela debía actualizarse, con la llegada de la tecnología con mejores computadoras y hasta un proyector de video para que los niños se enriquezcan con más información. Sin mencionar que se deseaba re-modelar el salón principal donde se realizaban los actos.

En esa mañana casi a principios de año y antes de que algunos maestros llegasen, Mary Hamilton, hojeaba una revista con cuidado, mientras tomaba su café. Algunas cosas llamaban su atención y otras no tanto. Una llamada del teléfono la distrajo de su entretenida revista.

-Aló- contestó y del otro lado se oyó la voz de la secretaria del colegio.

-Hola señora Hamilton. Disculpe que la moleste, pero en espera se encuentra una mujer llamada Margaret Alcott, que desea hablar con usted- la directora sonrió de gusto en escuchar el nombre de su vieja amiga en mucho tiempo.

-Deseo ahora mismo atenderla, gracias sra. Ryan- en seguida, un pitido sonó y otra voz hablaba del otro lado.- Maggie, querida ¿Como has estado?

-Bien Mary. Espero que no hayas olvidado que hoy mi hija comienza a trabajar en tu escuela.

-Por supuesto que no. Espero con impaciencia la llegada de la pequeña Joey.

-Sabes que ella ya no es pequeña y no les gusta que le digan así- se escuchó su risa del otro lado.

-Lo sé, pero es imposible olvidar el pasado. Tu hija siempre fue inteligente, no me sorprende que se haya graduado en cinco años- luego de temas banales, Hamilton cortó fingiendo que tenía mucho por hacer, pero en verdad su vista se enfocó en uno de los artículos que llamó totalmente su atención. Era eso justo lo que necesitaban, prendió el alto parlante.- Atención profesores y maestras, convoco una junta antes del inicio de la clase con todos los alumnos. Informen los presentes a todo aquel que no lo este, muchas gracias.


-Sr. Maddens- saludaba Desmond Poppy con una gran sonrisa al susodicho.- Es un gran alivio verlo tan temprano, la sra. Hamilton informó que hoy deberíamos reunirnos a las ocho en punto, antes de la clase en el salón.

-¿A qué se debe?- Paul se dirigía caminando a su aula.- Espero que sea rápido tengo que preparar los horarios de lenguaje.

-No lo sé, solo nos convocó de forma inesperada. Oiga, ¿Conoce a la nueva profesora de música que vendrá?

-No realmente. Creo que será una novata- Maddens deseaba en el fondo que no fuera tan infantil como el sr. Poppy. Le caía bien y eran amigos, pero muchas veces lo desesperaba.- Una torpe novata- susurró para si mismo, repasando el itinerario semanal.


Exactamente, aquella mañana, un auto se estacionaba a solo cinco minutos de las ocho y punto frente al colegio.

-Mamá, sabes perfectamente que no tenías que traerme- se quejaba la acompañante sentada en la delantera al lado del conductor.

-Claro que si. Es tu primer día de trabajo y creo que sería lo menos que podría hacer por mi hija- la mujer más joven rodó los ojos. Quería a su madre, pero sentía que la mimaba demasiado. Fijó la hora en su celular y casi respingó de la hora que era. En cinco minutos empezarían las clases.

-Me voy, gracias má. De regreso no tienes que llevarme- y realmente así deseaba,no le gustaba causar tantas molestias a su progenitora. De corrida hacía la escuela, escuchó a su madre saludarla, pero ni pudo responder al saludo, preocupada por la hora. Al entrar buscó con la mirada algún salón o a alguien a quién preguntar que pasaba que no estaba nadie por allí. Observó las pequeñas ventanas que tenían las aulas para mirar en su interior. Nadie le dijo nada de nada sobre lo que pasaba. Un conserje pasó cerca de ella.

-Disculpe por la tonta pregunta, pero ¿Donde están todos?- preguntó muy desorientada.

-Están en el salón principal. La directora convocó una asamblea escolar de alumnos y profesores- la mujer extendió sus ojos más impresionada ¿Tenía que ser justo su primer día de trabajo para convocar la asamblea?

-Gracias ¿Podría guiarme al salón principal? Es mi primer día de trabajo aquí y no conozco la escuela- amablemente, el señor le dio la dirección de donde estaba la sala, no era muy lejos, pero aun así ella corrió hasta detenerse en la puerta. Respiró hondo, vio en su celular que ya eran las ocho con cinco minutos. Esperaba que nadie la mirara mal por su tardanza. Abrió la puerta y sintió como todos los ojos de los presentes se enfocaban en ella, niños, pre-adolescentes y maestros. Sus mejillas enrojecieron levemente por los nervios y trató de buscar un asiento.

-¡Oh! ¡Ahí está! Nuestra nueva profesora de música y actuación. Chicos denle un saludo a la señorita Jocelyn Alcott- algunos chicos, la mayoría, saludaron en un unísono "Buenos días señorita Alcott". Paul, junto a Desmond murmuraron entre ellos.

-Tarde en su primer día- susurró Paul sobre su hombro.- No creo que eso hable muy bien de ella- la mujer exteriormente era muy joven, tal vez veintiséis, veintisiete años. Tenía el cabello castaño y largo, atado en una cola de caballo baja y unos anteojos algo empañados, usaba una camisa blanca y una larga pollera marrón que coincidía con su cabello. Portaba en uno de sus brazos un bolso con carpetas y hojas. Sonrió e hizo una especie de reverencia a los chicos que la saludaban.

-Ella nos ayudará a preparar la obra para el concurso "Dramaturgo escolar"- la sonrisa de la cara de la castaña se borró al instante, no entendía que quería decir eso.- Junto al profesor de lenguaje, el sr. Maddens- el susodicho pronunció un bajo "¿Qué?" entre los aplausos.- Remitiré ya que la señorita Alcott no estuvo presente. El concurso "Dramaturgo Escolar" será llevado a cabo a mitades de febrero del próximo año, antes de las vacaciones de mitad del trimestre. Hasta ese entonces se dará el tiempo suficiente para crear una obra original, ensayarla y producirla; o recrear una no muy conocida. El año encargado de llevar en escena será el cuarto grado- ese, el tercero, el quinto y sexto grado eran los años que Paul cubría como profesor de lenguaje.- Solo eso quería decir- dio la vuelta dispuesta a retirarse pero, avisó una última cosa.- Por cierto el primer premio son trescientas mil libras- lo dicho provocó en más de uno, en especial a los niños abrir sus bocas formando una "O".- Es todo. Ahora si, cada uno a sus respectivas aulas y trabajos.

Paul se retiró pronto, olvidando su clase por comenzar, dejándola en manos de Desmond y fue directamente al despacho directivo, de igual forma de hace un año cuando le informaron que sería el productor de la Natividad.

-Señora Hamilton- irrumpió. La nombrada rodó sus ojos, conocía por lo dicho de la sra. Bevan el carácter malhumorado del sr. Maddens. Era una costumbre clásica de él debido que su novia lo había abandonado en Navidad, pero ahora que volvieron a estar juntos, no podía entender su humor. Se sentó calmadamente en su escritorio y le dirigió la vista.

-¿Si, sr. Maddens?

-Por favor, no quiero volver a hacer esto otra vez- la Sr. Bevan le había prometido que después de su jubilación no tenía que aguantar eso de actuar más ¿Por qué la vida no podía dejarlo descansar de una buena vez?

-¿Por qué no? Eres muy bueno, lo probaste hace año y medio, cuando hiciste la mejor obra sobre la Natividad de toda la historia. Se habló en todos los diarios de Inglaterra.

-Si, pero no fue una de las mejores experiencias en mi vida hacerla. Fue sumamente agotador todo, el cast, la ayuda del Sr. Poppy, ensayar con los niños- "Sin mencionar que tenía que volver realidad esa mentira", pensó. Se sentó en el asiento frente al escritorio de la directora, frotándose su sien, intentando olvidar aquella vez que tuvieron una cabra en la escuela.

-Pero ahora tienes una nueva ayudante con más experiencia, no veo que podría salir mal de todo eso.

-¿Se supone que tiene más experiencia siendo muy joven? Llegó tarde a su primer día de trabajo aquí.

-Bueno a todos nos pasa muchas veces. Especialmente cuando es tu primer lugar de trabajo- Paul frunció el ceño y paró su masaje de sien.

-¿Este es su primer trabajo y dice que tiene más experiencia?

-La adquirirá con el tiempo. Vamos Sr. Maddens, Jo.. em... la señorita Alcott es muy amable e inteligente y muy creativa. Ayudale en lo más que pueda, ella también aportará mucho aunque no lo crea. Es muy estudiosa y se graduó muy joven. Eso sí, tiene un mal temperamento, así que trátela con cariño- el hombre volvía a fruncir el ceño, la directora hablaba de la nueva profesora como si fuera su hija o sobrina. Ya tenía suficientes problemas con el sobrino que le encargó la última directora. Suspiró derrotado.

-Bien, la ayudaré. Después de todo ella tiene unos veintiséis... veintisiete...

-Veinticuatro para ser exactos- el hombre volvió a hacer una mueca de sorprendido.- Si muy joven, pero muy inteligente. Estudio sobre las artes, la actuación y la música.

-Si, si, se lo que se estudia. Yo tuve un profesorado de tres años- suspiró de vuelta y se levantó de su asiento hasta la puerta.- Con su permiso- pero al abrirla chocó contra otro cuerpo.

-¿Sr. Maddens?- preguntó en voz baja la nueva maestra y ajustó sus anteojos para observarlo más fijamente.

-Srta. Alcott- respondió incomodo por la cercanía, sentía su pecho aplastar el de ella.

-¡Jocelyn! ¡Que bueno que estés aquí! Quería presentarte al profesor de lenguaje: Paul Maddens y tu ayudante en la producción. Quería presentarlos y hablar de un asunto importante con ambos más tarde, pero ya que estás aquí, hablemos ahora- jaló a ambos de las manos al interior de la habitación.

-Pero, sra. Hamilton, mi clase... - la mujer mayor lo interrumpió antes de que dijera una palabra más.

-Estoy segura que el sr. Poppy podrá mantener muy entretenido a esos niños- sentó a Maddens en su anterior asiento y a Alcott en el lateral de él.- Ahora estoy segura que harán un muy buen trabajo. Necesito que lean las bases y condiciones del concurso, no son muchas, no se preocupen- ambos leyeron una hoja arrancada de una revista, que extendió la mujer sobre el escritorio, rápidamente y comprendieron a que se refería con original o no muy conocida obra.

-Pero, sra. Hamilton. Nunca hice algo original, ni produje algo por mi mismo.

-El sr. Maddens tiene razón. Yo jamás dirigí una obra, si ayude en las producciones de algunas durante trabajos de campo, pero nunca dirigí una, y menos original por mi. Será mejor que esperemos para el próximo año por esto, es demasiado repentino.

-Lo siento, pero no se podrá esperar para el próximo años- los dos profesores levantaron la vista asustados a la mayor.- Ya inscribí a la escuela esta mañana antes de la reunión convocatoria.

-¿Qué?- casi gritó Paul, estuvo a punto de pararse de su asiento.- Sra. Hamilton, por lo menos nos hubiese consultado esto.

-Claro que no- ella negó cruzándose los brazos, un gesto un poco infantil para su edad. Podría ser muy madura en muchos aspecto, pero terriblemente inmadura en otros.

-Pero... ¿Por qué no?- hablaba la más joven.

-Si lo hubiese hecho ustedes se negarían desde el principio. Ahora no tienen opción- era muy astuta su estrategia, así como injusta para ambos maestros.

-¿Hay algo más que decir?- interrogó el hombre.

-No contigo Paul, puedes retirarte- el aludido se marchó lo más rápido del despacho sin siquiera pedir permiso, gesto que, según creía la más joven, era muy grosero de su parte. Estando solas ambas mujeres se sonrieron como madre e hija.

-¿Y qué te parece St. Bernadette?

-A penas he estado aquí veinte minutos, Mary- la nombrada rió sonoramente.- He estado aquí tan poco tiempo y me asignas una gran y dificultosa tarea.

-Por favor, estoy segura que has hecho peores en tu facultad. Lo harás bien, tengo fe en ti y en tu creatividad- la profesora bajó su cabeza insegura, no pensaba que lograría algo tan difícil como eso.- Además, recuerda, algo viejo y poco usado, también es una buena técnica- se quedaron un rato en silencio tranquilas en sus cavilaciones hasta que la mayor continuó.- ¿Y qué te parece el sr. Maddens?- ella solo resopló y sacudió su mano.

-Bien sabés Mary que detesto hablar mal de la gente. Pero siendo sincera, me pareció un poco malhumorado y grosero.

-No te preocupes, es así con todos, hasta con los niños- la chica arqueó las cejas, ser así con los niños era preocupante desde su perspectiva.- Deberá ser por la edad. Tal vez su ayudante, el sr. Poppy, te caiga mejor. Él también ayudará en el proyecto- suspiró aliviada.

-¿Tiene algún titulo sobre las artes?

-No... Pero, será de mucha ayuda en cuanto tratar a los niños- rodó los ojos la maestra, cada vez más problemas que soluciones.

-Bien, si eso es todo ¿Puedo retirarme?

-Si, claro. Deja que te de los horarios de tus clases, tendrás la sala de música para tu disposición- ante sus manos yació una gran hoja y un cuaderno. La primera con los distintos horarios y grados, como el programa de enseñanza. Los segundo servía para ir poniendo las notas.

-Creo que tengo casi todo el primario.

-Así es, salvo por el último año- sin más se retiró hasta la sala de música para observarla mejor. No sabía realmente donde estaba, pero ya la encontraría. No daría clases dentro de unos cuarenta minutos y eso le daba tiempo para descansar.

Pasó cerca del aula de cuarto, y presenció una escena que no sabía si causarle gracia o pena. El señor Maddens regañando al sr. Poppy como si este último se tratara de un niño en vez de un adulto. Acercó sus ojos a la pequeña ventana de la puerta y entendió mas o menos la situación. Habían muchos papeles tirados por el suelo con forma de aviones. Al parecer Poppy le dio la idea a los niños con que divertirse mientras esperaban a Paul y eso causó mucho desastre en el aula.

"Aviones de papeles", sonrió al recordar aquella vieja canción que le gustaba escuchar de adolescente, pero sacudió su cabeza volviendo a la realidad, eso era cosa del pasado, ahora tenía que enfocarse en su presente para dirigirse al futuro.


-Bien Lillian- felicitaba el profesor Maddens a la pequeña alumna rubia y de bellos ojos cristalinos por su trabajo práctico entregado la semana pasada. Ahora mismo Paul repartía las hojas a cada alumno felicitando o enfocando en que hizo mal para mejorar. La chica sonrió presuntuosamente.

-C+ ¿Ves Luke? Soy muy inteligente- enseñó al chico que se sentaba detrás de ella para tratar de impresionarlo.

-A nadie le importa tu nota, Lillian- se burló otro cerca y los muchachos rieron sonoramente, la susodicha frunció el ceño y movió su cabeza seguida de un "Hmp".

A no muchos bancos de distancia, una tímida niña de también cabellos claros, escondía su nota de los demás compañeros.

-¿Qué te sacaste ahora Catherine?- preguntó un chico a su lateral, sabía que ella sacaba muy buenas notas y le gustaba molestarla con ese asunto.

-N- nada importante. Só- sólo una buena nota, es todo.

-Dejame ver-sacó la hoja de sus manos y extendió sus orbes impresionado.- Oigan ¡Miren todos! Catherine batió su propio récord- en efecto, en la hoja se leía una gran "A" con dos signos de "+". Se escuchaba a todos pronunciar unos cuantos "Whoa" o preguntas como "¿De quién logra copiarse para llegar a esa nota" o "Espero algún día superarla". La pequeña rubia se escondió en su asiento sonrojada a más no poder.

-Jeremiah, baja la hoja- ordenó el profesor enfadado y arrebató el objeto de las manos del muchacho al no hacer caso.- No debes expandir noticias así sin el permiso del cliente, eso se constituye como "violación a la intimidad"- devolvió la hoja en manos de Catherine y sobó con dulzura su cabeza. Desde el primer día, supo que la niña era muy tímida y que le costaba mucho comunicarse con los demás alumnos, pero muy brillante en otros ámbitos, como el estudio. Después de que todas la notas fueron entregadas, el profesor volvió muy serio a su escritorio y comenzó a hablar.

-Bueno... Como sabrán haremos una obra para un concurso que deberá ser original o de ideas olvidadas y nada conocidas ¿Alguna idea?- todos quedaron en un sepulcral silencio. Cric, Cric, murmuró el sr. Poppy desde su pequeña silla cerca del escritorio de Paul, haciendo reír a más de un alumno.- Eso no es necesario y no aporta nada a la clase, sr. Poppy ¿Nadie tiene alguna idea?- una chica levantó su mano.- ¿Si, Allyson?

-¿Qué significa que deberá ser original?

-Que deberemos inventarla nosotros mismos- otra mano se levantó.- ¿Si, Rose?

-¿Podemos hacer Romeo y Julieta?- preguntó inocentemente sin haber prestado atención a lo anterior. El maestro suspiró abrumado.

-No, tiene que ser original o no conocida, Romeo y Julieta ya fue inventada y es muy conocida. De hecho, olvide mencionar que tengo una lista de las obras no permitidas para el concurso- sacó la página de la revista y anotó en el pizarrón nombres familiarizados como Romeo y Julieta, Hamlet, Edipo el rey, En el bosque, Macbeth, Julio Cesar, Antigona. La mayoría de gran variedad como de Shakespare y otras clásicas griegas, así como clásicos literarios que se podrían fácilmente adaptar, como Un canto navideño o mujercitas. E incluso musicales de renombre, conocidos en Broadway o ballets. Las condiciones eran muy estrictas, ahora entendía porque casi ningún colegio participaba, solo algunos pocos como Oakmoor, Gordon amaba crear sus propias historias y reproducirlas, se inspiraba en su propio orgullo, deseaba que ese año no participara o habría oportunidad.

-¡No dejan nada!- se burló el mismo chico al lado de Catherine.

-Así se utiliza más la imaginación. Los jueces desean ver algo que los cautive e impresione Jeremy.

-Pe- pero, profesor- levantó tímidamente la mano Catherine.- ¿Qué es lo que más valoran; la actuación o la historia?

-Pues...- el maestro quedó mudo ante tan inesperada pregunta, la chica era lista.- Creo que valoran una buena historia seguida de una buena actuación. También hay historias que tienen una buena idea, pero no se desarrollan bien. Como actuaciones que son muy buenas, pero con una historia pésima.

-Tengo una idea- llamó la atención otro chico.- Y si hacemos una historia en que unos zombies con conciencia que quieren proteger a unos humanos que son sus familiares de otros zombies.

-No me parece una buena idea para llevarla a escena, Jude. Creo que es muy inverosímil- acotó Paul.

-Sr. Maddens, y si hacemos nuestra propia versión de la Natividad, pero más romántica y cómica- sugirió otra chica.

-No Daphne, la Natividad ya es un recurso usado y creo que es mejor usarlo en Navidad.

La mayor parte de la clase fue utilizada en aportar ideas que no llevaban a ningún lado. Al final Paul dio finalizada la discusión y decidió continuar otro día con eso.

Llegó a su hogar agotado. Sin quitarse el chaleco o los zapatos, se recostó en el sofá de su sala. Revisó su celular... no, ningún mensaje de Jeniffer, tal vez un día de esos le mandaría un mensaje diciéndole que cuando volviera salieran como lo hacían antes, suspiró feliz por el pensamiento que lo mantuvo en su nube hasta que una gran lengua humedeció su cara.

-¡Cracker!- masculló sorprendido. El perro lamía toda su cara lleno de júbilo por ver a su dueño. Maddens acarició con ganas al animal.- Creo que es hora de tu paseo ¿No?- el perro ladró, como respondiendo que así era y se dirigió hasta donde estaba su correa.- Buen chico- siguió acariciando y le puso su correa con algo de dificultad. Cracker se entusiasmaba demasiado en los paseos, hasta tal punto de dar vueltas y saltar. A Paul no le molestaba volver a salir, adoraba pasear con Cracker por el suburbio y tal vez eso le ayudaría a pensar y encontrar una buena idea para la obra. Llegaron hasta cerca de un parque descansó en un asiento. Dirigió su vista a una joven pareja acaramelada que no dejaba de besarse. Sería una buena idea hacer una historia de amor, aunque el uso ya era demasiado, hacer una historia de amor fraternal quizás era más nuevo, pero muy poca gente se interesa en eso.

Tan sumergido estaba en sus propios pensamientos, que no notó a un gato corriendo cerca de allí. El perro inmediatamente a verlo comenzó a ladrar y posteriormente perseguirlo. Su ladrido despertó del trance a Paul y presenció como Cracker perseguía a un pequeño gato de pelaje marrón claro con el gran pelaje abultado.

-¡Cracker!- llamó el hombre preocupado. Siguió a su perro hasta cerca de un árbol donde se encontraba el gato en una rama, temblando de miedo.- Cracker, volvamos- antes de decir otra cosa, otro perro, Golden retriever, apareció por detrás y se dirigió hasta Cracker. El segundo canino ladró al primero como si defendiera al gato del árbol. El hombre se espantó por la escena y retrocedió a paso lento.

-¡Mika! ¡Hiro!- gritó una voz femenina llegando. Volteó y quedo atónito, era la profesora Alcott.

-Srta. Alcott- murmuró.

-¿Profesor Maddens? ¿Qué hace aquí?- antes de que el aludido respondiera, la pelea de ambos perros le hizo recordar que debía separarlos.

-Cracker, Cracker ¡Basta!- le gritó al can tirando de su correa. La mujer también fue hasta el suyo y lo separó del otro animal.

-¡Basta Mika! No es de buena educación ladrar tan alto- fijó su vista arriba y suspiró de alivio.- Con que ahí estás pequeño demonio. Baja ya, Hiro- pero el gato murmuró uno que otro maullido grave, comunicando que no lo haría hasta que el otro perro se alejase.- Si así tu lo deseas- volvió al profesor y la mascota, que estaba más calmado.-¿Su perro?

-¿Qué? Ah, no. Es de mi novia. Se llama Cracker, vamos amigo, saluda- pero el animal no hizo caso y solo emitió un raro sonido de disgusto por el retriever.- ¿Sus mascotas?- le tocó preguntar a él. Ella también negó.

-No, son de mis hermanos. Esta es Mika, le pertenece a mis hermanos gemelos. Cómo están castigados por intentar hacer explotar un inodoro en su escuela, le dijeron mis padres que no jugarían con ella en algún tiempo y me la dieron para cuidarla- Paul casi respinga de susto por la curiosa travesura de esos chicos.- En cuanto a ese de allí- hizo un ademán a la rama del árbol.- Es Hiro, gato de mi hermana. Me lo dio cuando se fue a la universidad para que los gemelos no le hicieran nada mientras ella estuviese afuera. Hiro los detesta y el odio es mutuo, pero se lleva bien con Mika.

-Cielos...- exclamó de sorpresa, no sabía si era por la unión con los animales o su rara familia o los extraños nombres de las mascotas.- Hiro, Mika. Son nombres como... un poco japoneses, extranjeros.

-Si, si. Mi hermana, Abby, se los puso hace mucho. Antes ambos de eran de ella, pero luego les cedió Mika a mis hermanos por lo bien que se llevaban con ella. Los llamó así por una novela japonesa romántica que vio hace algunos años.

-Jennifer le puso así a Cracker desde antes que nos conociéramos, pero nunca supe bien el porqué- rió un poco nervioso y no supo como continuar. El silencio se estaba haciendo tenso.- Usted... ¿Vive por aquí?

-No, vivo más lejos, en una casa, de por allí. Entonces... ¿Tiene una idea?- decidió cambiar de tema por el de la obra cuando no supo de que hablar. Paul inclinó su cabeza no comprendiendo a que se refería.- De lo que representaremos para el concurso.

-Oh, eso. Bueno, los chicos y yo pensábamos en algunas ideas y... hasta ahora creo que la que más me gusta es la del zombie- la mujer rió, aunque no sabía de que se trataba eso, pero le resultaba gracioso que fuera muy ingenioso.

-Creo, si mal no recuerdo, mañana tengo con su clase. Trataré de discutir lo mismo con ellos.

-¡Que bueno! Siendo usted alguien con más experiencia me asegura que tenga más probabilidades para sacar algún mejor rendimiento de esto- ella asintió un poco agradecida, pero con muchos nervios, realmente no tenía mucha experiencia y no creía que el rendimiento sería mejor de lo que Paul había logrado.-Será mejor que me vaya, o sino su gato no bajará. Vamos Cracker- jaló de la correa y el perro dirigió un último atisbo a la Golden con mala cara y gruñendo.

En aquella misma conversación, Jocelyn no sintió al mismo malhumorado y grosero profesor de lenguaje de es mañana, sino alguien más amable y cordial. Era muy extraña la doble personalidad de Paul Maddens.

-Vamos Hiro baja de allí- indico al felino que se negó y gruñó.- De acuerdo, como quieras. Ya bajarás.

Siguió esperando un rato más, preguntándose a sí misma como era que su hermana y Mika tenían gran aprecio a ese maldito gato. A lo lejos, atisbó como Paul acariciaba a Cracker hasta perderse de su vista.


Bueno... esto nació de mi amor-obsesión- con Martin Freeman, VOCALOID, la saga de Evillious y Nativity!
Está un poco basado en la segunda de Nativity por el asunto del concurso y el dinero, pero los demás planeo inventarlo yo. Espero que no les disguste y lo disfruten...

Bye bee~