1977:
-Venga pelirroja, sal conmigo- me dijo James, tan pesado como siempre.
-James, por decimocuarta vez en los últimos cinco minutos, no. Déjame en paz- contesté negativamente, tal como siempre hacía.
-Venga Evans, sal conmigo- y seguía poniendo cada vez, más insistencia.
-Vuelve a preguntármelo, y le pido a un dementor que te dé un dulce beso- dije con malicia.
James, que nunca me había visto así, se calló.
¡Al fin! Parecía imposible.
-Bueno Evans, esto no ha terminado. Conseguiré oírte decir el sí- dijo tras un breve silencio.
-Ni en tus sueños Potter- contesté antes de irme y dejarle con la palabra en la boca.
-¡EVANS!- gritó antes de que desapareciese de su vista.
**********
1997:
-Ginny, ¿a dónde miras?- me preguntó Dean que por poco ve cómo de detenidamente miraba a Harry.
Lo mío con él, era una obsesión. Pero Harry, claro está, prefería a una cabeza hueca como Cho Chang antes que a mí.
Aunque él y Cho habían terminado, Harry era como si me evitase.
Ahora que ya se sabía que era "el elegido", todas las chicas se lanzaban en su búsqueda.
Yo había empezado a salir con Dean Thomas, un año mayor que yo y uno de los amigos de Harry, solamente para darle celos, pero él no parecía darse cuenta.
-A ningún lugar en particular, simplemente estaba pensando- respondí esperando a que se lo creyese.
Estábamos cenando en el gran comedor, y no me venía bien otro de sus ataques de celos.
-Ginny, ¿ya estabas mirando a otro?- preguntó celoso.
Siempre lo era, y eso era algo que me irritaba. Era siempre la causa de nuestras peleas. Yo solamente tenía ojos para Harry. Y Dean...solamente era un peón en este extraño juego.
-Ginny, ¡hemos terminado!- dijo claramente celoso provocando que algunas miradas curiosas observasen la escena.
-Sí claro, y después volverás como siempre, arrastrándote para que te perdone- hablé en un tono medio, ya que estaba acostumbrada a sus ataques de celos.
-Esta vez no, Ginny. Esta vez es la definitiva.
-Claro, lo que tú digas- dije antes de salir a paso ligero de aquel salón.
**********
Narrador:
Dos pelirrojas, cada una en su respectiva habitación, y con sus respectivos problemas, entraban rápidamente a su habitación.
Cada una, se acostó en su cama, y empezaron a pensar en sus cosas.
Hasta que ambas, llegaron a la misma conclusión:
"Ojalá pudiese ser otra persona"
Lo que no esperaban, es que al día siguiente, se darían cuenta de que su deseo, se había hecho realidad.
