Como lo prometido es deuda :), aquí les traigo la continuación de GUARDAESPALDAS PORUNA SEMANA, no es estrictamente necesario leer el fic anterior para entender este, pero seguro para los que ya lo hicieron les hará más gracia la aparición de algunos personajes de la historia anterior.

IMPORTANTE: Como siempre, no puedo empezar sin dejar de mencionar que la mayoría de los personajes de esta historia no me pertenecen, son propiedad de sus respectivos autores, yo sólo escribo esto a modo de diversión.

ADVERTENCIA: Obviamente no puedo saltarme esta parte, como la misma clasificación del fic lo indica, este quizás no sea apto para todo publico, ya que más de alguna escena estará subida en tono y el fic contendrá LEMON (pondré advertencias en su debido momento por si alguien desea saltárselo)

Sin deseos de molestar más… los dejo con el prólogo de la historia…

UN HEREDERO PARA HYRULE

.-.-.-. Prólogo: El "secreto" .-.-.-.

Era curioso ver como un día tan común y fuera de lo normal se podía trasformar en cosa de segundos en todo lo contrario, era obvio que la noticia del "casorio" se esparciría rápidamente en manos del hombre "más bueno para guardar secretos" y es que la emoción parecía notársele a flor de piel.

- ¡Impaaaaaa! –Exclamó emocionado al ver a la mujer entrar en la estancia con una toalla en las manos, parecía haber estado duchándose, ya que aún tenía todo el cabello húmedo y por ahora lo mantenía extrañamente suelto.

- Buenos días señor –lo saludó la mujer al verlo acercarse apresuradamente- ¿Cómo se siente?

- ¡De maravilla querida, de maravilla! –Exclamó con un extraño brillo en su mirada, parecía ilusionado- necesito tú ayuda, hay que prepararse.

- ¿Prepararse? –La mujer parecía no comprender.

- ¡Por supuesto! –Exclamó aún más entusiasmado- Debe estar todo listo para esta noche, será una gran fiesta.

- ¿Una qué? –Estaba segura que se había perdido "algo" en toda esta historia- Podría rebobinar un poco y explicarme con calma… ¿Qué es lo que se supone que celebraremos?

- El compromiso mi querida Impa –Aclaró el hombre aspirando una gran bocana de aire al mismo tiempo que sujetaba las manos de la mujer entre las suyas, estaba muy ilusionado.

Impa se sonrojó notoriamente y de pronto se sintió extrañamente incomoda, ¿El Rey le estaba pidiendo matrimonio?, No se lo creía, en verdad que no.

- Señor yo…

- ¡Link va a pedirle matrimonio a mi hija! –Exclamó girando, obligando a la mujer a hacer lo mismo para no caerse.

¡Cueck! El Rey no tardó esclarecer la situación, aunque en realidad no lo hizo con el objetivo de aclarar el malentendido, con lo despistado que era ni siquiera se había percatado que la mujer había malinterpretado su comentario.

- ¡¿Qué? –No podía creer lo que estaba escuchando, estaba tan sorprendida que ni siquiera había notado que estaba "girando" como trompo agarrada de las manos del soberano.

El hombre se detuvo de golpe e Impa quien aún no salía de su impresión empezó a sentirse un tanto mareada.

La joven sirvienta que había ingresado en la sala dejo caer todos los cubiertos junto a la bandeja al escuchar aquella "noticia", su impresión no era menor, claro estaba.

- Lo siento –se disculpó enseguida al sentirse observada por la pareja.

- Tranquila, luego recogeremos todo, valla y tráigame un par de copas y un buen vino, tenemos que celebrar –agregó con una amplia sonrisa, de verdad el hombre estaba de "muy" buen humor.

- Lo que usted ordene señor –agregó preparándose para marcharse.

- Ah y una cosa más –la detuvo un segundo el soberano- espero que esto no salga de estas paredes –continuó en un tono insinuante, guiñándole con algo de complicidad.

La muchacha se sonrojó ligeramente y asintió con la cabeza momentos antes de desaparecer.


Evidentemente la noticia se propago rápidamente en el castillo, inclusive los guardias se hicieron de ella, los murmullos entre pasillos aumentaron de un momento a otro, cosa que no paso desapercibida por los "protagonistas" de esta "novela".

- ¿Qué diantres les pasa a todos? –Se preguntó la muchacha acercándose al comedor, estaba segura que allí se encontraba su padre.

Observó con cuidado como dos jovencitas reían divertidas cubriéndose sus bocas al verla pasar, era obvio que algo referente a ella estaban comentado, pero ¿Qué?

Se detuvo frente a la gran puerta que separaba el comedor del corredor por el que ella venía avanzando y al ingresar una "curiosa" escena llamó su atención.

- ¡Querida! –Exclamó el hombre al verla ingresar, levantando una gran copa llena de vino haciendo que el líquido saltara y salpicara a su alrededor.

- Señor, tenga cuidado, esta manchando todo –lo regañaba una preocupada Impa quien insistía en limpiar todos los desastres que el Rey dejaba a su alrededor.

- ¡No seas aguafiestas Impa, hay que celebrar! –El hombre tenía la nariz algo enrojecida, al parecer había bebido más de la cuenta y ya comenzaba a notársele.

- ¿Celebrar? –Algo "extraño" estaba pasando en el castillo y era evidente que para variar ella era la última en darse por enterada.

- ¡Tu com…! –Pero las palabras del soberano fueron calladas por la brusca y nada delicada acción de su compañera, quien se le había lanzado encima para taparle la boca.

- Nada, querida, nada –agregó la mujer con un pequeño tic en su ojo izquierdo al mismo tiempo que sonreía nerviosa.

- Todos actúan muy extraño –insistió la muchacha quien venía a buscar respuestas- ¿Hoy es un día especial?

- Claro que lo es –continuó la mujer sonriendo falsamente- es martes, los martes son especiales.

- ¿Desde cuando? –Había gato encerrado, de eso no cabía dudas.

- Desde hoy –volvió a sonreír.

- Entiendo –la muchacha asintió con la cabeza no muy convencida y lentamente comenzó a acercarse a la mujer y su "borracho" compañero.

- Hija te verás tan…

PAF!

Un fuerte golpe en la cabeza termino por acabar con la poca conciencia que le quedaba a su majestad.

- ¡Impa ¿qué has hecho? –Exclamó viendo horrorizada como su padre caía "inconciente al suelo".

- El Rey necesita descansar un momento –agregó tomando lo que quedaba de líquido en la copa del hombre- lo llevaré a su cuarto, no te preocupes.

Zelda se encontraba hincada observando con curiosidad la cara del hombre, se veía feliz, muy feliz. Pobrecito, estaba tan ebrio que ni cuenta se dio del tremendo y certero golpe que le propino la Sheikah.

- ¿Qué celebraban? –Preguntó nuevamente sin mirar a la mujer al mismo tiempo que apoyaba sus codos sobre sus piernas, en la posición que estaba le era fácil hacerlo.

- Ya te lo dije, celebramos que es martes, desde hoy los martes son importantes –le respondió nuevamente como si nada.

- ¿Quién lo dice?

- Su padre.

Fue la última palabra que cruzaron, antes de que Impa se encargara de cargar al hombre en su espalda, en verdad la Sheikah tenía mucha fuerza para llevar a cuestas a nuestro poco esbelto Rey.

- Algo muy extraño esta sucediendo en este castillo –murmuró para si, aún hincada en el suelo, analizado cuidadosamente su siguiente movimiento- ¡Y no descansaré hasta saber que es!

La chica parecía decidida a descubrir la verdad, pero obviamente las respuestas no podría buscarlas de boca de su tutora, ni menos de su inconciente padre, tal vez debería pedirle una vez más ayuda a Link para desenredar este misterio.


Más tarde en el cuarto del Rey…

- Majestad, despierte –ordenó la mujer esperando vanamente que el hombre diera alguna señal de vida.

"Miauuu" la gatita comenzaba a acariciar su cuerpo con una de las piernas de Impa.

- ¿Tú que dices pequeña? –Le preguntó a su felina compañera antes de decidirse a tomar el balde lleno de agua que había dejado justo sobre el velador junto a la cama del Rey.

La gatita ronroneo como respuesta moviendo la cola de un lado a otro, ella parecía feliz en su simple mundo felino, y como no estarlo, después de todo… ella no tenía la presión de cuidar al descuidado gobernante.

Impa sonrió al tiempo que acariciaba con suavidad la cabeza de la mascota del Rey y luego se decidió a usar su persuasivo despertador. Tomó el balde entre sus manos y sin ningún reparo lo volteó justo arriba de la cabeza del durmiente hombre.

El Rey espantado saltó como si le hubiera caído un rayo y al abrir los ojos se encontró totalmente empapado en su cómoda, pero ahora húmeda cama.

- Demonios Impa, ¿No había otra forma de despertarme? –Agregó el soberano un tanto molesto, estrujando sus empapadas ropas.

- No hay tiempo señor.

- ¿Qué sucedió?

- Se quedo dormido por la borrachera –le mintió la mujer.

- ¡Es cierto! Tenemos cosas que hacer –se levantó rápidamente para salir de la habitación.

- ¡Majestad, tiene que cambiarse! –Lo siguió la mujer intentando detenerlo, pero era evidente que el Rey no la estaba escuchando- ¡señor!

- No hay tiempo Impa, no hay tiempo –insistió el hombre- tenemos que encontrar a Link y asegurarnos de que todo este en orden.

- Señor, si me permite –comenzó Impa caminado presurosa junto al Rey- pienso que deberíamos dejar eso en manos del muchacho, no creo que sea conveniente interferir.

- ¿Interferir? –Entonces se detuvo en seco- ¡claro que no interferiremos!, sólo… le daremos una pequeña ayuda a nuestro joven héroe, los hombres de guerra no son buenos en temas románticos.

- Pero Link no es un hombre de guerra, señor.

- Cierto –meditó un momento y enseguida agrego- aún así creo que necesita nuestra ayuda.

Impa observó como el hombre se adelantaba dispuesto a ir a la ciudadela en busca del rubio.

- No se porque tengo un mal presentimiento de todo esto –murmuró suspirando cansada, dispuesta a seguir al soberano.


Mientras en otro lugar, el joven Hylian estaba planificando su "propuesta", se encontraba a las afueras de la ciudadela, muy cerca del puente junto a un gran manzano que curiosamente ya tenía pequeñas manzanas aún inmaduras, algo raro para la estación en la que se encontraban. Hace no mucho había llegado hasta ese lugar, se había paseado por todas las calles de la ciudadela meditando el asunto y había llegado a la conclusión que requería un lugar más tranquilo para pensar.

- Cielos, no se como empezar –se decía revolviendo sus cabellos con sus manos, en verdad estaba hecho todo un lío y se había pasado el día pensando aún sin llegar a ningún acuerdo.

Toc!

- Auch –se quejó sobándose la cabeza, extrañamente una manzana inmadura había ido a parar directo a su persona y ahora rodaba sobre el tierno césped.

De pronto algo en la copa de ese árbol comenzó a agitarse, haciendo que algunas hojas se desprendieran de las ramas a las que estaban sujetas, cayendo como una breve lluvia sobre el chico.

- ¿Quién esta ahí? –Agregó el muchacho asustado, desenvainando inmediatamente su espada, la misma que no solía abandonar cuando se dirigía a los campos de Hyrule.

- Soy sólo un árbol –escuchó una extraña y susurrante voz, una que se le hacía extrañamente familiar.

- ¿El manzano me esta hablando? –Preguntó extrañado casi sin creer lo que estaba escuchando.

- Por supuesto ¿Por qué te sorprendes tanto? ¿Acaso nunca habías escuchado a uno hablar? –Agregó la misteriosa voz, haciendo entender que se sentía ofendido.

- Este… no un manzano, otro árbol si pero… aún así me parece extraño –bajo lentamente su espada, aún sintiendo algo de inseguridad.

- ¿De verdad has hablado con otro árbol? Auch… digo… claro… soy un árbol y hablo, ahora escucha…

Al parecer aquel árbol tenía alguno que otro problema existencial, o eso fue lo que pensó Link en su debido momento.

- No tengo tiempo ahora señor árbol de manzano –lo interrumpió el chico, pensando que el arbusto le pediría algún favor en especial, algo como "entra y saca el mal que hay dentro" o algo por el estilo, aunque de verdad no se imaginaba tratando de entrar en un tronco tan delgadito, o quizás… ¡Las termitas! Quizás eran las malditas termitas que seguían acosándolo aún un año después de haber inventado aquella mentira.

Todo eso paso por su mente en una breve fracción de segundo, antes de que el "famoso" manzano se decidiera a retomar las riendas de aquella "peculiar" conversación.

- No es eso hijo, no es eso –le dijo nuevamente aquella "extraña" voz.

- ¿Hijo? –El chico comenzaba a confundirse- Usted es… ¡mi padre!

¡Cueck!

El árbol se agitó y una risita acompañada de un "shhhh" fue todo lo que se escuchó desde la copa.

- ¡Demonios chico, por todas las diosas!, ¿Cómo se te ocurre que voy a parir un niño?

Nuevamente la risita, alguien realmente se estaba divirtiendo arriba de ese árbol. Aunque Link aún no lograba divisar "nada" sospechoso, así que se seguía creyendo el cuento del árbol parlanchín.

- ¿Y qué los niños no los traen unos enormes pájaros desde el cielo?

¡Doble cueck!

- ¡Claro que no! –Exclamó el "árbol" escandalizado, mientras una fuerte carcajada hacia coro con sus palabras.

En verdad parecía como si aquel árbol tuviera personalidad múltiple.

- ¡OMG! Entonces… ¿De donde vienen los bebés? –Link parecía realmente contrariado por la noticia.

- Es una larga historia –se escuchó esta vez una voz algo más femenina y golpeada, pero en verdad parecía sincera- volviendo a lo que nos concierne, estamos aquí… digo, estoy aquí "enterrado en la tierra y sin posibilidad de moverme", esperando a que un amable viajero llegara a refugiarse en mi humilde sombra para tener la oportunidad de brindarle ayuda, cuando sin querer escuché lo que estabas hablando y me he percatado de que tienes un problema.

- Pues si, tengo un problema –agregó más como meditación propia que dirigiéndose a aquel "extraño" árbol.

- Escucha… no te desgastes pensando que dirás o como lo harás, sólo, hazlo… déjate llevar por tus sentimiento y que cuando llegue el momento… que ese instante sea natural, íntimo y romántico, seguro la princesa será dichosa de compartir toda una vida a tú lado, Link.

Durante un segundo sintió como aquel cálido consejo lo llenaba de tranquilidad, había tanto de cierto en aquellas palabras que, realmente sentía que aquel árbol tenía mucha experiencia en temas como este o al menos la "parte más femenina de él", porque algo hasta en su manera de hablar había cambiado de un momento a otro. Pero de pronto algo empezó a molestarle… había "algo" que no estaba bien en todo esto.

- ¿Cómo es que sabes mi nombre?

Ups, eso no estaba entre los planes.

- Oh, eso –Nuevamente la "otra" personalidad del árbol salía a la luz- intuición.

- ¿Intuición?

- ¿Te conté que yo te conocí cuando eras a penas un bebito? Auch… ¡deja de golpearme, estoy tratando de convencerlo! Auch…

¿Qué demonios estaba pasando ahí?, había algo muy extraño en todo esto, pero justo cuando se disponía a reanudar la interrogación una conocida voz capto toda su atención.

- ¡Link! –Lo llamaba la jovencita quien se acercaba apresurada hasta el sitio donde el chico se encontraba.

- Zelda –agregó casi como en transe, observando como ido la imagen de la joven que le robaba sus sueños, aquella bella mujer que le parecía encantadora desde el momento en que la había conocido.

- Al fin te encuentro –agregó agitada ya junto a su prometido, apoyando una de sus manos sobre la irregular superficie del tronco de aquel árbol- disculpa, se que no me esperabas, pero… algo extraño esta pasando en el castillo.

De pronto sintió un enorme deseo de realizar su propuesta allí y ahora, pero no era el momento adecuado, ni la instancia propicia para hacerlo, además… aún debía concretar un pequeño asunto antes de proponerle matrimonio a la muchacha.

- Zelda… yo –no sabía porque diantres se ponía nervioso, después de tanto tiempo compartiendo con ella, aún la joven princesa tenía ese extraño efecto en él, y es que por alguna razón esa expresiva y clara mirada siempre conseguía perturbarlo- Tengo que irme –agregó con prisa, recordándose nuevamente que aún tenía algo que hacer, en verdad lamentaba tener que dejar a su compañera- discúlpame, prometo enmendar esto más tarde.

Tomó las manos de la joven entre las suyas y deposito un suave beso sobre la yema de finos dedos de la doncella, quien entre confundida y extrañada, sólo se limitó a ver como el guerrero liberaba sus manos y se alejaba con prisa del lugar. Ahora hasta Link se comportaba extraño, ¿qué demonios le estaba pasando a todos por aquí?

Suspiró.


Mientras en la copa del árbol.

- Zelda esta sospechando –murmuró la mujer muy bajito a su acompañante.

- Sin duda mi hija es muy astuta.

- No se necesita de astucia para percatarse de que todos en el castillo hablan de ella a sus espaldas –lo regañó la Sheikah- si usted supiera guardar los secretos ella estaría tranquila en el castillo y no a la ciega de Link.

- Debemos evitar que ella se enteré de lo que está sucediendo.

- Señor, yo pienso que deberíamos hacernos a un lado en este asunto, ya hemos interferido lo suficiente.

- Tú vigilaras que mi hija no siga a Link hasta que sea la hora del encuentro y yo… yo me encargaré de vigilar al chico.

- ¿Por qué tienen que vigilarme?

- ¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHH! –Exclamaron dos "adultos serios y competentes"

Así como si nada, la muchacha se había trepado al árbol y había descubierto el "escondite" de su tutora y padre, quienes "curiosamente" estaban discutiendo algo referente a ella y su pareja.

- ¿Qué están haciendo arriba de este árbol?

El Rey y su compañera aún no salían de su "shock".

- ¿Padre? –insistió la muchacha al ver que ninguno parecía reaccionar.

Pero fue Impa quien al observar como las ramas sobre las que ellos habían armado su "escondite" empezaban a crujir con cada movimiento de la joven princesa, reacciono…

- No te muevas –le ordenó a su pupila.

- Exijo una explicación de inmediato.

- Nada de eso jovencita, tu maestra de etiqueta no te tiene permitido trepar árboles mientras vistas como señorita.

- ¡Eso no tiene nada que ver! –se defendió ella, molesta por las continuas esquivas respuestas de la Sheikah.

Y sin hacerle caso a su tutora, se acercó más. Las ramas crujieron con más fuerza, el peso que estaban sosteniendo era mucho más de lo que ellas podían aguantar.

- Zelda si sigues avanzando vamos a…

Pero no alcanzó a terminar la frase, al instante siguiente los tres "intrusos" del manzano fueron atraídos por la gravedad directo al suelo.

¡PAF!

Entre tanto enredo de ramas, hojas, piernas, brazos y cuerpos, ninguno de los tres pudo terminar aquel aterrizaje como era debido.

- De verdad me deben una explicación –murmuró la muchacha en medio del sándwich que habían formado Impa, ella y el Rey, que había quedo hasta arriba del montoncito.

- Creo que necesito unas vacaciones –agregó Impa quien era la más aplastada de los tres.

- No puedo pararme.

- No bromees papá, no ahora.

- No es una broma.

- Esto tiene que ser una pesadilla –era Impa quien aún no creía que estaba haciendo el "loco" justo en un lado de la entrada a la ciudadela.

Y todo había empezado como un día nada fuera de lo normal…

Continuará…

Bueno ya empezamos de nuevo XD!, el primer capítulo se llama "Cásate conmigo", esperemos que el Rey no siga haciendo de las suyas XD, 9-9 aunque lo dudo XD!

Por si les entra la duda, el título del fic tiene una razón de ser, en el capítulo 3 daré a conocer la razón, así que… ya lo verán owo, ya lo verán… XD si es que alguien lee esto claro jajajaja xD!

Nuevamente quiero agradecer a toda la gente que me apoyó en el fic pasado, "GUARDAESPALDAS POR UNA SEMANA",en verdad ¡Muchas gracias!, gracias a todos los que sintieron curiosidad y dieron un vistazo, a todos aquellos que leyeron cada capítulo, a todos los que se quedaron a mitad de camino, a todos los que aún no lo terminan y por supuesto, a todos los que en un futuro tengan la oportunidad de verlo, muchas gracias ^^ y claro esta ¡Gracias a todos los que se tomaron la molestia de dejar sus comentarios, criticas, quejas, alegatos, amenazas de muerte, etc…! XD En verdad se les agradece ;)

¡Saludos a todos!