Sabía que estaba haciendo un buen trabajo como gobernante. Me habían educado bien, mis padres ya fallecidos se habían encargado de prepararme de forma eficiente para todo lo que vendría, es más, parecía que sabían que algo les iba a pasar, en fin; Tenia un pueblo próspero con su propia economía y comercio, con habitantes gentiles y pocos disturbios, relaciones diplomáticas envidiables, caballeros invencibles – Bueno… Solo Finn y Jake. – habitantes felices y responsables. He cumplido con éxito y hasta superado las expectativas que todos tenían de mí.

Nada me falta. Nada me sobra. No tengo problemas.

Hoy, al haber acabado todo el papeleo, reuniones e inauguraciones pendientes y sin ningún tipo de eventualidad, me sobró mucho tiempo y a las 6 de la tarde ya estaba libre de preocupaciones y por eso estoy encerrada en mi estudio con grandes enciclopedias y atlas anatómicos, estudiando con extremo detalle, en especial, "La Anatomía y Fisiología que se Genera a Raíz de la Inmortalidad: ¿Puede la Adaptación Ambiental cambiar a un ser inmortal?". Un tema muy fascinante que, de ser descubierto a plenitud, aplicaría sobre mí.

Pasaba las páginas con velocidad, mientras tomaba un sorbo de mi chocolate caliente con cuidado de no derramarlo y manchar mi pulcra bata blanca. La habitación estaba bien iluminada, pero no tenía ventanas. Las paredes estaban adornadas con planos y formulas químicas, tantas que ni se notaba el color real de estas, el pizarrón al fondo de la habitación estaba casi intacto, solo con algún que otro numero mal borrado y manchones de tiza sin limpiar, papeles y libros por aquí y por allá junto con una biblioteca casi a reventar con libros gruesos y a primera vista pesados. Son pesados, créanme.

Leí las últimas páginas del tercer capítulo "Radiación Residual" y terminé mi chocolate, miré a mi alrededor y note mi desastre. Usualmente soy muy ordenada, claro, solo frente a mis súbditos, pero en mis ratos libres libero mi lado… Normal, de 19 años.

Aunque no estaría de más limpiar un poco.

Con este pensamiento en mi mente y estirándome en mi lugar, sentada frente a mi escritorio con mi libro a medias, la puerta sonó. A juzgar por la magnitud, sonido y altura de los golpes, el responsable era mi mayordomo Mentita.

"Princesa, Ha surgido un asunto real, se requiere de su presencia" Y no me había equivocado. ¿Un asunto real a estas horas de la noche? Mire al reloj escondido entre papeles de mi escritorio y, efectivamente, las 9 de la noche. Me sorprendí más. Tenía 4 horas estudiando sin descansar, el tema era interesante, no era mi culpa. Con cuidado de no tumbar mi silla me levanté y caminé hasta la puerta. Me quité mi bata y la colgué del perchero junto a esta.

"¿De que se trata, Mentita?" Le dije abriendo la puerta y observándolo con curiosidad disimulada.

"La Reina de los Vampiros ha solicitado su presencia en el salón real" Me dijo, y de verdad no pude contener mi sorpresa al escucharlo. Marceline y yo no nos llevábamos muy bien que digamos, nos veíamos raras y pocas veces. Siempre por culpa de Finn y siempre peleábamos. Aunque si existió una época, cuando era niña, en la que admiré a esa Reina y, la misma reina, me había regalado esa camiseta que aún usaba para dormir. Pero eso había sido hace mucho tiempo. "Dice que es un asunto urgente"

Debía serlo si estaba ahí, me preocupé por mi pueblo y endurecí la mirada. Marceline estaba ahí por algo importante y, podía asegurar si venía de ella, peligroso. Por que es imposible que venga a visitarme. Sencillamente imposible.

"Vamos entonces" Le dije ya seria y recuperada de la sorpresa, con una preocupación creciente en mi estomago. Caminamos y subimos unas cuantas escaleras con velocidad, pensé en esos tiempos que compartí con esa Reina. Mis padres me la presentaron como una vieja amiga que, en una situación muy difícil, les había prestado su ayuda e influencias, me la presentaron como la Reina de todos los Vampiros. Tenía y años.

De alguna extraña manera quede prendada de ella. Sus palabras, su belleza, sus canciones. Era la hermana mayor que nunca iba a tener pues, era la primogénita del reino.

Sus canciones me encantaban y de repente el bajo era el instrumento más hermoso que había escuchado en mi vida. Me sentaba con ella en los jardines, me contaba historias, cuentos, jugaba conmigo y habían ocasiones en las que venía al castillo solo para visitarme. Recuerdo también un día en especial, no recuerdo por qué ni cómo, pero me dieron curiosidad las marcas de colmillos, la mordida sobre su cuello. Definitivamente mi recuerdo favorito de nosotras.

"Ya llegamos, Princesa" Me dijo mentita para regresarme a la realidad, estábamos a una puerta de entrar al gran salón, detrás del trono real. No podía quedarme en el pasado, es verdad que aun aprecio a Marceline pero, los tiempos cambian y ahora estoy segura de que me odia. "Espero que no sea nada grave"

"También lo espero" Ya en la realidad y recuperada de la nostalgia mire la puerta que me separaba de mis preocupaciones actuales. Sinceramente espero que sea por una estupidez y que sea algo como que Finn la envió para que "hablemos" y nos "reconciliemos"… Le tengo un gran cariño a ese pequeño, sus acciones son nobles, pero hay cosas que no pueden arreglarse. "Bien, aquí voy."

Abrí la puerta y caminé hasta mi trono en donde tome asiento aún sin mirar a quienes estuvieran presentes. Cerrados mis ojos por los nervios que me causaba la situación suspiré para darme valor y firmeza, aunque estoy segura de que sonó como un suspiro de fastidio. Abrí mis ojos y ahí la vi frente a mí, justo debajo de los 3 escalones que separaban el trono del piso. La miré con seriedad y dureza, así como ella misma me miraba a mí. Estábamos en un asunto oficial así que a ninguna nos importo este hecho.

"¿Qué te trae a mi reino, Reina de todos los Vampiros?" Le dije elevando mi voz para que pudiera escucharme, mostrando la firmeza que ella misma me había enseñado a usar. Note en ese instante unas marcas negras en sus brazos, parecían cortadas. Leves, pero ahí estaban. Lo mismo pasaba con su rostro y cuello.

Parecía que venía de una Pelea.

Había algo más, algo raro en ella que no lograba entender. Sus ropas, la usual camisa roja a cuadros sobre la blusa blanca, jeans ajustados azules y sus botas rojas favoritas estaban en orden; Su bajo-Hacha estaba en su espalda y sus ojos seguían negros como siempre. No entendía qué, pero había algo que estaba mal con Marceline.

"Un placer verla… Su majestad" Me respondió la vampiresa con educación junto con una ligera inclinación de respeto, pero sin quitarme los ojos de encima manteniendo siempre esa mirada fría y dura. "Iré al grano, si no le molesta"

"Adelante." Le respondí con igual educación, devolviéndole el saludo. A fin de cuentas la reina aquí era ella. "Sinceramente espero que no sea nada grave".

"Es algo... Complicado, pero no letal para su reino, se lo puedo asegurar." Empezó a explicar, la miraba expectante esperando algo más profundo mientras lograba descifrar qué era lo que estaba mal con ella "Como bien usted sabe, la comunidad Vampiro es más grande de lo que aparenta ser."

"Si, estoy al tanto de las reuniones mensuales que se llevan a cabo, cada una, en diferentes reinos." Me miró sorprendida y un poco avergonzada por mi conocimiento. Esas reuniones eran un problema para el reino y por diferentes asuntos aún no lo había discutido con ella. Me enteré una noche en que fui a pasear por las calles. "Quería hablar de eso contigo, por cierto, pero ahora no es el momento."

"Si, bueno... En fin, es una población realmente grande, la gran mayoría pacíficos que viven entre este continente y el vecino, pero siempre hay algunos revoltosos, en este caso 7, que se oponen a mi régimen pacifista. " Dijo ya recuperada de la sorpresa, pero aun con una pequeña chispa de vergüenza en sus ojos. Se leerte como un libro abierto, Marceline. "Estos "Rebeldes Pro-Regreso", como ellos mismos se hacen llamar, quieren regresar a lo que éramos y hacíamos hace un Milenio, antes de que yo subiera al poder."

"¿Te refieres a los asesinatos y rituales tribales de alimentación?" Le pregunté escandalizada, pero aun tranquila en mi asiento con una máscara de seguridad que engañaría a cualquiera. El miedo por mis súbditos creció. "¿Pero no se alimentaban en esos tiempos con-

"Sangre, asi es." Terminó ella, con asco en sus palabras. "Ese tipo de alimentación fue prohibida por mi hace 1000 años bajo un régimen dictatorial. Debía hacerlo así o nunca hubieran avanzado. Fue duro para todos, yo misma me incluyo pues era una vampiresa joven y la sed de sangre fue difícil de aplacar. Empezamos atacando solo animales, pero a ninguno nos favoreció y, además, nos volvía más salvajes. Descubrí que, siendo seres Mágico/Demoníacos, es decir poseer dos lados diferentes en esencia, debía existir un alimento que cubriera más nuestro lado mágico olvidándonos del demoníaco, contrario a como hacíamos en ese entonces. entonces pensé en el color, un día intenté hacerlo y funcionó. Nos ayudaba y nos volvía cada vez más humanos. Por lo que a cada nuevo vampiro le enseñaba ese pequeño truco y su sed de sangre disminuía y desaparecía en 100 o 200 años"

"Entiendo" Le dije para demostrarle que la estaba escuchando, todo esto, estoy segura, es un rápido resumen de sus primeros años como Reina y vampira. Sin ninguna preparación, educación, ni siquiera sangre noble. Segun tenia entendido solo había matado al anterior rey para ocupar su puesto. Eran salvajes. Por ello debió actuar en regimen dictatorial, al que no obedeciera se le castigaba.

¿Qué es lo más aterrador para un vampiro?

La luz del sol.

"Estos rebeldes han entrado en abstinencia controlada en forma de protesta, es decir, no tomarán nada de color hasta que sean escuchados. Gracias a Glob son pacíficos, pero eso no es lo que me preocupa." Dicho esto desvió su mirada por primera vez y empezó a caminar hasta uno de los pilares que bordeaban el gran salón y lo tocó con una de sus manos. Ahí fue cuando noté aquello que estaba mal con ella. "Son jóvenes, no tendrán más de 300 años, mordidos cuando tenían 15 a 18 años, se dejaron cegar por las historias de los ancianos sobre los viejos tiempos, tambien es mi culpa por ello. Solo quieren experimentar, si supieran como fue, como era, no quisieran volver a eso. Pero su juventud los hace obstinados."

Estaba caminando. ¿Desde cuando Marceline caminaba?. Según ella caminar era aburrido y cansado. Y esas extrañas cortadas, ¿Algo había pasado hace poco que la tenía así? ¿Habían sido ellos los que le habían hecho eso?

"Entiendo lo que me dices, pero ¿Qué tiene que ver mi reino con estos Rebeldes?" Le pregunté con curiosidad, pues, si bien era una historia que le interesaba a mi lado científico, como princesa no hallaba interés alguno.

"A eso iba, princesa. Cuando un Vampiro pasa años sin alimentarse, como es el caso con estos 7, sus visiones se nublan. Su lado humano desaparece y queda una bestia feroz con tan solo el instinto de alimentarse. No son un problema para mi, soy mas fuerte que ellos pero no sucede lo mismo con-

"¡¿Y aún así dices que no es letal para el Reino?!" La interrumpí con fuerza, habían 7 bestias sueltas en Ooo y no sabia en donde estaban. El colmo era que Marceline no se había encargado de ellas. Vanagloriándose de su poder y en realidad era una completa inútil. "Ninguno de mis súbditos sobrevivirá si llegan a-

"No es este reino el que buscan, Princesa" Me miró con seriedad y decisión, la razón principal de esta visita se acercaba. "Te dije que no es letal para tu reino. Tu gente no tiene sangre corriendo por sus venas. El único ser vivo, al menos en este continente, con los grados normales de sangre en su cuerpo es-

"FINN!" Era la voz de Jake. La puerta principal del Gran Salón se abrió de golpe y un chico rubio ojiazul de 15 años corría hacia mi, tenia algo en los brazos, de seguro un descubrimiento tardío en plena aventura. Una criatura nueva por investigar. Definitivamente le tenía mucho cariño a ese pequeño. "La princesa está atendiendo a-

"Marceline! ¿Qué haces aquí?" Preguntó Finn en cuanto vió a Marceline frente al trono, se veía curioso. Era una mezcla de felicidad, incredulidad y miedo, pues el sabia de nuestra tensa relación. "Pense que tenias que ensayar con tu banda"

"Ya ensayamos! Tendrás que vernos el próximo fin de semana en el cementerio." Le dijo a Finn disimulando su actitud seria de hace unos momentos, yo seguía impresionada por todo lo que me había dicho. Si todo era verdad, ese joven humano estaba en grave peligro. Nuestro amigo, nuestro héroe.

Lo protegeremos como él ya lo ha hecho con nosotras. Se lo debíamos. Marceline me miró de soslayo, asegurándose de que compartía su opinión, se la devolví con más intensidad y asentí levemente. Estaba de acuerdo con ella en guardar todo como un secreto.

"Eso es genial, Marcy! No me lo perderé por nada! haha" Finn respondió animado, mientras la criaturita que tenía en los brazos se movía incómoda por el ruido de su protector "Oh si"

Yo lo mire y le sonreí, ya jake había entrado y se estaba disculpando con Marceline por interrumpir de esa manera. Finn se acercó a mi y me dio a esa pequeña pelusa blanca, al parecer no era un ser desconocido, solo una pelusa enferma.

"Lo encontré en las afueras del reino, se ve pálida y muy enferma" Dijo él, yo asentí con firmeza mientras el seguía explicando. "Vi una sombra, pero Jake dice que fue mi imaginacion, despues de todo esta oscuro y venimos de una expedición en una cueva."

Tando Marceline como yo nos preocupamos por esta afirmación, estaban empezando a moverse, estaban perdiendo el control poco a poco, dentro de poco buscarían sangre fresca sin grados de hibridación, sangre humana pura. Miré a la pequeña pelusa con algo de lástima pues su cuerpo no respondía muy bien, pero aún se podía recuperar.

"Tranquilo, estará bien" Le dije para calmarlo, ví como su expresión se suavizó y sus hombros se relajaron. "Ven mañana a las 6 para verla en la enfermería, ¿Te parece?"

"Claro! Nos vemos!" Dijo el héroe, caminando hacia la salida tomando a jake del brazo. " Marcy nos vemos el domingo para el toque de tu banda!"

"Cuento contigo, héroe!" Le respondió ella, despidiéndose con una mano. Ya estaba pasando la puerta cuando se detuvo de repente.

"Espera un minuto" Dijo el chico volteandose y mirándonos una por una.

Las dos nos tensamos en nuestros puestos. Marceline se revolvió incómoda, de seguro por las marcas de cortadas que tenía en todo el cuerpo. Yo solo me dedique a mirarlo con sorpresa y expectación. Jake estaba muy confundido por alguna razón.

"No me respondiste, ¿Que haces aqui Marceline? Tu odias a la Princesa" Oh genial, Hasta Finn sabe que Marceline me odia, solo tiene 15 años. Que mala suerte la mia.

"Ah eso, pues uno de mis amigos de la banda quiere conocer a la Dulce Princesa y me convenció para que la invitara al toque del domingo." Dijo La vampiresa, es impresionante como puede inventarse tantas cosas de un momento a otro y en un lugar con tanta tensión. Era definitivamente una buena Reina.

"aah... ¿Y las cortadas por qué son?" La curiosidad mató al gato Finn! Deja de hacer preguntas... Aunque ya llevaba rato queriendo saber de donde salieron esas cortadas negras.

"ah! Fui a correr con lobos un rato." Respondió con simpleza mientras se miraba los brazos, tanta fue esa simpleza que hasta yo me lo creí. No es raro ver de vez en cuando a la Reina de los Vampiros corriendo de un lado a otro con una manada de lobos. "Estaba algo aburrida."

"ah Bueno, Nos vemos mañana!" Y se fue corriendo junto con su hermano/Perro a su hogar, dejándonos solas de nuevo. Mentita se asomo y terminó de cerrar la puerta que Finn había dejado abierta. El silencio se mantuvo por un rato, la visita de Finn había alivianado el ambiente y de repente no sentí la necesidad de seguir tratando todo esto como un asunto real. Me levante del trono, Marceline aún estaba mirando la puerta, de seguro pensando en lo que haría el chico si se enterara de que la sombra que vio era real.

Y que nosotras se lo estábamos ocultando.

"Marceline" Le dije, ignorando mis modales, llamándola por su nombre como antes solía hacerlo. Bajé las escaleras mientras veía asentir a la vampiresa, muestra de que me estaba escuchando, aunque no me mirara. Me paré a un metro detrás de ella. Ante su ignorancia, algo pasó por mi cabeza y no pude evitar preguntar lo siguiente.

"¿Por qué me dices todo esto?" ¿Por qué me venía a decir todas esas cosas si yo no puedo prestar la ayuda necesaria? ¿Por qué viene personalmente si le preocupaba mi reino? Pudo enviar a algún Lacayo. ¿Por qué esa necesidad urgente de hablar conmigo? ¿Para que me necesita si ella y yo sabemos que no voy a ser muy útil contra 7 vampiros salvajes sueltos? Ella es la Reina Vampiro, tiene hordas y hordas de vampiros fuertes y nobles en sus tropas, ¿Para qué tendría ella que venir personalmente hasta el Dulce Reino, lugar que supuestamente odiaba, a avisar a la Princesa del lugar, que también odiaba, si en realidad no era de su incumbencia?

"Porque no quiero que te pase nada malo si te mantienes ignorante ante todo esto." me respondió aun sin mirarme. Sentí mis mejillas arder ante su proclamación. Vi sus puños cerrarse con fuerza y como se volteaba a mirarme "Lo que dijo Finn no es cierto, Bonni."

"¿Que cosa?" Tal vez era porque tenía mucho tiempo sin hablar con ella, pero me perdí en la conversación. La pequeña pelusa se revolvió incómoda en mis brazos. "Ah Lo siento pequeño. Me voy a la Enfermería a cuidar a este pequeño, ¿Me acompañas?"

"Si, creo que me quedaré aquí toda la noche. Mis guardias están patrullando la zona, es un poco dificil encontrarlos. Por eso no se les ha aplicado el "Castigo"... Son bastante astutos para ser tan jóvenes" Dijo ignorando su comentario anterior, no lo entiendo, pero mientras ella no se vaya estoy bien.

"Me imagine algo asi, bueno vén." Le dije mientras empezaba a caminar hasta la puerta principal, con ella pisandome los talones. Necesitábamos hacer un plan, en eso si les podía ayudar. "También debemos curarte esas cortadas, aún hay ropa tuya por aquí"

Ella asintió ante mi comentario. Tantas veces se había quedado a dormir que ya era natural para nosotros. Era un miembro más de mi familia. Como quisiera poder llevarme bien con ella de nuevo.

"Lamentablemente Las habitaciones de huespedes estan en remodelacion, asi que dormirás conmigo." Le dije, algo avergonzada, gracias a Glob que estaba detrás de mi, pues sentía ardor en mis mejillas.

"Como en los viejos tiempos, eh?" Dijo la vampiresa, al menos ella también lo recordaba. "¿Por que los recuerdas... cierto?"

"Eh? Claro que si" ¿Acaso la Reina tenía miedo a que la olvidara? "¿Por qué lo preguntas?"

"Es que eras muy niña" me dijo, oh cierto... Solo soy un bebe a sus ojos. Lo había olvidado. "Fueron buenos tiempos".

Al menos estábamos de acuerdo con eso. Caminamos un trecho más y subimos algunas escaleras en silencio. Escuchando tan solo nuestros pasos, porque Ella aún estaba caminando, para mi sorpresa; También los constantes quejidos de la pequeña pelusa entre mis brazos, símbolo de inicio de una odisea que bien podría ser corta o muy larga.


Buenas gente, aquí escribiendo una buena historia con tintes Sugarless Gum, no se, la pareja es simplemente adorable.

Espero lo disfruten tanto como yo lo hice escribiéndolo y estén pendientes para la continuación, que a lo mejor y viene la semana que viene. Hasta otra