Notas de la autora: Hola a todos, bueno este es mi primer fanfic, así que no me maten si no les gusta por favorcito xD, bueno si me va bien con este seguiré escribiendo porque de repente se me aparecen algunas ideas locas por la cabeza. Que quede claro que esto lo hago simplemente por diversión y sin fines de lucro ya que los personajes como todos saben, pertenecen a Rumiko Takashi. Bueno, aquí los dejo con el primer capítulo, que lo disfruten!

Destinos Escritos.

Capítulo I

- Primeras Impresiones –

La historia comienza con una joven de 26 años llamada Kagome Higurashi. Kagome llevaba el pelo hasta poco más debajo de los hombros, era color azabache y tenía pequeñas y finas ondulaciones en las puntas, los ojos color chocolate y la piel levemente tostada por el sol. Trabajaba en una revista de importancia en Japón y vivía en un cómodo departamento en el centro de Tokio junto a su compañera de trabajo y fiel amiga Sango.

Sango al igual que Kagome tenía 26 y había entrado a trabajar hacía un año como una de las principales diseñadoras gráficas, siempre llevaba el pelo castaño oscuro recogido en una cola; "para que no me moleste en la cara" solía decir.

Un día lunes como cualquier otro, las chicas se levantaron, desayunaron a toda prisa y partieron rumbo al trabajo en el auto de Kagome. Aquel día se anunciaría la llegada de un nuevo fotógrafo, ya que el anterior, Naraku, había sido despedido por robar ideas y traspasarlas a otra revista.

-Detesto esta ropa, me siento como una salchicha- protestaba Sango por el incómodo traje formal que llevaba.

-Calma Sango, hoy podremos cambiarnos después del cóctel-dijo Kagome.

-Sí, lo sé… Kagome recuerda que hoy llega mi primo y vivirá con nosotras por un tiempo hasta que pueda comprarse un departamento.

-Si amiga, lo recuerdo, espero poder llevarme bien con el.-dijo algo nerviosa

-¡Ya verás que se llevarán de maravilla!- agregó no muy segura, y es que tenía razones para no estarlo, ya que él parecía no poder ser amable más que con sus clientes o familiares.- además recuerda que trabajarán prácticamente juntos por lo que tendrán mucho tiempo para conocerse.

-¿Cómo dijiste que se llamaba?- preguntó por enésima vez en la semana.

-Inuyasha Taisho.

Las chicas como cualquier otro día, llegaron a las 8:30 en punto, saludaron a Ayame la recepcionista del edificio y subieron en el elevador hasta el piso 21, el último. Entraron por una única puerta y se separaron para ir a sus respectivos puestos de trabajo.

La revista Shikon No Tama era la de mayor venta en Japón, muy popular por mezclar la cultura con la entretención, su directora era una anciana muy amable y cordial con todos sus trabajadores, su nombre era Kaede.

Kaede reunió a todos en el salón de conferencias a las 9:30 para presentar al nuevo fotógrafo de la revista y darle una pequeña bienvenida para que se sintiera a gusto. Por lo que había escuchado, tenía un talento innato y sacaba unas fotografías espectaculares a pesar de tener 28 años. Además de Inuyasha, Kaede tenía que presentar a su nueva secretaria, su nieta Kikyo, aunque sabía que sería un problema para Kagome no tuvo más remedio que contratarla luego de tanta insistencia, pero de esta noticia nadie estaba enterado.

Cuando llegaron todos y el cóctel estaba completamente servido, la anciana directora hizo pasar a dos personas. El primero un hombre joven y de cuerpo fornido, con el pelo negro y ojos color ámbar que atraparon a Kagome desde el primero momento en que sus miradas se cruzaron.

-Este es Inuyasha Taisho, nuestro nuevo fotógrafo-anunció Kaede mientras todos aplaudían al recién llegado.- Señor Taisho, le presento a Kagome Higurashi, nuestra periodista estrella y relacionadora pública, con ella trabajará la mayor parte del tiempo.

-Bienvenido-sonrió nerviosa Kagome extendiendo su mano-Gusto en conocerlo.

-Gracias- respondió él estrechando su mano pero sin devolver la sonrisa- el gusto es mío.

La segunda persona en entrar hizo que el mundo se le viniera abajo a la pobre Kagome, era su prima Kikyo, el fantasma de la niñez, ahí estaba con su pelo largo hasta la cadera, negro y lacio como siempre, la piel pálida como sin vida y los ojos fríos como témpanos de hielo.

-Y esta es mi nieta Kikyo.- presentó la directora mientras los hombres quedaban con la boca abierta y se escuchaban cuchicheos sobre su parecido con Kagome.- ella trabajará para mi como secretaria así que no tendrá mayor contacto con ustedes.- agregó mirando especialmente a Kagome, quien captó todo y se sintió más tranquila.- Bueno, no queda nada más por decir, así que… que comience el cóctel de bienvenida, y asegúrense de que estos jovencitos lo disfruten.

La música se encendió y Kagome que estaba hablando con Sango fue interrumpida por Kikyo.

-¿Pero si no es mi queridísima primita Kagome?-dijo sarcásticamente apretándole la cara como a una niña pequeña.

-Déjame Kikyo.-protestó mientras se apartaba de las manos de ella.- a ver cuéntame, cuántos días de berrinche te tomó poder ocupar ese puesto… ¿una semana? O dos tal vez… no, creo que debe ser algo de un mes, porque que yo sepa ni siquiera has terminado la Universidad y eso que eres mayor que yo.

-No te hagas la astuta conmigo, sabes perfectamente que te supero con creces en todo lo que me proponga, así que si sabes lo que te conviene no me desafíes- amenazó disimuladamente Kikyo y luego le dirigió una sonrisa falsa para guardar las apariencias.-nos vemos primita.

-¡La detesto!- exclamó Kagome una vez solas.

-Vaya reencuentro amiga.-comentó Sango.- ¿Por qué se odian tanto?.

-No lo sé, siempre ha sido así, cuando éramos niñas nos comparaban mucho, hasta nos confundían, yo la admiraba pero ella siempre parecía fastidiada con mi presencia y un día se aburrió de que yo la siguiera y quemó todos mis juguetes, entonces entendí lo mucho que me odiaba y empezó la guerra entre las dos, pero como ella dijo, siempre me supera.

-Con razón nunca hablas de ella.

-Sí, de todas maneras no nos veíamos hace años.- comentó Kagome al tiempo que un escalofrío recorrió su espalda al escuchar una tercera voz grave y masculina.

-Hola Sango.

-¡Primo¡Que gusto me da verte!-exclamó abrazándolo.- ¿Cómo está tu mamá?

-Bien, aunque hasta el último momento me pidió que no viniera.

-Me lo imaginé.- rió.- lo olvidaba, Inuyasha, Kagome es la amiga de la que te hablé, con ella viviremos, es de confianza, no te preocupes.

Se produjo un silencio incómodo, en el cual Sango miraba a Inuyasha, mientras éste miraba inquisidoramente a Kagome, quien intimidada por la mirada del chico, bajo la cabeza por instinto quedando su vista fija en sus pulcros zapatos.

-y… em… ¿de dónde eres?-preguntó la chica para romper el hielo aún mirando el suelo.

-De Osaka. No entiendo como puedes ser relacionadora pública si te gana la timidez. Me retiro, con permiso prima nos vemos más tarde, adiós Higurashi.

-Adiós-dijo algo molesta.

-Vaya vaya, Kagome Higurashi intimidada por un hombre… esto si que es digno de verse.- bromeó Sango.

-Ya no molestes Sango, además fue un horrible comienzo.-dijo algo decepcionada.

-Creo que Sango no fue la única que lo notó señorita Kagome.-intervino un muchacho de ojos azules y pelo negro azulado que llevaba atado en una pequeña cola.

-¡Miroku!, No seas tan entrometido ¿quieres?- le reprochó Sango.

-Ustedes son tal para cual.

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Llevaba una caja que tapaba completamente su visión, por lo que abrir la puerta de la que sería su nueva oficina resultó todo un reto, pero una mano un poco fría le quitó las llaves y se tomó la molestia de abrir la puerta por él.

-Gracias.-murmuró sin mirar mientras entraba en la habitación.

-No hay de qué-sonrió ella.- ¿Qué llevas en esas cajas?

-Nada que te importe, ahora si no te molesta, me gustaría estar sólo-dijo mirándola directamente a los ojos para luego apartar súbitamente la mirada.

-Si me molesta, porque yo también soy nueva Inuyasha y me gustaría entablar amistad con alguien… como tú.-sonrió coquetamente mientras se le acercaba.

-Taisho, Kaede me dijo que viniera a ayudarte-dijo suavemente Kagome entrando de sorpresa.

-¿Podrías tocar antes de entrar no crees?-dijo Kikyo.

-Bueno, si molesto…

-No, tú te quedas, Kikyo ya se iba. –No supo por qué razón, pero prefería la presencia de su compañera de departamento.- Gracias por la ayuda

-No hay de qué cariño, cuando quieras me llamas para lo que quieras.-susurró guiñándole un ojo para luego pasar chocando el hombro de su prima y salir de la habitación.

-Disculpa por haber entrado de sorpresa, pero no pensé que estarías ocupado.

-Pero ya sabes, para la otra avisa.-dijo dándole la espalda para sacar cosas de una de las cajas y luego preguntó con tono de fastidio- ¿Qué es lo que quieres?

-Mi abuela me dijo que viniera a ayudarte con lo de la oficina, ya sabes, mostrarte el lugar y eso.

-No te necesito, gracias

-Bueno, pues no me pienso ir.-dijo testarudamente, no le gustaba la actitud de superioridad que Taisho tenía con ella¿Quién se creía que era?, si pensaba que le haría caso en todo y se pondría a sus pies estaba muy equivocado así que agregó con decisión.- te voy a enseñar la oficina quieras o no, y si es necesario te llevo arrastrando.

Inuyasha la miró sorprendida, nadie, nunca le había hablado así, jamás le habían llevado la contra, siempre lo que el decía se hacía, sin embargo, esa chiquilla ahí parada con las manos en las cintura había sido capaz de oponérsele, lo que provocó que brotara en su interior una pizca de simpatía hacia ella, eso la hacía distinta a todas las mujeres que había conocido, decidió darle una oportunidad.

-¡Feh! Eres terca como mula, pero no está del todo mal-comentó con una media sonrisa

-Vaya manera de decírmelo-rió ella.- Bueno Taisho, en estos archivadores hay fotos clasificadas en orden alfabético de acuerdo al lugar donde fueron tomadas, sería bueno que les echaras una miradita para que te des una idea, ese obviamente será tu escritorio, la oficina puedes decorarla a tu gusto, intenta utilizar el computador sólo con fines laborales… que más que más…-dijo haciendo memoria.- ah si, es verdad, yo vendré cada semana a darte datos de lugares y cosas que debas fotografiar, cuando tengas listas las fotografías entrégalas en CD y en papel a Sango, pero escoge sólo las mejores.

-Hablas muy rápido Higurashi.

-Tenemos poco tiempo, deja las cajas ahí y salgamos.-dijo tomando las llaves de la puerta.

Salieron de la oficina y Kagome comenzó a explicarle como funcionaba todo, desde los horarios de entrada, colación y salida, le recomendó lugares que ella frecuentaba con Sango para comer, le mostró su oficina, la de los periodistas y reporteros, y por último la de Kaede.

-Y bueno, esta es la oficina de mi abuela, es una excelente persona, pero no vayas a cometer un error como el de Naraku porque te pondrá de patitas en la calle.

-¿Naraku?- preguntó curioso, ya que por algún motivo ese nombre le resultaba familiar.

-Era el antiguo fotógrafo, hacía un buen trabajo pero se le ocurrió la estúpida idea de vender a otra revista las mismas fotografías que nos había pasado a nosotros, además entró en los documentales y envió algunas copias a la competencia.-le contó Kagome.-pero eso es confidencial, así que espero que no lo divulgues.

-No soy un boca abierta si a eso te refieres-dijo algo molesto.

-¡No, no¡No es que dude de ti!, pero es para que lo tengas claro solamente-rió nerviosa.- bueno, ahora podemos ir a casa, estos tacones me están matando, menos mal que podemos usar ropa informal, o sino no sé que sería de mis pobres pies.

-¿Y Sango?

-Debe estar esperándonos en el auto con Miroku, uno de los reporteros estrella, te agradará mucho, es un buen chico pero algo atrevido-comentó mientras bajaban al primer piso.

Se despidió de Ayame y justo cuando volvió a mirar al frente, chocó bruscamente con alguien.

-¡Disculpe¡Que torpe soy, no me di cuenta!-dijo atolondradamente.

-¿Estás bien Higurashi?-preguntó Inuyasha

-Sí, no te preocupes.

-¿Higurashi¿es ese tu nombre?-preguntó el sujeto con el que había chocado, tenía el pelo negro y los ojos verdes brillantes.

-Sí señor-respondió pensando que se metería en problemas.- Kagome Higurashi.

-¡Juro jamás olvidar su nombre bella señorita!-dijo con gallardía mientras tomaba su mano y la besaba provocando el sonrojo de Kagome.

-¿Y tú quien eres?-preguntó algo fastidiado Inuyasha.

-Mi nombre es Kouga, disculpa linda, no sabía que tenías novio.-dijo dirigiéndose únicamente a Kagome.

-¡No somos novios!-exclamaron al mismo tiempo rojos.

-ah bueno¿entonces puedo invitarte a un café preciosura?

-Estará ocupada, vamos Higurashi-dijo Inuyasha tomando a la chica de la mano y literalmente arrastrándola hacia el auto.

En el viaje de regreso a casa no se hablaron, por una parte Kagome se encontraba molesta y atónita, e Inuyasha no quería tocar el tema por orgullo propio, sin embargo, Sango y Miroku que habían presenciado toda la escena reían por lo bajo para no aumentar el visible mal humor que el chico de ojos dorados había adquirido.

Notas de la autora: Y… el capítulo llega a su fin ) pero no se preocupen a los que les gustó, porque pronto subiré el siguiente, que tuve que reescribir porque… bueno una larga historia sobre mi cabeza de pollo xD. Agradecería mucho mucho mucho si me dejan reviews, como para darme ánimos para continuar escribiendo.

¡Adiós a todos!