Los personajes que se mencionan en éste fic, son tomados de la obra literaria "La Saga de Crepúsculo" de Stephenie Meyer y otros personajes creados por mi.
Prologo...
¿Qué
harías si el destino te asignara al amor de tu vida?, ¿Y si
encuentras al único chico que es igual a ti, pero esto implica
desencadenar la batalla
vampírica mas importante de toda la eternidad?
Una
Nessie adolescente...
Un amor impuesto por el destino...
Un
Nahuel mejorado...
Una Profecía Vampírica
El
viento frío proveniente del occidente agitaba las verdes hojas del
bosque, la luna llena
brillaba en su máximo esplendor y el
silencio apadrinaba la noche entera.
Constanza estaba sola,
acurrucada y recargada sobre un roble gigante, los llantos
inundaban
el ambiente a tres kilómetros a la redonda, era la última noche que
pasaría
entre aquellos árboles que la vieron crecer, en cuanto
saliera el sol, tendría que marchar
a tierras grises para ser
tomada por esposa por un joven de piel cobriza que no conocía
ni
su nombre.
Crac… Constanza levantó inmediatamente la mirada
y observó a su alrededor atenta,
agudizó el oído pero lo único
que lograba escuchar era el lejano canto de los búhos y el
aterrador
propio de los grillos, pero nada más, Crac…crac…crac… No, esta
vez
Constanza no se lo había imaginado, -¿quién anda allí?,
¡soy Constanza hija de Tuhuel,
primero en su nombre!- gritó la
joven levantando la voz e irguiéndose centímetro a
centímetro,
algo se movía y se acercaba frente a ella, trató de agudizar su
vista sin
mucho éxito, la silueta de un hombre se dibujaba a
contra luz de la luna, era alto y
fornido, como jamás había
visto uno en su vida, era tan parecido a los dibujos de los
dioses
que se encontraban en las grutas de las montañas frías, -no te
aterres mi bella
dama, déjame presentarme ante ti, mi nombre es
Johan, primero en mi nombre y los
dioses me han enviado para
calmar tu llanto-, cantó el hombre que se encontraba frente
a
ella con una voz tenor, -¡dioses!, ¡eres un ángel!-, exclamó
Constanza al ver por fin la
belleza del hombre llamado Johan, era
alto y fornido, sin duda, pero su mayor cualidad
era la pálida y
casi fosforescente piel color blanco que adornaba cada centímetro de
su
piel, se movía con una gracia y elegancia propias de una
pantera, el rostro era alargado
y una gruesas cejas adornaban su
exquisito semblante, estaba completamente desnudo,
-es lo que soy,
bella Constanza, y vengo aquí para ser tuyo-, contestó su ángel,
el
hombre se acercó y la miró directamente a los ojos, ella pudo
apreciar el dulce rojizo en
los ojos de su ahora amado y se
sumergió a sus brazos, ella simplemente no podía dejar
de verlo
a los ojos, se sentía deslumbrada, sus brazos eran fríos como la
nieve de las
montañas pero a la vez tan acogedores, tan suaves,
tan duros, la acostó en el suelo,
sobre las hojas secas y
crujientes y comenzó a olerle el cuello y posó su mano derecha
en
su corazón, -¡oh!, el bello canto de la vida, luchando por
palpitar, trabajando
incansablemente para sentir, para ver, para
oler, para oír, para… saborear-, le susurró su
ángel al oído
logrando estremecer cada poro de su cuerpo, el viento silbaba a
su
alrededor frío y cortante, Constanza titiritaba en la
oscuridad, él la tomo con delicadeza
y Constanza se unió a la
danza del placer, con los ojos fijos en las azules estrellas
sentía
su corazón latir a ritmos estrafalarios, volteó a ver el
rostro de su amado pero lo que
encontró en él la hizo exaltarse,
el rostro de su ángel salvador estaba congestionado,
sufría,
ella lo sabía, en un repentino movimiento brusco, él apretó sus
caderas hundiendo
sus dedos en su piel provocándole un fuerte
dolor, le acababa de fracturar el ilion, ella
aulló de dolor,
sintió un tirón hacia adelante y un segundo después se encontraba
sola
en el bosque, como hacía unos minutos atrás, sólo que ésta
vez lloraba con más fuerza
a causa del dolor y con la semilla del
demonio en su interior...
