Lo difícil de ser Vampiro.
Capítulo 1: Sin razón, ni sentido.
Todos me discriminaban, pensaban que era un monstruo, que no tenía sentimientos, tan solo me juzgaban sin razón, no deseaban acercarse por temor, no me daban la oportunidad, no se molestaban en conocerme.
De vez en cuando, me gustaba gastar una que otra broma, mi intención no era asustarlos, ni mucho menos hacerles daño, pero no quisieron comprender - la gente es muy cruel con aquello que desconoce.
Pero ellos no sabían lo difícil que era mi vida, cada día recordando el horror de mi pasado, ver como todo se me iba de las manos, saber que los rayos de sol mí piel jamás volverían a tocar, sentir esa eterna soledad, perdiéndome en el vacío, con un corazón sin vida en un camino sin destino. A veces prefería alejarme por el bien de todos, no quería lastimar a nadie, cuando la set de sangre me invadía, el deseo era incontrolable.
En tanto tiempo, nunca quise formar una relación, pues sentía miedo, no soportaba la idea de que junto a ella no pudiera envejecer. Con el tiempo me di cuenta del lado más oscuro y siniestro de la vida. Muchas veces quise morir, el ya no existir, para ya no sufrir, pero el tiempo me hizo cambiar.
Cada día sufría, pues reconocía que el amor en mí, jamás podría existir. Nunca me quise casar, ni tener hijos, ni una familia, pues el miedo me consumía - ¡¿es que acaso no tengo ese derecho, es que acaso no merezco ser feliz?! - eran las preguntas qué atormentaban en mi interior, destruyéndome sin compasión.
¿Enamorarme? Muchas veces lo desee, sentir aquella pasión por una mujer, aquel calor que rodea el cuerpo, que agita los latidos, que aloca los sentidos, aquel deseo de estar con ella cada segundo del día por el resto de nuestras vidas. Pero parecía que mi destino era estar solo.
Sin embargo, existía alguien, Fionna la más bella de todo Aaa, la más grande aventurera, una chica increíble que cualquiera su compañía quisiera tener, era fuerte, audaz, valiente y capas, tenía todo lo que podía desear. Cada vez que la veía, mis latidos locos volvía, en sus ojos me perdía, fuerte y débil me sentía, tenía miedo el equivocarme cuando estaba cerca. Señales que me dieron a entender, lo inevitable que fue, pues de ella me enamoré.
- ¿Pero será verdad, yo un tipo solitario, con aquella hermosa mujer? dicen que el corazón se manda solo, pero en verdad lo dudé - estaba tan confundido, no sabía qué hacer, no sabía qué creer, y para colmarlo, no armaba el valor para hablarle, para decirle, para expresarle su significado en mí. Pero por más que lo negara, era cierto, yo amaba a Fionna, pero ella solo me veía como un amigo más, jamás me iba a corresponder y se hacía evidente que de mi alcance se alejara.
Soy el único vampiro en toda la tierra de Aaa, posiblemente el único en el planeta, soy el rey Vampiro, Marshall lee y esta es mi historia.
- Ahí está Fionna, otra vez con ese cara de chicle – pensó Marshall triste he impotente a la vez.
Él estaba parado bajo la sombra de un árbol, oculto entre el bosque, observando al cielo, viendo a Fionna y Gumball montados en Lord Monochromicorn mientras regresaban de su cita.
- Está atardeciendo, Cake se enojara mucho conmigo si vuelvo a llegar tarde – dijo Fionna preocupada.
- Descuida, vamos en camino – agregó Gumball con leve sonrisa, mientras la observaba con tranquilidad.
- Está bien…, ¿no crees que está hermoso este atardecer? – comentó alzando la mirada y perdiéndose en aquella hermosa escena mientras se ocultaba el sol, dejando la noche caer.
- Así es, es muy bello, oye Fionna.
- sí, príncipe – volteó con la mirada en dirección a sus ojos.
- Dime Gumball por favor, hay algo que quiero decirte – contestó avergonzado frotándose la nuca con la mano.
- Adelante, Gumball… – dijo ella con suave y acogedora voz, mientras se formaba una tierna sonrisa en su rostro.
- Pero sabes, preferiría esperar a mañana, estando todo dulce reino presente – cambió la mirada hacia el frente.
- Eh…, de acuerdo - dijo confusa. Al llegar, la dejó a las puertas de su casa - buenas noches Gumball, entonces…, nos vemos mañana en dulce reino.
- Claro, buenas noches Fionna, descansa, cuídate mucho – volteó y se despidió de espaldas alzando su brazo.
Ahí quedó ella, con la mirada perdida, observando cómo se iba y desvanecía entre los pliegos del cielo. La noche había caído sobre toda Aaa, dando paso a los leves lumbreras provenientes de las estrellas. En eso, Marshall llegó sigilosamente por su espalda, cubriéndole los ojos delicadamente con sus manos.
- ¿Quién soy? – preguntó Marshall con coqueta voz.
- Hahahaha, Marshall tonto – contestó ella con bella risa, mientras quitaba sus manos de encima, volteó y con alegría le miró - ¿qué haces aquí? – preguntó extrañada.
- Te estaba esperando - dijo él con dulce tono, mientras en sus ojos se perdió.
Ella de inmediato se sonrojó, lanzando una pequeña riza - no digas tonterías – comentó dándole un suave golpe en su brazo en símbolo de amistad.
A lo que Marshall solo rió - ¿de qué tanto hablabas con ese cara de chicle?
- ¡No le digas así, su nombre es Gumball y no hablamos de nada que te interese! – exclamó enfadada.
- Acaso, ¿él te gusta? – insistió asustado por la reacción.
- ¡¿Qué?! ¡claro que no! – se avergonzó - bueno, tal vez un poco, no lo sé.
- ¿Hablas enserio...? – dijo decepcionado sin poder creerlo.
- ¡¿Pero a ti que?! Mejor ya dime ¿qué haces aquí?– agregó cambiando el tema, acercando su rostro al de él y mirándole fijamente, una mirada que incomodaba.
- Fionna, yo…, yo…, te… - balbuceó sonrojado, por el nerviosismo de tenerla tan cerca.
De pronto, fueron interrumpidos por el azote de una puerta al abrir - ¡¿qué haces a estas horas fuera de casa?! – exclamó Cake exaltada. En ello, observó lo cerca que se encontraban sus rostros, ambos muy sonrojados, como si se fueran a besar - ¿qué hacen?
- N-no es lo que piensas Cake, solo estábamos conversando – dijo Fionna sorprendida y avergonzada a la vez.
- Si como no, es tarde, entra ya, una señorita decente no debe estar afuera a estas horas de la noche y menos con tipos como este – la tomó del brazo y la jaló hasta la casa.
- Pero, pero espera m..., adiós Marshall, te veo mañana – se despidió agitando la mano avergonzada, mientras se dejaba llevar por Cake.
A lo que Marshall asistió despidiéndose de la misma manera, con cara de tristeza, mientras veía la puerta cerrar y antes sus ojos la dejaba esfumar - otra oportunidad desperdiciada – pensó cabizbajo, con amargura en la boca, el nudo en la garganta y el frío en el pecho. Sé fue flotando, adentrándose por el bosque, en dirección a su hogar.
Mientras tanto, en casa de Fionna y Cake - oye Hermanita, te has vuelto un tanto aburrida desde que tienes tus bebes – comentó Fionna recostada en el sofá.
- ¡Tener que cuidar de mis pequeños y de ti, no es fácil! – exclamó Cake irritada.
- Está bien, está bien, no te esponjes – sonrió entrecerrando los ojos.
- Bien... – suspiró - cuéntame, ¿cómo te fue en tu cita con Gumball? – preguntó con voz burlona alzando las cejas.
- Mmm, primero fuimos al parque, luego hicimos un picnic y para finalizar un largo paseo por la playa. Fue muy divertido, él se portó muy bien conmigo, ¡ah! y también me dijo que quiere hacerme un anuncio mañana frente de todo dulce reino.
- ¡Oh Hermanita, él te pedirá matrimonio!
- ¡¿Qué..., lo dices enserio?! – exclamó sorprendida, pues del susto, hasta del sofá se calló - ¿crees que me pedirá algo como eso?, nunca se había fijado en mí – se sonrojó y quedó pensante.
- La verdad, desde que cumpliste 18 años, él se la ha pasado muy cerca de ti.
- ¡No, no, no nos apresuremos con conclusiones!
- Mira, si ya hasta te pusiste muy roja – se burló guiñando su ojo.
Mientras tanto, Marshall se encontraba en su recamara, recostado en su cama, con sus manos tras la nuca, observando el techo - ¿quizás no deba insistir?, a ella le gusta Gumball, ¿en qué estoy pensando, una chica como ella con alguien como yo?, es imposible, jamás me haría caso – pensó triste mientras cerraba sus ojos intentando dormido.
Flashback (Pesadilla de Marshall).
Marshall estaba parado sobre una superficie arenosa que posaba en el centro rodeada por un río de lava, agotado, frente a una gran masa de humo, rodeado de fuego, su ropa desgarrada, su cuerpo herido, totalmente ensangrentado, casi sin aliento - ¡sal, sal de donde estés y pelea como hombre! – gritó impotente mientras en el odio se consumía.
- Hahahaha – se escuchó una siniestra risa al eco - te crees tan valiente – insistió con tenebrosa voz, que resonada ocultándose tras del humo.
- ¡Ven, ven aquí para partirte la cara!
- ¡Jamás te librarás de mí, te perseguiré hasta en tus pesadillas!
- ¡Eres un cobarde, habrás matado a mis padres, pero conmigo nunca podrás!
- Ya lo veremos – saltó como gran sobra desde el Humo.
Fin del Flashback.
A la Mañana siguiente, en dulce reino; Estaba toda la gente acumulada rodeando a fuera del castillo, Mientras que Marshall se encontraba con una capucha negra que cubría por completo su rostro, ocultándose entre la multitud. En eso, Gumball se paró a los pies de las grandes puertas del castillo, llamando la atención de todos, a lo que callaron haciendo el silencio.
- Fionna, ¿puedes subir aquí por favor? – dijo Gumball acercándose al borde de las escaleras, estirando su brazo, ofreciéndole apoyo.
- Sí… - contestó ella algo nerviosa caminando entre la gente directo a él.
- ¿Qué querrá ahora? – se preguntó Marshall confundido.
Entonces, dulce príncipe estrechó la mano de Fionna ayudándola a subir, llevándola hasta el centro, donde se arrodilló mientras seguía sosteniendo delicadamente su mano, posando su otra mano en el pecho – Fionna… - dijo con ceca voz, donde a sus ojos directo miró.
- Gumball, ¿qué, qué haces? – preguntó con tímida voz, mientras se ruborizaba.
- Fionna, ¿Te casarías conmigo?
Adelanto del próximo capítulo:
- ¡F-Fionna espera! – dijo Marshall deteniéndola, posando la mano sobre su hombro.
- ¡¿Qué quieres de mí?! – exclamó ella confundida mientras se detenía.
- Yo…, yo…, Fionna yo te amo – agregó sonrojado.
Dejen "review" para que siga.
