Aunque no te pueda ver
Capítulo I
Boulevard of broken dreams
I walk a lonely road
The only one I that have ever known
Don't know where it goes
But it's home to me and I walk alone
I walk this empty street
On the Blvd. of broken dreams
Where the city sleeps
And I'm the only one and I walk alone
Ella iba caminando sola por calles que aún no conocía. Comenzaba a oscurecer y se hacía tarde, pero no le importaba, porque ahora ya nadie estaría en casa esperándola. Planeaba hacer algo para alejar todo ese dolor y vacío que tenía por dentro, se suicidaría.
Se sentía tan sola, no podía creer lo que le estaba sucediendo. Su padre había fallecido hace algunos días, de cáncer, aunque Fujitaka siempre había sido un hombre muy saludable...
Mientras esperaba para cruzar la calle, vio que un enorme camión venía, y decidió que era hora de dejar este mundo. Fue hasta la mitad de la calle y se arrojó bajo el camión. Minutos después, estaba tirada en la calle cerca de la acera con alguien cubriéndola.
¿Qué intentabas hacer?. Preguntó exaltado el joven que la cubría con los ojos abiertos de par en par. Él aún no sabía quién era la chica, pero...
¿Por qué me salvaste?. Dijo ella comenzando a llorar mientras miraba el suelo.
Oye... ¿Qué sucede?... Creo... Creo que puedes confiar en mí... Sé que soy un completo extraño y todo eso pero, quizás necesitas hablar con alguien.
Sin decir nada y aún sin mirarlo la chica se arrojó a sus brazos llorando desconsolada. Él sabía que conocía esa manera tan... Dulce y tierna de abrazar a alguien. ¿Acaso sería¡No, no podía ser!... ¿O sí?... No importaba eso ahora. Descolocado por el abrazo, luego de algunos minutos también la abrazó él. Se sentía como un padre que cuidaba a su pequeña porque se le había roto una muñeca o algo por el estilo, aunque él en realidad no sabía que quien estaba en sus brazos era alguien a quien conocía desde que tenían diez años.
Estuvieron así por largo rato. El joven aún no estaba seguro de la identidad de la muchacha a quien tenía en brazos, pero sospechaba algo. De pronto, se separaron de golpe.
Oye... Disculpa... Por todo... Debo estar sacándote tiempo muy valioso. Dijo la muchacha de cabello largo y ondulado.
No, no importa, tan solo andaba vagando un poco.
Pues... Entonces discúlpame por interrumpir tu rato de vagancia nocturna. Dijo ella un poco sonriente mientras se secaba las lágrimas.
Ya te dije, no me importa... Creo que contigo ya hice mi buena obra del día. Dijo sonriendo.- Por casualidad tú eres...
Tomó suavemente el rostro de la muchacha por el mentón con una mano. Sabía que era ella. Ambos se miraron por un largo tiempo recordando muchas cosas de cuando eran pequeños. Todos aquellos momentos que habían pasado juntos, eran inolvidables. Todos, y cada uno de ellos tenía algo mágico y especial que ellos sentían cada vez que estaban juntos.
Sh--- Shaoran... Murmuró ella.
Sakura... Dijo él en un leve susurro.
Continuaron observándose detenidamente, hasta que Sakura decidió hacer algo que guardaría junto a todos sus demás recuerdos. Lenta pero decididamente fue acercándose a Shaoran y él a ella hasta que sus labios estuvieron a dos escasos centímetros de los del otro. Aún allí tirados ambos en la calle, junto a la acera, se besaron.
Sakura disfrutaba de aquel cálido beso en una fría y oscura noche donde comenzaba a nevar. Momentos después, estaban caminando hacia la casa de ella, jugando con la nieve que se acumulaba rápidamente.
Al llegar a casa de Sakura, Shaoran se disponía a despedirse, pero como no quería quedarse sola esa noche, lo invitó a quedarse, a lo cuál el no se negó para nada.
Y dime Sakura... ¿Por qué intentaste suicidarte?. Preguntó mientras tomaban una taza de chocolate caliente en el living con el estéreo encendido.
Pues... ¿Acaso no lo notas?
¿Notar qué?
Falta alguien...
Uhm... Pensó bien y sí, faltaban dos personas.- Tu hermano --U y tu padre.
Mi hermano se mudó un año después de que tú regresaste a Hong Kong.
Y tu padre... ¿Está de viaje?...
Ojalá así fuera... Shaoran notó que los ojos se le llenaban de lágrimas y que su mirada expresaba entera y puramente tristeza.- Mi padre... Murió hace algunos días... Tenía... Él tenía... Cáncer... Sakura miraba la taza humeante de chocolate mientras recordaba todo lo que había sufrido con sus padres todos esos años que él había estado enfermo.
Pero, si Fujitaka siempre fue muy sano Sakura. Dime que estás bromeando, por favor.
Yo... No bromearía con esas cosas, y lo sabes bien.
Lamento mucho lo de tu padre... Era un buen hombre... Dijo él mirándola tiernamente con tristeza y preocupación.
¿Sabes...? Creo que quizás... No me importaría tanto si tan solo hubiera muerto... Pero... ¿Por qué? Él era un excelente padre... Nos educó muy bien él solo a Touya y a mí, nos amaba mucho... Y no consigo encontrar ni una sola excusa para que haya sufrido tanto antes de morir... Comentó en voz baja aún mirando la taza y llorando.
Shaoran se levantó desde el sillón donde él estaba sentado y fue junto a Sakura. La abrazó. Sabía muy bien que en esos momentos ella necesitaba de alguien que la contuviera y que la apoyara en todo, y él iba a ser ese alguien. Odiaba verla llorar y verla sufrir tanto. Tomó la taza de Sakura y la dejó en la pequeña mesa de centro del living y arrulló a Sakura entre sus brazos como si de un bebé se tratase. Ella se sentía destrozada por dentro, pero al mismo tiempo una pequeñísima parte de ella estaba muy feliz por el solo hecho de que Shaoran estuviera allí con ella, en ese mismo instante en que tanto lo necesitaba.
Se durmió en sus brazos y Shaoran la llevó a su habitación.
¡Mocoso¿Qué haces aquí¡Que gusto de verte!. Dijo Kero apenas Shaoran entró al cuarto.
Sh. Sakura está dormida, no hagas ruido. Dijo en voz baja.
Kero se quedó callado mientras veía como Shaoran hacía malabares para poder meter a Sakura dentro de la cama con ella en brazos. Consiguió hacerlo y la tapó con las frazadas, ya que hacía bastante frío. Cuando disponía a irse al living a dormir en el sillón, ella despertó.
No me dejes...
Nunca lo haría. Le dijo con una voz tierna.
Por favor Shaoran... Quédate aquí conmigo... Tengo miedo...
¿Miedo a qué?. Dijo él sentándose en la cama junto a ella.
Miedo a quedarme sola...
Sin decir ni una palabra más, se acostó a su lado, abrazándola y en poco tiempo ambos se quedaron dormidos.
