Los personajes de Naruto pertenecen a Masashi Kishimoto.
La idea de un príncipe disfrazado de porquero proviene del cuento el porquero de Hans Cristian Andersen, el cual ha sido modificado para la creación de esta historia que ha sido mezclada con la versión de la cenicienta de los hermanos Grimm, cualquier parecido con la ficción no es coincidencia.
EL PRINCIPE PORQUERO
Erase una vez hace algún tiempo,
En un reino no muy grande ni muy pequeño,
Un poderoso rey
Que gobernaba con gentileza y sabiduría
Al menos así le decían
Los tres consejeros zalameros que le servían
Dos hijos el rey tenia
El mayor de ellos, lo enorgullecía
El segundo lo llenaba de alegría
Esta historia aquí se inicia
En medio de un muy común día
Los pasos serenos y seguros se oían por el corredor, Sasuke asomo su rostro fuera del estudio para buscar al dueño.
- Anaki, como estuvo tu día? – Itachi miro a su pequeño hermano.
-Aún no termina, debo encontrarme con los profesores de ciencia y literatura para que me instruyan – Sasuke frunció el seño.
-Pero Itachi dijiste que entrenarías conmigo, como voy a ser diestro en las armas si no tengo un rival decente – Itachi sonrió con cansancio a su pequeño hermano su dedo anular e índice golpearon con agilidad su frente.
- Después, Sasuke, ¡lo prometo! – con esto Itachi reanudo su camino, mientras Sasuke lo miraba con molestia.
El día siguió su curso, clases de ciencia y literatura, reuniones con sus consejeros, atender los designios de su padre, clases de esgrima y entrenamiento físico, el día termino con el casi muerto y su madre apareció con algo de alimento.
- Itachi cariño, vi como te esforzaste este día, en verdad me llena de alegría – Itachi como caballero a su madre le ofreció el asiento.
- Madre, es bueno verte fuera de tus aposentos, mas es poco común en verdad que vengas personalmente para ofrecerme alimento – Su madre le sonrió con ternura.
-Acaso no puedo preocuparme de mis hijos- Itachi sonrió, sabía que algo vendría.
- Hijo mio dentro de un mes cumples 23, y es mi deseo que lo festejemos – Itachi comprendió, que no solo era un festejo, su madre… ¡quería comprometerlo!.
- Madre, en verdad estoy muy ocupado con todo este entrenamiento, ser el heredero no me da tiempo para esa clase de entretenimiento – Aquella mujer asintió con tristeza.
- Hijo mío hay más en la vida que solo la eficiencia, no deseo que tu corazón se consuma en la soledad, podrías al menos darle a esta vieja ese poquito de felicidad – Itachi sonrió vencido, era su tesoro más querido, ¡¿acaso podía impedirle tratar de hacerlo feliz?.
- Bien madre, dispón según tus deseos, mas en verdad no esperes que me fije en princesas con vanos deseos – Su madre dio una genuina sonrisa llena de alegría.
- Entonces invitaremos a todas las doncellas, igual entre ellas a tu amor encuentras – Itachi se sintió divertido y condujo a su madre por el pasillo.
- Si eso te hace feliz, buscare madre, mas no te prometo nada – Su madre asintió y con gran alegría se alejo. Itachi la miro desaparecer "supongo que a mi horario, clases de baile iré incorporando".
Dos días más se sucedieron y el trabajo iba en aumento, su cordura se rompía y sus nervios le fallaban, todos aquellos pomposos consejeros no dejaban sin gota de paciencia, oírlos alagarlo, verlos inclinarse y asentir a todo lo que les decía "¿acaso no tienen opinión propia?", peor fue darse cuenta que a su apretado horario se le añadieron clases de modales y diplomacia todo aquello lo ahogaba y necesitaba escapar.
- Itachi – Sasuke vio como la respiración de su hermano se agitaba y cuan molesto estaba, verlo perder la paciencia no era algo que sucediera con frecuencia – Necesitas relajarte un poco, ¿por qué no cabalgas un poco? – Itachi asintió, sin duda esa era una buena sugerencia.
- Tienes razón, avisa a todos que tomare un descanso – Itachi se levanto y salió hacia los potreros donde ensillo a su hermoso caballo andaluz blanco. Subió en él y se dirigió a la salida de su palacio, dos guardias lo detuvieron sin embargo.
- Mi señor, disculpe, pero se nos ha ordenado prohibirle el paso – Itachi los miro con su expresión neutra fija en ellos, aquello los intimido sin duda, pero no bajaron su postura – Son órdenes del rey mi señor, los consejeros no consideran prudente dejarlo expuesto fuera de este ambiente, ¿por qué no recorre los jardines del palacio?, ¡sin duda será igual de entretenido! – Itachi frunció el seño con enojo "¡¿desde cuando alguien evita que haga según mi antojo?", su intención había sido desde el principio, visitar la villa fuera del palacio y eso sin duda haría. Un olor penetrante a estiércol percibió su olfato, aquellos guardias bajaron sus armas para sus narices tapar, un porquero iba entrando para las porquerizas del rey poder cuidar.
- ¡Awgh!, ¡en verdad!, ¡¿cuántas veces te hemos dicho que tomes un baño? – Itachi observo como los guardias le cedían el paso, haciéndose a un lado sin nada preguntar, aquel hombre llevaba puestos andrajos, una capa roída sobre sus espaldas, cubría su cabeza con la capucha para evitar que alguien le viera se apoyaba sobre una vara y sus zapatos estaban en ruinas, cubiertas por estiércol seco, eso debía ser, puesto que el lodo, no olía tan mal.
- Disculpe su majestad, esto es algo que usted no debería presenciar, este ser es despreciable y su olor repugnante, mas sin embargo alguien debe atender las porquerizas del rey- Itachi asintió, una idea le vino a la mente, jalo las riendas de su corcel para las porquerizas ir a ver.
XXX
Nuevas ropas utilizaba aquel porquero, mientras las suyas cubrían ahora al que antes se ostentara como el más portentoso príncipe del lugar. Itachi sonrió con satisfacción, de acuerdo el olor en verdad estaba mal, pero eso le daría su libertad, tomo una vara casi igual a la del porquero, se apoyo en ella y se encorvo como pudo, comenzó a caminar hacia la puerta del palacio, pero los guardias lo detuvieron "¡no puede ser!, ¿me habrán descubierto?".
- ¡De ningún modo permitiremos que ofendas nuestro olfato de nuevo!, de hoy en adelante entra por la puerta oculta del jardín trasero, la encentraras cubierta por el musgo, aquí ¡ten la llave y no vuelvas a pasar por aquí! – Itachi estaba sorprendido, "¡¿tenemos puerta oculta en el jardín trasero?", ganas le dieron de tomar aquellos guardias y golpearlos, darle una llave tan importante a cualquiera comprometía la seguridad del castillo, pero sería después, por el momento no se quejaría.
Sin tener que ocultarse al ir por donde nadie lo viera, corrió sin parar hasta la puerta trasera, deseoso de libertad no pensó en que se debería de cambiar, así se llego hasta el lugar y la puerta enmohecida logro hallar, ahora estaba abierta y podía escapar, "solo unas horas y entonces podre regresar" sonrió consciente que tal vez esa era su primera travesura y una felicidad que no entendía lleno su corazón.
XXX
Llego a la villa sin ninguna interrupción, noto en cambio que al llegar al pueblo todos lo evitaban sin excepción, se dio cuenta entonces que sus ropas no había cambiado y que era natural el ser evitado, un niño lanzó contra él un huevo.
- ¡Aléjate de aquí porquero! – Vio en los rostros repugnancia y enojo y algo en él lo hizo sentir pequeño "soy un príncipe" se dijo "no importa cuál sea mi aspecto", se irguió entonces con soberbia y pasó entre los habitantes con orgullo, "lo que vale en un hombre no es como luzca sino lo que hay por dentro". Eran palabras sabias sin duda, pero la verdad de pronto se sintió cruda.
- Porquero, acaso no te he dicho que rodees el pueblo, no queremos gente como tu ensuciando el lugar – Un hombre enorme lo comenzó a atacar, tal vez agredido pero no intimidado el fiero príncipe se defendió, rápidamente aquel gigante al suelo fue a parar, otros observadores en la pelea se fueron a involucrar. Golpes se lanzaron algunos acertaron, pero Itachi no lanzó golpe sin su destino hallar, rápidamente los enemigos comenzaron a escasear. Cansado por su pelea no vio como un carruaje a él se dirigía, a tiempo lo esquivo pero al caballo asusto, perdiendo el control del carruaje el cochero se cayó, Itachi salto, tratando de evitar una desgracia, jalo las riendas con fuerza e hiso al animal frenar, la carroza se volcó perdiendo todo lo que en ella se llevaba, todo quedo en silencio, Itachi se levanto del suelo y al carruaje se acerco, para ver si en algo podía ayudar, mas una mujer salió del lugar.
- ¡¿Quién ha sido el culpable de esto? Pagara caro su atrevimiento – Aquella mujer su ira reflejaba, pero observo que todos señalaban, al porquero que junto a ella estaba.
Itachi se sintió extrañamente inseguro.
- ¡Fue un accidente se lo juro! – Aquella mujer su vista no bajo, se sentía que con fuerza lo podía atacar – ¡Se lo pagare téngalo por seguro! – Aquella mujer no cedió en su ira, pero un hombre de pelo plateado con un solo ojo se puso en su mira.
- Anko san, ¡por favor tranquilícese!, ¡veremos que se ha salvado y haremos cuenta de los daños! – La mujer miro al hombre que le hablaba y señalo al porquero que le miraba.
- Kakashi, ¡es un porquero!, ¡¿acaso crees que puede pagarme? ¡llevaba comida y seda!, ¡además mi carruaje se ha dañado! ¡¿Crees acaso que podrá arreglarlo? – Kakashi miro el daño, en verdad no creía que aquel hombre pudiera pagarlo, mas se dirigió a él para preguntar.
- ¿Traes algo con lo que puedas pagar? – Itachi se dio cuenta que no llevaba dinero en aquel traje de porquero.
- Si me das tiempo, ¡volveré con el dinero! – Aquella mujer sintió su rabia elevar.
- Acaso crees que te voy a dejar, sin duda saldrás huyendo y no volveré a ver mi dinero – Kakashi, sabía que eso podía ser verdad e Itachi pensó en el porqué, en su palabra no podían confiar.
- Entonces cargaras todo lo que se haya salvado y para Anko san trabajaras hasta que tu deuda se halla saldado – Itachi hizo cálculos mentales "creo que trabajando como porquero me tomara algo de tiempo".
XXX
Llegaron por fin a la casa de la mujer, Itachi bajo de su espalda el cargamento que podía traer, luego se dio vuelta hacia el caballo y también lo descargo y el cochero se lo llevo. Anko lo miraba con desdén, mientras con enojo abría su portón, dos jóvenes salieron con alegría.
- ¡Madre!, ¡esperábamos tu venida! – Anko miro con orgullo a sus niñas una rubia con su cabello atado en una coleta y sus ojos azules como el cielo la llenaban de alegría, la otra tenía el pelo rosado, sus ojos eran de un verde jade y su espirito tan fuerte como el de ella, lo cual la enorgullecía.
- ¿Donde está el carruaje y el resto de las cosas?, ¡porque de seguro esto es poca cosa! – dijo la peli rosa.
- Sakura cariño ya te contare, por lo pronto a Hinata quiero ver – Una joven de piel blanca y cabellos obscuros salió ante su nombre.
- ¿Mando llamarme? – Anko la miro con desprecio y señalo al porquero.
- Este hombre trabajara para nosotras de hoy en adelante, hasta que pueda pagarme, llévalo a las porquerizas y no le des alimento, esta para pagarnos no para buscar sustento – Hinata miro aquel hombre y le dedico una sonrisa – Hinata, cuando lo acomodes regresa y mete las cosas a la casa – Itachi frunció en entrecejo.
- Si me permite es demasiado peso, yo lo llevare adentro – Anko lo miro desafiante.
-¿Acaso crees que dejaras tu aroma en mi hogar? – Aquellas jovencitas se comenzaron a burlar – ¡Has como te digo pues a tus labores debes volver! – Hinata se inclino con respeto y se dirigió al porquero mientras la puerta detrás de ella se oía. Hinata se acerco al hombre y le dio una leve inclinación.
- Me llamo Hinata, sígame por favor – Itachi no dijo nada, mas noto que solo ella desde el principio con respeto lo trataba, la observo mientras la seguía su ropa era vieja y estaba rota, le quedaba grande, no la ceñía, sin embargo estaba limpia y su aroma a flores percibía. Llegaron al patio trasero y Hinata los corrales de los cerdos le mostro.
- Estos son los animales que tenemos, dos corrales de pequeños y grandes cerdos – Itachi asintió y se dio cuenta de que estaban bien cuidados.
- ¿Quien suele cuidar de ellos? – pregunto, y vio como la mujer se sonrojo.
- Yo cuido de todo lo que ve, ¡me hago cargo de ellos desde el amanecer! – Itachi se sintió admirado y un tanto avergonzado de que una mujer hiciera un trabajo tan pesado. Luego Hinata le pido la siguiera y a un pajar lo llevo.
- No es mucho pero la paja hace buena cama y podrá descansar – Itachi sintió que en su interior que se reía "esto es divertido de sabanas de seda he pasado a un pajar", Podía bien escapar y volver a palacio y nadie lo sabría pero por alguna razón las circunstancias lo divertían "sigamos la corriente un poco" sin duda la experiencia lo valdria.
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