Capitulo uno:
Volteé a revisar que hora era por enésima vez.
-Las tres y media de la madrugada...- murmuré para mí misma.- Definitivamente, tampoco dormiré esta noche ...- suspiré y me senté en la cama. Mire alrededor. Con toda aquella oscuridad solo veia una leve luz roja que emitía el reloj digital, iluminando la cama de al lado y la mia. Un bulto que parecía subir y bajar lentamente llamó mi atención, aun sabiendo que el que estaba allí durmiendo no era más que mi hermano. Una sonrisa de alivio salió repentinamente de mí tras un leve sonrojo. Decidí levantarme y caminé hacia él.
-Len...- susurré.- ..¿E-estás despierto?- pregunté esperando una respuesta que nunca llegó. -¡Len!- grité, haciendo que se incorporara de un salto.
-¿¡Qu-qué demonios...!? ¿Huh...?- me miró de arriba a abajo entrecerrando sus ojos aun cansados. - ¿Rin? ¿Qué es lo que oc-...?- No le dejé terminar, sentandome a su lado sobre la cama.- Espera, ¡¿que diantres estás haciendo?!
-Tengo miedo...- murmuré, haciendo una de las mías para poder engañarle.
-¿Cómo que tienes mie-?
-¡Tuve pesadillas, Len...!- Volví a interrumpirle de nuevo. Él soltó un suspiro y miró hacia abajo. -Sea lo que sea...- sentenció -...no te preocupes, ningún monstruo te va a comer.- Dijo tranquilamente mientras volvía a tumbarse y a darme la espalda, cubriéndose hasta la cabeza con las sábanas.
-No son monstruos...- insistí.
-Me da igual...- respondió.- sólo déjame dormir.
-P-pero... es que... no puedo- me cortó.
-¡Ya te dije que no me importa! Deja de molestarme y vée a dormir de una buena vez.
Abrí mis ojos ampliamente, estaba a punto de llorar, pero obedecí y fui a mi cama de nuevo. Len nunca me había gritado, no así... Es cierto que llevaba unos días muy extraño y que trataba de evitarme. También discutíamos muy a menudo y las cosas con los demás no iban muy bien. Miku se enfadaba conmigo mientras le protegía, Kaito, por su parte, me defendía y se enfadaba a la vez con Miku... Me tumbé boca abajo, de cara a la almohada y lloré durante casi toda la noche mientras me preguntaba qué le pasaría a Len para comportarse así conmigo. Tras largas horas, conseguí dormirme.
A la mañana siguiente, tocaron a la puerta. Al escucharlo, me levante lentamente y miré quien era, esperando que fuese Len.
-Rin, es hora de levantarse.- entrecerré mis ojos para poder ver con certeza quien era, divisando por fin un pelo verde.
-¿Eh..? Si, claro... ya voy, Gumi.- dije antes de bostezar. Ella se fué y yo me quedé durante unos minutos sentada en la cama, pensando una vez más en el extraño comportamiento de Len. Dirigí mi vista hacia la cama vacía de mi gemelo. Fuera lo que fuese aquello que hacía que Len actuase de esa manera, debía ser muy grave, ya que él nunca me había tratado de una forma tan brusca y grosera.
Me puse en pie y caminé hacia el baño. Me miré al espejo detenidamente y cuando bajé mi mirada por un instante, solo escuché el fuerte ruido de la puerta cerrándose y del pestillo echado.
-¿Eh?...- me volteé rápidamente y al fin me dí cuenta de que quién había entrado era Len. -¿Qué te pasa aho-?
Puso su mano en mi boca para que me callase, pero no dijo nada. Forcejeé todo lo que pude para librarme de su mano pero todos mis movimientos eran completamente inútiles.
-Solo calla y cierra los ojos.- Me ordenó.
Le miré a los ojos con una cara confusa. Esos ojos azules, idénticos a los míos, mostraban decisión en cada palabra que pronunciaba y cada movimiento, mientras se aproximaba a mí y me empujaba contra la pared. Su mano se separó de mi boca y bajó lentamente, algo que me ponía totalmente nerviosa. ¿Por qué de repente actuaba así? La noche anterior parecía odiarme... ¿No es cierto? Pero cada vez se acercaba mas a mi rostro y cerraba los ojos. ¿Por qué? Acaso iba a... ¡No! ¿Cómo iba a hacerlo? ¿Cómo iba a besarme? Somos hermanos, por Dios. Sus manos seguían bajando y yo me sonrojaba cada vez más y más. ¿Qué pretendía hacer? Estaba a tan solo... ¿2 centímetros de mí? No...Mi hermano gemelo no podía besarme. Eso... eso era demasiado raro. ¿Por qué sus manos seguían avanzando hacia abajo? Estaban recorriendo cada centímetro de mi cuerpo y ahora las había dejado caer sobre mis caderas. No tuve más remedio que cerrar mis ojos fuertemente. Ni si quiera sabia si quería besarle... Era mi hermano... nada más... ¿cierto? Si yo colaboraba en eso... se convertiría en... ¿Incesto? Al pensar en eso solo me sonrojé más, mientras que los cálidos labios de Lense juntaban con los míos y se fundían en un largo beso.
¿Me estaba gustando todo aquello? La sensación de sus manos sobre mi cintura, la de sus labios contra los míos... era algo que nunca habría pensado que haría con él. Solo traté de dejar mi mente en blanco, de vaciarla por un momento para disfrutar del beso, de mi primer beso. Era tan irónico que fuera con mi propio hermano... Ambos abrimos los ojos lentamente, mirándonos el uno al otro.
-¿Me perdonarás, Rin?- preguntó mientras soltaba una risa de esas suyas.
¿A qué venía esa pregunta...? ¿Acaso no me iba a decir por qué me besó antes que nada? Miré hacia abajo muy sonrojada, mi corazón latía tan rápido y fuerte que de seguro lo podía oír hasta él. En ese momento solo caminé hacia la puerta, apresuradamente. Quite el pestillo y corrí a mi habitación, dejando a Len solo en el baño. Me encerré en la habitación y me senté en la cama, ocultando mi cara entre mis brazos, pensando en todo aquello que había pasado. ¿Estaba bien lo que había ocurrido? ¿Ese beso... me gustó? Dios... estaba demasiado confusa, no tenía ninguna idea clara... Me tumbé en la cama y miré al techo, mientras miles de pensamientos recorrían mi cabeza.
