Disclaimer: Ni Beyblade ni Kai me pertenecen, pero ¿no sería bonito si si? *-*

N/A: Este fue uno de los trabajos que he hecho espontaneamente... tras escuchar una canción de Amanda Miguel del mismo nombre y que no tiene nada que ver con la trama que invente.


Y te amo igual


Rompió el sobre con una mirada sombría. ¿Quien era el idiota que le escribía cartas a su nieto? Todos sus amigos se habían alejado. Sin embargo esa misma tarde había encontrado una carta para él en el buzón. En el papel la caligrafía era tan hermosa como la de un artista; las letras negras manuscritas se sucedían con fluidez y comenzó a leerlas.

La carta decía:

"Para Kai-kun,

"Te escribo esta carta que se que nunca leerás. Seguro no te acuerdas de mi. Es mas, creo que ahora ni siquiera sabes quien soy. Menos aún por qué te escribo. Y aunque ya ha pasado mucho tiempo desde que te conocí no consigo olvidarte. Si consigues acordarte de mi, déjame decirte algo: Por aquí las cosas no han cambiado mucho, aun soy como siempre, quizás hasta peor, todo sigue igual. Te sigo extrañando igual.

El tiempo corre y no dejo de notarlo, sin embargo en mi corazón parece que el tiempo no pasa. El amor que te tuve sigue ahí. ¿No es realmente estupido? Solo creí que te admiraba. Eras mi ídolo, y sin pensarlo te convertiste en lo mas importante de esta maldición que se llama vida.

Últimamente me he encontrado rezando para que te encuentre al menos en mi sueños. Pero al final termino como siempre: con una resaca de mil demonios y con esa sensación de vacio arraigada en mi pecho. Comencé a tomar cuando te perdí, pero solo lo hago para, de alguna forma, huir de este infierno. Intento perderme en el alcohol, aunque me arda la garganta, sé que cuando pierda la conciencia no importara, porque soñare contigo.

Mis amigos (y también son los tuyos, por supuesto) se preocupan bastante por mi. Trato de actuar como si nada pasara, como si no hubieras sido la estrella alrededor de la cual giraba mi mundo... Pero es tan duro...

Como hubiese deseado rogarte, suplicarte que no te marcharas de mi lado. ¡Mira en la sombra que me he convertido a causa tuya! No soy mas que eso: una sombra. La sombra de lo que fui una vez, cuando estabas conmigo. Con nosotros.

¿Por que tuviste que irte? ¿Sabes lo injusto que fuiste? ¿Lo que eso me afecto? ¿Como me dolió? Nunca pensé que alguien a quien quisiera pensara en apartarse de mi lado. Pero no, tú no lo pensaste. Lo hiciste. Y con eso despreciaste mis sentimientos, mi idolatría y mi devoción hacia ti. Tomaste mi corazón y lo botaste a la basura. Y aun así te amo igual.

Y aunque se que hubiera encontrado otra persona que sintiera lo mismo por mi, no lo hice. No, me hundí en una depresión de la que he querido salir desde hace tres meses. Yo ya tenia dueño. Eras tú. Siempre lo fuiste.

Me gustaba vivir. Tenia amigos con los cuales divertirme y reír. Te tenia a ti. Pero ahora vivir es poco menos que un infierno donde la soledad se siente como mil agujas clavándose en mi. Y me revuelco en mi cama todas las noches, sin ningún alma amiga cerca, en completa soledad, aulló de dolor entre mis sabanas, lloro con la cara hundida en mi almohada, e intento dejar de extrañarte en un lecho que tu partida ha llenado de espinas.

Esta carta es para ti, y solo para ti. No importa que me duela demasiado, cada vez que cierro los ojos te siento cerca.

Lo lamento. Te he reprochado demasiado lo ocurrido. Y es que, después de todo, no fue tu culpa, ¿no es así? Pero es que, sinceramente te digo (o mas bien escribo) que aún te amo. Pensar en ti duele porque el sentimiento sigue allí.

Ya no puedo escribir mas. Mi avión sale en menos de una hora y no tengo mis maletas listas. Por primera vez desde que te fuiste iré a visitarte. Iré a Rusia. Finalmente he decidido ir y enfrentar mis miedos y temores. Es Invierno y se que la fría Rusia me recibirá con un manto de nieve helada, tan helada como se sentirá mi corazón. Porque al ir y verte destrozare mis ilusiones. Nunca será lo mismo, y, ¿cómo podría, de todas maneras?

La maldita piedra con el epitafio que yo escogí para ti. La lapida de mármol, fría y lúgubre de tu morada me recibirá con indiferencia. Esa es una barrera imposible de ignorar... y de superar. Pero no me importa. Te llevare tus flores favoritas, plantare tulipanes del mismo color carmesí de tus ojos, tu sabes lo bien que florecen en invierno. En el clima frió de Rusia florecerán todo el año, mostrándote sus pétalos color sangre, nunca te dejaran solo.

Así al menos podrás saber que fui a visitarte, que no me he olvidado de ti, que siempre estas en mis pensamientos...

Que te amo igual.

Con humilde cariño...
Quien mas te amó."

Voltaire se apoyo en la pared, respirando con dificultad. Lagrimas formándose en sus ojos. ¿Cómo podía ser...? Pensó, que siempre en su vida fue un hombre tan frió como un iceberg, tan insensible; ¿cómo lo había afectado la muerte de su nieto? Y sin embargo el siempre creyó que él era sólo una marioneta mas.

Y su muerte le dolió. Le dolió, cuando sabia que en parte él la había provocado. Había dejado a Kai lleno de odio, rencor y, sobre todo, desesperanza. Lo cual lo había ido carcomiendo hasta mermar su existencia a una nada llena de dolor... y después...

La muerte.

¿Cómo era que ahora aquella carta formaba lagrimas en sus ojos? ¿Y quién era la persona que le había enviado esa carta a su nieto, si sabía que estaba muerto?

Voltaire volteó el sobre. Sus ojos abriéndose, la oscuridad cubriendo todo lo que no era ocupado por la luz ocre de las velas.

—No tiene remitente...

Una ventana se abrió, una brisa se coló hacia donde estaba, agitando la carta. Un aullido del viento resonó como un gemido humano lleno de dolor y arrepentimiento, la dama de la noche mirando a través del cristal, igualmente conmovida por la carta.

Las estrellas se desprendieron del cielo, como si la noche llorara con lagrimas de luz, mientras valseaba una melodía sin sonido sobre una tumba, mientras los tulipanes de color bermejo se movían entre la nieve.

Su promesa... Un susurro callado, una lagrima jamás derramada, una sonrisa perdida, una plegaria inexistente, una despedida, un crepúsculo, un abrazo arrebatado, un amor sumido en olvido y por siempre recordado...

—Y te amo igual... — Una silueta oscura susurró a la lapida con voz quebrada por las lágrimas.

Su nombre... Un recuerdo, una oración, un suspiro, un hechizo, un aliento, un sentimiento, un eco, un cielo, un infierno, un paraíso, un purgatorio, un verano, un invierno, un tesoro, un ángel, un demonio, una lagrima, algo roto...

—¡KAI!

Y su grito pareció un sonido desprendiéndose de su alma, desgarrando los cielos con dolor infinito, corrompiendo la oscuridad de la noche con la luz del luto blanco, opacando las estrellas con la negra pasión de lo que es imposible, y lentamente se perdió en la inmensa soledad del cementerio...


No estoy segura de por qué... pero este fic me sigue gustando.