Graduacción

La alarma sonó despertándome. No tenía ganas de nada, así que me di la vuelta intentando saber qué diablos había hecho anoche. Miré a un lado de mi cama, gracias a los cielos estaba vacía, no quería lidiar con otro idiota quien se creería que estaba en el derecho de decir que era suya.

Yo era de nadie. Del viento si quieres etiquetarme, pero en especial, era de nadie.

A veces era egoísta.

La maldita alarma volvió a sonar, y levantándome de mi cama casi aviento mi puto Ipad contra la pared. Me detuve, porque sabía que me arrepentiría más tarde. En cambio, salí de la comodidad caliente de mi gran colchón y me dirigí al cuarto de baño, prendiendo la regadera.

Hoy era el último día de clases.

Mierda. Hoy acababa la preparatoria y todavía no sabía que quería ser con mi vida. Yo era de esas chicas que apestaban en la escuela, juro que por poco no me graduó con mi generación, y que eran unas buenas para nada.

Bueno, excepto para mandar al diablo a toda la gente que me molestara.

El baño hizo su cometido y me relajó. Después de media hora desperdiciando el agua, salí de la gran bañera y me puse mi vestido rojo que había comprado especialmente para este día. Amaba como me quedaba, tenía un cuerpo de infarto, no había nacido con él, y diablos, había tenido que perder alrededor de casi 20 kilos para estar cómoda conmigo misma, los resultados valieron la pena.

Ahora nadie me llamaba ballena.

Odié esa etapa de mi vida. Y mucho… Tal vez esa es la razón porque soy una completa perra.

Bajé las escaleras y tomé las llaves de mi mercedes. Como amaba el auto que mis padres me habían regalado cuando no habían pasado el pasado año nuevo conmigo.

Me preguntaba que regalo me llegaría en unos días por no atreverse a salir de sus negocios y venir a ver a su única hija graduarse.

Mi celular sonó al momento en que entre al auto y arranqué mientras contestaba. Era Jessica para mi desgracia.

-¡No sé que ponerme!- Me gritó al instante que puse mi celular en mi oreja. Me reí por su patética vida, este tema ya lo habíamos arreglado hace tres días.

-Mierda, Jessica- me quejé mientras aceleraba para que no me tocara rojo. –Ponte el gris de Gucci, te queda perfecto- rodé los ojos. Sabía lo vanidosa que era… que éramos.

-La malcriada de mi chacha lo ha arruinado, no esta planchado- bueno ahí esta el problema.

-Patética tu vida- me reí más fuerte –ya estoy casi fuera de tu departamento. Abre la puerta y espérame en el closet.

No quise escuchar más su berrinche y colgué. Aceleré todo lo que la cuidad me permitía. Estábamos a últimos de mayo, lo que significaba que los pequeñajos de primaria y jardín de niños seguían asistiendo a la cárcel que los padres llamaban escuela.

No pite cuando llegue, solo me baje sin preocuparme que el auto estuviera en línea. ¿A quién le importaba? Si un tránsito salía le enseñaba un teta o algo parecido.

Entré al edificio y puse el número de su piso, estos departamentos no eran tan lujosos como el mío, pero no eran para nada desagradables. Solo pasaba que a mi mis padres me querían menos.

Sin molestarme en tocar la puerta entré a su piso y fui directamente al cuarto para toparme a una Jessica recién bañada con miles de vestidos en su cama. Le sonreí cuando me vio y me dirigí al cuarto de su madre, sabía que no tenía permitido meterme ahí, pero que importaba, sus padres como los míos vivían todo el tiempo de ida y venida.

Rebusqué entre las cosas de su madre y agarré un collar lleno de diamantes y aguamarina. El collar en si era hermoso, y muy costoso. Salí de la habitación y volví nuevamente al cuarto de Jessica.

-Ponte esto, -le di el collar, Jessica se quedó con la boca abierta- distraerá la atención de tu vestido.

-Como crees- dijo –no puedo.

-Puedes y lo harás- miré el reloj de la mesa que se encontraba un lado –ya vamos tarde.

Sin dejarle rechistar, salí de la habitación y luego le grité. –Si no estás lista en 10, me iré sin ti.

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-Mira por allá- Jessica señaló a una pareja que estaba discutiendo. O mas bien a una chava que le rogaba a un chavo algo.

Eso era lo que parecía, no mi problema.

-No me importa, Jessica- rodé los ojos, ella también.

-No, Bella, mira- volvió a señalarlos. Achiqué a mirada y los visualicé. El nombre de la chava por supuesto que me lo sabía, Tanya, era una niña chiflada y era la presidenta del grupo de biblia. Asqueroso. Era bella, no lo niego, pero toda su felicidad y su actuación falsa ahogaban eso. Mi vista se dirigió al nerd al que estaba rogando. Creo que su nombre era Edward, el chico más raro que me he encontrado en toda mi corta vida.

Algo no andaba bien. Y sí, quería saber que pasaba.

Llámenme buscapleitos, pero esto olía divertido.

-¿Hacemos nuestro trabajo?- Le pregunté a mi amiga la cual rió y asintió.

Salimos de mi auto y nos dirigimos hacia la pareja que discutía, no nos salíamos mucho del camino hacia la preparatoria, así que no se vería muy sospechoso.

-Me has herido, Tanya. Él no soy yo- logré escuchar como el nerd le decía. También pude escuchar una risa disimulada a mi derecha. Le di un codazo y su cara fría volvió.

-Lo sé. Tu eres mejor. No sé que pasó, lo juro… -lloriqueó mientras intentaba tomarle la mano, Edward se la quitó gentilmente.

Idiota, si a mi me hubiera tocado hubiera sido todo menos gentil.

-Edward tu no…- volvió a lloriquear, pero para eso nosotras ya estábamos enfrente de ellos.

-Oye, cristiana- empezó Jessica a decir –deja de engañarnos a todos, sabemos que no eres la santa hija del pastor.

Entrecerré los ojos, aquí olía a gato encerrado.

-¿Quién te crees tu?- Susurró sin levantar la voz. Yo sonreí, esto era gloria.

-No te hagas, cristiana- me burlé. -¿Creerías que se mantendría en secreto?

-No saben de lo que hablan- dijo entre dientes. Edward tragó en seco. -¡Qué diablos has dicho, Edward!

Edward volvió a tragar, y se puso nervioso y sorprendido. Casi como todos, pues la santa de Tanya nunca juraba. Al parecer se dio cuenta de su error y se tapó la boca con ambas manos, pero vio a Edward con furia.

-Yo no hice nada, Tanya- susurró tan bajo que Jessica y yo tuvimos que inclinarnos para poder escucharlo.

-No le eches la culpa, no ves que casi se destruye con nuestra presencia- dije mordaz y sonreí al momento de guiñarle un ojo. Se sonrojó y nos reímos alto. –Vete de aquí, nosotras nos encargamos.

-Te vas de aquí, Edward, y juró que te dejó.

Edward la miró perplejo, pero luego reaccionó y rodó los ojos.

-Si no te acuerdas, yo ya te había dejado- gruñó y se dio la vuelta.

-Bien, cristiana- siguió Jessica -, como sabes es nuestra graduación hoy. Y tu dirás el discurso. Que raro- susurró y rodamos los ojos.

Tanya nos miró retándonos.

-No nos retes niña- le gruñí. –No sabes con quien te metes.

-Hago lo que se me da la gana.

-Al igual que nosotras. Tu video sexual, el que hiciste con ese tal Michael, saldrá hoy a la luz. Enfrente de todo el auditorio. Si no noviecito no te corto por eso, ahora estará súper encabronado.

La boca se Tanya casi tocó el suelo, iba a protestar, pero para eso nosotras ya estábamos muy lejos de ella.

-Dónde diablos conseguiste ese sextape- le dije, muriendo de risa. Había escuchado a gente hablar de ella, pero era solo un rumor.

-Mike- dijo para luego guiñarme un ojo. Perra. Nunca cambiaría.

Reí y fuerte.

Nos fuimos y nos sentamos en el auditorio. Escuchamos hablar al director, y vimos a los pocos graduados caminar por su diploma, incluyéndome. El director incluso me susurró un "lo lograste" antes de dármelo, rodé los ojos e hice una caravana. Extrañaría esta jungla, donde yo era la reina.

Al finalizar la voz de Tanya, llena de nervios empezó a hablar. Genial, sus padres estaban en primera fila. Jessica me había explicado que habían cambiado el video de videos de ella por esa cinta. Esta sería la mejor broma de despedida que ninguna preparatoria jamás tendría.

Cuando el video salió a la luz. Todo mundo abrió sus bocas, y los señores Denaldi casi lloraron. El director nos volteó a ver a Jessica y a mi, sonreímos y levantamos el diploma. Ya no nos podían hacer nada. Estábamos graduadas.

Volteé alrededor para ver las cara de todas y poder reírme un rato más. El video ya se había apagado y la mayoría ya estaba con sus familias. Incluso Jessica. Sus papás habían llegado a última hora, escuché a la señora Stanley regañar a su hija por el dichoso collar, pero ella le dijo que era su castigo por haber casi faltado. Fijé mi vista en un chico solitario. A un lado de él estaba su familia, o eso creí, o tal vez eran sus amigos, los había visto a todos de ves en cuando en la prepa. Ahí, Edward, se veía destrozado.

Sentí pena por él.

No lo dejé de ver, y al parecer sintió mi mirada porque nada más levanto su cabeza y nuestros ojos se encontraron.

Ambos nos miramos con pena, y yo sabía que era lo que le hacía tenerme lástima.

Mi familia inexistente.

Sabía que no tenía nada más que hacer ahí, así que después de darme la vuelta y quitarme la estúpida toga me dirigí a mi auto. Mis ojos picaban, pero me había tardado mucho en maquillarme y lucir perfecta para llorar, no lo haría.

Arranqué e iba a acelerar, pero me espanté cuando el cuerpo de Edward apareció detrás de mi auto por el espejo retrovisor. Le pité, pero lo único que pudo hacer fue llegar a mi lado. Le rodé los ojos y bajé la ventana.

-¿Qué quieres?- la pregunta salió fría. Tal y como me sentía.

-Yo iba a agradecerte, por lo de hace rato- sonó apenado. Miré lo que traía puesto, un suéter y debajo de el una camisa celeste. Rodé los ojos, e intenté por todos los medios ser buena.

-Como sea- me encogí de hombros y cuando iba a subir la ventana el puse su mano. -¿Qué más quieres?

-Yo me preguntaba… ehm… -se trabó con sus propias palabras, me le quede mirando para que continuara. –¿Qué harás de vacaciones?- preguntó tan rápido que casi no le entendí.

-¿Por qué te importa?

-Mira, mis amigos y yo iremos a Nueva York, en carro. Será algo así como un road trip. Nos llevará todo el verano y será muy divertido –sonrió y realmente se veía emocionado- y no me incumbe tienes razón, pero he notado que nunca tus papás están cerca y tal vez esto podía ser como también tu regalo de graduación…

-Tienes razón, no te importa- le susurré enojada y molesta. No me gustaba que la gente sintiera lástima. Intenté de nuevo subir la ventana, pero me detuvo. Mi celular sonó y mi que eran mis papás.

Sonreí y creo que Edward lo notó porque se alejó un poco, sonriendo también. Lo volteé a ver y me volví para contestar.

-¡Papá!- chillé. No me importaba que el nerd estaba a un lado, viendo mi emoción. –¿Dónde estás?

-Bella, querida- su voz era contenida-, no responderé a tus preguntas. –Rió y rodé los ojos. –Sólo te diré que tienes una sorpresa en tu departamento, y será mejor que vallas allá rápido.

-Claro, estaré ahí en diez.

Sonreí miré mi celular. Mi padre se había acordado de la graduación, no me había dejado olvidada. Suspiré y luego recordé que Edward todavía estaba fuera del carro.

-¿Decías?- Le sonreí con maña. El suspiró.

-Iré al grano- susurró sonriente. Yo asentí y susurré rápido. -¿Quieres unírtenos? El viaje esta planeado para seis y con lo de Tanya solo seremos cinco y…

-Mira, Edward- le corté- . Mi padre me esta esperando en mi departamento. Hace tiempo que no lo veo, y lo más probable es que su regalo sea un viaje a Europa. –ME encogí de hombros y me reí. La sorpresa de papá era tan obvia. –Agradezco tu oferta- bueno, eso era mentira -, pero estaré bien. Adiós, ten una buena vida.

-Por si cambias de padecer, este es mi número- me dio un papelito con letra legible. Me encogí de hombros y lo dejé en el portavasos.

Sin importarme si lo dejé con la palabra en la boca, salí del estacionamiento para no volver nunca jamás.


Una nueva idea, espero que le agrade. Tengo planeada subir pronto. La idea me surge fácil.

¿Qué les ha parecido? MErece la pena seguirla escribiendo? ME gusta la idea, en lo personal, espero que a ustedes también les agrade.

¿Qué piensan de la actitud de Bella? ¿La de EDward? No es un cuero? ahaha

Dejen sus comentarios, me alegraran el dia.

Saludos, un abrazo, Soff :)