Título: La Vie en Rose.
Autor: NatWizard (Natalia Luna)
Tema: Harry Potter (Nueva generación)
Disclaimer: Los nombres y lugares que aparecen en los libros de Harry Potter, la Wikipedia o en entrevistas a Rowling, bueno, son todos suyos. Los demás, son míos.
Un regalito a Gui (Sorcieres de la Neige), ya que no pude hacerlo por su cumpleaños. Un beso, y espero que te guste.
Summary: Teddy y Victoire han sido amigos toda la vida. A ella le gusta el color rosa y las princesas. A él, el color azul, y las espadas. A Vicky le gustan las fresas, y Edith Piaf. A Teddy le gusta el arándano…y ver sonreír a Victoire. Para Gui.
Perdón por interrumpir antes siquiera de que el fic empiece. Quiero decirles que esta historia, como contraposición a todo lo que vengo escribiendo (y publicando), va a estar narrada en un tono por demás ligero y simple. No hay muchas descripciones, ni tampoco van a ser capítulos muy largos. Tampoco hay una variedad de sinónimos un poco…"extraños", con los que me gusta salpicar mis historias a menudo. De hecho, más bien parecen cuentos. Por eso es K+. Muy simple. Ténganlo en cuenta.
Sin más dilaciones, "enjoy the fic".
Capítulo 1
La bella durmiente
La luz del sol se filtraba delicadamente por la cortina de la habitación. Era de un rosa pálido, haciendo gala del color predilecto de la pequeña niña rubia que allí dormía.
Alguien corrió las cortinas. Victoire gruñó en sueños.
–Vicky, cariño, levántate–Dijo Fleur, dulce pero firmemente.
–No quiero hacerlo–Musitó la niña.
–Anda, que iremos a comer a casa de tía Ginny. Tú quieres mucho a tía Ginny.
–Sí, pero más quiero dormir–Dijo la niña, poniéndose la almohada sobre el rostro.
– ¡Oh! –Exclamó Fleur con fingido espanto– ¡Pobre tía Ginny! ¡Se lo diré cuando la vea!
–Pues dile.
–Ha nacido Lily. Es bebé, como Louis. Y como Hugo, lo conocimos el otro día, ¿Recuerdas? Iremos a conocer a Lily. Ahora le diré que no quieres verla tampoco a ella. Pobrecita, es tan pequeña y ya no la quieres.
–No me importa–Respondió con desafío.
–Y también le diré a Teddy que no quieres jugar con él. Pobre Teddy, se pondrá muy triste.
Vicky quitó la almohada de su rostro.
–No se pondrá triste. Me odia. Me lo dijo el domingo, en casa de los abuelos–Afirmó resueltamente.
–Pues a su abuela le dijo otra cosa–Comentó Fleur, como quien no quiere la cosa.
– ¿Qué? –Vicky se sentó sobre la cama– ¿Qué le dijo, mamá?
– ¿Para qué voy a decírtelo? –Dijo Fleur fingiendo desdén– Tú no vas a ir.
–Es que no hay nadie que juegue conmigo–Volvió a enfurruñarse.
–Tienes a tus primos, y a Teddy.
–Teddy me odia.
–No lo creo. A su abuela le dijo otra cosa.
– ¿Qué le dijo a su abuela, mami?
–Si te levantas de la cama, te digo.
Vicky suspiró.
– ¿Si me levanto de la cama me dices?
–Sí, si lo haces, te digo.
La niña frunció el ceño, pero obedeció. Fleur la vistió con una falda violeta oscuro, una camisa blanca con voladitos, y zapatos negros. Era un día cálido, por lo que usaba medias blancas cortas. Le hizo dos coletas de largo pelo rubio.
–Ahora dime, mami. ¿Qué dijo Teddy? –Preguntó mientras tomaba el desayuno, sin aguantarse más de la ansiedad.
–Teddy le dijo a su abuela, quién me lo contó a mí–Explicó Fleur. La niña estaba sentada en la mesa de la cocina, y la madre acababa de darle una taza con chocolate–, que tú eres su mejor amiga.
Vicky sonrió ampliamente.
– ¿En serio Teddy dijo eso? –Exclamó, radiante.
–Sí, eso dijo–Fleur también sonrió–, si no fuera así no te lo diría.
– ¡Mami! –Se oyó una vocecilla infantil desde lo alto de las escaleras.
–Se ha despertado Dom–Murmuró Fleur, y fue hacia las escaleras.
Bill, aún en pijama, entró en la cocina, con el bebé Louis en brazos. Sonrió al ver a la niña allí.
– ¡Pero mira esto! –Exclamó riendo– ¡Si hasta te has levantado antes que yo! ¿A qué se debe el milagro?
– ¡Teddy dice que soy su mejor amiga! –Anunció la niña con una gran sonrisa.
– ¿En serio? –Exclamó Bill con sorpresa, aunque él ya lo sabía– ¡Espectacular!
– ¡Sí! –También celebró Vicky.
Bill rió, y le alborotó las coletas.
– ¿Ya estás lista para ir a comer a casa de tía Ginny?
– ¡Sí! –Volvió a exclamar la niña, riendo, y con bigote de leche con chocolate.
– ¡Muy bien! –El padre la besó en la cabeza–Iré a ver si mamá y Dom ya están listas. Y tendría que vestirme ya. También debería vestirte a ti, Lou, ¿No crees? o mamá se enojará conmigo. Y no queremos ver a mamá enojada.
Al rato reaparecieron en la cocina el padre y la madre con el bebé Louis y la pequeña Dom, pelirroja regordeta de cuatro años.
El viaje en auto a Vicky se le antojó muy largo, demasiado, pero Fleur prefería no viajar con polvos flú hasta que Dom y Louis fuesen mayores.
En casa de los Potter había olor a barbacoa: estaban cocinando hamburguesas, y Vicky se alegró, ya que le encantaban. Ya estaban allí tío Ron y tía Hermione. Lily era una auténtica muñeca de porcelana con pelo rojo. Muy guapa, como su madre, había dicho tío Harry. Y Vicky le dio la razón. Tía Ginny era la favorita de Vicky (Además de tía Gabrielle), y después de presentarle a la bebé le enseñó fotografías de Quidditch muy bonitas; y tía Hermione, que tenía a bebé Hug en brazos, le prometió que después de comer le leería un cuento de hadas muggle muy bonito. Tío Ron estaba con Rosie, de dos años, quién comía un caramelo en secreto. Tío Ron también le dio uno a Vicky, pero les hizo prometer a ella y a Rose que no les contarían a sus mamás que se los había dado antes de comer. Tío Harry se mostró contento de verla, como así el pequeño Jimmy, de cuatro años, la misma edad que Dom, y Al, de dos, como Rosie. Harry le aseguró que Teddy no tardaría en llegar y que se pondría muy contento también. Vicky se desilusionó porque Teddy aún no había llegado, pero las palabras de tío Harry la alegraron.
Andrómeda y Teddy llegaron justo antes de que estuviesen las hamburguesas. El chico traía el pelo verde. Cuando llegó, Albus se apoderó de su pierna, y James comenzó a cotorrearle en un inglés balbuceante y confuso, pero que Teddy pareció entender a la perfección, no así Vicky. No habían pasado ni dos minutos que ya aparecieron los abuelos Weasley, y se hizo todo un lío en la entrada de la casa, de personas que se saludaban, se abrazaban y hablaban, todas a la vez.
Vicky y Teddy, después de los saludos de rigor, se llevaron a los pequeñajos Al y Rosie con ellos al jardín trasero, bajo un árbol. Jimmy y Dom no les hicieron mucho caso: Jimmy quería jugar con Om, como llamaba él a Dominique, y no admitía que los primos grandes le robasen su atención. Suficientemente lo había ofendido que Vicky se robase la atención de Teddy…y de que Teddy se robase la de Vicky. Ambos eran sus favoritos y ambos lo olvidaban. Dolido, se llevó a Om para sí mismo, sin querer compartirla en lo más mínimo. Om hablaba en un inglés también casi incomprensible, salvo para sus padres y Vicky, pero ellos dos parecían entenderse perfectamente.
–Mi abuela Memé dijo que en una semana es tu cumpleaños–Le dijo Teddy a Vicky mientras Al y Rosie jugaban con unos juguetes de Jimmy que había traído tía Ginny–. ¿Cuántos cumples?
Vicky, orgullosa, alzó ambas manos mostrando ocho dedos.
–Ocho.
–Son muchos–Concedió Teddy–, aunque no tantos como los míos–Y alzó también ambas manos, mostrando todos los dedos–. Diez años.
–Dos manos completas–Exclamó Vicky con admiración–. Diez.
–Así es–Teddy estaba muy orgulloso de sí mismo–. El año que entra iré a Hogwarts.
–A mí me quedan dos–Murmuró Vicky con desaliento.
– ¡Espera, yo ya estaré ahí cuando tú vayas! –Exclamó Teddy, asombrado de su propio descubrimiento.
– ¡Es verdad! –Victoire nunca lo había pensado.
– ¡Entonces nos veremos allí, y seremos amigos!
– ¡Tendremos un amigo en Hogwarts! –Dijo Vicky.
– ¡Estupendo!
–Lo malo de Hogwarts–Comentó Vicky seriamente–, es que si no puedes hacer amigos, pues te quedas muy solo.
–Bueno, nosotros nos tenemos el uno al otro–Dijo Teddy con sencillez.
Sus palabras aliviaron mucho a Vicky. Asunto resuelto.
–Es verdad.
Más tarde llegaron tío Percy y tía Audrey, con Molly, de seis años, dos años menos que Vicky, y Lucy, de cuatro; y tío George y tía Angie, con Freddy, de siete, uno menos que Victoire, y Roxanne, de cuatro, al igual que Lulú.
Comieron las hamburguesas. Sentaron a "los primos mayores" (Dígase los que podían comer por su propia cuenta) en la punta de la mesa. Molly y Fred estaban peleando por el aderezo. En realidad, Molly y Fred peleaban por prácticamente todo. Fred quería portarse mal, y Molly quería hacer caso a todo. Fred se burlaba de Molly y su pelo, o su ropa, o sus gafas, o su lo-que-sea-Molly; Molly se burlaba de Fred y su…bueno, de él mismo. La mayor parte del tiempo, Vicky se ponía de parte de Fred. Tal vez tenía que ver que cuando era pequeña, Molly la mordía. Aún tenía una marca en el brazo. Vicky no recordaba el momento, pero la cicatriz era la prueba. Además, Fred era más divertido.
Después de comer, tía Hermione llamó a todos los niños para leerles un cuento.
– ¿Cómo se llama el cuento, tía? –Preguntó Molly, impaciente.
– "La Bella Durmiente".
Vicky y Molly se miraron, intrigadas. Hermione abrió el libro.
La historia encantó a las niñas, y a los chicos les gustó el momento en el que el príncipe luchaba contra el dragón que escupía fuego.
– ¡Juguemos a la Bella Durmiente! –Propuso Molly con entusiasmo. Los demás primos se mostraron de acuerdo, incluso Fred. Sólo Jimmy, pese a la insistencia de Dom, no quiso jugar. Rosie y Al eran demasiado pequeños– ¡Yo soy…!
–La bruja malvada–La cortó riendo Fred.
– ¡Eres un niño muy malo! –Chilló Molly, golpeándolo en la cabeza. Fred le devolvió el golpe, y al poco rato rodaban por el suelo. Los demás no les hicieron el menor caso. Aquello era normal.
–Hada–Dijo Roxie, y Lulú asintió mostrando conformidad. Al contrario de sus hermanos, las dos primas se llevaban de maravilla. Entraban en el cuarteto de edades compuesto por ellas mismas y Jimmy y Dom, pero estos dos eran bastante reacios a mezclarse con sus dos primas.
–Hada–Repitió Dom, mostrando así su elección de papeles.
– ¡Yo soy el príncipe! –Dijo Teddy, recogiendo una rama del suelo y simulando una espada–. El príncipe azul–Y dicho esto, su cabello se pintó de dicho color.
– ¡Sí! –Exclamó Molly, que ya había dejado de pelear con Fred. Vicky asintió con una sonrisa.
– ¡Yo soy el dragón! –Dijo Fred, gruñendo y corriendo alrededor de ellos.
–Bueno–Molly lo miró con desdén, calándose las gafas con aire adulto–, y la princesa…
–…Vicky, es obvio–Dijo Teddy muy convencido.
Molly frunció el entrecejo.
– ¿Y por qué Vicky?
– ¡Dah! ¡Porque es rubia como la del dibujo en la portada del cuento, Molly! –Exclamó Fred poniendo los ojos en blanco, antes de que Teddy pudiera responder.
–Ya sabía–Dijo Molly a la defensiva–. Entonces yo soy hada buena.
–No, la mala–Acotó Fred. Molly alzó la mano para pegarle–. ¿Qué? ¡Ya Lulú, Roxie y Dom son las hadas buenas! Te toca la mala.
– ¡Yo quería ser la buena!
–Eso te pasa por no elegir rápido los papeles.
Y era cierto. Por lo que Molly fue la bruja malvada.
Al poco rato de iniciado el juego, Dom se aburrió de él y se fue a jugar con Jimmy en su escoba de juguete. Lulú y Roxie se quedaron, pero representaron su parte y se fueron también, aburridas. Sólo quedaron entonces Molly, Fred, Teddy y Vicky.
El hada mala Molly embrujó a la princesa Vicky y la sumió en un largo sueño. Vicky se tendió en la suave hierba y cerró los ojos. Luego, la bruja ordenó al dragón Fred que custodiase la entrada del castillo (el espacio entre los dos árboles, en el cual se había tumbado Vicky). Más tarde, el príncipe Teddy y su vara/espada luchó con el dragón hasta matarlo (Fred hizo muchos aspavientos y se retorció en el suelo). Y finalmente…
–El príncipe azul besa a la bella princesa durmiente–Dijo Molly soltando una risita nerviosa. Fred dejó de hacer el dragón moribundo para mirar.
Teddy miró a Victoire. Se había puesto también los ojos azules. La niña estaba tendida en el pasto, iluminada por los rayos del sol que se colaban por el follaje. Se arrodilló junto a ella… y Teddy Lupin presionó sus labios contra los de Vicky Weasley.
A Molly se le cayó la ramita de la mano; A Fred se le abrió la boca. Vicky abrió los ojos, y se encontró con los ahora azules de Teddy. Sonrió.
–Y ahora vivimos felices por siempre… ¿A dónde fueron?
En efecto, sólo Teddy y ella quedaban en el jardín.
–Creo que fueron a la casa–Repuso Teddy.
–Vamos–Dijo Vicky, encogiéndose de hombros. Teddy la ayudó a ponerse de pie, y corrieron hasta la casa.
Se encontraron con unos azorados Molly y Fred, hablando a gritos los dos a la vez.
– ¡Estábamos jugando al juego de la bella durmiente, y pasó…!
– ¡…Teddy tenía una espada, y luchó!
– ¡La bruja hacía un hechizo…!
– ¡…Y Vicky estaba en el piso!
– ¡Ey, ey! –Los cortó tío Harry, alzando las manos– ¡Uno a la vez!
Molly y Fred se miraron.
– ¡Teddy ha besado a Vicky! –Chillaron a coro.
Todos los adultos giraron el rostro para mirar a los dos mencionados.
– ¿Es cierto? –Inquirió Fleur tranquilamente mirando a su hija.
Vicky se encogió de hombros.
–Así dice la historia. Jugamos a la Bella Durmiente. El príncipe azul besa a la bella princesa durmiente. Eso decía el cuento que leyó tía Hermione.
Todos los adultos sonrieron, menos Bill, que parecía desconcertado.
El resto de la tarde pasó sin más contratiempos. Nadie volvió a mencionar el asunto, y los niños pronto lo olvidaron.
·~…La vie en rose…~·
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