Ella será tu esposa


Trunks&Pan


Esa pequeña niña, de apenas cuatro años de edad te mira con una inocencia desgarradora y que tú a tus ochos años de edad no puedes entender por qué te estremece tanto su inocente observar.

—Ella será tu futura esposa, mocoso.

Te informa tu progenitor y tú al no entender la intensidad de tal noticia, abres los ojos de par en par y esos orbes azules examinan una vez más aquella guerrera de corta edad, ¿por qué alguien tan débil como ella será tu esposa? Eres perfectamente consciente de que eres el hijo del guerrero saiyajin más poderoso del universo y por ello no logras entender lo que tu padre te ha informado, ¿qué clase de broma cruel era esa?

—Pero padre…

Tu gran orgulloso no te permite digerir la noticia, y deseas protestar pero la mirada sebera de tu progenitor te deja sin habla.

—No me contradigas, insecto. Esta niñata es la nieta de Kakaroto.

¿Esa niña tan débil permanecía a la familia del hombre que era muchísimo más poderoso que tu padre? La noticia de verdad te asombra y sin poder procesarla, miras una vez más a la joven guerrera de clase alta y le entregas el obsequio que tu madre te pidió que le entregaras.

— ¿Qué es esto?

La observas detalladamente y te percatas de que posee un gran parecido a su abuelo y esa observación te provoca un escalofrió inmediato ¿de verdad era ella tan fuerte como pensabas? Lo dudas.

—Es para ti.

Te lo quita de las manos y le quita el envoltorio rápidamente para después tener entre sus manos un pañuelo de color naranja.

— ¿Te gusta?

Cuestionas al ver como examina esa tela de todos los ángulos posibles, provocando en ti una gran ternura.

—Mmm….yo también debería darte un obsequio.

Se acerca hasta ti y aprovechando que estás inclinado sobre una de tus rodillas, te planta un suave beso en la mejilla, logrando que un notable color carmesí inunde tus mejillas.

Y sin darte cuenta tu padre había presenciado toda la vergonzosa escena.

—Será una buena esposa, al menos no te lanzó al otro lado del planeta como lo hiso tu madre conmigo al conocerme.

Y confías en que tu padre tenga la razón.