Prólogo

Tokyo de Cristal

Lo peor ya había sucedido. Sus poderes de Scout junto con la rápida intervención de los médicos habían logrado sanar completamente sus heridas. Sin embargo, seguía postrada en la camilla, con tubos conectados a sus venas y un respirador artificial. Ya no había ningún daño significativo, sin embargo Sailor Uranus había entrado en un coma profundo.

Sailor Neptune acariciaba su mano con la mirada ausente, como si sus pensamientos estuvieran lejos de ahí. El agudo sonido de la maquina que monitoreaba su corazón era lo único que quebraba el inhóspito silencio de la habitación. Venus, quien caminaba de un lado al otro, la acompañaba en la espera. Neptune levantó la mirada hacia el rostro tranquilo de Uranus y luego hacia Venus y sonrió con una mezcla de ironía y resignación.

-Nada de esto funcionará… -el tono de desesperanza en su voz hizo que Venus se detuviera en seco.

-¿Por qué lo dices, Neptune? – preguntó tanto con preocupación como con intriga. Su mirada volvió a descender hacia el rostro de Uranus. Levantó su mano libre y apartó unos cabellos rubios que caían rebeldes sobre su frente.

-Porque… es como si Uranus no quisiera despertar.

Las gotas de sudor en su frente eran reflejo del esfuerzo que la Neo reina Serenity estaba haciendo para que el cristal de plata interceda, otra vez, a su favor. El cristal reposaba en un pedestal, dentro de una habitación a la cual solo ella y Sailor Pluto, quien estaba varios metros detrás de ella, tenían acceso. Con los ojos apretados y las manos alrededor del cristal, Serenity intentaba activar su poder pero era en vano. El cristal de plata había dejado de obedecer a los comandos de la Reina desde que Endymion murió cuando inició la guerra. Solo funciona cuando "considera" que es conveniente, como si tuviera voluntad propia. Nadie sabía la razón pero Pluto sospechaba que se debía a los deseos y sentimientos de la reina, que inconscientemente impedían que el cristal de plata funcione.

Pluto se acercó y puso una mano sobre su hombro.

-Basta… por favor, detente mi Reina. – Serenity negó con la cabeza y pequeñas lagrimas empezaron a salir de sus ojos, apretándolos mas fuerte. –No está funcionando… lo que ella necesita ahora es su presencia, no hay nada que pueda hacer por ahora, por favor deténgase.

Serenity bajó las manos derrotada y se dio la vuelta, abrazando a Pluto con todas sus fuerzas y llorando desconsoladamente sobre su hombro. La Sailor del tiempo la abrazó y dejó que llorara. Solo con ella podía mostrarse vulnerable de esa forma. Las épocas de juventud habían pasado hacia siglos, hoy era la Neo Reina de Tokyo de Cristal y debía comportarse como tal, incluso frente a las demás Scouts.

-Es mi culpa… -logro decir entre sollozos.

-No lo es, el cristal esta…-

-No me refiero a eso –la interrumpió la reina, separándose y limpiando sus ojos, mirando fijamente al suelo… -es mi culpa que Uranus haya salido herida.

-¿Cómo podría ser su culpa si usted no estaba ahí?

-No estaba ahí pero… -levantó la vista, aun con los ojos llenos de lágrimas. Llevó un par de dedos a un lado de su cabeza –pero estaba aquí. –bajo la mano y se abrazó a sí misma. –Antes de ir a pelear… vino a despedirse de mí.

-¿Despedirse?

-Despedirse de mí como "su cabeza de bombón"… -levantó la vista y fijo sus ojos en Pluto. –Siempre estuve en su mente, pero nunca aquí –levantó una mano apoyándola en el corazón –ese lugar será siempre de Neptune.

-Neptune descubrió que… -La reina negó con la cabeza y se acercó a la puerta, antes de voltear a ver a Pluto.

-No lo sé. Uranus no logro decirme nada más antes de que sonara la alerta. –Abrió la puerta y salió en dirección a la habitación de Uranus.

Al entrar a la habitación, Venus y Neptune se inclinaron a modo de reverencia a su reina, al igual que un doctor que estaba monitoreando las maquinas. El semblante de Uranus seguía igual, parecía que dormía plácidamente y que en cualquier momento despertaría.

-¿No ha habido algún cambio?

-No, mi reina –contestó el médico. –En estos casos a veces puede tomar unas horas o muchos años… depende de ella. –Terminando de hablar se retiró de la habitación.

Serenity se acercó a la camilla, al otro lado de donde se encontraba Neptune que tenía tomada su mano. La reina quería hacer lo mismo pero se detuvo. Ella sabía perfectamente que no era su lugar hacerlo. Sin embargo no pudo evitar mirarla con una mezcla de amor, preocupación y culpa en los ojos. Neptune no dejaba de observarla pero no decía nada. "Lo sabe" pensó Serenity. "Lo sabe y aun así… es capaz de servirme hasta la muerte... ¿en quién me he convertido?" Sentía que sus ojos se llenaban de lágrimas nuevamente hasta que Venus habló.

-Tenemos que hacer algo, no podemos ganar esta guerra sin Uranus.

-¿Guerra? –contestó Serenity, dando la vuelta para ver a Venus a los ojos. -¿Uranus está lastimada y sigues pensando en la guerra?

-Ella tiene razón –contestó Neptune por detrás, mirando a Uranus. – El hecho de que Uranus esté aquí no significa que esto haya acabado. Tenemos que seguir luchando.

-¿Quién sabe sobre esto? –preguntó Pluto, quien había entrado a la habitación luego de que el médico se fuera.

-Casi nadie –contestó Venus. –Solo nosotras y dos de los generales de su batallón. Si los demás se enteran, se sentirán desmoralizados. Aparte de ser una líder… -sonrió para sí –todos la aman.

-Si –contestó Neptune –todos la aman… - levantó la vista para mirar fijamente a la reina. Serenity bajo la cabeza.

-No podemos perder ese lado –intervino Venus –es un punto estratégico.

-Necesitamos el talismán –habló Pluto. –Tal vez con los tres talismanes podamos despertarla.

-Pero… ¿cómo? -respondió Neptune –ella es la única quien puede usar el suyo.

-Pero no es la única Uranus… -Los ojos de Neptune se abrieron con sorpresa.

-Pluto, ¿estás insinuando lo que creo? –Cuestionó Venus - ¡Eso puede cambiar el pasado y por lo tanto el presente que conocemos!

-Se perfectamente las consecuencias –contestó calmadamente la Sailor del Tiempo –pero bajo estas circunstancias… no tenemos opción.

-¿Y en qué momento del tiempo piensas volver? –Hablo la Reina mirando a Pluto.

-Después de la batalla de Galaxia. Es un tiempo bastante pacifico.

-Después de… -susurró Neptune con la mirada perdida, como si recordara esa época como si fuese ayer –No deberías quitarles esos tiempos de paz que se merecen después de una batalla así.

-Soy consciente de lo que tuvieron que pasar –contestó Pluto, mirándola –estuve ahí. El tiempo no pasará para nadie más en el siglo XXI, nadie notará que se fue. Podemos traerla y luego regresarla en el mismo punto del tiempo.

-Pero aun así es peligroso –contestó Venus –si ella muere aquí…

-Está bien. –contestó firmemente Serenity. –Estoy de acuerdo con Pluto. No tenemos que exponerla al peligro directo. Y si funciona lo que dice Pluto y Uranus despierta, la podemos enviar de vuelta rápidamente.

-Pero Reina-

-Michiru- Serenity cortó a Venus antes de que pudiera decir algo –la última palabra depende de ti. –Neptune se quedo en silencio un momento antes de contestar.

-Solo soy un soldado mas, mi Reina, su palabra es una orden.

-No te lo pregunto como Sailor Neptune… -se volteó a verla –te lo pregunto como Michiru, como su compañera. Tú la conoces mejor que nadie… ¿es conveniente traerla? –Michiru vio a Uranus en la camilla. Si el plan funcionaba podrían sacarla de ahí… y sino, por lo menos podría ver su sonrisa de nuevo una vez más, antes de que siguiera su propio plan. Miró a las demás sailors.

-Tráiganla.