DGM no me pertenece.

¿Qué le has hecho?

—Allen…Allen… ¡Moyashi!—gritó exasperado.

— ¡No me llames Moyashi, Lavi!—pero solo así le hicieron caso al joven pelirrojo.

— ¡Entonces contesta cuando te llamo!

— ¡Eso es lo que no quiero hacer!—era obvio que Allen estaba enojado.

—Pero, ¿por qué?

— ¿Acaso no sabes que es porque desde que salimos del arca no me dejas de preguntar lo mismo?—dijo irónicamente.

— ¡Es que quiero saber! ¿Qué le has hecho a Road Kamelot? ¿Por qué le gustas tanto? ¡Dime, dime!

Allen realmente estaba harto. No sabía cuántas veces su amigo ya le había preguntado aquello.

— ¡Ya te dije que no le he hecho nada!—y cuántas veces Lavi preguntara, la respuesta de Allen seguía siendo la misma.

—Pero es que en mis sueños ella estaba disfrazada de ti, así la identifiqué. Además, ella susurró tu nombre antes de desaparecer y recuerda que te besó, porque dudo que hayas olvidado ese momento.

— ¡Obviamente no he olvidado eso! ¡No tienes porqué recordármelo!—le gritó sonrojado.

— ¿Fue tu primer beso, verdad? ¡Y fue robado!—a Lavi realmente le gustaba burlarse de él.

— ¡Calla, Lavi, calla!

Allen recordaba esas conversaciones que tenía con su amigo con frecuencia, no lo haría si no fuera porque la susodicha se la pasaba la mayor parte del día colgada de él. Aparecía en cualquier momento y en cualquier lugar. Jamás entendería que es lo que Road Kamelot piensa. Es extraña pero a la vez interesante. Nunca había conocido a nadie como ella.

Ya era de noche y la chica se había quedado dormida junto al blanco piano del arca. Dormía tranquilamente, parecía una niña pero a la vez no. Desde que la conoció había cambiado bastante, pero lo que no había cambiado ni un poco era su presencia ahí junto a él.

Road Kamelot.

—Lavi, en lugar de preguntar qué le he hecho, debería de ser, qué es lo que ella me ha hecho.