ADVERTENCIA:
Solo para que se den una idea esto se sitúa en el primer capitulo de la serie (1x1). Y no seguiré demasiado el orden de capitulos pero si seguiré la trama de todo.
Después de don't let me go vengo con este "monstruo" (espero que les guste)
Esta historia solo se basará en Blaine y Kurt, haré algunas que otras menciones sobre las parejas de New Direction pero no mucho más.
El primer capitulo no es muy largo ya que solo explico lo que está pasando con Blaine en el momento que deja Dalton para mudarse a Lima por el trabajo de su padre.
Estaba demasiado deprimido como para pasear por el nuevo vecindario a Toto, su mascota, que había adoptado en Westerville una noche mientras corría en el parque como todos los días.
Amaba pasear a Toto por el parque de Westerville pero no pasear a Toto en un parque desconocido y en una ciudad desconocida.
Nunca quiso mudarse, jamás. Odia tener que mudarse a una ciudad donde no conoce a nadie, aunque, ese no era su verdadero problema. Él era capaz de hacer amistades en cualquier sitio. Tenía algún don que Dios, o alguien, le había dado para hacer nuevos amigos donde quiera que vaya.
Nunca fue parecido a nadie y era un poco raro. Si, porque aunque él crea que no lo sea, para el resto de las personas, él era un bicho raro. Bicho raro en el buen sentido porque nadie podría criticarlo. Él, una excelente persona, excelente hijo, compañero y amigo, tenía uno de esos currículos de vida intachables.
Era casi envidiable pero él era así y ya no hay nada mas que hacerle.
Blaine Anderson era un chico de dieciséis años, con una estatura promedio (aunque más baja de lo promedio para un chico de su edad), con ojos color pardo entre almendras y miel, un pelo indomable y rizado aunque un poco corto, y un carisma que hacía que su sonrisa sea aun mas linda cuando sus ojos eran brillantes.
Ahora, en este momento, Blaine Anderson, se encontraba en su cama, tirado, deprimido, con Toto dormido al lado de él y con la cámara de videos en sus manos pasando y repitiendo cada momento que vivió en su otro colegio, como acostumbraba decir, "en su pequeño mundo azul y rojo"., mientras que otro chico, tal vez de su misma edad, está preparando la cena para esa noche o tal vez, no. Quien sabe realmente.
A Blaine le gusta imaginar lo que una persona pudiera estar llegando a hacer en ese mismo momento. Le gusta mucho pensar que tal vez, en ese mismo momento, millones de personas encuentran a alguien especial en su vida en este preciso momento.
Él espera que eso le pase algún día, tal vez.
Ademas de pasar casi todo el tiempo imaginando vidas que no conoce, Blaine, tiene una pequeña obsesión con una cámara de videos que su padre le regaló el año pasado para su cumpleaños. Si, porque él ama guardar en su cámara algunos pequeños momentos de su vida. Él cree que los pequeños momentos de la vida hacen tu vida y que, a pesar de saber que algún día sus ojos tal vez olviden lo que vivió un día como cualquier otro, la cámara podía guardar cosas que él no estaría dispuesto a retener.
A pesar que esté seguro que ese colegio, donde concurrió todo el año pasado, era un internado, al fin y al cabo, terminó encantado con ese colegio, con la gente más que nada aunque también con aquel lugar.
Había hecho los mejores amigos, había conocido muchos hijos de personas importantes, y, hasta había descubierto un talento que ni él sabía: Cantar. En si, él sabía que tenía ese talento desarrollado pero nunca había tenido la opinión de nadie más que su madre por el solo hecho que ella era la única que lo había escuchado cantar.
Pero como dije, anteriormente, el tenía "aires" de popularidad aunque él no lo crea. No tardó ni dos semanas en conocer a nuevos chicos además de hacerse amigos con quienes compartía cuarto en Dalton. Blaine podía contar con los dedos de la mano los verdaderos amigos que había hecho. Ellos eran, la mayoría, parte del coro del colegio.
Unos de ellos eran Wes y David, unos de esos amigos que, sin querer queriendo, aparecen para cambiar tu destino.
Wes no tardó en presentarlo al coro de canto del colegio en donde, luego de algunas votaciones, a Blaine, lo adoptaron como la voz principal aunque supieran que su situación en el colegio era inestable.
Todos sabían que, Blaine Anderson, en un año se iría a otra ciudad o, tal vez, estaría dos años como mucho pero no más que eso.
Pero esta situación, a los Warblers, el grupo de coro del colegio donde asistía, Academia Dalton, no les importó.
Y así, se transformo en el sostén del grupo, la voz principal del coro y un gran líder para aquellos chicos que ni siquiera lo conocían tanto como para llamarlo tal.
Él siempre agradeció todo lo que esos chicos habían hecho de él en tan solo un año.
Fue un gran apoyo para esos chicos durante el tiempo que transcurrió allí, porque muchos, habían por poco nacido en Dalton y no sabían a veces como salir de sus propias paredes.
Algunas personas, en Dalton, creían conocerlo bien pero nadie lo conocía tanto como su madre, nadie… A pesar de ser tan sociable, hasta ahora, Blaine le cuesta abrirse totalmente con alguien y, su madre, como gran psicóloga que es, le había dicho que seguro era el trauma que había sufrido en su colegio anterior.
Ser maltratado, abusado y golpeado hasta que sus huesos no respondieran por ser diferente no era buena señal que digamos.
Y eso, tal vez con el tiempo, se vaya acentuando más aunque eso nadie lo sabía.
"Blaine! La cena está lista" dijo su madre golpeando y entrando al cuarto sin esperar respuesta de su hijo. Y vio la escena. Blaine seguía en la misma posición que había estado hace dos horas cuando ella había ido a dejar sus maletas. Blaine seguía reproduciendo esos pequeños momentos de su vida que tanto anhelaba. Extrañaba esas paredes más que nada en la vida y odiaba saber que debía volver a reconstruir su vida en una nueva ciudad y en un nuevo colegio.
Él sabe que está a solo dos horas de donde se encuentra Dalton pero eso no era lo mismo. Vivía más tiempo con ellos que con sus propios padres, tenía más historias escritas en esas paredes que en su propio cuarto.
Blaine odia saber que debe borrar y volver a escribir una nueva historia sin saber cómo.
"Blaine" Dijo su madre sacándolo de sus propios pensamientos.
Shannon, la madre de Blaine, se sentó en la cama mientras lo miraba con ternura "Sé que no quieres estar aquí pero haremos lo posible para que te sientas como en tu hogar, como antes, cariño." Dijo besándole la frente y luego se levantó "Si quieres cenar solo baja y avísame, si?"
"Si, mama. Gracias aunque no tengo mucho hambre" Dijo Blaine sonriendo tenazmente. Sabía que todo esto no era culpa de nadie ni siquiera era culpa de su padre pero odiaba esas injusticias.
¿Por que tenía que dejar Dalton? No era necesario salir si, total, él prácticamente vivía allí.
Luego que su madre dejó su cuarto, Blaine caminó hacia la ventana todavía con la cámara en la mano.
Toto se despertó cuando Blaine se levantó de su cama. Ya era de noche y Blaine podía ver la calle iluminada desde su cuarto. Prendió su cámara y filmó todo lo que se podía ver desde allí: Una tienda cerrando, un poste de luz, una moto estacionada, tres autos estacionados en la calle, un perro corriendo y dos personas que parecían ser un padre y un hijo apresurados por alguna razón aparente.
Blaine amaba filmar y averiguar que personas eran pero, esta vez no hubo caso, no. No conocía a nadie en esa maldita ciudad. Los siguió con la lente de la cámara hasta que se alejaron y doblaron a la izquierda. Ese era el fin de su investigación.
Lo único bueno que Blaine había encontrado en aquella ciudad era que no había tanto ruido como en Westerville. Si, en esa ciudad no podrías tener un cuarto con vista a la calle porque no podrías dormir mucho más de lo que tu cuerpo necesite y, Blaine, era muy perezoso. No se despertaba de mal humor pero ponía de mal humor a quien se le ocurriera despertarlo.
"Dile adiós Toto! Esta cámara debe recargar baterías para mañana, saltá toto!" Dijo Blaine y el perro obedeció. Porque Toto era muy inteligente y Blaine se había encargado de adiestrarlo muy bien.
Toto era como su hermano y su hijo a la vez desde que lo había adoptado. Su papa no le gustaba la idea de tener un perro pero su madre había hablado con él y pudo quedárselo. Eso era lindo de parte de su madre porque era lo único que jamás lo abandonaría aunque él se mudara.
"Adios" Dijo Blaine a la cámara poniendo una de sus locas caras y la apagó.
Blaine puso a cargar la cámara de videos sobre la mesita de luz porque no iba a dejar de filmar su primer día de colegio.
Lo único bueno que tenía esto era que solo le quedaba este año y el siguiente para dejar de mudarse y mudarse porque, luego de la secundaria, él irá a Nueva York a estudiar y, allí, nadie le impedirá establecer alguna que otra relación estable con la gente.
Cerró los ojos, se acurrucó y deseó que, de alguna manera, mañana no sea un día tan malo, poder hacer una nueva vida en Lima y nuevos amigos en su nuevo colegio, Mckinley High.
...Esas cosas que te hacen levantarte cada mañana con la ilusión de que el día que comienza va a ser distinto del anterior y del siguiente.
Nota: Realmente este capitulo no es uno de mis favoritos. Es un poco aburrido porque debo explicar todo y bueno, a veces se torna molesto.
