Summary: Harry nunca supo cómo expresar sus sentimientos, ser criado por los Dursley hace ese tipo de cosas, así que escribió cartas a todos los magos y brujas de los que se enamoró. El error de un elfo doméstico puede costarle su —relativamente— tranquila vida en el colegio.

Pues si~ Nuevo longfic, los que tengo son densos y complicados, necesitaba algo ligero y refrescante para cambiar de aires mientras escribo los capítulos de los otros, así que tome la idea de esto como buena cuando mi marido compartió una publicación de Harry Potter tomando la situación del libro y película "Basado en To All the Boys I've Loved Before" de Jenny Han.

Si han leído la novela o visto la película, saben más o menos de que va el asunto, así que espero que aún así consigan sorprenderse un poco, disfrutar de este fic tanto como yo disfruto escribiendo esto.

Regalo para el marido, porque mi amor, te lo mereces :3~

Historia no beteada.


A todos los magos de los que me enamoré.

1. Partida.

24 de Agosto 1994. Grimmauld Place, Londres.

Harry miró la habitación que había sido suya por el verano, seguía siendo oscura y deprimente, no había logrado sacar los banderines de Slytherin, pero al menos las bufandas de sus primeros años habían tapado bastante bien algunos posters y fotografías. Harry casi podía jurar que Regulus no había tenido muchos amigos, pero se había asegurado que las pocas fotografías en las que estaba con un chico extrañamente familiar para Harry se quedarán ahí para siempre.

Harry se había sentido como un impostor en esa casa todo el verano, pero Dumbledore había insistido que sí quería dejar a los Dursley, e irse a vivir con Sirius, esa era la única opción que permitiría, así que se quedaron todo el verano en Londres, había sido toda una nueva experiencia pasear por las calles llenas de gente sin miedo a ser abandonado en la multitud y no poder volver a casa, había probado todo tipo de comida muggle que se le había antojado alguna vez, y Sirius lo había llevado a ver tantas películas que Harry estaba seguro que su padrino disfrutaba eso más que él con todo ese asunto de su recuperada libertad, a pesar de lo mucho que se quejaba de estar quedándose en esa casa, Harry no había visto que tratara de discutir con el director.

—¡Harry, Ron esta en la chimenea! —Harry recorrió el lugar una vez más, revisando que no dejaba nada importante, llevaba su capa de invisibilidad, el mapa y su nueva escoba en el baúl que ya estaba esperando por él en la cocina, junto con un montón de pergaminos y algunas plumas que aun se podían usar, y un par de cambios de ropa casual que usarla en la madriguera y en Hogwarts, todo lo demás se quedaba en el enorme armario de madera oscura en esa habitación.

Por primera vez en años no llevaba el baúl atestado de cosas inútiles.

Sus libros de años anteriores se quedaban en el librero junto a la ventana, pares de zapatos estaban guardados en cajas debajo de la cama, y un montón de seis cartas atada con los cordones de sus tenis viejos envuelta en una sudadera detrás de todas esas cajas. Sirius nunca entraba a su habitación, y era más seguro dejarlas escondidas que llevarlas al colegio, donde si era descuidado, las cartas podrían acabar en las manos equivocadas, o si tenía muy mala suerte, en las manos correctas.

—iHarry!

—iYa bajo! —gritó acomodándose la mochila al hombro, y después de tomar su varita del tocador junto a la puerta, salió bloqueando la puerta con un hechizo y bajo las escaleras saltando varios peldaños a la vez hasta llegar a la oscura cocina donde Sirius se reía a carcajadas con una lengua de varios metros de largo saliendo de su boca, y los gemelos lo gemelos eran regañados por su padre con idénticas sonrisas enormes.

Ron fue el primero en notarlo y lo miro con una expresión de fascinación mientras señalaba a Sirius.

—Mamá los va a matar si se entera de esto ¡puedo usar esto hasta el final de las vacaciones! —Harry sonrió ante los ojos soñadores de Ron, sabiendo que los gemelos no cederán al chantaje por tan poco, pero incapaz de romperle las ilusiones.

—Hola, Ron.

—¡Harry! —gritarán los gemelos alejándose de su padre que solo cerró los ojos y se frotó la frente, la frustración que le producía no poder a controlar a sus dos hijos, visible en cada gesto— ¿Quieres un caramelo? —preguntaron a coro, y Harry dió un paso atrás con las manos levantadas frente a el.

—No se por que creen que voy a comer cualquier cosa que ustedes me den cuando Sirius tiene esa cosa en la cara.

—Sirius es feliz de probar nuestros productos.

—Él no tiene miedo.

—Sabe lo útil que puede ser una lengua así de larga.

—Estoy seguro que la probará con Remos esta no-

—¡No van a hablar así chicos! —gritó el señor Weasley jalándolos del cuello de sus playeras con la cara tan roja como su cabello y mirando a Sirius con expresión de vergüenza, pero contrario a lo que él esperaba, Sirius luchaba por respirar entre la risa y la lengua, apoyándose como podía en la mesa.

Harry miró a Sirius, luego se encogió de hombros.

—De verdad no importa señor Weasley, va a quedarse así por un rato ¿Nos vamos? —preguntó ansioso mirando su reloj de pulsera. Era muy temprano en la mañana y todavía tenían que caminar hasta el punto de encuentro según lo que le había contado Ron por carta el día de su cumpleaños.

—Primero debería de arreglar la lengua de Sirius —respondió el señor Weasley, pero Sirius negó con la cabeza mientras recuperaba la compostura.

—Estará bien —rió Harry, acercándose a su padrino y dándole medio abrazo, cuidando de no pisarle la lengua—. Nos vemos en Hogsmeade, no olvides que debes mandar a Kreacher a la oficina de correos todos los día por el periódico, y que se lleve las cartas con él si me escribes.

—Sti babá —sonrió Sirius y Harry apretó los labios conteniendo una sonrisa.

—Cuídate Sirius —se despidió mientras los Weasley entraban a la chimenea, y el los seguía.

(...)

Apenas salió de la chimenea, una poblada cabellera castaña le cubrió la cara, y los brazos de su mejor amiga lo rodearon por el cuello.

—Te extrañé tan bien, Hermione ¿Que tal las vacaciones?

—¡Oh, Harry tengo tanto que contarte! Pero tu primero, tienes que contarme de todos los lugares que conociste estas vacaciones ¿Sirius te trata bien? Dijiste que el Profesor Lupin iba a visitar los todo días ¿Sabes si cambio de idea sobre dar clases este año? Sé que el Director lo apoyaría si deci-

—¡Hermione, puedes acosarlo en el camino! ¡Tenemos que irnos ya! —interrumpió Ron tomándola de los hombros y guiándola a la puerta trasera.

—Ronald, no pasa nada porque hable con Harry un momento.

—Sí pasa, los Diggory nos están esperando para ir por el traslador.

Harry que en ese momento estaba saltando el escalón de la puerta tropezó, su cara iluminándose de color rojo, cuando sus ojos se cruzarán con los ojos grises de Cedric que esperaba junto a su padre cerca del huerto.

¿No podía Voldemort aparecer en ese momento? Mientras los gemelos y Ron reían a carcajadas, Hermione se apresuró a ayudarlo, pero Harry no podía creerlo, solo una semana atrás había estado escribiendo una carta al chico más popular del colegio, explicando de forma bastante gráfica como le gustaría montarse en su escoba.

Iba a ser una larga caminata, al menos mientras siquiera sonrojado y medio duro dentro de sus nuevos y ajustados jeans.


Ahí termina -?- El próximo capítulo esta en proceso, y al ser una historia tan ligera es sencillo de escribir ¿Les ha gustado? ¿Han visto la peli? ¿Leído la novela? Si les gusta dejen comentarios, que ayudan a que mis deditos no se cansen tanto de tipear en el cel, a que no me ponga a ver series en Netflix, ni a que YT me absorba el alma con tutariales, videos de conspiraciones y coreos de shinas.
Gracias por leer, me alegra mucho que lo hicieran. Nos leemos pronto 3
Besos~