Parejas Inesperadas.
Antes que nada, este es mi primer fanfic, y sí, elegí a Yandere Simulator como mi temática. Dejen Review para saber que piensan y tomar en cuenta sus ideas.
—BeatifullyCrxzy.
" ¿Es sólo un encuentro más, no? "
Normal Pov´s.
Quedaban exactamente diez semanas para que la escuela acabase y llegaran las ansiadas vacaciones. Todos en Akademi High School hablaban de eso, y de cierta pelinegra que se había colado en el mapa como la nueva mejor amiga de Kokona Haruka y Saku Miyu.
Sí, todos los chicos y personas en los clubes hablaban de Ayano Aishi, de un día a otro se había convertido en la chica más guapa, inteligente de la secundaria. Inclusive, se apoderaba de las fantasías nocturnas de varios chicos. Pero a ella sólo le interesaba un chico, y ese era Taro Yamada. Era un gran secreto que solamente Kokona y Sayu sabían. A pesar de esto, Ayano no confiaba en ellas de forma plena, ella no confiaba en nadie. A menudo, Kokona era expuesta ante todos. Después de un tiempo, dejó de frecuentar a su grupo, sentándose sola en la azotea. La llamaban "La bailarina en bragas" al ser descubierto su secreto. Pero por supuesto, ¿Quién sospecharía de la dulce e inocente Ayano?. A menudo, Kokona recibía visitas en la azotea de Taro, transformando a la Aishi en una bestia con sed de sangre. Pero se controlaba, ya le pagaría todos y cada uno de sus encuentros con SU Senpai.
Remontándonos al presente, un lunes cualquiera a las 6:45 de la mañana. Ayano llegó más temprano que de costumbre, no tenía mucho que hacer, y en busca de desaburrirse fue a su escuela más temprano de lo usual. Pero grande fue su sorpresa al ver únicamente a Budo Matusa, el líder del club de Artes Marciales.
—Hmp, —Bufó la chica—. ¿Acaso me estás siguiendo, eh, Budo?
El chico se acercó a ella, con las manos en sus bolsillos. Al estar frente a ella, desvió su mirada y respondió.
—¿Seguirte, yo?, ¿Porque lo haría?.
—¡Te he visto frecuentar los lugares en donde estoy siempre!, ¿Es esa suficiente prueba de que me sigues? —Se quejó Ayano, tomándolo del mentón para forzarle a ver sus ojos, perdiéndose en los ajenos por unos minutos.
Jamás lo había notado, pero Budo tenía unos ojos muy lindos , al igual que Ayano. Olvidando de a poco su pequeña discusión, se fueron acercando lentamente, cerrando sus ojos. Los gritos del subconsiente de Ayano eran inútiles ante aquella atracción. Estando ya a pocos milímetros de besarse, frotando suavemente sus labios con los contrarios, sonó el timbre de las 7:00 y todos empezaron a entrar. Ellos se alejaron rápidamente, sonrojados. Ayano corrió a la azotea, junto al trapeador y el cubo vacío, mirando al horizonte, reflexionando de que era lo que había hecho.
—Por Dios, ¿Qué estaba a punto de hacer? —Susurraba para sí misma, incrédula—. ¿Besar a alguien que no fuera Senpai, que soy yo?. Ni mucho menos con Budo.
Se calló de repente, y recordó muchas cosas de él. La forma en la que sonreía al verla y ella sonreía también; La manera en la que al pasar por afuera del club, él ponía el corazón y alma en las actividades. Las veces en las que le veía entrenar en secreto, lo cansado que quedaba y las ganas de invitarle unas sodas para refrescarlo. Sí, él era muy lindo, aparte de ser muy simpático.
Recapacitó, y se dio cuenta que ya era tarde para sus clases. Al llegar apresurada a su salón, la maestra le regañó y le dejó incluirse a las clases, en la cuál estudió un poco de todo. Al sonar las campanas de las 13:30, Ayano bajó junto a su grupo para estar frente a la fuente. Durante la plática, ella buscaba con la mirada al Matusa, sin éxito. Se decidió a ignorar su típica rutina de ir al club de cocina con sus amigas después de clases e ir al club de Artes Marciales.
Finalizando las clases, ella se fue directamente a dicho club, quedándose afuera unos minutos, viendo a Budo supervisar a sus discípulos en su arduo entrenamiento. Alto fue su sonrojo cuándo un Budo acalorado se quitó la camisa, exponiendo un cuerpo bien marcado y sudoroso. Después de unas horas, la actividad concluyó, pero no el sonrojo de la Aishi. Budo fue el último en salir, cerrando las puertas como siempre hacía, pero su rutina fue interrumpida por una dulce voz femenina.
—Oye, Budo.
El se volteó, mirando un tanto ruborizado a la chica.
—Vaya, con que es la acosadora. —Dijo, esbozando una sonrisa—. ¿Y a que se debe menudo honor?
Ayano permanecía seria, pero aún así, ruborizada.
—Quería saber, sí tu.
—¿Yo que, Ayano?
Se acercó a ella, mirándola. Por los nervios, ella se alejó hasta quedar en la pared. Budo quedó cerquísima de ella.
—Quería saber si tienes un crush.
Él alzó sus cejas, sonriendo por la pregunta.
—¡Claro!, tiene el cabello y ojos negros, es la mejor amiga de Saku y Kokona, y.
Se acercó, tomandóle las manos, quedando cerca de sus labios.
—Su nombre es Ayano Aishi.
Y entonces, la besó. Sin pensarlo, Ayano rodeó su cuello, correspondiendo a aquel beso. Por Dios, se sentía increíblemente bien. Budo sujetó sus piernas, recargándola en la pared y abrió su boca, recibiendo la de la pelinegra en la propia. Metió la suya dentro de ella, oh, Dios, ella tenía una cavidad tan suave, dulce. Sabía a cerezas. Después de unos minutos, Ayano se separó de él, ordenándose la ropa y su cabello, Budo sujetó su mano.
—Budo, no lo sé. Estoy muy confundida y-
—Sé que te gusta Taro, y lo respeto. Sólo te pido una oportunidad, Ayano.
¡Alto!, ¡¿Qué estaba pensándolo?!
Ella no debe amar a nadie más que Senpai.
O quizás, ¿Eso podría cambiar?
