KAGUMARU
Cap: 1. Deseo de libertad.
Hechos de: La Época feudal del antiguo Japón.
(Personajes de Rumiko Takahashi)
- Sesshomaru... ¡Sesshomaru! -
La voz fuerte de Irasue sonaba haciendo resonar cada campana del castillo oculto en el inframundo, buscando con desespero la presencia de su único hijo. De un tropiezo, el torpe sirviente cayó ante la mujer de cabellos plateados, disculpándose de rodillas.
-El amo Sesshomaru ha abandonado el castillo está mañana.-
De un golpe, Irasue hizo rodar al pequeño demonio, y furiosa decidió mandar a sus mejores soldados, en busca de su hijo, aquel día era importante, le tocaba elegir entre las almas, a quién lo acompañaría por el resto de los siglos reinando el inframundo. Cada uno de los soldados, bajaron haciendo una fila a la tierra, en busca del heredero, al cual encontraron a unas millas, en compañía de una pequeña niña, la cual le hacia de mensajera todas las tardes. Al sentirse descubierto, el gran demonio, decidió enfrentar a la mayoría del ejército de su madre, defendiendo como a nadie la vida de la niña.
-Aún no es momento de regresar…-
El joven Youkai era serio, siempre mantenía una posición firme, y su rostro no emitía sentimientos ni emociones. En ese instante, su comportamiento no cambió, y desenvainando su espada, eliminó a todos los soldados con un solo movimiento, dejando solo restos de polvo.
-Fascinante... Sí eso fue para impresionarme, lo haz conseguido...- La dulce voz de una joven, había sonado cerca de sus oídos, a pesar de que mantenía distancia de Sesshomaru...
Dos semanas atrás…
-Sabes que tienes prohibido volver a ver a ese demonio, tanto tu, como Kanna, están destinadas a permanecer a mi lado hasta que llegue el día de su muerte, no olviden que su corazón, ¡Me pertenece!-
La delicada princesa del viento, aún se lamentaba dando vueltas por alrededor del castillo, pensando, imaginado cada cosa, cada plan que funcionaria para lograr volver a ver a su amado. Había conocido hace ya varios días, a un demonio fuerte y valiente, desde la tarde que ambos habían compartido en el bosque cerca del lago, se había enamorado y tras cada día, luchando por su amor prohibido, su lazo crecía construyendo sentimientos sinceros entre ambos. Ahora solo podían comunicarse por notas, habían pasado días eternos de su último encuentro.
-Señorita Kagura...- La pequeña Rin, venía a las corridas, sosteniendo una sonrisa de felicidad, pero al igual, su ceño traía algo de preocupación. -El amo Sesshomaru... Le ha enviado está nota, y ha dicho que es importante.- Susurro con su voz despacio.
La princesa abrió el papel, y enseguida su rostro formó una gran sonrisa. -Gracias.. Pequeña. Ahora ve con tu madre, sí te atrapan por estos lugares, podría ser una desgracia.-
La niña corrió escaleras abajo, escapándose del castillo, debía aguardar a que la princesa tuviese una respuesta para Sesshomaru.
-¡Kagura! Anuncia el amo Naraku... Que vuestra cena está lista.- Uno de los sirvientes de su padre le advertía, Byakuya... Quién también esperaba paciente que le concedieran la mano de Kagura en matrimonio.
Aquella cena apresurada, le había impedido entregarle la nota a la niña, para anular el pedido de encuentro con Sesshomaru, sí llegaba a aparecer por el castillo, se armaría una sangrienta batalla, en la que su amor podría salir herido.
-Kagura...- La voz gruesa de Naraku sonó como eco al decir su nombre, la joven levantó su vista hacia su creador. -Ya he decidido cual será tu destino...- Tanto Kagura como Kanna, tenían un futuro incierto, ambas solo podían decidir su presente.
-Yo...- Byakuya sentado en la derecha de Naraku, tomo la palabra. -Quiero reiterar mi propuesta de matrimonio con Kagura, sé, amo Naraku, que usted solo me ve como un simple sirviente, pero puedo llegar a ser el próximo terrateniente.-
Kagura levantó la voz en ese instante, con algo de agonía. -¡No! Yo quiero casarme con quién yo ame... Deseo mi libertad.- Aún así, su voz fue callada.
- El amor... El amor es falso... Y mientras estés bajo mi poder, harás lo que yo diga. Byakuya será tu esposo...-
La joven princesa, tras su negación de pedido de libertad para casarse con quién realmente amaba, se levantó, de la mesa en silencio, y comenzó a correr hacia la oscuridad, donde el bosque le daba protección, ignorando los gritos crueles de su padre que la amenazaba sino regresaba en aquel instante. -Unos pasos mas... Unos pasos mas y encontrare a Sesshomaru..-
En aquel instante, todo a su alrededor quedó en silencio, no solo había oscuridad a su alrededor, sino que también desolación... Su corazón le presionaba en su pecho, la agonía se acercaba a cada instante, la muerte estaba llegando a ella, y solo llegaba a recordar la advertencia de su hermana menor, Kanna. -Kagura.. No desobedezcas, podría costar tu vida.- ¿Acaso el amor no lo valía? Valía dar su vida por Sesshomaru... Al tener esa visualización, solo perdió la conciencia ¿Ese sería su final? ¿Así acababa todo?
-Señorita Kagura.. Señorita Kagura..- Gritaba angustiada la pequeña Rin al ver a la muchacha caer inconsciente al suelo. A su costado, se encontraba de pié, Sesshomaru, pese a su dolor por ver casi muerta a su enamorada, su rostro no trasmitía esa angustia. Tomó a Kagura en brazos, y la ocultó dentro de una cueva de piedra, en compañía de la niña, a quién antes de partir le advirtió.
-Sea lo que sea que escuches.. No salgas de aquí.-
Así, el valiente Youkai, salió de la cabaña a enfrentar su destino, una batalla mas lo haría mas fuerte. Al adentrarse en el bosque, los siente soldados de Naraku lo rodearon.
-¡¿Donde se encuentra la princesa Kagura?! Te perdonaremos la vida, sí la regresas a su castillo.-
Fueron las palabras del comandante Bankotsu, mientras lo apuntaba con su alabarda. Sesshomaru, sin temor, sonrió con ironía, ahora que tenía a quién quería como esposa, no dejaría que se la arrebataran fácilmente. Sin decir nada, saco su espada, dispuesto a defender su vida, la de su amor y la niña. Enseguida al sentirse acorralados, los siete soldados comenzaron su ataque, y antes un descuido del demonio, Jakotsu, el menor de los siete, le hirió un brazo, pero esa herida, era insignificante para el heredero del trono del inframundo.
-Amo Sesshomaru.. ¡Amo Sesshomaruuuuu!- La niña apareció gritando, buscando ayuda, ahora Kagura comenzaba a agonizar, y la menor no podía hacer nada para ayudarla..
-¡RIIIIN!-
Los gritos del demonio no fueron suficiente.. La pequeña cayó herida, casi sin vida, cortada por la espada de Bankotsu, aprovechando que los demás soldados, ponían prisionero a Sesshomaru que el por su parte, utilizando la fuerza y veneno de sus garras, se liberó acabando con la vida de tres de sus enemigos.
-Muy bien... Demonio... Tu no perteneces a este mundo, espero que entiendas eso.-
Una voz desde el cielo, hablaba, en cuanto el Youkai levantó la vista, logró visualizar a un hombre de cabellos largos, Byakuya, quién en sus brazos sostenía el cuerpo de Kagura inconsciente, antes de que Sesshomaru pudiera seguirlo, el desapareció, con los soldados que aún quedaban con vida.
En la oscura soledad, Sesshomaru tomó el cuerpo ya sin vida de la pequeña Rin, para llevarlo a un lugar seguro, así, le devolvió su vida, moviendo su Tensaiga, la cual cortaba a los secuaces del inframundo, quienes venían por su alma.
-Amo... Amo Sesshomaru... Se llevarán a la señorita Kagura.- Susurró Rin al abrir nuevamente sus ojos, y encontrarse con el rostro celestial de su amo. El por su parte, acarició su mollera, respondiendo despacio.
-Duerme Rin.. Ya estás a salvo...-
