N/A (1): Mi imaginación ha llegado a límites insospechados con respecto al yaoi. Después de que vi algunas imágenes no pude evitar imaginármelo. Así que aquí traigo la versión que tanto quería escribir… por otro lado absténganse de criticarme o insultarme por el tema del mismo. Si no te gusta con respeto te pido que te retires y hagas como si nunca lo hubieras visto. Pero si te gusta léelo y coméntamelo atreves de un comentario que te pareció.
Advertencias:
¡Homo fóbicos huyan! Esto es Slash sino te gusta fuera. Estas advertido. Basado en la película de Walt Disney El jorobado de Notre Dame. Si no quieren que sus infancias se arruinen salgan de esta pestaña. Puede que haya cosas que no estaban en la película.
Género:
Romance, Drama, Un poco de Angustia, Confort, Humor, Violencia Regulada.
Pareja:
[Febo x Esmeraldo]
Resumen:
Nunca espero enamorarse de un gitano. Y menos de un hombre... [Yaoi]
Aclaraciones
Ciertas cosas deben ser mencionadas para que no queden dudas en la historia. Los personajes son:
Esmeraldo (Esmeralda): Obviamente está basado en el personaje femenino de la película. Si alguien quiere ver su apariencia no dude en ir a mi perfil donde podrás encontrar un enlace que te llevara a una de las imágenes para que puedas visualizar como seria en esta versión.
Fedo: Nuestro guapo caballero de brillante armadura dorada. Sigue siendo el mismo que la película.
Quasimodo: Es el mismo de la película. No he hecho cambio en ellos solo en esmeralda que ahora es hombre. Básicamente serán los mismos sentimientos.
Todo se basara en la película, algunas cosas claramente van a cambiar. Pero la mayoría quedara en su lugar.
Disclainer:
Obviamente los personajes y la historia no me pertenecen, como tampoco las canciones, sino a Walt Disney y sus respectivos creadores.
Si hay errores perdonen pero no tengo Beta.
Prologo
"(…) A veces no hay segundas oportunidades… a veces es ahora o nunca"
—Anónimo
No podía respirar. Cada bocanada de aire traía a sus pulmones el humo negro de la hoguera. Sus ojos estaban brillosos debido a las lágrimas que en ellos habían aparecido, no debido solo al humo. Tenía miedo por primera vez en su vida. Pero prefería morir antes de que el pusiera un dedo en su cuerpo…estaba empezando a adormecerse, ya no podía respirar, su vista comenzó a desdibujarse.
Y entonces solo vio oscuridad…
Ya las campanas despiertan parís resonando en Notre Dame
Anuncian que hay pesca y que hay pan otra vez resonando en Notre Dame
Las más grandes revientan cual trueno y las pequeñas su canto nos dan
Campanas que encierran el alma de todo parís
Sonando en Notre Dame…
—Porque como saben ellas no doblan solas
— ¿A no?
—No, No amigo. Halla en el obscuro campanario vive el misterioso campanero.
— ¿Quién? ¿Qué?
— ¿Cómo es que llego haya?
— ¿Cómo?
— ¡Silencio!—las risas de los niños resonaron al golpear el títere—Clopan, lo sabe todo…
Es la historia de un hombre y un monstruo…
"El Jorobado de Notre Dame"
Capítulo I
"(…) El único bufón que veo aquí, eres tú…"
—Esmeraldo
Maldito mapa
Si tan solo supiera exactamente donde estaban con exactitud. Sin pensarlo arrugo el mapa y lo desecho sin una segunda mirada.
—Dejas la ciudad por un par de décadas y lo cambian todo.
Comento a su acompañante—su corcel blanco— el cual solo rodó los ojos a la tontera de su dueño.
Observo a los alrededores, tratando de pedir indicaciones para llegar al palacio de justicia más los guardias que pasaban ninguno le daba ni siquiera una mirada. No pudo evitar sentirse ofendido, lo habían hecho regresar de la guerra y ni siquiera le daban una dirección—Al parecer deberemos buscarlo nosotros mismos.
Comenzó a caminar entre la gente viendo todo lo que se había perdido durante su ausencia. La gente parecía feliz y había muchas decoraciones en la calles.
El sonido de una pandereta y una trompeta le llamaron la atención.
Una pequeña cabra—con un aro en la oreja derecha— estaba haciendo acrobacias, sonrió a los movimientos, saco unas monedas de oro depositándolas en el sombrero violeta que se encontraba a unos pasos.
Al levantar la mirada se vio observando los ojos verdes más vivos que se había encontrado, los cuales resaltaban en la tez morena junto a los cabellos negros del joven—el cual se encontraba tocando la pandereta— mientras hacía movimientos con su cuerpo y sus manos. Llevaba un aro en la oreja izquierda—al igual que la cabra— más un conjunto de pulseras en cada muñeca a juego con la única que tenía en el pie derecho, tenía una camisa blanca mostrando parte de su torso a conjunto con un pantalón violeta oscuro y finalmente un pañuelo lila colgaba de su cintura con bordados dorados y terminaciones redondas. Todo en el gritaba gitano pero no podía negarlo el chico era hermoso y su vestimenta solo servía para resaltarlo.
La sonrisa pícara que surgió de los labios del joven lo volvió a la realidad, dándose cuenta que se le había quedado viendo demasiado tiempo.
Un silbido proveniente de un niño que estaba en la pared sirvió para que dejaran de tocar inmediatamente mirando para todos lados. El rubio sabía que por su actitud estaban por huir. La cabra agarro el sombrero y sin más comenzó a correr siguiendo a los dos jóvenes pero al haberlo agarrado mal este comenzó a perder monedas.
El ojiverde regreso a ayudar al pequeño animal a recoger las monedas que se habían regado por la calle. Solo pudo agarrar algunas cuando dos guardias aparecieron frente a él.
—Bien gitano, ¿De dónde has conseguido estas monedas?
El hombre con bigote trato de arrebatarle el sombrero pero fue más rápido y lo esquivo.
— ¡Lo he ganado!
—Los gitanos no ganan el dinero
El otro guardia sujeto al muchacho de los hombros para que no escapara. Dándole tiempo a su compañero para agarrar el sombrero, más el joven no lo soltó.
—Lo roban—ante esas palabras el rubio pudo ver el enojo y la furia subir en el rostro del pelinegro.
—Vosotros si sabéis mucho de robos.
El chico seguía jalando del sombrero que el mayor—con bigote— había agarrado.
—Revoltoso ¿he?
Al parecer el pelinegro había tenido suficiente del tira y afloja ya que simplemente levanto el pie derecho dándole una patada en la cara al soldado el cual termino por soltar la carga. La pequeña cabra que estaba con el joven sin dudar se precipitó a la pantorrilla del único soldado que quedaba en pie. Logrando deshacerse de ambos.
Febo observo como pasaron corriendo por su lado. Desgraciadamente los guardias se recuperaron rápido.
— ¡Vuele aquí gitano!
Sin pensarlo atravesó su caballo delante de los dos guardias para que no persiguieran al gitano, provocando una inminente colisión, mandando a uno al charco de barro que estaba allí.
—Aquiles, siéntate.
Y el caballo obedientemente se sentó, aplastando inevitablemente al pobre hombre. Las risas de los aldeanos resonaron por los alrededores.
— ¡Cuanto lo siento! — Estaba seguro que el sarcasmo aunque no muy notable se podía sentir—Caballo desobediente, malo, malo— hacía señas a su compañero como si lo estuviera reprochando, se apoyó casualmente en la silla de montar observando con gracia al hombre tumbado bajo el corcel— Es que no puedo sacarlo a ningún lado, nunca me hace caso
El rubio no se dio cuenta pero unos pasos más alejados—tras una pared—el joven que había ayudado sonreía en su dirección antes de darse la vuelta y desaparecer.
—Te daré una lección campesino—sacando una daga.
No se inmuto e inmediatamente extrajo de su vaina su espada apuntando a la garganta del oficial.
— ¿Decía usted teniente?
Al parecer sus palabras lograron que el hombre comprendiera a quien había estado amenazando. Miro hacia ambos lados tratando de buscar una escapatoria a su comportamiento. Finalmente llevo su mano a su frente para hacer el saludo a su superior.
—C-Capitán... ¡A sus ordenes señor!
Dejo caer su espada y en el proceso corto un poco el bigote del soldado que aun seguía debajo de su compañero.
—Se que tienen problemas pesados pero, ¿Dónde está el palacio de justica?
Unos minutos después se vio escoltado por ambos tenientes, que alejaban a la gente gritándoles.
—Abran paso al capitán
La ciudad había cambiado demasiado. Incluso los soldados que deberían ser neutrales con el pueblo parecían todo lo contrario.
Se detuvo un momento al ver varias monedas en el suelo y se inclino a recogerlas. Miro a su alrededor y vio una figura cubierta por una capa desgastada. No lo pensó mucho y se acerco dejando caer las monedas en el pequeño sombrero que estaba en el suelo.
Sin más continuo su caminata para alcanzar a los soldados.
—Vamos Aquiles
Espera cambiar algo mientras estuviera aquí.
No percibió los ojos verdes que lo observaban marcharse.
—X—
El palacio de justicia era una impresionante obra. Seguía igual, al parecer eso era el único lugar que no había cambiado desde su partida.
—El juez Frollo se encuentra en las mazmorras
Simplemente continúo hacia el lugar que le dijeron, ya que conocía el lugar desde antes, cuando recién comenzaba con su carrera de caballero.
Al abrir la última puerta de madera que lo separaba de las mazmorras se encontró con el claro sonido de los látigos y los quejidos del hombre que estaba apresado también.
—Alto
Inmediatamente reconoció al juez Frollo por lo que le habían dicho sus compañeros un hombre e. Al parecer este estaba dando indicaciones sobre como aumentar la tortura de la víctima. Se puso serio y firme como era su costumbre cuando volvió su vista a él.
—Ha, este es el intrépido capitán Febo que vuelve de la guerra
—Listo para entrar en función señor
Observo cómo el juez Frollo camino a su alrededor evaluándolo. Una incomodidad se instalo en la parte trasera de su mente había algo en su instinto sobre ese hombre que no le llegaba a agradar del todo.
—Su fama en el servicio lo precede. Espero lo mejor de un héroe de batalla de su época.
—Y lo tendrá señor, lo garantizo.
Y lo haría, solo daba lo mejor siempre a quien sirviera. La guerra había sido cruda y sus métodos no fueron los mejores en el campo de batalla. Los sentimientos y remordimientos se dejaban a un lado cuando uno entraba en el ejército.
—Si le diré… mi último capitán de la guardia fue un poco decepcionante para mí.
Entendió la ligera amenaza por lo que era y el grito de la victima siendo torturado sonó como dándole mas énfasis a lo que el juez decía.
—Bien no importa. Estoy seguro que cumplirá al pie de la letra.
Miro brevemente hacia los costados antes de seguir al juez el cual había comenzado a caminar.
—Gracias es un tremendo honor señor.
Si bien las palabras eran parte verdad aun no estaba de todo seguro que había hecho al responder la solicitud de volver.
Fue guiado a la parte superior de Notre Dame donde tenía una magnifica vista de todo a su alrededor. Las casas, las personas incluso llegaban algunos sonidos de fiesta.
—Ha venido a parís en su momento más oscuro capitán. Se requiere mano firme para salvar a los débiles de ser engañados.
Retomo la atención al hombre frente a el que comenzó a explicar cosas y contarle lo que estaba pasando en parís. Aunque no pudo evitar preguntar…
— ¿Engañados?
—Vea capitán
La clara orden y la mano contraria señalándole hacia un punto debajo de ellos fue lo que lo llevo a observar lo que con tanto fervor parecía molestar al juez.
Una pequeña multitud se había congregado en uno de los caminos y se podía escuchar una suave música y como varias personas bailaban aunque desde esta altura no era fácil reconocer los rostros.
—Gitanos
La forma que fue pronunciada esa oración fue de desprecio puro.
—Los gitanos viven fuera del orden, sus prácticas paganas despiertan los bajos instintos de la gente y eso...—Se detuvo abruptamente al ver como el juez se daba la vuelta mirándolo fijamente y con su puño cerrándolo— Debe acabar.
No pudo evitar sentirse enojado. ¿Había sido llamado para esto? De verdad. ¿Había dejado a sus compañeros solo para acabar con personas que por ser gitanas según el juez vivían fuera del orden?
— ¿Y me llamaron de las guerras para capturar adivinos y brujas?
Supo que su tono de enfado se noto y no se sintió preocupado después de todo esa era su intención.
Su hombro fue sujetado y girado hacia donde seguían estando los gitanos despreocupados de el dedo señalador del juez.
—La verdadera guerra capitán ante sus ojos se despliega.
—Durante veinte años me he encargado de los gitanos uno por uno…—Febo vio con incredulidad disimulada como al decir esas frases Frollo mataba con su dedo las hormigas que estaban en frente de ellos— Y pese a todo mi éxito se han multiplicado.
El juez como si fuera común saco el pedazo de mármol donde estaban las hormigas revelando muchas más debajo, se acerco un poco para observar como las hormigas comenzaron a alborotarse.
—Creo que tienen un refugio secreto entre los muros de esta ciudad… lo llaman "La corte de los milagro"— la obvia gracia sobre el nombre resonó en la voz del juez.
— ¿Y que haremos al respecto señor?
Pregunto finalmente al punto el cual quería llegar el contrario, aunque tenía una ligera sospecha de ello.
En vez de responderle el hombre sonrió y bajo con fuerza el pedazo de mármol dado vuelta aplastando con éxito a las hormigas que anteriormente vivían allí.
—Lo plantea usted muy claramente señor
Aniquilaros
Si alguien pensaba en lo contrario estaban equivocados. La forma de hablar de juez y sus para nada necesarias demostraciones con hormigas habían hecho claro para que estaba el de nuevo en Paris.
—Usted me agrada capitán Febo—le coloco una mano en su hombro como felicitándolo por agradarle— Vamos…
Al parecer iban a continuar con la charla pero fueron interrumpidos al sonar un fuerte estruendo. La cara de Frollo adquirió clara molestia con el bullicio que se había levantado de pronto y con un suspiro de cansancio comento.
—El deber…. ¿Ha presenciado un festival campesino capitán?
—Recientemente no señor.
—Le resultara toda una experiencia para usted venga— el mayor se giro y comenzó a caminar.
Al parecer debería asistir al festival. No lo demostró pero tenía curiosidad, desde chico no presenciaba un festival.
Pero una parte de su mente se quedo preocupada por el motivo de su vuelta a Notre Dame se dijo que tal vez no había sido una buena idea ser llamado de nuevo a Paris como pensó de un principio.
—X—
Las canciones resonaban en el aire y la fiesta era clara. Febo no pudo evitar sonreír al ver ya algunos hombres borrachos.
Los colores contrataban unos con otros y la gente disfrazada estaba en todos lados. Y una vez que el juez se sentó todo estallo.
Una vez al año hay fiesta en la ciudad
Y parís se vuelve loca de verdad
Cada hombre es un payaso en libertad
Y un payaso hoy va a ser el rey
Febo no pudo evitar sonreír de medio lado al ver como todos cantaban la misma canción y la persona que llevaba las riendas de todo molestaba a quien se le cruzara en medio.
Hoy el diablo el que mueve nuestros pies
Porque en este día todo es al revés
Y en la fiesta nadie es nadie si no es bufón
Todo al revés
Por el rabillo del ojo vio al juez quitarse los papeles de colores que habían caído sobre su túnica y la mirada de fastidio aun seguía en su rostro.
— ¡Ven hoy! ¡Ven ya! — Su atención fue llevada de nuevo al hombre que claramente era un gitano, al parecer estaba por presentar algo ya que estaba en el escenario—Vean con mucha atención la más bella aparición… ¡Viene el a bailar!
Las ovaciones alcanzaron un fuerte nivel.
Clopan desapareció—con un fuerte chasquido— en el momento que su pie toco el escenario, y dentro del humo rosa apareció un bailarín.
Los silbidos y aplausos no se hicieron esperar. Los movimientos del muchacho eran rápido y ágiles convirtiéndolos en un danza.
El gitano bailaba moviéndose al ritmo de la música, sacando aplausos de la gran multitud que se encontraba en la plaza y estaban hipnotizados viéndolo bailar. A pesar de ser un joven sus movimientos eran precisos y fluidos, sin duda y sin miedo.
Febo no pudo evitar parpadear al ver al chico que había visto algunas horas atrás. Su vestimenta había sido remplazada por solo un pantalón color rosa apretado y un pequeño saco que dejaba ver completamente su torso, en su frente tenía una pequeña diadema dorada que entonaba con las partes doradas del traje. Si no hubiera estado detallando lo que usaba el chico claramente habría visto la cara de sorpresa del juez Frollo.
Esmeraldo, ese era el nombre del joven, no pudo evitar pensar que el nombre entonaba con él en una forma única.
—Vea usted capitán que repugnante—la voz del juez lo despertó de su letargo.
—Si señor
El rubio no creyó que la falsedad se notara en sus palabras. Ya que a pesar de ser hombre no podía evitar mirar la belleza del gitano que bailaba y las ovaciones del público solo fortalecieron esa verdad, a nadie le importaba que fuera un hombre y no una mujer.
De un momento a otro Esmeraldo se encontraba sentado en uno de los apoyabrazos de la silla donde Frollo estaba sentado. El ojiverde le sonreía y con un pañuelo rosa—con detalles dorados— era pasado por todo el cuello del juez acercándolo como si lo fuera a besar. Y con la misma rapidez que se había acercado se alejo de juez tapándolo con su propio sombrero y haciendo una inclinación de broma.
La risa del público aumento al ver como el juez era engañado por el joven. La cara roja de ira de su jefe era muy notable para quien lo viera.
Esmeraldo volvió al escenario y termino con una acrobacia muy elegante. El rubio no pudo evitar mirar la sonrisa deslumbrante del chico. Por un segundo el ojiverde lo miro sorprendidos unos segundos y una mirada coqueta se poso en su cara.
Parpadeo pero ya el chico no lo miraba, no sabía si había sido su imaginación.
—Ahora damas y caballeros… ¡Ha llegado el momento que todos esperando estáis!
Al parecer Clopan había vuelto al escenario y se había puesto a mirar para todos lados como si buscara algo.
— ¡Al más tonto hay que coronar!
Y mientras cantaba iba mirando a todos los disfraces y mascaras, para elegir al ganador del festival. Febo no prestaba atención a lo que pasaba a su alrededor sino que seguía mirando disimuladamente al joven que seguía en el escenario como ayudante del gitano que estaba abajo.
Los candidatos a ser el rey fueron varios pero Esmeraldo y la pequeña cabra que recién había notado estaba a su lado iban sacando las mascaras para ver lo que había debajo de ellas. Al no cumplir los requisitos eran sacados del escenario por la pequeña cabra. Habían llegado al último cuando no pudo evitar fruncir el seño al ver que el joven gitano tiraba pero se alejo sin ninguna mascara. Al parecer no fue el único que lo noto.
— ¡No es una máscara!
— ¡Es su rostro!
— ¡Es horrible!
Los susurros comenzaron en toda la plaza. Los jadeos horrorizados se elevaban cada vez mas.
—El campanero de Notre Dame
El rubio había escuchado historias sobre ello pero no había prestado atención ya que no las creía ciertas. No pudo evitar fruncir el ceño ante la reacción de la gente.
Al parecer el campanero se comenzó a asustar porque se tapaba toda la cara.
— ¡Damas y caballeros tranquilos buscábamos el rostro más feo de Paris! ¡Y aquí esta!
La gente miraba raro al gitano que se hacía llamar Clopan el cual solamente continúo con la coronación como nada.
— ¡Quasimodo! ¡El jorobado de Notre Dame!
La gente al parecer había tomado de nuevo la alegría de la festividad y Febo se relajo al ver que el incidente no había pasado a mayores. Al parecer la gente no era tan juzgadora como pensaba.
Se pregunto si el chico conocía al juez ya que este lo saludo cuando era alzado por la gente y llevado al trono en otro pequeño escenario mas la mirada de Frollo era de enojo puro.
Pero la fiesta cambio en solo unos segundos al ver que la gente agarraba cosas para lanzar. Febo vio con consternación como la gente de la plaza comenzaba a tirar tomates al pobre joven que al ver lo que hacia la gente quiso escapar pero se resbalo cayendo de nuevo en la ruleta donde había sido dejado segundos atrás.
Las risas de la gente se habían elevado a altos nivel que se reían del sufrimiento ajeno.
El campanero se levanto de nuevo e intento otra fuga pero al parecer la gente no lo dejaría.
— ¡A dónde vas jorobado la fiesta acaba de empezar!
Una cuerda fue lanzada en dirección al joven y se deslizo en su cuello sujetándolo fuertemente volviéndolo a volcar. A esa sola soga más se le unieron restringiendo efectivamente a su víctima.
El chico estaba claramente asustado, mirando a todos lados mientras estaba atado sin posibilidades de moverse. Febo no pudo evitar hablar, no podía quedarse quieto cuando una persona estaba sufriendo frente a él.
—Señor, su permiso para detener esto.
—Un momento capitán una lección debe ser aprendida—la sonrisa del rostro le provoco un aumento de ira aunque se abstuvo si lo hacia las cosas no terminarían bien.
Sus puños se volvieron blancos al ver como el joven campanero miraba en la dirección de Frollo pidiendo por ayuda mas este solo sonreía. Su autocontrol se estaba deslizando lentamente y dudaba que pudiera aguantar unos segundos más viendo ese acto frente a sus ojos.
Las risas pararon antes de que pudiera abrir la boca y varios jadeos se escucharon en la multitud. Se encontró con una rara imagen frente a él, una persona estaba subiendo lentamente a ayudar al joven atado.
Esmeraldo—que ya no tenía su ropa de baile sino como lo había visto la primera vez— se agacho lentamente a la altura del joven y se desato de una de sus muñecas un pañuelo que posteriormente utilizo para limpiarle la cara al campanero. Al parecer algo le estaba diciendo pero no era capaz de escuchar desde esta lejanía. Sin embargo el momento se corto cuando el juez hablo.
—Tu gitanillo baja de ahí inmediatamente
—Si su señoría— el claro tono de burla resonó en la silenciosa plaza— en cuanto libere a esta pobre criatura.
— ¡No te atrevas!—respondió
Sin una sola mirada más al juez el joven comenzó a romper las sogas con una daga que había sacado de su ropa. Las exclamaciones de asombro se escucharon por la plaza, al ver que le llevaba la contra al hombre más poderoso de Notre dame.
—Como osas desafiarme
Y de pronto los ojos más verdes que había visto, fueron clavados con tanta intensidad sobre el juez…. Que Febo mentalmente agradeció de no ser el blanco del odio hacia donde esos hermosos ojos eran dirigidos.
— ¡Lastimas a este chico de la misma forma que maltratas a mi pueblo! ¡Pregonas justicia pero eres cruel con los que más necesitan tu ayuda!
La plaza había quedado en silencio.
— ¡Silencio!— Febo observaba como el juez comenzó a irritarse.
Pero el chico no pareció que le importara
— ¡Justicia!—grito levantando una de sus manos sin quitarle la mirada al juez.
Sin más Esmeraldo ayudo completamente al joven a su lado a levantarse.
—Gitano escucha mis palabras, tú pagaras esta insolencia.
—Creo que coronamos al bufón equivocado— esmeraldo se agacho en una fingida reverencia y al levantarse de nuevo tenia la corona que le habían puesto a Quasimodo —el único que veo aqui ¡eres tú!
La corono fue arrogada y cayendo frente al juez. Las carcajadas estallaron en la plaza mientras que la cara de Frollo se lleno de furia.
—Capitán Febo arréstelo
Cuando su nombre fue nombrado no tuvo otra opción que llamar a sus hombres y cumplir con lo que le habían pedido.
Al parecer al chico no le importo verse rodeado porque miro a cada uno como si los contara.
—Déjenme ver si lo entiendo diez de ustedes contra mi—comento el ojiverde señalándose, su cara se torno preocupada, puso una de sus manos en su frente como pensando y hablo con vos triste—Y ahora que voy a hacer…Esto no es justo…—de un momento otro la mirada preocupada se torno una picara y de su ropa saco un pañuelo— ¡Para ustedes no lo es!
Y simplemente como si estornudada desapareció en un montón de polvo rosa.
La cara del juez se torno sorprendida y dio varios pasos hacia atrás.
—Brujería
— ¡Muchachos por aquí!
La voz conocida resonó en oídos de Febo y se sorprendió al verlo sobre el lugar donde estaba el juez.
—No podía irme sin saludar a nuestro querido juez Frollo
Y supo que algo pasaría al ver la clara sonrisa en el chico.
El juez se encontró con la cara llena de tomate. El joven había bajado de un salto y tirado el mismo un tomate en su cara.
Al ver que la guardia se acercaba corrió. Los gritos de alegría de la multitud sonaron. Esmeraldo dio una pequeña reverencia y estaba vez estaba seguro que el chico le guiño un ojo antes de que este fuera tapado por Clopan. Segundos después alejo la manta que había utilizado para ocultarlo y ya no estaba.
—Ups... se esfumo.
Fue simplemente lo que dijo el gitano. Y los aplausos resonaron en todo el lugar.
Su corazón golpeteaba en su pecho. El chico había escapado. Y solamente se preguntaba ¿Por qué su corazón estaba tan agitado?
Fin de Capítulo I
N/A (2): Espero que les agradara la idea. Este episodio fue del punto de vista de nuestro sexy caballero. Dejen comentarios que no cuesta nada. Si hay que hacer correcciones no duden en decírmelas, pero de buen modo es lo único que pido.
Si has llegado hasta aquí solo tengo que decirte ¡Gracias por leer!
MiuBelle
