Capitulo 1

Primer beso

Era un día de primavera en Odaiba y dos niños de 11 años estaban jugando juntos en el parque.

La niña corría de un lado para el otro con un balón de fútbol, mientras que su amigo se limitaba solo a seguirla.

- ¡Yamato ni siquiera lo estas intentando!- grito la niña pelirroja, un poco enfadada ya que el juego se estaba tornando aburrido.- ¡Mi abuelita corre mas rápido que tú!

- ¡Sora que ya te dije que yo no quería jugar fútbol!- le grito el niño rubio a su amiga –No puedo ensuciarme. La otra vez papa se enojó conmigo por regresar sucio ¡y me hizo lavar todo el cesto de ropa!

Tal vez eso era una pequeña mentira. Yamato en realidad no quería jugar porque había descubierto hace unos pocos días el gel para cabello, lo había probado y se veía tan bien con su nuevo look que no quería arriesgarse a que se eche a perder por sudar y llenarse de polvo. Se puede decir que había empezado su pequeña obsesión con su cabello.

Sora había notado que su amigo lucía diferente desde hace unos días, en realidad su cabello se veía más sedoso y brillante, pero no le dió mucha importancia. El rubio siempre había sido muy guapo y su cabello era como el de una estrella de cine, al menos eso era lo que ella pensaba.

- ¡Ay no seas llorón! ¡No es mi culpa que tengas tan poco equilibrio! ¡Quién iba a pensar que si corrías por más de dos metros te ibas a estampar contra el piso!- gritó la pelirroja.

-¡Eso fue una sola vez! ¡Y ya me cansé de jugar!-dijo el rubio cruzándose de brazos.

La niña iba a gritarle de nuevo a su amigo, pero de pronto apareció en medio de ellos un niño de su misma edad con cabellos castaños muy alborotados que los interrumpió.

-¡Hola Sora! ¡Yamato!- dijo el moreno mientras esbozaba una gran sonrisa- ¿Cómo están?

-¡Hola Tai!- contestó la niña- Que bueno que viniste, el juego ha sido muy aburrido sin ti. Yamato sólo se queda parado en la mitad de la cancha.

-¡Que ya te dije que no puedo correr!- estalló el pequeño rubio-¡Y que bueno que ya llegó Tai porque ahora si me puedo ir!

-¡Nadie te pidió que te quedaras!- dijo enfadada la niña de cabellos rojos- ¡Ven Tai, vamos a jugar!

-¡ADIVINEN QUIEN TIENE NOVIA!- gritó tan fuerte el castaño que casi deja sordos a sus amigos, por lo visto había estado conteniéndose para no decirlo antes - ¡Pues yo! – terminó de decir con una sonrisa de oreja a oreja.

-¡¿QUE?- gritaron el rubio y la pelirroja al mismo tiempo. Parecía como si sus ojos fueran a salirse de sus cabezas por la sorpresa. Tal vez un poco más los de la pelirroja.

-¿Pero cómo?- dijo la niña con una voz baja - ¿Quién es?

-La verdad no se cómo a alguna niña le puede gustar ese montón de pelos que tienes en la cabeza Tai. Debe estar muy ciega- dijo el pequeño rubio haciendo cara de asco.

-¡Cállate! Ella no es ciega. Y además somos oficialmente novios porque nos besamos bajo el árbol de Sakura. Es Akane. Seguro que un día podemos jugar todos juntos. Ya me tengo que ir, dijo que me iba a llamar por teléfono. ¡Adiós!

Ahora si que el rubio no se lo podía creer. Ese muchacho con la mata de pelo había besado a una chica antes que él. No es que deseaba hacerlo en un tiempo cercano pero siempre supuso que él seria el primero en tener novia de todos sus amigos, después de todo había comenzado a notar que algunas niñas se le quedaban viendo embobadas en la escuela, así que eso lo ponía en la delantera. Bueno a excepción de Mimi, una de las amigas de Sora que también se había vuelto buena amiga de él, ya que era la novia de un niño de 12 años.

Yamato se había quedado pensando tan profundamente que no se percató de cuando Sora había empezado a llorar. Cuando se dió vuelta la vió ahí parada, con la cabeza gacha, temblando ligeramente mientras unas lágrimas caían por sus mejillas. No sabía por qué pero al verla así sintió unas terribles ganas de abrazarla.

-¿Sora? ¿Estás bien?- Poco a poco el pequeño rubio se fue acercando hasta que llegó a ella y con sus manos levantó muy despacio la cabeza de la niña. –Sora mírame ¿Qué ocurre?- dijo con preocupación.

- No lo sé. Es que… no te puedo decir esto- dijo la niña mientras más lagrimas caían de sus ojos. Después de unos minutos de tratar de calmarse la pelirroja tomo aire y volvió a hablar –Es que desde que Mimi me contó sobre su novio Michael y de su primer beso yo pensé…- la chica seguía gimiendo en un intento por aguantar las lágrimas- yo pensé que mi primer beso iba a ser con Tai. Pensé que tal vez el me quería. Por favor no se lo digas a nadie.

Al ver como seguía llorando su amiga, el pequeño Yamato sólo la abrazó y Sora se sujetó fuerte de él mientras más lagrimas seguían cayendo. No era algo normal ver a su amiga así, triste y peor aún llorando. Ella siempre estaba alegre y con ganas de jugar, aunque a veces solía ponerse un poco mandona. Sora era una chica fuerte, siempre ayudaba a los demás, incluso a él cuando sus padres se divorciaron. A pesar de que se portaba frío y distante, ella nunca lo dejó. Normalmente era la pelirroja la que consolaba a los otros no al revés.

¿Desde cuando a Sora le gustaba Tai? ¿Y peor desde cuando a él le daban escalofríos y empezaba a sentir un hormigueo en los pies cuando abrazaba a su amiga? No es como si nunca se abrazaran, él siempre lo hacia después de que ella ganara un partido o ella lo hacía cuando les tomaban una foto. Bueno ese no era el punto, tenía que ayudar a su amiga ahora.

- Tranquila. Ya no llores. Se que debe ser duro para ti esto. Pero tranquila, ya verás que todo va a estar bien después.

El pequeño acariciaba la cabeza de su amiga hasta que ella dejó de llorar, luego fueron a sentarse en una de las bancas del parque.

Se quedaron en silencio sentados mirando el horizonte. Yamato no decía nada y Sora se voltió para verlo.

-Gracias Yamato. Por ser tan bueno conmigo, yo te grito y tú me ayudas. Eres un buen amigo.- término la frase con una pequeña sonrisa. –Y no te preocupes, no te voy a volver a contar nada personal para que no te sientas incómodo.

La pelirroja ahora si estaba sonriendo. Sabia que a Yamato no se le daba bien eso de los sentimientos, por eso apreciaba tanto lo que había hecho por ella. Poco a poco fue acercando su mano a la del rubio para entrelazarlas.

El chico se sorprendió a ver como Sora tenia su mano sobre la de de él. Empezaba a sentir un calorcito especial dentro de su pecho y lo único que hizo fue apretar más la mano de la pelirroja.

La niña se sorprendió por la acción de su amigo y un pequeño sonrojo se posó en sus mejillas.

-Sabes nunca había pensado con quién sería mi primer beso. Solo sé que tiene que ser alguien genial y linda- dijo el rubio clavando la mirada en la pelirroja.

Sora se sintió rara cuando Yamato la miró así. Sentía como pequeñas maripositas empezaban a moverse en su estómago. Era como en las películas. ¿Pero por qué con Tai no sentía eso?. Se suponía que le gustaba, debía sentir eso, ¿no? Todo era muy extraño para ella.

-Bueno creo que simplemente suponía que mi primer beso sería con Tai, porque siempre estamos juntos. Pensé que le podría haber gustado.

La chica estaba apenada de contarle estas intimidades a su amigo. Existía confianza entre ellos, sí. Yamato incluso le contó sobre sus problemas con sus padres y ella también, pero nunca habían hablado de este tema.

Para el rubio tampoco era normal hablar de sus sentimientos con nadie, en especial con una niña, pero con Sora era diferente. Sentía que podía confiar en ella, así como ella confiaba en él.

-Sería un tonto si no le gustaras, eres muy bonita, más bonita que todas las niñas de nuestro salón, más que Akane.

Luego de darse cuenta de lo que dijo, el rubio se sonrojó terriblemente y Sora también.

-Es decir eso es lo que pienso, bueno eso piensan algunos chicos del instituto. Si jeje.

Yamato estaba totalmente nervioso. Sora solo rió muy bajito al ver a su amigo en ese estado.

-¿En serio crees que soy bonita?- dijo la chica con la cara agachada sin atreverse a mirar al rubio.

Esa pregunta tomó totalmente desprevenido al rubio. Y si pudiera ser posible que se pusiera más rojo le contestó.

-Si, claro. Eres muy bonita Sora y también muy inteligente. Eres genial.

El chico tampoco podía mirarla. Esperen un momento, ¿Bonita y genial? Sora era linda y genial, tal vez por eso le gustaba tanto. Vaya, en serio a Yamato le gustaba Sora. Al pensar en eso volvió a sonrojarse. La pelirroja lo vió y pensó que se veía muy guapo así.

-Tú también eres muy lindo Yama. Y eres genial también- dijo la chica finalmente mirándolo y dándolo una de las sonrisas más dulces que Yamato había visto jamás.

El corazón del rubio empezó a latir muy fuerte y Sora estaba totalmente roja por lo que había dicho, prácticamente se le había declarado a un chico.

-Sabes Sora no quiero crecer y besar a cualquier extraña, me gustaría que mi primer beso fuera especial, algo que recuerde siempre, con alguien que yo quiera- dijo el pequeño rubio mirando directamente a los ojos de la niña.

Sora estaba hipnotizada. Esos ojos azules, que tanto le recordaban el cielo, la tenían atrapada. Tal vez todas esas novelas románticas que veía por la tarde con su madre le estaban empezando a afectar el cerebro. Ella simplemente no quería moverse de ese lugar y sentía como si no pudiera respirar.

Yamato estaba decidido, ese día daría su primer beso y con quién más que Sora, la niña más bonita para él.

Poco a poco se fue acercando hasta que estuvo a unos pocos centímetros de los labios de la pelirroja. Ella cerró los ojos, lo había visto en todas la películas, ese era el momento en el que los protagonistas se besaban. Esperó con ansias hasta que sintió los labios del rubio contra los suyos.

Solo fue eso, un roce de labios, tan dulce y puro, que hizo que Yamato se sintiera en las nubes como si de repente fuera el niño más feliz del mundo.

Sora sentía que flotaba. Había pensado que su primer beso seria increíble, pero esto era mil veces mejor. Veía estrellitas y fuegos artificiales por todos lados. Tenía ganas de gritar de felicidad. Era perfecto.

Ambos abrieron los ojos para encontrarse totalmente sonrojados. Los dos sonrieron y Sora se llevo sus manos a los labios. Era justo donde Yamato le había dado su primer beso. Era mágico.

El rubio no cabía dentro de si. Estaba demasiado emocionado.

-¿Ytegusto?- pregunto el chico muy rápido totalmente rojo.

-Fue increíble. Es lo único que pudo decir Sora porque en ese mismo instante su madre empezó a llamarla para decirle que era hora de regresar a casa.

-Entonces supongo que nos veremos mañana en el instituto- dijo Sora con una sonrisa. –Adiós.

Yamato solo se despidió con la mano. No podía creerlo. Esta mañana no se le hubiera cruzado por la cabeza que besaría a una linda pelirroja de ojos rubíes. Pero ahora oficialmente había besado a una chica por primera vez.

-Sora eres genial.- dijo el rubio mientras dejaba el parque y caminaba de regreso a casa.