Disclaimer: Los personajes de esta historia así como los acontecimientos son propiedad de JK Rowling. La trama es parte de mi autoría ;)

De Amores Imposibles y sus memorias

PV Hermione


Hogwarts 1994

El colegio era un caos, no en el mal sentido de la palabra, la emoción inundaba a todos y cada uno de los estudiantes, profesores y gente en general dentro del mundo mágico. Después de muchos años tendría lugar el Torneo de los Tres Magos, un torneo por demás peligroso pero que sin duda era emocionante.

Me encontraba en los exteriores, observando el paisaje, hacía un bonito día por lo que podía admirar el verde intenso del césped. A lo lejos podía divisar el estadio de quidditch en donde al momento se encontraban entrenando los Slytherin, aún me daba risa recordar el momento en que le di un puñetazo en la cara a Malfoy ¡bien merecido se lo tenía! No podía creer hasta donde llegaba su cinismo y cobardía porque eso era un verdadero cobarde.

Un momento después el entrenamiento había finalizado y pude divisar a Malfoy camino de vuelta al colegio solo y perdido en sus pensamientos cosa rara… no sé si era por la iluminación del lugar ya que estaba atardeciendo, o porque tuve un momento delírico pero había algo en el que no se veía como antes. Estaba más alto, su cuerpo se había vuelto un poco más robusto sin perder su forma esbelta, vamos a lo que me refiero es que se podían apreciar sus músculos a través de su uniforme de quidditch, su cabello rubio desordenado siseaba en el viento libremente, su rostro estaba más afilado mostrando rasgos fuertes y masculinos, lucía endemoniadamente sexy… ¿sexy? ¿había yo pensado eso?

En ese momento Malfoy dirigió su mirada hacia mí, ¡wow! El complemento perfecto que faltaba eran esos ojos grises, entonces algo hizo click en mi cerebro ¡estaba ahí sentada viendo como idiota al idiota de Malfoy! Ya estaba a la espera de sus recurrentes burlas cuando dijo –Granger- a modo de lo que parecía un ¿saludo? Siguió su camino como si nada. Pasaron unos minutos, largos minutos en los que me quede ahí mortificada primero por haberlo prácticamente comido con la mirada y segundo por su extraña actitud.

Como si las cosas no se pudiera poner aún más confusas, al día siguiente camino al gran comedor nos topamos con el trío insoportable mejor conocidos como Crabble, Goyle y por supuesto el peor de todos Malfoy. Como todos estos años no se hicieron esperar los comentarios ácidos hacia Harry, quien ya había optado por ignorarlos como hacía yo, pero Ron como el buen impulsivo que es respondió a sus provocaciones a lo que tuve que intervenir antes que ese par de tontos sacara sus varitas y ahora sí estuviéramos en verdaderos problemas.

-Ron, basta por favor, no querrás meterte en problemas por las sandeces de Malfoy- dije tomando a Ron por el brazo.

-Hermione tiene razón Ron, recuerda que sobretodo ahora están muy estrictos por lo del Torneo- me secundó Harry.

Vaya Weasley! No sabía que necesitabas que San Potter te defendiera ¡ni siquiera la valentía de un Gryffindor tienes!- soltó Malfoy

En ese momento me giré para verlo pero él no dirigió en ningún momento su mirada hacia mí ¡era como si prácticamente yo no estuviera ahí! En ese momento el trío de insoportables nos paso de largo dirigiéndose al gran comedor y de camino golpeando en el hombro a Harry.

-Por lo menos no se metieron contigo esta vez Mione- Harry me dirigió una pequeña sonrisa.

Le respondí con un amago de sonrisa, esto era muy raro, primero el día anterior me dirige un saludo frío, sí , pero un saludo al fin de cuentas y …¡ahora insulta a mis amigos pretendiendo que yo no estoy ahí! ¡¿qué demonios le pasa a Malfoy?!

Pasaron semanas, en total unas 70 peleas entre el grupo de Malfoy, Harry y Ron. Setenta peleas en las Malfoy me ignoró olímpicamente. Ya sé, ya sé que debería ser feliz porque el mayor idiota egocéntrico del colegio me dejará en paz por fin, y sí lo estaba pero ¿era raro no? Es que ya ni siquiera parecía que me tuviera asco. Bueno eso era muy precipitado de decir, no creo que fuera para tanto. Y mientras tenía mi dilema estaba ahí sentada viendo como iban llegando los chicos que se postulaban para participar en el Torneo de los Tres Magos cuando vislumbre unos ojos verdes vivaces que se dilataban más conforme se acercaba al Cáliz de Fuego para ingresar su nombre, antes de hacerlo esos ojos se posaron en mí, me guiñaron y una media sonrisa se asomó en su rostro, involuntariamente sonreí como tonta seguramente ¡que puedo decir! desde el mundial de quidditch Ginny y yo llegamos a la conclusión de que Cedric Diggory era arrebatadoramente atractivo y por supuesto que él lo sabía, solo que la mayoría del tiempo ganaba su lado modesto. Diggory colocó su nombre en el Cáliz, y probablemente se haya ido con sus amigos, no lo supe con exactitud pues cuando se movió pude ver del otro lado del salón a Malfoy mirándome fijamente con esos ojos grises brillando de una manera un tanto extraña y apretando sus manos en un puño. Al momento de ser consciente que lo estaba observando, desvió su mirada y salió del salón visiblemente afectado… ¿afectado? ¿de qué?

Tras toda la incertidumbre con respecto a la participación de Harry en el peligroso Torneo de los 3 magos, y la primera prueba con los dragones en la cual mi amigo afortunadamente salió airoso, me dirigía a la biblioteca en busca de alguna alternativa para que Harry pudiera escuchar el mensaje que contenía el huevo robado al dragón. Y en eso estaba cuando me tope a un estresado Víctor Krum quien al parecer estaba huyendo de sus numerosas fanáticas que no lo dejaban ni a sol ni a sombra.

-¿Estás bien?- me acerqué a Krum quien pegó un ligero respingo cuando escuchó mi voz.

-Er…sí…no- declaro rendido

-Creo que puedo ayudarte, ven conmigo- le tendí mi mando y lo lleve corriendo con dirección a la biblioteca.

Una vez dentro le pedí a Krum que guardara silencio de lo contrario podríamos meternos en problemas.

-Grracias- dijo Krum.

-De nada, por como te vi creo que de verdad necesitabas estar a solas- le contesté

-De vez en cuando es bueno tener un poco de paz- sonrío tímidamente, raro en Krum.

-Definitivamente- no pude evitar sonreír al ver a un famoso jugador de quidditch como Víctor Krum mostrar esa faceta vulnerable que cualquier chico de nuestra edad tendría.

Ese fue el inicio de una amistad de biblioteca con Víctor Krum, un lugar que el empezaba a frecuentar ya que como me había contado necesitaba concentrarse para las pruebas del Torneo y no era tan sencillo si tenía a sus fans, a sus compañeros y al mismísimo Karkarov tras el presionándolo. Uno de esos tantos días fue cuando volví a encontrarme con Malfoy quien por supuesto seguía en esa misma actitud de "no existes para mí" o al menos eso creí.

-¿Qué pasa?- deje mi lectura para encarar a Krum quien no había dejado de mirarme durante esa media hora. El sonrío y delicadamente tomó mi mano.

-Hermione Grranger, quisieras hacerme el honor de ser mi pareja en el baile de invierno.

Mis ojos se abrieron de par en par, su propuesta me había tomado totalmente desprevenida. Estaba buscando como responder a su invitación es solo que me había quedado sin palabras, había fantaseado tantas veces con que Ron me lo pidiera que nunca me puse a pensar si algún otro chico llegara y ¿qué le iba a responder? En ese momento sentí una mirada penetrante hacia mí, fue como miré más allá de Krum y vi a Malfoy con esa misma intensa mirada aunque esta vez pude vislumbrar dolor ¿dolor? Pero… ¿por qué? Entonces volví a entornar mi vista hacia Krum a quien le sonreí algo nerviosa

-Es…es no me lo esperaba, yo…- y seguí sin saber que decir

-Piénsalo, no pasa nada si me rechazas, seguiremos siendo amigos- sonrío cálidamente y salió de la biblioteca para darme espacio.

Inmediatamente busqué con la mirada a Malfoy quien al parecer se estaba internando en los pasillos de la biblioteca ¡Oh no, ahora me iba a explicar qué demonios estaba pasando! Me levante y prácticamente corrí hasta alcanzarlo en uno de los pasillos más apartados, caminaba cabizbajo con la mirada clavada en el suelo y los puños blancos de tanta presión que ejercía.

-¡Malfoy!- le llamé, mientras respiraba aceleradamente por la carrera que hice para seguirlo. El se paró en seco, se giro lentamente hacia mí con una mirada glaciar

-Granger- no dijo nada más solo me miraba de esa manera tan extraña, no era asco, no era superioridad ¡qué era! Esto empezaba a ser frustrante, lo peor de todo es que no sabía como qué decirle, esto era el colmo. Se dio vuelta para seguir su camino cuando sin pensármelo empecé a reclamarle

-No, no te vas hasta que me digas ¡qué demonios te pasa conmigo! Actúas como si yo no existiera y luego me observas de esa forma que…- en ese momento Malfoy me interrumpió.

-No sabía que te gustará que te humillaran Granger- dijo Malfoy siseando

-Obviamente no, es solo que … es raro- le dije confundida.

-Pensé que estarías feliz ¿no? ¿acaso no puedes ser feliz por eso y dejarme en paz?- respondió amenazante

-¡Lo que me faltaba!- dije al borde de la histeria- ahora resulta que soy una mal agradecida por que a ti quien sabe que mosca te picó y me tratas diferente y me observas y …- Malfoy me interrumpió nuevamente

-¿Y como te observo según tú?- preguntó mientas se acercaba amenazantemente hacia donde me encontraba

-No sé- le respondí sin separar mis ojos de los suyos.

-Ósea que quieres que ya no te observe de esa manera que dices y te siga insultado, bien… ¡que rara eres Granger!- rio sarcásticamente

-Estas admitiendo que me observas- Malfoy rompió el contacto visual sonrío como si recordara algo se mordió el labio ¡dios pero de qué manera, se veía tan varonil! ¡maldición porque estoy pensando esas cosas!

-¡¿Quien no te observa Granger?!- exclamo como si fuera lo más obvio- Está el idiota de la comadreja, Diggory "niño bonito" de Hogwarts y por si no fuera poco el gorila incompetente de Krum…- hizo una pausa mientras cerraba los ojos frunciendo el ceño, parecía tan mortificado, luego abrió los ojos y me miro fijamente, mi corazón saltó de emoción por alguna razón- me extraña que te hayas fijado que había alguien más observándote de esa manera Granger.- No puede articular palabra, esto, esto realmente jamás lo hubiera esperado y como la tonta que soy en estos casos se me ocurrió decir lo primero que me pasó por la mente – Pero…pero yo te golpee, Draco- dije con voz acongojada. Él solo sonrío y negó con la cabeza –Lo sé, me pusiste en mi lugar Granger, te hiciste valer, tú sí que eres una verdadera Gryffindor y no esos inútiles amigos tuyos- acortó la distancia entre nosotros, me tomó delicadamente por la cintura y me miró lentamente, como memorizando cada parte de mi rostro, como nunca antes nadie lo había hecho – Una cualidad admirable, dejando de lado lo bella que te has puesto- su declaración me desarmó por completo, sentía que las piernas comenzaban a fallarme, esto tenía que ser una broma, pero no, sus ojos fijos en mí me gritaban lo contrario, mi corazón estaba por estallar, un deseo desconocido hasta ese momento me hacía anhelar sus labios, que se encontraban peligrosamente cerca, suspire lo rodee por el cuello con mis brazos y lo besé.

Fue un beso suave, estaba explorando sus labios por primera vez, él era un increíble besador, supo como iniciar lentamente como si pidiera permiso a mi boca su acceso, me detuve un momento pasé mi lengua por mis labios sin dejar de mirar los suyos y lo volví a besar, roce mi lengua y él me dio acceso a su lengua que se entrelazo con la mía provocándome una dulce sensación. Era mi primer beso, no me arrepentía de haberlo compartido con él, mis amigos nunca lo sabrían pero mi primer beso fue con él con Draco Malfoy.

Llegó el día del baile de invierno, estaba con Ginny preparándonos. Tras aquel suceso en la biblioteca Malfoy y yo no nos habíamos topado en el colegio, más que nada porque ambos no sabíamos muy bien como lidiar con lo que había pasado. Aún seguía observándome de esa forma y cada vez que lo hacía yo solo podía sentir el cosquilleo en mis labios además de esa fuerte necesidad de ir a probarlo nuevamente, claro que eso que comenzaba a sentir no tenía que ser algo muy grande, a lo mucho quizá un momento delírico entre ambos y … sinceramente mi corazón estaba en un dilema puesto que deseaba que Ron reaccionara y me pidiera ir al baile como tanto había imaginado pero en vez de eso se puso como loco e invitó a gritos a Fleur Delacour quien por supuesto le dijo que no, mientras otra parte de mí anhelaba de alguna forma ir con Malfoy aunque eso era mucho menos probable. ¡Por favor un Slytherin con una Gryffindor peor aún una sangre sucia con un Malfoy!…ni hablar. Suspiré por milésima vez en ese día, Ginny notaba algo, pero no me presionaba cosa que agradecía infinitamente. Entonces llegó el momento de bajar y encontrarme con Víctor Krum.

El baile fue agradable en parte, Krum había sido un excelente bailarín, además de tener buen tema de conversación pero lo mejor de todo había sido la cara de Ron al darse cuenta de quien era la pareja de Krum para el baile, simplemente no tenía precio. La parte desagradable era que toda la noche no había podido evitar mirar hacía donde estaba Malfoy con su pareja de baile… la bella e insoportable Pansy Parkinson quien a pesar de tener a las hermosas chicas de Beauxbatons no quitaba para nada su pose de superioridad sobretodo al ir del brazo de Malfoy pegada como un vil lapa. Espere que en algún momento nuestras miradas se cruzaran como venía siendo la costumbre desde que inició ese año pero ni una sola vez posó sus ojos en mí, lo cual siendo sincera me hacía sentir decepcionada.

-"Estas fraternizando con el enemigo"- no podía quitarme de la cabeza esas ridículas palabras que Ron había soltado en el primer momento en que me acerque a mis amigos en el baile. ¡Era el colmo! Ahora resulta que era mi culpa haber ido al baile con Krum y aparte me acusaba de pasarle información sobre el Torneo, pero lo peor de todo era que cuando fui directa y le dije que para la próxima vez tuviera el valor de invitarme al baile se hizo el desentendido, típico de Ron. Estaba tan harta, las dos personas que me interesaban eran un completo desastre, porque de Malfoy ni hablemos además de estarme ignorando desde el acontecimiento en la biblioteca se paseaba con Parkinson demostrando la feliz y perfecta pareja que eran.

Ahí estaba en las escaleras que daban al hall, botando los tacones, llorando sí llorando porque no aguantaba más la presión en mi pecho, esos sentimientos recién descubiertos ¡estúpida Parkinson con sus aires de grandeza! Ni siquiera eres tan bonita… ¡maldita la hora en que besé a Draco Malfoy! Estaba tan ensimismada en mis pensamientos que no sentí a la persona que se había puesto de cuclillas frente a mí hasta que paso sus dedos por mi rostro limpiando mis lágrimas, en ese momento levante mi vista y me topé con esos enigmáticos ojos grises, su rostro tenía un semblante serio como si estuviera analizando cada uno de mis movimientos, bajo lentamente sus manos hacia las mías que descansaban en mi regazo, nos levantamos suavemente sin despegar nuestras miradas del otro cuando finalmente dijo

-Ven conmigo- a lo que yo solo pude asentir.

Caminamos por los pasillos desiertos del colegio, ya era bastante tarde, cuando frente a nosotros apareció una puerta, cuando voltee interrogante solo pude ver en Malfoy una leve sonrisa, nos dirigimos a esa puerta y cuando entramos pude ver una réplica de las decoraciones del baile, estaba maravillada con lo que mis ojos veían, esta tenía que ser la sala de los menesteres que había leído en Historia de Hogwarts. Sentí la mano de Malfoy posándose en mi cintura, colocando sus labios cerca de mi oído –Bienvenida al baile de invierno ¿me permite ser su pareja señorita Hermione Granger?- tras decir eso se situó frente a mí ofreciéndome su brazo mismo que tome mientras nos dirigíamos al centro de la pista, una vez ahí tomó nuevamente de la cintura, se acercó a mí y comenzamos a bailar al ritmo de una melodía que nunca olvidaré pues curiosamente era una melodía que había escuchado de niña y que en ese momento había deseado algún día poder compartirla con alguien que fuera importante para mí…irónico que precisamente ese alguien fuera aquel rubio frente a mí.

No podía dejar de observarlo, simplemente era perfecto, ahora que todas mis defensas hacia él habían caído podía ver al joven que se encontraba frente a mí, en ese momento retiraba todo lo que había dicho sobre Malfoy y su frialdad, porque la mirada que ahora dirigía hacia mí era fuego puro. Ahora fue el quien acorto aún más las distancias entre nosotros en un beso suave, explorando terrenos ya no tan desconocidos, mis brazos subieron a su nuca y comencé a acariciar su suave cabello rubio, sus manos delineaban mi rostros y me acercaban aún más a él en un intento de profundizar mucho más aquel beso que paso a ser más pasional. Nos separamos cuando el aire se hizo necesario en nuestros pulmones, nuestras respiraciones estaban agitadas y mis labios hormigueaban mientras el pasaba sus pulgares sobre ellos.

-Te ves tan hermosa- declaro mirándome con adoración

-¿Más que tu pareja de baile?- respondí algo enfurruñada, él solo sonrío de lado, esa sonrisa marca Malfoy que me derretía aunque no hubiera querido admitirlo.

-Tú eres mi única pareja de baile- en ese momento sonreí y lo besé con fuerzas renovadas.

Él me recibió en sus brazos que poco a poco bajaban por mi espalda hasta situarse en mi espalda baja, sus labios hicieron un camino de besos por mi cuello, sentía como aspiraba mi aroma mientras tanto mis manos actuaban por si solas pasando por su pecho dirigiéndome hacia los botones de su camisa que fui desabrochando uno a uno,

Draco me tomo en sus brazos al tiempo que subí mis piernas rodeando su cintura. Nuestro primer escenario se fue desvaneciendo para dar lugar a una habitación decorada con pequeñas velas flotantes, formando un camino hacia una cama con sabanas de seda en distintos tonos de azul.

Al llegar al borde de la cama Draco se sentó acomodándome sobre él, mientras volvíamos a atacar nuestras bocas, en ese juego pasional de nuestras lenguas, mientras sus manos bajaban los tirantes de mi vestido y yo me deshacía de su camisa para poder tener acceso a sus firmes pectorales, Draco continúo su camino de besos ahora hacia uno de mis hombros que mordisqueaba al tiempo que bajaba el cierre del vestido, provocando que la parte superior cayera hasta mi cintura, mostrando mis pechos, sus pupilas se dilataron y delicadamente como si fuera cristal paso sus manos sobre mis senos, fijando su vista hacia mi rostro, me tomó de la mano igualmente con delicadeza para ponerme de pie frente a él ocasionando que mi vestido cayera completamente al suelo dejándome totalmente expuesta ante él.

Draco permaneció sentado en la cama, admirando mi cuerpo a media luz, acortó las distancias tomándome por la cintura con uno de sus brazos mientras con la otra mano volvió a tomar uno de mis senos con mucha delicadeza acercando su boca para empezar besándolo para finalmente lamerlo y mordisquearlo. Las sensaciones eran tan variadas pero predominaba la dulzura con la que trataba a mi cuerpo, por primera vez me sentía bonita, me sentía deseada, algo dentro de mí que no conocía estaba emergiendo. Acariciaba su cabello y lleve la mano que se encontraba en mi cadera hacia mi otro pecho, mismo que masajeo fervientemente, cuando termino de atender mis pechos volvió a sentarme a horcajadas sobre él, mientras besaba su cuello, sus clavículas, por su parte Draco poso una de sus manos en mi trasero y otra en mis braguitas, acariciando por encima de la tela esa parte de sensible de mi anatomía, me sentía enloquecer cuando incrementó el ritmo por un momento se detuvo para exigir mis labios mientras gruñía en frustración cosa que le hizo sonreír y mientras estábamos atacándonos nuevamente la boca, hizo a un lado la tela ya muy mojada de mi ropa interior para introducir uno de sus dedos dentro de mí, lo hizo lentamente como si efectivamente fuera de cristal, el placer que empezó a invadirme fue a un mayor y conforme iba introduciendo un dedo más ese calor hasta entonces desconocido para mí iba en aumento, lo que hacia que me restregara en su cuerpo de tal manera que podía sentir su excitación a través de su pantalón, el olor que Draco desprendía era a nada más y nada menos que masculinidad en todo su esplendor lo cual aunado al movimiento de sus dedos dentro de mí estaba provocando estragos, sentía mi cuerpo empezar a convulsionar, mi vista se estaba nublando, y en ese momento una explosión dentro de mí me hizo soltar el más sensual grito … ¿esa era mi voz? Se escuchaba tan diferente, tan cargada de sensualidad… mi cuerpo cayó rendido sobre Draco quien acariciaba mi espalda y me acomodaba con sumo cuidado sobre la cama, se sitúo sobre mí para besarme. Con solo el contacto de sus labios mi cuerpo volvió a encenderse, enrolle mis piernas en su espalda para así sentirlo más cerca, su erección pegó contra mi entrada ya húmeda nuevamente lo cual me hizo estremecer, con sumo cuidado entro en mí mientras me miraba fijamente a los ojos pendiente de algún indicio de incomodidad en mí, mi cuerpo lentamente iba disminuyendo esa presión en mi bajo vientre, y poco a poco me moví para indicarle que estaba bien, entonces fue cuando sus movimientos empezaron a ser más rápidos, provocándome un placer mucho mayor al que sus dedos había hecho con anterioridad, sus embestidas fueron en aumento mientras mis pechos brincaban sin cesar esto parecía excitar aún más a Draco quien con una de sus manos tomaba mis senos, y cuando parecía que estaba en el límite escondió su cara en la curva de mi cuello, donde claramente pude escuchar sus gruñidos de excitación, que hicieron que la mía creciera aún más volviendo ese calor a mi vientre, los dedos de mis pies se retorcían ante esa sensación, mis manos se aferraban con fuerza a su espalda fue que entonces ambos llegamos al límite al mismo tiempo, nuestros alientos chocando contra nuestros rostros, nuestras miradas fijas en el otro y el mundo podría acabarse en ese instante, no me importaba, porque si iba a morir, moriría a su lado.

Al despertar del día siguiente, todo era diferente, me sentía diferente, aún tenía la sensación de su cuerpo en el mío era algo mágico. Me desperecé y pude sentir mis músculos adoloridos un bello dolor…La noche anterior al salir de la sala de los menesteres Draco me acompañó a la torre de Gryffindor, íbamos tomados de la mano y mi corazón no paraba de revolotear en mi interior, al llegar a mi destino, nos detuvimos me gire hacia él sin soltarnos las manos, Draco miraba nuestras manos entrelazadas y luego fijo su vista hacia mí, la mirada que había ahí ya no era de hielo, era una mirada cálida tenía ese brillo con el que me observaba de lejos, sonrío levemente, y luego llevo mi mano a sus labios, depositando un suave beso.

-Gracias por permitirme ser tu pareja en esta velada, gracias por permitirme estar cerca de ti- dijo con la sonrisa plasmada en el rostro, yo solo pude morder mi labio de la emoción que me invadía, pero luego de esta noche ¿qué pasaría? ¿volvería a ignorarme maratónicamente? Solo había una forma de averiguarlo

-Draco, ¿qué pasará después?... ¿volverás a evitarme?- pregunte con recelo, el solo me miro con semblante pensativo, acarició mi rostro

-No me siento capaz de ir por ahí pretendiendo que nada pasó, pero te seré sincero ambos sabemos que esto tendrá que ser algo clandestino, por el momento- tras decir esto me observo fijamente en espera de mi reacción.

-Eso significa que de algún modo ¿estaremos juntos?- aún no me creía lo que estaba oyendo ni como habíamos llegado a esa situación.

-Sí, siempre que tu lo desees así- su rostro se contrajo en frustración- en público te ignoraré como he venido haciendo prefiero eso que tener que volver a molestarte, sabes que puedo ser muy imbécil, lo que menos quiero es lastimarte.-me ofreció una mirada de disculpa.

-Lo sé- le dije sonriendo- este va a ser nuestro secreto

-Por ahora- agregó Draco

-Por ahora- confirme yo

Desde aquella noche Draco y yo teníamos un pacto, nos encontrábamos cada tarde en nuestro lugar secreto, ahí platicábamos de trivialidades como de cosas muy nuestras, ese tipo de cosas que no compartes con cualquier persona. Habíamos desarrollado un tipo de complicidad, y el sexo era cada vez mejor, Draco por supuesto tenía más experiencia que yo en ese sentido pero había cosas que no habíamos explorado, más allá de las miles de posiciones que existieran, era el hecho de irnos conociendo íntimamente. Con el tiempo me di cuenta que Draco era esa pieza del rompecabezas que faltaba, me aterraba la idea de perder esa pieza pero cuando ese pensamiento cruzaba mi mente prefería enterrarlo en el fondo de mi ser.

La tercer prueba había iniciado, por alguna razón sentía una opresión en el pecho, algo muy malo estaba por suceder y cuando ni Harry ni Cedric aparecieron en un buen rato fuera del laberinto ese mal presentimiento creció en mí aunque no era la única mi mirada chocaba cada tanto con la de Draco que al parecer tenía la misma sensación.

Pasadas una horas más por fin aparecieron en la arena, el alivio solo me duró un momento ya que al ver a Harry llorando y a Cedric inmóvil en el suelo todas esas sensaciones desagradables se instalaron en mi estómago, quise acercarme a ver que pasaba pero varios miembros del ministerio me lo prohibieron, solo pude escuchar el grito desgarrador del padre de Cedric, diciendo que su hijo estaba muerto. ¡¿Qué?! Estaba en shock al igual que todos los presentes, mi mirada chocó una vez más con la de Draco que aparentemente se le veía una expresión inescrutable a excepción de sus orbes grises por las cuales se reflejaba una tormenta, al igual que yo estaba en shock.

La muerte de Cedric fue a manos de Lord Voldemort según la versión de Harry y aunque el ministerio lo pusiera en duda, le creía, vimos la marca tenebrosa provocada por los mortífagos en el mundial de Quidditch y ellos no se atreverían a volver a hacer de las suyas si Voldemort no hubiera vuelto. Era lamentable lo que había ocurrido y como había dicho Dumbledore en la ceremonia luctuosa, no olvidemos a Cedric, un joven valiente, era triste como unos meses antes estaba entre nosotros tan lleno de vida…¡dios! estaba tan preocupada por Harry él era quien corría un grave peligro pero sé que estaría bien, buscaríamos la manera de protegerlo hasta saber cómo lidiar con Voldemort y sus mortífagos.

Con lo que no sabía como lidiar era con Malfoy, después de lo ocurrido en la última prueba del torneo, solo desapareció, y me había estado evitando constantemente, ya no me insultaba como había quedado pero aún así necesitaba saber qué ocurría. Estaba a punto del colapso cuando un nota me había llegado una nota cuando vi que era de él me sentí aliviada pero al leerla… solo había un mensaje escueto de su parte "lo mejor será no vernos más, lo siento" eran solo unas líneas pero sentía que el piso se había abierto bajo mis pies y que me estaba tragando el infierno, todo el alivio que pude sentir se fue y ahora una opresión en mi pecho que no me permitía respirar ni hablar no llorar, nada.


Hogwarts 1995

Por eso aquel día que me lo topé en el expreso rumbo a Hogwarts lo abordé aunque me muriera de miedo, eso era lo de menos, necesitaba más que saber la razón por la que de pronto se alejó necesitaba decirle lo que sentía, lo que realmente sentía y por alguna razón me aterraba darme cuenta.

Iba nuevamente caminando cabizbajo, como meditando algo, era como un deja vu.

-Draco- volvía a llamarlo igual que aquel día en la biblioteca, solo que ahora mi tono era de temor, no a él, sino a mis propios sentimientos. El solo se giro con un gesto serio, y en sus mandíbulas apretadas se notaba la tensión.

-Hermione- dijo con una voz suave y a la vez severa, cerré los ojos y solté un suspiro, nunca podría superar ese vuelco de mi corazón cuando el me miraba así, cuando el me hablaba así. Entonces abrió la puerta de uno de los compartimientos vacíos, me cedió el paso y luego cerro la puerta tras de sí, yo me apretaba las manos de los nervios, volvía a sentir que me faltaba el aire, pero tenía que ser valiente, así que me gire y quedé tan cerca de él, su mirada me traspasaba, todo el mundo vería hielo en esa mirada pero no era cierto, sus ojos no podían ocultar la tormenta que se asomaba por ellos, sentí la boca seca.

-Sé que te debo una explicación- soltó con el mismo tono serio y severo, al principio asentí pero luego negó rápidamente

-No vengo a pedir explicaciones, vengo a decirte la verdad- trague pesado- la verdad de lo que siento- pareció sorprendido, supongo que pensaba que le reclamaría pero se mantuvo en silencio.

-Yo… me he inventado tantas excusas para hablarte, he peleado contigo por tanto tiempo creyendo que me molestaba tu arrogancia, me ha dolido cuando me insultabas y cuando me ignorabas porque me importas. Yo no podía aceptarlo pero es la verdad, yo quiero algo más de ti, quiero estar contigo con todo y que eres muy libre y yo … yo solo soy una niña.- las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos, baje la mirada a mis manos que se retorcían en mi regazo, Draco permaneció tras unos momentos de silencio suspiró.

-Yo…no sé que decir…-tomo mis manos, lo mire y sus ojos sus bellos ojos grises centellaban en ternura, en terror, en determinación- me siento halagado- sonrío suavemente, nos quedamos viendo algunos segundos más, soltó mis manos, salió del compartimiento y se fue.

Me quedé helada ahí observando la puerta por donde había desaparecido, cerré los ojos y permití por fin que las lagrimas resbalaran por mis mejillas, el peso en mi estómago que no me permitía respirar había desaparecido ahora solo tenía un vacío en todo mi ser. Todo había concluido igual de rápido como comenzó. ¿Por qué?

Todo ese año me pasé evitándolo lo más posible, pasé por todas las etapas, enojo, tristeza, preocupación, rabia, desesperación. Fue en ese año que me enteré que su padre era un mortífago, como si no fuera suficiente con que nos separara la sangre ahora se sumaba el hecho de que su familia apoyaba abiertamente al ser que pretendía asesinar a mi mejor amigo.


Hogwarts 1996

Al año siguiente Draco llegó sumamente cambiado al colegio, vestía completamente de negro, su actitud era sospechosa, ya no molestaba a Harry ni a Ron, evitaba intercambiar miradas conmigo, era como si la vida que irradiaba se fuera secando.

Una tarde lo seguí por uno de los pasillos desiertos del colegio, frente a él apareció la sala de los menesteres, entró y la puerta tardó en desaparecer por lo que corrí la abrí lentamente y lo encontré ahí frente al armario evanescente, no entendía que estaba pretendiendo pero magia muy oscura se arremolinaba a su alrededor, fue cuando las sospechas que Harry tenía se hicieron realidad ante mis ojos, Draco Malfoy ya era un mortífago, y había ensuciado la sala de nuestros recuerdos, él se giró lentamente hacía mí con mirada sombría y unos marcados círculos negros bajo sus ojos, sonrío levemente como pidiendo una disculpa en silencio. Lo miré con dolor, con el dolor que sentía en el alma al saber que además de haber lidiado todo ese año con mis sentimientos recién explorados hacía él, con su abandono, ahora tendría que cargar con el pesar de luchar contra él, mi ahora enemigo. Di la vuelta y salí de la habitación, fui hacia el baño donde Myrtle quien solo me observó en silencio mientras lloraba como nunca antes me lo había permitido, sentía que me estaba quebrando por dentro. Ese día por la noche los mortífagos invadieron en colegio y Severus Snape asesinó al Profesor Dumbledore.


Malfoys Manor 1998

Cuando tras buscar los horrocruxes fuimos capturados y llevados hacia la mansión Malfoy me sentía preocupada por Harry, por Ron pero no por mí. Creo que si las cosas iban a terminar para mí la sangre sucia amiga de Potter, ya no importaba mucho.

Entramos al salón donde Bellatrix Lestrange la tía de Draco, se dirigió a mí soltando toda clase de insultos, golpeándome, estaba furiosa había notado que teníamos en nuestro poder la espada de Gryffindor la que obviamente por su reacción era una amenaza para su amo. Solté una pequeña risa, creo que en nuestro intercambio antaño Malfoy y yo intercambiamos reacciones porque él estaba ahí con un rostro horrorizado.

Bellatrix enfureció aún más por mi actitud altanera, me tiró al suelo, y ahí sentí un dolor profundo en mi brazo, como si un hierro hirviendo atravesara mi piel, no pude evitarlo y solté un grito desgarrador, me sentí mareada, y mi vista estaba fallando, cuando aquella horrible mujer se separó de mí, pude ver tras ella a Draco, su cara mostraba horror, desesperación, ahora que me fijaba lucía aún más demacrado que cuando lo vi en la sala de los menesteres. Una lagrima resbaló por mi mejilla, seguí su mirada hacia mi brazo y pude notar la "bonita" inscripción que su tía había grabado en mí "sangre sucia" negué cansadamente al final eso era para alguien como él, solo eso.

Después todo ocurrió muy rápido, Harry y Ron lograron escapar de las mazmorras, y desarmaron a Draco y a Bellatrix, luego ella me amenazaba con una filosa cullicha que había colocado en mi cuello, podía ver las miradas cautelosas de mis amigos y la orbes de Draco casi saliendo de sus ojos realmente estaba muy asustado. Solo pude pensar que ya era tarde para lamentarse, estaba cansada me rendía ante ese sentimiento, lo dejaba ir porque ya no podía más, no había más en mí para luchar para tener esperanzas, moriría feliz de no darle el gusto a ese tal Voldemort y que Harry lo acabara. Dobby llegó desarmó a Bellatrix, a Narcissa y nos apareció lejos de la mansión del infierno.

Tras el entierro de Dobby, fui hacia la playa, necesitaba estar sola, necesitaba despedirme de todos estos sentimientos que no tenían razón de ser, no había futuro en ellos. Mire hacia el mar revuelto y violento como sus ojos …a lo lejos se divisaba una tormenta que me lo recordaba perfectamente…sonreí levemente recordando nuestro encuentro en la biblioteca, la noche inolvidable del baile, esas conversaciones cortas pero tan profundas como ese mar. Me despoje de mis ropas hasta quedar solo en ropa interior, caminé lentamente hacia el agua, se sentía fría como él, la herida provocada por Bellatrix me escocía por la sal pero ya no importaba quería liberarme de esa sensación suya en mi piel, era el momento de soltar a Draco Malfoy, porque seguramente si nos encontráramos de nuevo uno de los dos tendría que morir.


Hogwarts 1998

En la batalla de Howgarts, volví a verlo, como si de una maldición se tratara, se encontraba en la sala de los menesteres ¡cómo no! Crabble conjuró una maldición de fuego con la cual todo se incendio a nuestro alrededor y no solo eso el fuego nos perseguía a todos sin excepción. Harry lo salvó, se veía tan vulnerable, entendí en ese momento que Draco no era un mortífago por gusto, y tiempo después supe que Voldemort lo hizo mortífago como castigo a su padre por fallar las misiones que le encomendaron. El resto de la historia ya todos la conocen…

Los Malfoy se libraron de ir a Azkaban y por un tiempo se desterraron en Paris. Por mi parte volví al Hogwarts junto con Ginny y Neville, nos graduamos, comencé a trabajar en el ministerio dentro del departamento de misterios, cosa que no habría estado anteriormente en mis opciones pero que al final sabía que era parte de mí pues mi misterio número uno era Malfoy.

Después de lo que ocurrió en la cámara secreta, ese acercamiento entre Ron y yo iniciamos una relación en la que nos fue bastante bien. Decidí por primera vez ser honesta con mis sentimientos, sabía a la perfección, el tiempo me lo había hecho entender, que no amaría a Ron como lo hice con Draco, hay diferente tipos de amor y Ron tenía su parte propia en mi corazón, era un amor tranquilo, maduro, de apoyo mutuo…algo que después de todo lo ocurrido necesitaba en mi vida.


Estación King's Cross, Diecinueve años después…

Tiempo después me case con Ron y formamos una bella familia con dos niños pelirrojos Rose y Hugo mis niños maravillosos. Hoy por fin mi Rose iría a su primer año en Hogwarts ahora la acompañábamos al anden 9 y ¾. Tanto tiempo, tantas memorias, me estaba despidiendo de mi pequeña cuando levante la vista y ahí estaba él, con esa misma manera de observarme de años atrás. Mi corazón dio un vuelco como aquella ocasión. Todos los recuerdos de aquella temporada en el colegio, los buenos, los malos, los trágicos…

Estaba también despidiéndose de su pequeño hijo, una copia exacta de él cuando lo conocí a los 11 años, y a su lado su bella esposa Astoria Greengrass con quien finalmente se había casado por todo lo alto de la sociedad mágica.

Sin percatarme mordí mi labio a causa de las sensaciones que me provocaba volver a verlo y tener en mi esa mirada profunda que no había cambiado ni un poco desde aquellos años de colegio. El tren partió con nuestros niños abordo, Ron estaba conversando animadamente con Harry por lo que aproveché y volví mi vista hacia los Malfoy, ahí estaba Draco quien aún me observaba de esa manera, al darse cuenta que también lo miraba sonrío tiernamente como aquella ocasión en la que le confesé mis sentimientos, suspire y le respondí con una sonrisa tímida para tras eso darnos la vuelta y seguir cada quien con su rumbo.

Mi corazón latía frenéticamente, ese fuego ardía aún con los años que habían pasado, eso ya lo sabía, era lógico, mi alma me lo gritaba a cada momento. Draco Malfoy había sido ese amor irracional, pasional, ese que te hace hacer posible lo imposible, ese amor que en mi fuero interno siempre anhelaré un poco cada día.

FIN