Hola a mis amigas.

Quiero darles la bienvenida y contarles cómo nació esta nueva aventura.

En una historia que estoy a punto de terminar, una amiga linda, Esmeralda Black, me pidió si uno de los personajes podía estar vivo. Se trataba de Cedric Diggory, lamentablemente no pude complacerla en este detalle pues ya había publicado que él ya había partido.

Pero la idea quedó dando vueltas en mi cerebro por varias semanas. Entre otras ideas que allí se forman, entonces ayer por la mañana sin querer, empecé a escribir esto.

Confieso que iba a ser un one shot pero, siempre hay un pero, mis palabras fueron saliendo y tomando otro rumbo y destino, hacia un Dramione.

Como ya saben las que me conocen habrá de todo, aventuras, comedia, encuentros, desencuentros, amores varios, romance pero sobre todo muchas sorpresas.

Mis protagonistas principales además van a incluir a Cedric, creo que se lo debo a la dulce hadita Esme. Espero que te guste linda amiga. Pero no te ilusiones mucho, esto será un Dramione aunque la interacción entre ellos tarde un poco.

Mi amuleto de la suerte está de paseo, sé que lo disfrutarás mucho a tu regreso Aivlis!

Sus comentarios siempre serán bien recibidos y por supuesto tendrán su debida y respetuosa respuesta. Es mi norma.

También voy a adicionarles al final de cada capítulo algunos links que ilustrarán mi historia, ya sea vestimenta, lugares, etc. Estas imágenes me ayudan mucho en la concreción de mis capítulos.

No tengo más que agregarles, solo esperar que les guste y que disfruten de la lectura.

Una aclaración más, ESTOY TOTALMENTE EN CONTRA DEL PLAGIO y los personajes, lugares y situaciones que reconozcan ya sea de los libros o de las películas le pertenecen enteramente a J. y a las productoras cinematográficas, yo solo los tomo prestado. Los agregados desconocidos son producto de una mente llenas de ideas, la mía.

Gracias por llegar hasta aquí y estaremos en contacto.

Ahora disfruten del primer capítulo.


CAPÍTULO 1

En casa otra vez

La Navidad ese año se celebraría en Hogwarts. Por primera vez después de la guerra, las puertas del castillo se abrirían para todos sus ex alumnos.

Habían pasado diez años desde el final de aquella oscura experiencia. Las consecuencias habían sido dolorosas. No hubo vencedores ni vencidos, solo víctimas. En ambos bandos pero el tiempo de paz había llegado. Los seguidores del maligno mago, que tras su muerte descubrieron lo engañados que habían estado, podían seguir viviendo ahora en un mundo democrático, donde todos tenían voz y voto. Donde nadie, con ansias de eterno poder, podía marcar su destino y llevarlos hacia la perdición.

Diez años donde Hermione había vivido lejos de su Londres natal. Había preferido curar sus heridas, físicas y emocionales, refugiada con sus padres, en Australia pero sin alejarse de su verdadero mundo, el mágico.

No había querido regresar, sus amigos la habían rogado, Ginnyle pidió que estuviera presente cuando Harry y Ron se convertían en Aurores con las mejores distinciones y aún así ella, no había retornado. Ni cuando sus amigos se casaron estuvo presente. Pero en esa ocasión ellos entendieron y no le habían insistido. Un corazón destrozado era una herida muy difícil de sanar. Y ella aún no había estado lista para regresar.

Entonces a fines de Octubre, en la noche de Hallowen recibió un gran sobre con el escudo del colegio que había albergado su niñez, su tierna adolescencia, la repentina madurez, sus años de lucha y el amor lleno de falsas promesas. La Directora de la mejor escuela de Magia y Hechicería la invitaba formalmente al baile de Navidad que se celebraría la noche del veinticuatro de Diciembre, lo que daba inicio también a la reapertura del castillo para el próximo año escolar. El otro sobre que llegó junto a éste estaba firmado de puño y letra por Minerva, la amiga, no la directora.

Ahora, casi dos meses después, parada frente a los renovados portones de entrada a los terrenos del colegio, pensaba si no había cometido el peor error.

Un carro tirado por un thestral se había detenido allí, esperando su ascenso. Sin pensarlo mucho, pues si lo hacía regresaría a su hotel, Hermione subió y dejó que su destino siguiera curso.

La imagen del Castillo otra vez de pie tan imponente como en sus recuerdos la habían emocionado, sus lágrimas caían lentamente, sus memorias regresaban a ella y hasta una sonrisa dominó su triste rostro.

Allí, esperándola en el gran pórtico, casi como sus guardianes estaban sus amigos-hermanos-compañeros de lucha, Harry y Ron. Ansiosos la ayudaron y antes que pudiera pisar el suelo la alzaron en un feroz abrazo. Lágrimas y disculpas, ofrecía ella. Lágrimas y amor, le entregaban ellos, los guardianes de su secreto.

Sin demorarse un instante más la acompañaron hacia el interior del colegio, allí en la nueva sala común de Gryffindor la esperaban Ginny, su mejor amiga y Lavender, la valiente esposa de Ron, la mujer que había desafiado al oscuro hombre lobo y que lo había vencido. Ahora compartía junto a su cuñado Bill algo más que una dura experiencia, cicatrices. Más lágrimas aparecieron, pero aún tenían tiempo para hablar, pues el baile se realizaría esa noche y ellos habían sido autorizados a llegar al castillo en la mañana.

El desayuno pasó entre risas, recuerdos, anécdotas, experiencias, relatos de la vida. Decidieron no separarse de ella en todo el día pero al único lugar donde no la acompañaron fue a la Biblioteca, su santuario, su refugio. Allí la esperaba Minerva, ahora su amiga, la fuerte mujer que la inspiró toda su vida. Caminaron del brazo, hablando de los deseos de que el año escolar se iniciara.

-Hermione me gustaría saber si ya analizaste mi propuesta.

-Si Minerva, mucho, la evalué minuciosamente, hasta hice una lista de los pro y contra- respondió ella tranquila- los pro vencieron por mayoría abrumadora me atrevo a confesar.

-Entonces ese es un sí?- preguntó ansiosa la Directora.

-Rotundamente, pero aún mis amigos no lo saben.

-No te preocupes, pero como te había anticipado en caso de que aceptaras, esta noche cuando haga la apertura oficial del colegio deberé anunciarte, es la regla.

-Acepto tus reglas, como siempre amiga querida- y la abrazó fuerte- debo ir a prepararme sino Ginny y Lavender me llevarán petrificada y levitando por los pasillos.

Con pasos lentos pasó por la sala de los Trofeos, sin querer, sin pensarlo ingresó a ella. Las vitrinas luminosas tenían otra vez las copas en su sitio. El Sr. Filch había hecho una excelente labor y en ese instante, parecía que lo había llamado con la mente pues él se asomó por la puerta.

-Ah, es Ud. Srta. Granger- suspiró aliviado- pensé que era alguien más, me quedo más tranquilo porque sé que Ud. no destrozará el lugar- y desapareció de allí seguido de la infaltable Sra. Norris.

Sus dedos recorrían las copas, brillantes, la Copa de las Casas con el escudo de Gryffindor se destacaba entre todas, la del Campeonato de Quidditch a su lado, aún conservaba el nombre de su casa puesto que había sido el último campeón antes de la guerra.

Giró para salir de allí y se encontró con lo que tanta ansia quería evitar, la vitrina que exhibía las fotos de los equipos de Quidditch.

En una de ellas, él la miraba con dulzura, como solía hacerlo hace muchos años, aunque luego descubriría que no era a la única. Se lo notaba orgulloso, abrazado con sus amigos más cercanos, con la snitch que sobrevolaba en su mano izquierda y se dejaba asentar en ella suavemente.

Como una cobarde huyó y corrió hacia la Sala común, donde se sentía segura.

Sus guardianes se sorprendieron cuando la vieron llegar agitada, intentó calmarse y no demostrar su angustia.

-estás bien?- se había preocupado Harry.

-Si por supuesto, no quería demorarme sino sus esposas van a matarme.

-Hermione- Ron se detuvo dudoso, miró a Harry y el moreno lo invitó a seguir- debes saber que él estará esta noche aquí- soltó.

La castaña de petrificó, aunque lo intuía y se había arriesgado a regresar a pesar de creer que así sería pero escuchar la confirmación de boca de su amigo la impactó- eso pensé- logró balbucear- pero tiene el mismo derecho que nosotros, también luchó por nuestra causa y….- no podía continuar- lo siento, voy con las chicas- y subió las escaleras sin mirar atrás.

-Cometimos un error?- preguntó Ron.

-No hermano, solo la prevenimos.

-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-

Tres hermosas mujeres bajaban las escaleras de la Sala Común de Gryffindor, emocionadas por el reencuentro con los amigos y por el regreso a la casa de todos.

-Hermione, cómo te envidio que luzcas ese color tan hermoso- Hermione lucía un vestido túnica corto a medio muslo, de un solo hombro de color melocotón- tu bronceado dorado te favorece- se quejaba Lavender mientras se marido le susurró un cumplido que la ruborizó.

-Ventajas de vivir en el hemisferio sur amiga pero Uds. dos están despampanantes- replicó ella orgullosa de ver a sus amigas tan felices junto a sus maridos.

Harry se acercó a ella del brazo de su esposa y le ofreció el restante a ella- me harías el honor?- clamó- si aceptas seré el más envidiado del Castillo.

-Di que sí amiga, así el niño que vivió dos veces tendrá en su brazo a otra mujer que no sea su esposa por una única vez- recalcó Ginny- pero sabes que te amo- lo besó en la nariz para que Harry recobrara su color.

-Vamos no demoremos más- los apuraba Hermione mientras se ponía sobre los hombros la capa de terciopelo negro pero en su interior quería encerrarse y no abandonar su antigua casa.

Sus amigos llegaron riendo a las puertas del Gran Salón, un duro recuerdo la invadió mientras descendía por las amplias escaleras de piedra.

La imagen de su entonces acompañante, Víktor Krum, gallardo en su traje de gala la esperaba allí. Su amigo, aquél que le robó su primer beso en un acto de arrojo, antes de iniciar la última prueba del Torneo de los Tres Magos. Lo recordaba con una sonrisa casi forzada pero con una dulce mirada. Fue el último recuerdo que guardaba de él, a su regreso estaba muerto en brazos de un Harry desesperado por el retorno del innombrable. Y detrás de él recordó al hombre que había amado desde siempre pero que en ese momento estaba del brazo de Cho Chang, su posterior novia.

-Mione?- Harry la trajo de sus recuerdos.

-Sí, lo siento, es que acabo de acordarme de Víktor, en este mismo sitio.

-Sabes que él lucho duro antes de caer, verdad?- ella asintió- fue valiente como todos.

-lo sé Harry, lo sé- respondió más relajada.

Entraron al Majestuoso Salón, sobriamente decorado, reinaba el blanco y había algunos adornos rojos y verdes y dorados, navideño, familiar. Un gran árbol dominaba la vista, iluminado con delicadas luces y adornos de cristal. La gran estrella lucía impresionante en la cima del abeto.

Sus antiguos compañeros estaban acercándose a ellos, Ginny y Lavender se habían encargado de ponerla al tanto sobre lo que cada uno de ellos había logrado.

Neville Longbottom fue el primero en aproximarse a ella, su esposa Hannah Abbott lo acompañaba, fue la primera de muchas muestras de afecto y respeto.

Dean Thomas y Seamus Finnigan la abrazaron entre los dos- chicos no puedo respirar- había pedido entre los fuertes brazos de sus amigos.

Las gemelas Patil la arrastraron hacia una esquina para poder charlar tranquilas aunque sea por un breve instante pero con la certeza de reuniones posteriores.

Lloró abrazada a Luna, quién se acercó junto a su apuesto esposo, Theodore Nott, el más sensato de los Slytherin, a quienes había encontrado en Australia hace dos años atrás durante la luna de miel, para sorpresa de la castaña.

-Me alegro que hayas decidido regresar Mione- habló la rubia con verdadero afecto- y Minerva nos contó la buena nueva, vamos a ser compañeros entonces.

Hermione abrió los ojos por la sorpresa, ella no sabía que Luna enseñara en Hogwarts- así es leona escurridiza- Theo la trataba así, con la confianza que se había ganado por amar a Luna- mi hermosa esposa es la nueva profesora de Cuidados de las criaturas mágicas, como no podía ser de otro modo- bromeaba.

-Y mi adorado enseñará Runas Antiguas- terminó ella en una adorable sincronización pues Theo la hizo girar y la recibió con un beso.

-Dejen de dar tan patético espectáculo Uds. dos- la fría voz tan conocida para Hermione se escuchó detrás de ella- Granger, por fin muestras tu fea cabellera- hablo cerca de su oído haciéndola estremecer.

Ella giró su cabeza hacia donde provenía ese susurro y se encontró con la única persona que no sabía que encontraría allí en Hogwarts- Malfoy, invades mi espacio personal- habló con la misma frialdad- aléjate, ahora- la intensidad de su mirada intimidarían a cualquier hombre.

-Y si no quiero?- sus plomizos ojos destilaban fuego- qué harás?

Ella giró hacia sus amigos indiferente al desafío de su eterno enemigo- los veo después, me está llamando Harry- se alejó estoica sin voltear siquiera.

Draco la seguía con la mirada, se había llevado una agradable sorpresa al comprobar que la dueña de las piernas más lindas que había visto en su larga vida de piernas desnudas, era nada más y nada menos que de Hermione Granger, la desaparecida Granger.

-Disfrutas de la fiesta Draco- le preguntó Luna abrazada a su esposo.

-Hasta hace un instante me estaba arrepintiendo de haber venido pero creo que todo puede mejorar - respondió orgulloso como siempre sin dejar de observar a la castaña que estaba saludando a la gran familia Weasley.


Lo que luce Hermione con verán aquí:

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Lo que viste Ginny

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Y por último la ropa de Lavender

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Quiten los espacios menos los que están entre las palabras estilo y fiesta.

Adios