Les traigo esta vez una historia GrimmRuki. Como podrán ver en mi perfil, también es OTP jaja ya que a muchos no les gusta Orihime, pensé que sería bueno escribir algo para los fans de Rukia. Es un personaje muy distinto pero igualmente es de mis favoritos. Disfrútenla y dejen su comentario, nos leemos pronto c;
Los personajes de Bleach no me pertenecen, son propiedad del maravilloso Tite Kubo.
MI PRESA
Capítulo 1: La llegada a Las Noches.
GRIMMJOW'S POV
-Parece que todo fue de acuerdo al plan. La shinigami está en nuestro poder y sus amigos no tardarán en venir a buscarla. Voy a asignar a uno de ustedes a su cuidado –dijo Aizen cuando estábamos todos sentados a la mesa.
No me agradaban las tareas de niñera, así que por mí podía mandar a quien se le diera la gana. Seguramente mandaría a Aaroniero o a Szayel, eran lo suficientemente imbéciles como para una tarea de ese nivel.
Incluso podría mandar al idiota de Ulquiorra. Ese maldito se paseaba por el castillo como si le perteneciera. Tal vez se la chupaba a Aizen todas las mañanas para mantenerlo contento. Sonreí divertido por la imagen. El número 4 de rodillas frente al otro mamón sólo por gusto y complacencia.
Cómo me gustaría arrancarle la cabeza para que supiera quién de los dos era el más fuerte.
-¿Dije algo divertido, Grimmjow? –preguntó Aizen.
Todos me estaban mirando, me di cuenta que seguía sonriendo por mi imagen mental.
-No –respondí.
-Mañana sabrán quién es el que está a cargo –todos asentimos y nos levantamos para retirarnos-. Y una cosa más. No la subestimen.
¿No subestimar a una shinigami de bajo nivel? Ya le había atravesado el estómago una vez. No sería problema para nadie.
Llegamos a la sala común y me dejé caer en uno de los sillones. Nnoitra y Ulquiorra estaban también ahí. Los demás ya se habían ido a sus respectivas habitaciones.
-Así que, ¿cómo era Kurosaki Ichigo? –Preguntó Nnoitra- Espero que lo que dicen de él le haga justicia. ¿Lo mataste?
-Si Tousen no hubiera aparecido en ese momento, habría acabado con ese marica de una vez por todas –respondí enfadado. En verdad que estaba disfrutando partirle la cara al shinigami.
-No deberías subestimarlo. Su reiatsu se compara al de un capitán, es un shinigami muy poderoso.
-¡Ja! No me hagas reír, Ulquiorra. Si ese es el nivel de los capitanes, hasta el más débil de los arrancar acabaría con toda la Sociedad de Almas de un golpe.
-Debí suponerlo. Te faltaron las agallas para darle el golpe final –se burló Nnoitra.
-¡No me jodas con eso! De todas formas las órdenes eran simplemente capturar a la shinigami. Mi pelea con Kurosaki fue pura entretención. Si lo que dice Aizen es cierto, ellos vendrán a rescatarla y entonces podré terminar lo que empecé.
Ulquiorra movió la cabeza negativamente. Se levantó sin decir nada y se retiró a su habitación. Nnoitra también se puso de pie y me dirigió una mirada socarrona por encima del hombro.
-Avísame cuando te crezca un par y pelees con él –dijo.
Bufé molesto. ¿Y esa maldita cuchara andante qué se creía? Tendría mi revancha con Kurosaki y después de matarlo le iba a arrancar los dientes a Nnoitra de uno por uno. Y también a Tousen por haber interrumpido mi pelea.
Mientras tanto, pensé en visitar a nuestra nueva prisionera. Tal vez la molestara un poco para liberar mi frustración.
Bajé al sótano donde tenían el calabozo. Había un guardia parado afuera de la última celda. Al verme, me cerró el paso.
-Aizen-sama ha ordenado que nadie se acerque a la prisionera hasta el día de mañana.
Fruncí el ceño.
-No me des órdenes a mí, arrancar. Lárgate antes de que te corte la puta cabeza.
El semblante del guardia palideció y se retiró sin decir una sola palabra. Después de todo no era ningún idiota.
Lo observé salir del calabozo y volví mi vista a la celda. La shinigami estaba tirada en la cama, inconsciente. Su uniforme estaba abierto hasta la cintura y en su lugar tenía una venda manchada de sangre que le cubría el pecho y el abdomen.
Pensándolo bien, parecía que me había pasado un poco con ella. Noquearla habría sido suficiente. Ese hoyo pudo haberla matado. Sin embargo, la pelea con Kurosaki se había puesto más interesante al ver su reacción ante su amiga casi muerta. Sonreí para mis adentros.
Entré en la celda y me acerqué lentamente a ella con las manos en los bolsillos, esperando que reaccionara al sentir mi reiatsu. No respondió, por lo que le di una patada en una pierna para que despertara.
-¡Hey, levántate!
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RUKIA'S POV
Flashback
-Díganme, ¿quién de ustedes dos es el más fuerte?
Palidecí. Un arrancar había aparecido frente a nosotros y por el aura que emanaba sabía que era uno muy fuerte. Había dicho que era el número 6. Se trataba de un Espada. Ichigo no estaba preparado para esa pelea, tenía que advertirle para que escapara y se pusiera a salvo. Yo pediría ayuda al Seireitei para que mandaran un capitán a hacerse cargo. Podía mantenerlo unos minutos si usaba toda mi fuerza y liberaba mi sello.
-¡Ichigo, corre!
Entonces sucedió. En una milésima de segundo el arrancar me había atravesado el estómago y me había hecho escupir sangre. Lo último que pude ver antes de desmayarme fue la expresión en el rostro de Ichigo mientras el arrancar le atestaba un fuerte golpe en el rostro, tirándolo a unos metros de ahí…
Fin del Flashback
Desperté sobresaltada y me incorporé rápidamente al escuchar un grito y sentir la fuerte patada que alguien me había dado. Sentí un agudo dolor en mi abdomen y ahogué un grito. Abrí los ojos y miré alrededor. Estaba en un cuarto gris y oscuro. La luz de la luna lo iluminaba pobremente y pasaron unos segundos hasta que mi vista se acostumbró a la oscuridad. Entonces vi al hombre que estaba parado junto a mí y me estremecí al ver lo alto que era y su expresión de enojo. Su mirada era intimidante. Lo reconocí por la máscara y el pelo azul como el arrancar que me había atacado, pero su reiatsu se sentía distinto. Mucho más denso. Entonces caí en la cuenta, si yo estaba ahí, ¿dónde estaba Ichigo?
-¿Dónde está Ichigo? –pregunté en un susurro, temiendo la respuesta.
-Probablemente muerto. Pero deberías preocuparte más por saber dónde estás tú –respondió con una sonrisa de medio lado que me puso la piel de gallina.
No, Ichigo no podía estar muerto. ¿O sí?
-¿Dónde estoy? ¿Quién eres tú y por qué me trajiste aquí?
-Hablas demasiado, shinigami.
-Me llamo Rukia, no shinigami.
-Me importan un carajo los nombres, puedo decirte perra o esclava si me da la puta gana.
Busqué a tientas en la cama para encontrar mi Zanpakutou. El hombre no pasó por alto esto y soltó una carcajada. Su máscara se movía al igual que su mandíbula.
-No te molestes. Te la quitamos para que no intentes algo estúpido. Y este cuarto anula tus poderes, así que tampoco podrás hacer esos hechizos que hacen los de tu clase.
-Se llama kidou, y es un arma muy potente para los shinigamis.
-No vine aquí a aprender de los shinigamis. Te dije que me importaban un carajo los nombres. Y hablarás sólo cuando yo lo ordene.
Me dio una bofetada y gemí de dolor. Traté de levantarme para escapar pero me detuvo del hombro y me tumbó de nuevo en la cama.
-Mala idea –y me dio otra bofetada.
Me llevé la mano a la mejilla herida y derramé un par de lágrimas de dolor y frustración.
-¡Dime de una puta vez dónde estoy y qué es lo que quieres de mí! –grité.
-Tienes una boca muy sucia –respondió el hombre y levantó la mano para darme otro golpe. Me cubrí el rostro en un acto reflejo.
Sentí otra patada en la pierna. Más dolor.
-Maldita. Si Aizen no te necesitara, ahorita mismo te partiría en dos con mi espada.
Lo miré con enojo. Quería lastimarlo por lo que me había hecho. A pesar del dolor, levanté mi pierna para darle una patada con todas mis fuerzas, pero la interceptó sin ningún problema.
-¿Quieres jugar sucio? Por mí está bien –respondió con una diabólica sonrisa.
Se colocó encima de mí y me dio otra bofetada. De inmediato empecé a tirar golpes y patadas para quitármelo de encima. Sentí otra punzada de dolor en el abdomen y más sangre salió de mi herida. Entonces agarró mis manos y las puso encima de mi cabeza. Apresó mis piernas con las suyas. Tenía mucha fuerza.
-¡Ya basta! –gritó.
Sujetó mis muñecas con una mano y puso la otra alrededor de mi cuello. No podía respirar.
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GRIMMJOW'S POV
La perra se movía como una lombriz. Tuve que tomarla fuertemente de las manos para que no me golpeara. La tomé del cuello fácilmente, no era rival para mí.
Quería que supiera quién de los dos era superior, y me importaba un carajo si tenía que atravesarle el estómago nuevamente para que lo entendiera.
Aproveché para observarla. Su piel era muy suave y blanca. Era muy delgada y pequeña, tal vez por eso la diferencia de fuerzas era más notoria. Vi que le seguía saliendo sangre del abdomen y la sentí temblar debajo de mí. Así que la solté y aspiró pesadamente.
-No estás en condiciones de pelear, shinigami. Pero tal vez cuando te recuperes te conceda el honor de romperte algunos huesos.
Volteó la cara hacia la pared mientras lágrimas corrían por su rostro. Me dieron ganas de gritarle que me mirara a los ojos cuando le estuviera hablando.
Su herida sangraba más y ella no hacía ningún ruido. Estaba jugando a ser valiente. Interesante. Estuve a punto de darle otra bofetada cuando empezó a suplicar que no la lastimara.
Patético. Creí que me daría más batalla. La solté y me quité de encima. La observé un momento y me di la vuelta para salir de la celda. Había arruinado mi entretenimiento.
-Nos vemos pronto, shinigami.
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RUKIA'S POV
Abrí lentamente los ojos al escuchar sus pasos alejarse y suspiré aliviada. Observé un momento mi vendaje lleno de sangre y me coloqué mi uniforme nuevamente. Me dolía muchísimo, pero tenía que salir de ahí ya mismo.
Quería regresar el tiempo y advertir a Ichigo para que escapara, quería volver a casa con él, mi hermano y mis amigos, quería matar al hombre de hace un momento y hacer que se ahogara con esa estúpida máscara.
Pero herida, sin mis poderes, sin mi Zanpakutou y sin tener idea de dónde estaba, eso era casi imposible.
Aizen. Ese bastardo estaba detrás de todo esto. Él había escapado a Hueco Mundo, así que lo más probable era que me encontrara en alguna prisión del lugar.
Traté de concentrarme en sentir el reiatsu de algún otro shinigami pero lo único que percibí fue el de más arrancar en la cercanía. Y se trataba de algunos muy poderosos, a juzgar por la densidad.
Me levanté como pude y me acerqué a la reja. Afuera no había nadie. Estaba yo sola. Tenía que idear un plan para salir de ahí en la primera oportunidad que se me presentara. Mis piernas temblaron y me desplomé en el piso antes de perder la conciencia.
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GRIMMJOW'S POV
Regresé frustrado a mi habitación. Esa estúpida había arruinado mi diversión con su lloriqueo. Tenía que desquitarme con alguien, pronto.
Al día siguiente, Aizen nos mandó llamar para anunciar quién estaría a cargo de la shinigami.
-Mis infiltrados me han comentado que ya pusieron en alerta a la Sociedad de Almas sobre su desaparición, por lo que no tardarán en ponerse en movimiento y venir a Hueco Mundo a rescatarla. Estimo que por el recorrido y nuestras barreras de seguridad, tardará cerca de una semana. Hasta entonces, Ulquiorra se encargará de ella.
Como siempre, Ulquiorra no cuestionó nada y simplemente asintió. El subordinado ejemplar. Grandísimo marica. Sería difícil acercarme a la shinigami con Ulquiorra alrededor.
-Vuelvan a sus labores. Y esto va para todos ustedes: no se acerquen a ella. Especialmente tú, Grimmjow.
-¡No me he acercado a la shinigami! –grité molesto.
-Me dijeron que anoche le hiciste una visita.
Estaba a punto de replicar cuando me interrumpió de nuevo.
-Es una advertencia. Controla tus impulsos y mantente al margen.
De reojo vi que Nnoitra sonreía con sorna. Le iba a arrancar el otro ojo si seguía burlándose.
-Pueden retirarse. Menos tú, Harribel.
Salí molesto del castillo. Seguramente el guardia le había dicho que fui anoche. Ese soplón me las iba a pagar. Por lambiscón y porque tenía ganas de matar a alguien.
También estaba molesto con Ulquiorra. Me molestaba su estúpida expresión seria y que Aizen le tuviera la confianza como para dejarlo con la shinigami. Pero si de algo estaba seguro era de que no lo dejaría quedarse con mi presa.
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RUKIA'S POV
Flashback
Desperté en la cama y lo primero que vi fue a un extraño hombre de lentes y cabello rosa. Al sentir su aura supe que se trataba de otro Espada. Tenía cara de maniaco a pesar de estar serio. Me quedé paralizada, esperando un comportamiento similar al de la noche anterior. Pero sólo se sentó en la cama y me observó de pies a cabeza. Extrañamente, no sentí la misma vibración que con el peliazul. Parecía estar estudiando mis heridas.
-Szayel Aporro Granz, espada número 8. Te daré algo para tu herida.
Sacó un pomito transparente con un líquido morado adentro y me lo acercó a la boca. La mantuve cerrada y lo fulminé con la mirada.
-No necesito tu ayuda –respondí firmemente.
-Ustedes los shinigamis y su arrogancia. Si quisiera matarte no necesitaría veneno. Simplemente mis manos. No, una de ellas.
Lo evalué con la mirada mientras trataba de averiguar si era de fiar. Supuse que tenía razón, después de todo yo estaba en su territorio. Tomé el pomo y bebí el contenido de dudosa procedencia. Tenía una consistencia viscosa y el sabor era asquerosamente amargo.
-Tengo que cambiarte la venda. Vas a sanar pero tomará unos días. No podemos arriesgarnos a que se infecte tu herida hasta entonces.
Retrocedí en la cama. No había forma de que fuera a desvestirme.
-No me toques –le dije enojada.
-Simplemente cambiaré la venda. Puedo hacerlo por las buenas o por las malas.
-De ninguna manera.
Suspiró, evidentemente frustrado.
-No estás en posición de exigir nada. De todas formas haré lo que deba hacer. ¿Vas a cooperar o tengo que darte un veneno paralizante?
Suspiré derrotada. Me recosté en la cama y me quitó la venda. De inmediato cubrí mis pechos en señal de vergüenza. Rodó los ojos. Me colocó la venda limpia y recogió la que estaba manchada de sangre.
-Ahora dime, ¿quién te hizo esos golpes? No recuerdo habértelos visto cuando llegaste.
-No sé su nombre. En el mundo humano se presentó como la sexta espada, pero no recuerdo nada más. Anoche vino a darme la bienvenida.
Szayel frunció el entrecejo.
-¿Y?
-Básicamente me golpeó varias veces para establecer jerarquía e hizo que mi herida se agravara.
-No me sorprende. Hoy te asignarán un cuidador. Le informaré de esto a Aizen-sama –se levantó para irse pero lo detuve del brazo.
-¿Por qué eres amable conmigo? Somos enemigos. Si esto es una trampa y lo que me diste era veneno, te juro que…
-¿Qué? ¿Vas a matarme? No en esas condiciones, shinigami. Además, no tengo nada contra ti, sólo sigo órdenes.
Se dio la media vuelta y salió de la celda.
Suspiré. Me llevé una mano al abdomen y pude sentir lentamente cómo iba desapareciendo el dolor. Volví a ponerme mi uniforme y me acosté de lado. No tardé en quedarme dormida.
Fin del flashback
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GRIMMJOW'S POV
Había regresado a mi habitación y estaba acostado en mi cama. Tocaron la puerta. No quería que nadie me molestara.
-Largo –respondí.
Volvieron a tocar y me levanté a abrir, dispuesto a arrancarle las putas manos a quien hubiera tocado.
-Dije que largo, maldita sea.
Me quedé congelado. Era Harribel. Con ese maldito atuendo que apenas cubría lo necesario y dejaba muy poco a la imaginación. Me observaba fijamente, sin decir ni una palabra. Retomé la compostura.
-¿Qué quieres? –le pregunté enfadado.
-¿No me vas a invitar a pasar?
¿Qué demonios? ¿Estaba acaso soñando? ¿Harribel pidiéndome que la invitara a pasar a mi cuarto? Debía ser una maldita broma.
-¿Para qué?
-Bueno, pensé en hacerte compañía. Estaba muy aburrida y me di cuenta que realmente nunca hemos hablado.
Jodidamente sospechoso. Esa reinita que se paseaba como si fuera la última alma en Hueco Mundo con sus tres lapas pegadas al cuerpo de repente quería entablar una conversación conmigo. Bueno, mientras no me molestara, me daba igual.
Dejé abierta la puerta para que entrara y me dejé caer boca abajo en la cama. Entró después de mí y se sentó a mi lado. Me miraba fijamente en silencio. No tenía ni idea de qué podía platicar con ella. ¿Cuál forma de combate te gusta más? ¿Cuál es tu resurrección? ¿Prefieres sangre o vísceras? No, sólo sonaría como un loco y esa era precisamente la imagen que los demás tenían de mí.
-Sé lo que piensas –dijo.
-No sabía que podías leer la mente.
-No, pero no soy idiota.
-¿Qué?
-No finjas que no sabes. He notado cómo me miras. Demonios, he notado cómo me miran todos.
-No sé de qué me hablas.
-Todos quieren comerme viva, Starrk, Nnoitra, Yammy, ese maldito viejo verde, incluso el idiota de Ichimaru. Creo que sólo Ulquiorra me mira indiferente, pero supongo que así es con todos.
-Eres el único trozo de carne entre los lobos. No hay mucho de dónde escoger.
Sabía que eso era una gran mentira. Todo el tiempo recibíamos propuestas de arrancar y fracciones para satisfacer nuestros deseos, pero pensé que no estaría mal elevar un poco su ego.
-¿Entonces lo niegas?
-¿Negar qué? –pregunté enfadado.
-Que me has visto con deseo. Sólo dime la verdad y tal vez podamos arreglarnos.
De nuevo, demasiado sospechoso. Probablemente era una trampa.
-No lo niego, pero eso no significa que haré un movimiento contigo.
Sabía perfectamente que si le ponía un dedo encima sería el mismo que me metería por donde no me daba la luz. No iba a arriesgarme con ella. Además, tenía mi vista en otro objetivo de cabello corto y negro.
Soltó un bufido y se puso de pie.
-Bien, como quieras –respondió.
-¿Por qué viniste?
-Ya te dije, sólo quería platicar ya que…
-La verdad.
Me miró como sopesando sus posibilidades de inventar cualquier excusa. Suspiró derrotada.
-Aizen me pidió que me acercara a ti e hiciera lo que tú desearas. Cree que estás deseoso de violencia y sexo. Mala combinación; te quiere lejos de la prisionera.
Así que eso era. Esa zorra había venido a mi habitación, toda comprensiva, amable y llena de insinuaciones, únicamente por órdenes de Aizen. No iba a participar en su pequeño jueguito. Y no había forma en que me quitara de la cabeza a la shinigami. Ahora con más razón quería acercarme a ella. Ya encontraría la forma de burlar a Ulquiorra.
-No necesito tu buena fe. Lárgate.
-No te creas tan especial, gatito. Sólo sigo órdenes –respondió y salió de mi habitación.
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RUKIA'S POV
Me incorporé en la cama cuando vi a un hombre aparecerse frente a mi celda. Me miraba fijamente, sin expresión en su rostro. Supuse que era otro Espada más y me estremecí. Cada vez que se aparecía uno de ellos sentía que era mi fin. Esperé que dijera algo, que parpadeara, que se moviera…pero sólo permaneció ahí. Empecé a sentirme incómoda y decidí romper el silencio.
-¿Quién eres?
No respondió. En su lugar, abrió mi celda y caminó lentamente hacia mí. Vi la puerta abierta y aproveché para bajarme de la cama de un salto y correr hacia la salida. Pero me interceptó antes de que pudiera dar dos pasos.
-No trates de escapar, shinigami. Es inútil.
Su voz era fría y monótona. Quería gritarle que me dejara ir, pero me contuve. Mis nervios estaban a flor de piel. Solamente tragué saliva y le devolví la misma mirada fría.
-Voy a llevarte a tu habitación.
Salió de la celda y comenzó a caminar. Al ver que no lo seguía volteó sobre su hombro.
-Puedes caminar o puedo llevarte a la fuerza. Decide.
Así que lo seguí.
Los pasillos de aquel lugar eran completamente blancos. No había un sólo adorno, puerta, ni un alma. Giramos en el siguiente corredor hacia la derecha y llegamos a una habitación bastante amplia. Entré después de él, dudando si tendría alguna oportunidad de escapar del misterioso hombre inexpresivo.
Había una cama matrimonial, un tocador y un cuarto de baño, además de un biombo. Sin duda era mucho mejor que el calabozo.
-Volveré en un momento para traerte la comida.
Antes de responderle ya había salido y cerrado la puerta tras de sí.
Me acerqué al espejo y me quité mi uniforme. Retiré la venda para revisar mi herida. Al parecer estaba sanando perfectamente, y muy rápido. El hombre de cabello rosa no había mentido. Sacudí la cabeza. No podía confiar en ninguno de ellos. Después de todo, estaban con Aizen y me habían secuestrado. Todavía me preguntaba si Ichigo estaría bien.
Me volví a vestir justo cuando regresó. Dejó una bandeja con comida encima de un mueble y se retiró en silencio. Devoré todo lo que había en la mesa. No me di cuenta de lo hambrienta que estaba hasta que el primer bocado tocó mi lengua.
Luego de comer me quedé profundamente dormida. Desperté cuando escuché que tocaron la puerta, seguido del ruido del cerrojo. Un arrancar que no había visto antes apareció y me entregó un vestido violeta y un par de zapatos. Me dijo que debía vestirme para la cena que darían esa noche. No tuve tiempo de interrogarlo porque cerró la puerta y escuché sus pasos alejarse.
Traté de abrir la puerta. Nada. Intenté usar mi kidou y luego el shunpo. Ninguno funcionó. Al parecer todos mis poderes estaban anulados en aquel lugar. No tenía nada más que hacer así que decidí darme un baño y hacer lo que me habían pedido. Después de todo, me habían dejado claro que no tenía otra opción más que obedecer.
El baño era grande y muy limpio. Vi la bañera y me dieron ganas de meterme y quedarme ahí hasta que todo hubiera pasado, pero sabía que no podía. Me metí a la regadera y me tomé mi tiempo con los numerosos champús que hacían muchas burbujas y llenaban el cuarto de deliciosos aromas frutales.
Me vestí tras el biombo. El vestido era de manga larga, me llegaba a las rodillas y tenía un ligero escote en la parte de la espalda. Era muy bonito y justo a mi medida. Los zapatos eran color violeta también. Todo el atuendo me quedaba perfecto. Me alisé el cabello, que me llegaba un poco debajo de la barbilla. En el tocador encontré algunos accesorios de joyería y peinetas para el cabello. Decidí no ponerme nada. Me senté en la cama a esperar a que llegaran por mí. En la ventana podía ver que ya estaba anocheciendo.
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GRIMMJOW'S POV
Ni siquiera tenía ganas de ir a la estúpida cena de Aizen, pero si no me presentaba lo más probable era que no me dejara en paz. No lo quería encima de mí todo el tiempo así que salí malhumorado del cuarto y me dirigí al comedor.
En el camino me encontré con Starrk y esa extraña niña de pelo verde, de la cual no recordaba su nombre. Siempre estaba pegada a él como una sanguijuela.
-Grimmjow, ¿listo para la cena? –me preguntó Starrk con una sonrisa. No lo odiaba pero prefería no hacer contacto con nadie.
Gruñí en respuesta.
-Veo que hoy estás muy platicador.
-Oye, idiota, Starrk te hizo una pregunta –replicó la mocosa. La fulminé con la mirada.
-Lilynette, no hay necesidad de ofender al pobre Grimmjow. Hay veces en que uno no se levanta de humor –respondió rascándose la nuca.
-Como sea –dijo y se adelantó.
-Lamento eso –se disculpó.
Tenía ganas de golpearlo por ser tan amable. Y a la mocosa le arrancaría la lengua por hablarme de ese modo.
Llegamos al comedor y algunos Espada ya estaban sentados. Faltaban otros pocos por llegar. Supuse que Ulquiorra estaría con la shinigami, haciéndola de niñera. Me senté en mi lugar correspondiente entre Zommari y Nnoitra. Harribel rehuyó mi mirada, parecía estar evitándome. Pero así era mejor. Mientras menos me molestaran, más rápido cumpliría mi objetivo de acercarme a la shinigami.
Continuará…
