POV Syaoran Li

Desperté por el portazo que acababa de dar mi padre al irse a trabajar. Me duché y cambié para ir al instituto, hoy era el primer día del último año. Tomé mi almuerzo y salí. Mis padres son cocineros en la casa de un millonario llamado Eiji Kinomoto, somos de baja clase social, tenía una beca para estudiar donada por aquel señor millonario, ya que ni en sueños mis padres podían pagar aquel instituto, ya que era el más caro de la ciudad de Tomoeda. Al llegar me siento en mi escritorio a escuchar música, al fin quedaba solo un año más y no quería hablar con ningunos de los idiotas millonarios del salón. Nunca llegué a conocer nadie con materia gris en la cabeza, así que me he mantenido solitario en estos años de la preparatoria. Cuando llegó el profesor Terada todos hicieron silencio.

-Joven Li, por favor retírese los auriculares- me llamó la atención el profesor- Gracias... Hoy les quiero presentar una nueva alumna que se traslada hoy desde Tokio. Se llama Kinomoto, Sakura.

Otra estúpida riquita en el salón, ¿acaso podría aguantar a otra persona más? El día pasó rápido, y la nueva niña se la pasó con el grupo más insoportable de la escuela, es decir, Tomoyo, Naoko, Rika y Chiharu. Eso me afirmaba la poca materia gris que tenía.

POV Sakura

Me puse colorada al entrar a mi nueva clase y la buena bienvenida que me dieron. El profesor le llamó la atención a un chico con el cabello castaño y unos ojos color ámbar hermosos. ¡No había visto un niño tan lindo en toda mi vida! Pero nunca dejó de fruncir el ceño en todo el día que pasé en el instituto.

-Buen día joven Kinomoto, soy Tomoyo Daudoji, un placer conocerte- me saludó una pelinegra hermosa con una sonrisa simpatiquísima.

-H... Hola, un placer- sonreí, era muy tímida.

-Que no te de penita, mira, ellas son Naoko, Chiharu y Rika- me presentó, las cuales me saludaron y yo respondí con una sonrisa y un leve saludo con las manos.

-Entonces, eres de Tokio, qué extraño que te mudaste a un pueblo como Tomoeda- me dijo la de los lentes, si no me equivocaba, Naoko.

-Asuntos familiares- sonreí fingido, no quería hablar de eso. Como era primer día no hubieron muchas clases, me pasé el resto del día con aquellas chicas y contándoles todo sobre Tokio. Al final del día me fui caminando a casa, ya que quedaba a unos cuantos bloques.

-Buenas tardes hermano- saludé al llegar a mi hermano Touya Kinomoto, tenía 26 años y trabaja en la gran empresa de mi tío. Si, somos millonarios, pero yo era bastante humilde, en realidad, hay momentos donde detesto ser millonaria, siempre estoy sola, en Tokio recibía clases particulares, por eso me sentía feliz al saber que me mudaría y que podría relacionarme con más chicos y chicas.

-Buen día Sakura, ¿cómo la pasaste hoy?- preguntó mi hermano mientras veía los papeles del trabajo. Nunca me dedicaba tiempo completo, siempre a medias.

-¡Muy bien! Me hice amiga de cuatro fantásticas chicas y vi un chico que...-fui interrumpida.

-Qué bien, pero perdóname, no puedo ponerme charlar ahora- dijo mi hermano, como de costumbre.

-Como si algún día lo tuvieras...- susurré para que no me escuchara. Subí deprisa las escaleras y me puse a hacer la tarea de historia que nos habían asignado. Luego me puse a escuchar música y lloré desconsoladamente por mi padre. Había muerto en un ataque sorpresa que le hicieron al auto donde iban mi hermano, mi padre, mi tío Eiji y un representante de su compañía. Mi padre fue el único que falleció y mi madre la tuvieron que internar en un centro psiquiátrico por su depresión. La trasladaron a un centro aquí en Tomoeda, y por eso nos mudamos, para que yo pudiera seguir viéndola cuando quisiera. Por eso, he estado viviendo con mi hermano Touya, quien se ha vuelto muy protector desde entonces, y mi chofer Kerberos, pero llegaba a Tomoeda este fin de semana.

-Sakura- me llamó mi hermano rompiendo mi mundo de pensamienos- ¿estás bien? ¿Por qué lloras?- dijo desde la puerta.

-Nada, solo recordaba a papá... Lo extraño- sollocé.

-No pienses en eso, ya pasó, él no quisiera verte triste- dijo. Nos quedamos callados un momento y luego soltó- Y Sakura... No quiero que vuelvas más caminando desde la escuela, es muy peligroso.

-Pero Kero no llega hasta el lunes, además, son solo unas pocas cuadras y me gusta caminar...- pero me interrumpió, como de costumbre.

-Ya te dije que no Sakura, te mandaré a Fuji mientras tanto. No quiero peros- dijo de lo más frío, mientras yo me llenaba de ira cada segundo- y tu cena ya está lista.

-No tengo hambre- logré decir con mis ojos llenos de lágrimas de la impotencia.

-Está bien- y se fue. Lo odiaba, seguro era idea de Nakuru, su odiosa novia, desde que llegó a su vida no ha hecho más que envenenar a mi hermano. Odiaba ser millonaria y de alta sociedad. ¿Por qué era un peligro caminar hasta la escuela? ¡Solo eran cuatro o cinco bloques! No podía ni disfrutar una caminata. Y empecé a llorar nuevamente.