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CAPÍTULO 1:

"Blaine y Brittany"


Blaine, un chico sencillo y dulce de quince años se encontraba en el parque tendido sobre el duro pavimento luego de una pelea con un muchacho mayor, quien había estado molestando a un grupo de chicas. Trataba de incorporarse, pero el dolor en un costado de su cuerpo era fuerte.

De pronto escuchó una voz a su lado y abrió los ojos para tratar de ubicar a la persona que le estaba ofreciendo ayuda.

—Creo que es mejor que permanezcas quieto un momento para darle a tu cuerpo tiempo de recuperarse al menos un poco y que puedas levantarte con más facilidad.

Una chica de piel pálida, cabello rubio y ojos azules estaba arrodillada a pocos centímetros.

Él asintió suavemente y se dejó caer despacio. Ella le sujetó la cabeza con cuidado hasta que hizo contacto con el suelo.

—¡Gracias! Aunque no es necesario que hagas esto. Puedes ir con tus amigas.

—Quiero ayudarte. Fuiste muy lindo al defendernos de ese cretino, y es lo menos que puedo hacer —le sonrió ligeramente—. Es bueno saber que siempre hay alguien con quien se pueda contar, aunque sea un desconocido.

—Él no es más que un idiota que se cree superior y que tiene el derecho de molestar a los demás a su antojo sólo porque su padre es policía.

—Sin embargo, de todos los que presenciaron lo que pasó fuiste el único que hizo algo para detenerlo, y realmente te lo agradezco.

—Me molesta cuando veo una injusticia, así que hice lo que creí correcto.

—Ojalá hubiera más personas que pensaran como tú —hizo una pequeña mueca mientras lo observaba—. Mira cómo te dejó —retiró con su mano los rizos oscuros que caían sobre el rostro del chico, descubriendo que tenía unos hermosos ojos con un color entre miel y verde que resaltaban con unas largas pestañas—. Mi… mi nombre es Brittany —dijo hipnotizada por aquellos orbes.

El adolescente sintió una corriente recorriéndolo cuando los dedos de la chica rozaron delicadamente su frente. Tratando de sonar tranquilo para poder responder tragó el nudo que se estaba formando en su garganta. —Soy Blaine.

—Es un gusto conocerte, aunque las circunstancias hayan sido estas.

—Lo mismo digo, Brittany —observó bien a la chica a su lado. En medio del dolor punzante en su cuerpo, sonrió un poco. Le pareció muy bonita y sus ojos azules en verdad lo cautivaron.

"Brittany", repitió en su mente. Estaba seguro que ese nombre no se le olvidaría fácilmente.

Durante varios segundos permanecieron en el mismo lugar, casi sin hablar, pero manteniendo contacto visual.

—¿Crees que te puedas levantar ya? —preguntó preocupada al cabo de un par de minutos.

—Sí. Estoy mejor.

—Qué bueno, porque me da mucha tristeza verte en el suelo.

"Dios, además de hermosa es tan dulce".

Con un poco de dificultad y con la ayuda de la chica Blaine se puso de pie y empezó a sacudir su ropa, quedándose congelado cuando sintió que ella le estaba acomodando el cabello. Al levantar la cabeza ambos se dieron cuenta de lo cerca que estaban. La rubia se sonrojó y él desvió la mirada por unos segundos.

—Lo siento, no quise incomodarte.

—No lo haces, Brittany, al contrario. ¡Gracias!

—Te lo dije antes, gracias a ti por defendernos —le sonrió dulcemente.

—Amm… —sacudió la cabeza suavemente para aclarar sus ideas— No te había visto por aquí antes.

—Nos mudamos hace poco y no salgo mucho.

—¡Oh! ¿Y por qué se mudaron?

—A mi papá lo ascendieron en su trabajo y lo enviaron a esta ciudad para hacerse cargo de las nuevas oficinas.

—¡Eso es genial! ¡Qué bueno por él!

—¡Sí! Él está muy emocionado y todos estamos felices —empezaron a caminar alejándose del parque.

La plática continuó por un largo tiempo y terminaron descubriendo que tenían la misma edad, vivían a cinco casas de distancia el uno del otro, y además ella iría al mismo colegio al que él asistía, lo cual los puso contentos.

—Realmente eres un chico encantador y único —dijo con timidez—. A más de todo me acompañas a mi casa.

—Es un placer.

Luego de la insistencia de la adolescente, Blaine aceptó entrar a su hogar para que le curase las heridas del rostro.

—¿Qué sucede aquí? —preguntó una mujer alta y rubia al ver la escena que se llevaba a cabo en la sala.

—Es un amigo, mamá.

—Mucho gusto, señora —dijo cortésmente—. Blaine Anderson, para servirle.

—Todo un caballero —sonrió complacida—. Es igual un gusto, pero, ¿qué te ocurrió?

Brittany le explicó lo sucedido y la mujer lo abrazó fuertemente, agradeciéndole por haber defendido a su hija, ganándose de inmediato su simpatía.

—Quédate a comer, por favor —dijo después de soltarlo.

—No quiero causar molestias, pero se lo agradezco mucho.

—No es ninguna molestia, Blaine. Todo lo contrario. Será un verdadero placer.

—Sí, Blaine. Quédate —dijo la adolescente emocionada.

—Está bien, pero debo avisarles a mis padres o se van a preocupar.

—Por supuesto. Puedes usar el teléfono, aunque seguro tienes tu celular.

—De hecho, vivo cerca, así que voy a mi casa y les digo. De paso aprovecho para lavarme.

—Claro que sí, dulzura —sonrió la mujer—. Y si tus padres desean venir, son bienvenidos. Me daría gusto poderles decir el maravilloso y valiente hijo que tienen.

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El mes que faltaba para que las clases comenzaran los dos jóvenes los pasaron juntos, volviéndose muy buenos amigos, casi inseparables, al igual que sus respectivas familias. Incluso Brittany viajó con los Anderson a su semana en la playa.

—Tus padres son geniales —mencionó la chica mientras jugaban en el mar—. Estoy feliz de que me invitaran.

—Lo son. Y a mí también me alegra que estés aquí.

Ambos sonrieron e intempestivamente ella le dio un beso en la mejilla.

A lo lejos James Anderson observaba con atención a su hijo y a su amiga, luego desvió la mirada hacia su esposa, quien tomaba el sol a su lado.

—¿Qué piensas de eso, Pam? —realizó un movimiento con la cabeza, apuntando hacia los adolescentes.

—¿De qué cosa?

—Ellos. Creo que a Brittany le gusta Blaine.

—Y a él también le gusta. Hay una gran química entre ellos, es tan obvio.

—Pero me refiero a gustarse no sólo como amigos.

—Yo también, cariño.

El hombre mayor volvió a observar a los jóvenes por unos segundos. —Ella sería una buena novia para Blaine.

—Harían una bonita pareja.

—Espero que pronto se le declare.

—¿Y cuál es el apuro, James? Si algo sucede entre ellos, será a su tiempo.

—No es que haya prisa, únicamente pienso en que alguien podría adelantársele.

—Aunque así fuera, ella sólo tiene ojos para él.

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El tiempo transcurrió y Brittany se adaptó con facilidad a la nueva escuela y al grupo de amigos de Blaine, y mientras eso ocurría ellos se volvieron más unidos que nunca, pero no fue sino hasta varios meses después que él le pidió que fuese su novia, y ella aceptó emocionada.

Los Pierce estaban felices con esa relación porque sabían la clase de chico que era Blaine y lo mucho que quería a su hija, y los Anderson no podían estar más complacidos debido a que Brittany era todo lo que siempre habían deseado para su niño, como cariñosamente le decían.

Al verlos juntos James se sentía tranquilo ya que la preocupación lo había acompañado desde que su hijo llegó a la adolescencia y un día le preguntó si era correcto que a un chico le gustasen otros chicos. Fue algo tan inesperado que la sangre se le había helado y no supo qué pensar ni cómo responderle.

Con el pasar del tiempo Blaine no parecía tener mayor interés en las chicas, y su angustia seguía creciendo pues a esa edad él ya había tenido su primera novia. Pam le decía que no todos los adolescentes eran iguales y que ya encontraría a alguien que le gustase, y él trataba de mantener la esperanza en ello.

Aunque a veces también se cuestionaba si su preocupación era infundada ya que su hijo tampoco mostraba interés en los chicos. En realidad, era como si no le atrajese la idea de tener una pareja. Tal vez su esposa tenía razón y no todos quieren lo mismo a la misma edad, después de todo Blaine apenas iba a cumplir los quince y quizá la pregunta que le hizo no había sido más que por pura curiosidad ya que nunca volvió a tocar el tema.

Cuando Brittany apareció, puso todas sus expectativas en ella, y en el momento en el que se convirtió en novia de su hijo, se sintió totalmente agradecido.

—¡Bajen la intensidad! —dijo Pam un día al llegar a la casa y verlos besándose en el sofá.

—Son adolescentes, déjalos disfrutar —manifestó James a su mujer, sintiendo alivio cada vez que presenciaba una escena como esa, porque a veces le daba la impresión que estos eran más amigos que pareja.

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—¿Sabes? Me gusta que seas mi primer novio, así como yo ser tu primera novia —dijo súbitamente Brittany mientras hacían la tarea.

Blaine levantó la cabeza y le sonrió. —A mí también me gusta. Siento que es especial.

—Lo es. Juntos estamos aprendiendo y descubriendo muchas cosas —se sonrojó.

—Me encanta que sea así —soltó el bolígrafo y la tomó de la mamo—. Me encanta que sea contigo.

La joven se levantó de la silla y se acercó, agachándose hasta quedar a su altura. —Te amo —era la primera vez que lo decía, y esperaba con ansias la respuesta de Anderson.

—También te amo.

Ella sonrió y antes de que pudiera decir algo más, Blaine se inclinó y la besó, quedando la tarea olvidada.

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Fue durante un fin de semana en la playa la primera vez que en medio de una sesión de besos Blaine le acarició la pierna a su novia en lugar de sólo mantener la mano en su rodilla o rodearle los hombros.

Cuando ella se apartó ligeramente, él la miró preocupado.

—Lo siento. Yo…

—Está bien —le sonrió y lo tomó de la mano, guiándolo para que la colocase sobre su muslo—. No te detengas.

—¿Estás segura?

—La mayoría de nuestros amigos ya tienen relaciones y nosotros ni siquiera nos tocamos. Por supuesto que estoy segura.

Tal declaración tomó a Blaine por sorpresa pues siempre había pensado que iban al ritmo adecuado. Quizá él era muy lento, pero no tenía prisa por acelerar las cosas. Sí, el asunto de las caricias y el sexo le daban curiosidad, sin embargo, era un firme creyente de que todo sucedía siempre en el momento apropiado.

—Bueno, si eso quieres —dijo torpemente.

—¿Tú no?

—Sí, Britt. Sólo me sorprendiste un poco; pero claro que quiero, aunque… no estoy listo para ir más allá todavía.

—Yo tampoco. Sólo quiero que sigamos experimentando nuevas cosas. Todos hablan de lo increíble que es o lo bien que se siente esto y aquello. Deseo eso contigo.

—Yo también, pero no quiero que nos apresuremos porque es lo que otros hacen. Mentiría si digo que no tengo ganas de tocarte, de sentirte… Más… es… —resopló por la nariz— Debes pensar que soy un tonto porque por lo general los chicos son los que están desesperados por todo esto, pero soy un romántico y así como ha sido maravilloso cada momento junto a ti, anhelo que siga siendo de esa forma en todo lo que hagamos.

—Nunca he pensado eso de ti. Amo que seas como eres, amo que todo a tu lado ha sido tan especial. Y tienes razón; no hay prisa. Te amo, te amo mucho.

—También te amo —Blaine llevó su mano libre hacia el rostro de su novia, acariciándole el pómulo un par de veces antes de besarla.

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El Sr. Anderson se encontraba revisando unos papeles que tenía esparcidos sobre la mesa del comedor cuando su hijo cruzó a toda prisa.

—Blaine, ven un momento, por favor.

—¿Ocurre algo, papá?

—Me he dado cuenta que últimamente pasas mucho tiempo en casa de Brittany.

—¿Tiene algo de malo?

—No, no. Pero Harold se encuentra fuera de la ciudad y Whitney está muy ocupada con su trabajo, lo que quiere decir que pasan solos la mayor parte del tiempo. ¿O me equivoco?

—No, tienes razón.

—Aunque ya habíamos topado el tema antes, creo que es tiempo de que tengamos una charla más profunda.

—¿Acerca de qué?

—Estás en la edad de las hormonas, Blaine, y es comprensible que tú y Brittany…

—¡Papá! —protestó totalmente sonrojado.

—No lo digo con la intención de molestarte ni avergonzarte, sólo quiero que pienses bien las cosas y no te dejes llevar por un impulso. El sexo, aun cuando es practicado por muchos sin verdadera conciencia, es un acto íntimo que se debe realizar sólo con la persona a la que se ama, de ahí el hecho que muchos le digan hacer el amor.

—Lo sé, papá. Y nunca lo haría de otra manera.

—Me alegra escuchar eso. ¿Sabes? Es parte de lo que vuelve la experiencia inolvidable. Y así como es importante estar con la persona correcta lo es también hacerlo cuando uno se siente realmente listo para ello.

—Estoy totalmente de acuerdo, y por eso nunca he apresurado las cosas.

—¿Eso quiere decir que ustedes aún no…?

—¡No! ¡No! ¡No estamos listos para eso!

—Es bueno que lo estén tomando con calma. Pero cuando suceda, porque no voy a cerrar los ojos y pretender que no será así, asegúrate de que sea lo que tu corazón quiere y que te entregas por las razones correctas. Además, debes cuidarla mucho y hacerle saber antes, durante y después del acto cuánto la amas.

—Así será. Te lo prometo —sonrió incrédulo de estar teniendo esa plática con su padre y empezó a salir del comedor.

—Blaine, no he terminado.

—¡Oh! Lo siento —lo miró expectante.

—En cuanto a lo físico, ¿necesitas que hablemos sobre…?

El adolescente abrió los ojos muy ampliamente al comprender a lo que su padre se refería. —Ya sé toda la mecánica —levantó ambas manos para hacerlo detenerse—. No necesito que me des explicaciones, en el colegio nos dieron clases sobre eso.

—De todas formas, no creo que les digan todo lo que deben saber.

—Nos enseñaron lo suficiente, y el internet es un buen aliado también. Tengo la información que necesito, papá.

—Bien, pero si tienes alguna duda o inquietud al respecto o sobre cualquier otro tema, puedes preguntarme con confianza.

—Te lo agradezco.

—Nunca olvides que cuentas conmigo.

—¡Gracias, papá!

—Sólo una cosa más y que es de suma importancia —Blaine levantó una ceja—. No olviden protegerse.

—P-por supuesto.

—Si necesitan ir a una clínica para que los orienten, puedo llevarlos.

—Estamos bien, pero gracias. De verdad, gracias.

El adolescente se retiró finalmente y James volvió su atención a sus papeles.

—Fueron buenos consejos —dijo Pam acercándose a su esposo.

—Blaine está creciendo y no podemos evitarlo, pero sí podemos y debemos guiarlo, aunque sea un buen chico y muy juicioso.

No voy a ser de esos padres que se hacen los desentendidos y prefieren ignorar lo que hacen sus hijos. La sexualidad es parte de la vida, y ambos sabemos cómo puede llegar a ser en la adolescencia.

—Eso es muy cierto, aunque tengo que reconocer que me has sorprendido.

—¿Por qué?

—Porque cada vez que lo encontrábamos besándose con Brittany decías que los dejáramos disfrutar su adolescencia.

—Una cosa son unos cuantos besos, pero esto es muy diferente, Pam.

—Estoy de acuerdo. Y tengo que agregar que me da gusto que no lo presiones.

—¿Presionarlo?

—Tiempo atrás parecías ansioso porque Blaine empezase a salir con chicas y tuviera una novia. A veces hasta tomabas una actitud de "macho" y parecía que querías que él fuese así también. Honestamente eso me preocupaba, como te lo dije en distintas ocasiones, y llegué a pensar que en algún momento lo presionaras para que tuviera sexo.

—No soy así, mujer. ¿Qué clase de pensamiento es ese?

—Bueno, no es que yo iba a permitir eso tampoco, pero, así como insistías mucho con el asunto de la novia, tal vez ibas a…

—Quizá exageré un poco en ese sentido, pero jamás presionaría a mi hijo a hacer algo para lo que no está listo, mucho menos tratándose de sexo.

Lo único que quiero es que sea feliz, que viva sus etapas y las disfrute. Ahora es un adolescente y tiene a su novia con la que está muy bien, y eso me alegra en verdad.

—A mí igual. Son una linda pareja.

—Lo son. Y quizá en el futuro sigan juntos o no, es imposible saberlo, pero todo esto que está viviendo ahora será un determinante en su vida cuando busque sentar cabeza junto a la mujer indicada.

—Te amo, James, y lamento haber pensado que…

—En cierto modo no puedo culparte. Sé que a veces puedo ser insistente en algunas cosas y hasta algo molesto, pero sólo pienso en el bienestar de nuestro hijo. Te amo y lo amo con todo mi ser. Ustedes son lo más importante en mi vida, nunca lo olvides.