Opuestos
By Ireth
(APH no me pertenece)
Fría y a la vez, suave. Decidida, pero también moldeable. Hermosa, pero con un poder de destrucción increíble. Natalia Arlovskaya era infinitamente parecida a la nieve que caía todo el tiempo sobre su hogar. Desde la manera ser -reservada y poco expresiva, fría- hasta el aspecto -con esa piel blanquecina y ese cabello tan claro, que al exponerse al sol, parecía estar hecho de plata liquida-, todo en ella hacía recordar la forma y color del agua congelada.
A sus ojos, Belarús no parecía más real que los maniquíes en sus grandes tiendas o las figuras de hielo que los niños solían hacer en invierno; y sin embargo, allí estaba: en su propia casa, ataviada con su siempre elegante vestido negro y la cinta blanca que él mismo le había regalado para adornar su pelo.
Cualquiera podía notar sus diferencias. Las auras contrastantes que emanaban de ellos; él reflejando los colores del día y ella siendo el vivo retrato del inicio de la noche. Tan diferentes, tan… opuestos.
Cabellos de luna y obres amatistas que se encuentran a medio camino con el celeste del cielo en los ojos del otro y el oro de las joyas brillando en su cabeza.
El joven soltó un suspiro, bajando la mirada. ¿En que pensaba cuando se la quitó a Iván? Era obvio que no tenían nada en común. No podían ni siquiera hablarse sin tener el miedo de hacer explotar la Tercera Guerra Mundial.
Entonces fue cuando lo recordó; dándole su mejor sonrisa se acercó a ella y le besó la enguantada mano -Bienvenida a mi casa, señorita Arlovskaya- la joven le contesta sólo con una leve reverencia y él sonríe al ver ese sonrojo, mezcla de disgusto y vergüenza, que se expande por su cara.
¡Oh, si! A Alfred F. Jones le encantan los retos…
