CAPÍTULO 1: CRUDO DESPERTAR.
- ¡Maldición!
La cabeza le dolía, todo daba vueltas y sentía que le iba a estallar. Despertaba y la luz matutina era demasiado brillante para mantener sus ojos abiertos. El punzante dolor lo obligó a sentarse y sostener su cabeza para masajearla un poco y disminuir el dolor. Reconocía estar en su cuarto tratando de recordar lo que había sucedido la noche anterior pero nada, nada venía a su mente.
- ¡Estúpido dolor de cabeza! ¡Estúpida mañana! … ¡Estúpido Morinaga! Entonces los recuerdos se presentaban uno tras otro. - ¡Eso es Morinaga!
El solo nombre de su compañero se convirtió en un detonante para su memoria. Recordaba como lo había arrastrado a su "noche de tragos" por la fuerza y se regañaba una y otra vez con un "nunca aprendes". Escarbó más en sus memorias a pesar de lo borrosas que parecían y ese otro nombre apareció molestándolo.
- ¡Todo es culpa del maldito Kurokawa!
No soportaba a ese sujeto y era una realidad que ya todos conocían. Faltaban exactamente dos días para el cumpleaños de su hermana menor, Kanako, y pensó en prepararle una sorpresa reuniendo a toda la familia. Fue una tarea difícil poder coordinar los horarios de todos y coincidir en esa fecha especial pero lo logro; no dejó que el trabajo se interpusiera, sentía eso como un gran logro. Solo una cosa estropeaba su felicidad, Kurokawa. Souichi en verdad deseaba ver a su hermano menor pero odiaba la idea de que viniera acompañado. La tarde de ayer había hablado con Tomoe para acordar los últimos detalles pero terminó con un fuerte dolor de estómago cuando le mencionó a su esposo.
- ¿Por qué tiene que venir con el pedófilo pervertido?
A Souichi no terminaba de convencerlo ese pervertido, seguramente tramaba algo y no podía ser bueno. Usualmente se mantenía al margen pues sabía que aunque odiaba al sujeto lastimaba a su hermano con toda su palabrería y dura mirada; sin embargo, si se lo topaba seguro terminaría por descuartizarlo. La idea de encontrárselo junto a su hermano irritó tanto a Souichi que terminó liberando toda la furia y el estrés en alcohol; una muy mala elección. Morinaga lo acompañó como siempre lo hacía y a Souichi le agradaba eso, podía quejarse tanto como quisiera.
- Es bueno escuchando… aunque su boca debería de mantenerse cerrada.
Le agradaba su compañía pero le disgustaba que lo contradijera. Pasaron gran parte de la noche bebiendo o eso era lo que recordaba pues cada trago nublaba más su razón y ahora enfrentaba las consecuencias. Cerraba sus ojos y podía ver como la cerveza se acababa y mandaba a Morinaga por más a la tienda. El kouhai, sin estar muy de acuerdo, cumplió su demanda pero se retrasó provocando un regañó. Souichi continuó bebiendo a pesar de las advertencias de Morinaga, intentó detenerlo y ahora el recuerdo de unos cercanos ojos esmeraldas era lo que venía a su mente. El de cabellos azules estuvo sobre él con un ligero sonrojo en su rostro.
- ¿¡Q-QUÉ SUCEDIÓ DESPUÉS DE ESO!?
No, no podía recordarlo. Volviendo a la realidad y apenas abriendo sus ojos, Souichi deslizó su mano sobre su pecho y movió sus piernas para confirmar que estaba vestido. Cuando lo comprobó suspiró en alivio.
- No pasó nada raro… que bien.
Podía estar más tranquilo, ¿pero qué es lo que había sucedido al final? En su mente no había algo que pudiera darle una pista, solo tragos y más tragos.
- S-senpai. Escuchó el sonido de su voz.
- ¿Eh? ¿Yo dije eso?
Abrió sus ojos con impresión y pasó sus dedos sobre sus labios. Esa era su voz pero él no dijo nada, sus labios no se movieron ¿Se estaba volviendo loco o la resaca en verdad lo estaba afectando?
- S-senpai…
- ¡Otra vez! Su piel se erizaba del susto al oír esa voz tan familiar saliendo de otra parte que no fuera él.
- ¿¡Qué demonios…!?
Para empeorar todo sintió como un bulto se movía a su lado. No podía tratarse de otra persona sino del idiota de su kouhai y eso lo enfurecía de sobre manera, ¿Quién le había dado permiso de colarse en su habitación y encima a atreverse a dormir con él? Al menos tener toda su ropa puesta y no sentirse extraño era una buena señal, pero la incertidumbre de la voz se mantenía en el ambiente.
- Tal vez estoy muy cansado… Lo movió para despertarlo y luego se atrevió a descubrirlo un poco al ver que no reaccionaba.
- Mo… No pudo sostener la palabra, se quedó atónito con lo que estaba presenciando. Soltó la sabana apenas llegó a su hombro y sujetó su cabello desesperado.
- ¿EHHHHH?
Se tenía que tratar de una broma o una pesadilla. Souichi podía ver su cuerpo descansando a su lado, era una sensación increíblemente extraña, no existían palabras para describir cuánto. Se quedó boquiabierto al ver el débil respirar y lo plácido que se encontraba descansando.
- ¿Una proyección astral? ¿Todavía estoy dormido?... todo parece tan real que me aterra hasta los huesos.
Estaba muy confundido y pensaba que estaba enloqueciendo. En un intento por despertar a su otro "yo" y con la esperanza de él despertar de esa pesadilla, tocó suavemente su mejilla y posterior a eso dio pequeñas palmaditas. No funcionaba de la manera en que esperaba pero logró notar algo, su mano, la que ahora se movía y estaba en su mejilla, lucía diferente. La examinó con cuidado y le pareció familiar pero no era la de él.
- Esto es…
- Sen… pai…
Otra vez estaba pronunciando esas palabras. ¿Por qué insistía con ello? Solo había una persona que decía eso constantemente y lo llamaba de esa manera. Lanzó una mirada penetrante a su acompañante y luego la dirigió nuevamente a sí, se analizó con más cuidado de pies a cabeza.
- Esta ropa no es mía… las manos, los pies… mi cabello.
Tocó la textura y el largo sabiendo que no era normal. Nada de eso le pertenecía pero sabía a quién sí. Iba a matar al idiota, no entendía lo que sucedía pero seguro que tenía que ser su culpa.
- MO-RI-NA… ¿eh?, mi voz.
Apenas comenzaría con el ataque pero se detuvo al oírse. Su voz también había cambiado y al reconocerla terminó por aterrarse. Entró en pánico y dejó de lado la idea de que se trataba de su cuerpo y comenzó a "darse" bofetadas para despertar al otro sujeto. Si era un sueño, en teoría, debía de funcionar.
- ¡Despierta maldición! Igualmente lo sujetó del cuello de la camisa y lo zarandeó sin éxito.
- ¿¡Qué sucede con ese sueño tan pesado!?... despierta de una vez.
Lo trató peor que a un muñeco de trapo pues no dejaba de agitarlo para que despertara. Era como si le jugara una broma, jamás había tenido problema despertándolo pero hoy parecía ser una roca en lugar de un humano. Casi a punto de rendirse lo zarandeó un par de veces más y como último recurso lo acercó para hablarle al oído. Tomó aire y prosiguió.
- ¡MORINAGA DESPIERTA! Más que hablar fue un fuerte grito.
El otro se despertó abriendo los ojos de golpe y asustado. El corazón le latía a mil por hora de la impresión y la cabeza también le estallaba. Esos ojos que pronto se abrieron igualmente se cerraron y sin prestar atención a nada se concentró en disminuir el dolor.
- ¡Ahhh mi cabeza… duele! Por eso le dije a Senpai que había sido suficiente.
Recodando a su amado recapituló en donde se había quedado. Estaban tomando y en un acto por detenerlo iba a quitarle la lata que tenía en la mano. Lo regañó, forcejearon y cuando menos se lo esperó terminó sobre él. Souichi comenzó a protestar pero Morinaga solo podía observar lo lindo que era enojado. Estando tan indefenso, un deseo por robarle un beso se presentó. Se aproximó con lentitud y eso le hacía agua la boca; quería probar esos labios pero no quería apresurar las cosas. Primero un suave rocé y continuó usando su lengua. Los besos fueron tornándose calientes y lo ajustaba a su cuerpo en un abrazo. Souichi nunca se quejó, tal vez estaba demasiado borracho para protestar. Deslizó sus manos por su espalda acariciándola y robándole un dulce gemido.
- Estoy cansado. Fue lo último que escuchó.
Souichi se había quedado dormido y podía vérsele agotado. Morinaga se puso a pensar en que organizar la fiesta para Kanako y trabajar extra en el laboratorio era una carga pesada. Resignado pero con una media sonrisa, tomó a Souichi entre sus brazos y lo cargó para llevarlo a su habitación. Entró, lo depositó en su cama y robó un par de besos más. Aunque quería contenerse no podía evitar sentirse tan deseoso de él. Se aventuró en su cama, donde nunca había estado, y lo abrazó desde atrás. Su vista se nublo cada vez más y ahora no podía recordar.
- Senpai…
Suspiró y el otro no le dio descanso. Souichi estaba desesperado por saber que rayos estaba sucediendo mientras Morinaga ignoraba totalmente la situación.
- ¡Oye! Volvió a sacudirlo para que abriera los ojos y le prestara atención. - ¡Me puedes explicar de una puta vez que es lo que sucede!
- ¿Eh?
Esa manera de reprenderlo sonaba familiar pero no iba con esa voz. Abrió sus ojos pero no alcanzaba a distinguir nada, los talló pensando que todavía no despertaba del todo pero aún faltaba claridad en su visión. Apartó con gentileza las manos que lo sujetaban y se acercó a la otra persona; para Souichi era demasiado cerca y llegó a pensar que lo besaría. Entrecerró sus ojos y alcanzó a ver a su reflejo. La impresión lo llevó a retroceder y caer de la cama.
- ¡Auch! ¿Qué es lo que acabo de ver?... ¿y por qué mi voz sigue sonando tan extraña? Sobaba la zona afectada y no podía salir de su confusión.
Fue entonces que el rubio entendió el porqué de su cercanía. Tomó de la mesita de noche a sus fieles compañeros y se levantó para ayudarlo. La primera impresión al estar de pie fue la de una perspectiva diferente. Se desorientó un poco al sentir el departamento un poco más pequeño de lo que siempre había sido. Dio la vuelta al otro extremo de la cama y se arrodilló para estar a la misma altura.
- Debes tener más cuidado, mira… aquí. Apartó unos mechones de cabello y le colocó los anteojos; a eso se debía su falta de visión. Parecía estar más tranquilo a pesar de la situación. No podía estar enojado con su compañero si él tampoco sabía lo que sucedía.
- ¿S-senpai? La rudeza y gentileza de esa persona era característica. Cuando pudo ver con más nitidez comenzó a mirar a todos lados, a analizar a quien tenía en frente.
- Suena como yo, se mira como yo pero su forma de ser es como la de él.
Morinaga estaba confundido y tenía algo de miedo. Se observó y notó que la ropa que llevaba era la que por la noche traía su Senpai. Con impresión observó el cabello que caía más allá de sus hombros y lo sujetó entre sus dedos para analizarlo. Palpó su cara y podía sentir los anteojos.
- ¿Qué es esto?
Incluso sus manos eran como las de su amado, las volteaba una y otra vez mirando el dorso y la palma. Mientras él observaba con impresión su nuevo cuerpo a Souichi no le parecía nada bien que hiciera eso, así que lo detuvo.
- ¡Ya fue suficiente! ¡Deja de tocarme!
Souichi sostuvo su una de sus muñecas muy enojado y Morinaga aprovechó la libertad en su otra mano. Deseaba comprobar que no estuviera perdiendo la razón y que esa otra persona era su Senpai, así que suavemente acarició su mejilla e hizo una pregunta.
- ¿Eres tú Senpai?
Souichi se sonrojó un poco y Morinaga tomó eso como una afirmación. Lamentablemente el ambiente romántico fue roto por el ahora peli azul.
- No me toques. Lo apartó de él. - Espero que tengas una buena explicación para esto. Se puso de pie y lo veía desde arriba; al menos algo bueno había resultado de esta horrible situación.
- Pero que digo… explicación, esto no tiene explicación, esto no puede ser real.
- Senpai no sé lo que está pasando pero… no sabía que tu vista era tan mala.
- ¡JA!
Souichi se irritó con el comentario, ¿acaso no se lo tomaba enserio?
- Con lentes, sin lentes, con lentes, sin lentes, con, sin, con, sin…
Morinaga empezó a jugar con los anteojos de su Senpai. Los subía y bajaba una y otra vez. Al subirlos veía todo borroso pero alcanzaba a distinguir de buena manera la figura de su acompañante. Al bajarlos todo volvía a ser nítido. Morinaga estaba divirtiéndose de lo lindo con la graciosa situación pero eso solo hacía enfurecer más y más a Souichi.
- ¡IDIOTA, DEJA DE PERDER EL TIEMPO EN TONTERÍAS!
Le dio un golpe que lo mando contra la cómoda y a Morinaga a sobarse la cabeza.
- ¿Senpai por qué eres tan malo? Chilló.
- Es tu culpa por ser un imbécil, además… ¡mira lo que me hiciste hacer! Lo sujetó del cuello de su camisa y lo levantó cual trapo. - ¡Hiciste que golpeara mi cuerpo! Solo espero que no deje marca. Ahora hablaba preocupado por el color rojizo que aparecía en su mejilla. Como acto reflejo sobó la zona afectada, después de todo se trataba de su cuerpo, fuera un sueño o no. Notó como esas mejillas se tornaban carmín y regreso a la "realidad". Sus ojos se cruzaron con los que ahora eran los de Morinaga y observaba su cara sonrojada. Se estaba pasando de la raya.
- ¿Qué diablos estoy haciendo? Lo soltó sin previo aviso y como si solo se tratase de una cosa más.
- ¡Ahhh esto es una pesadilla! ¿¡Cómo vamos a regresar a nuestros cuerpos!? Apretaba sus cabellos con desesperación despeinándose más de lo que estaba. Morinaga lo vio alterado y quiso tranquilizarlo.
- Senpai… seguro que encontraremos una solución. Dijo apoyando su mano en el hombro ajeno y mostrando una sonrisa muy poco vista en la cara del rubio.
- Golpéame. Ordenó con toda seriedad y una mirada penetrante.
- ¿¡Qué!? ¿Cómo esperas que yo haga eso? Morinaga no entendía que era lo que quería conseguir con eso. A él no le gustaba la violencia y menos la usaría en la persona que ama, simplemente estaba siendo irracional como de costumbre.
- Anda, no seas cobarde, solo hazlo. Pero Souichi no parecía cambiar de parecer. En su cabeza no desaparecía la idea de que todo esto era un sueño y tenía que despertar. Los golpes siempre funcionaban en las películas así que debían de funcionar en la realidad; aunque la principal razón es que no se le ocurría otro plan para implementar.
- P-pero Senpai, y-yo no podría… Se ponía nervioso, no quería hacer aquello y no sabía cómo hacerle entender.
- Este estúpido no lo hará. Pensó muy molesto y su ceño comenzó a fruncirse.
- Esta bien, está bien… solo cállate y déjame pensar. Hizo un movimiento con su mano indicando que parara.
Cerró sus ojos e indagó en su cabeza tanto como pudo, debía haber alguna información que le diera una pista para regresar a la normalidad. Era una desgracia que no le apasionara el cine o tuviera interés por libros de ciencia ficción, pues en medicina no recordaba haber leído casos tan extraños como lo que ahora vivía.
- Maldición, es lo único que se me ocurre.
- ¿Senpai? Después de tanto silencio Morinaga se preocupó.
- Bien, tengo una idea.
No terminaba de convencerlo pero nada perdía con intentarlo. Luego de contarle su plan a Morinaga este se impresionó y poco faltó para decirle que era una locura pero se contuvo. Souichi le dio indicaciones y prácticamente a empujones fue que guío a Morinaga al otro extremo de la habitación.
- E-espera Senpai… no creo que esa una buena idea.
- Lo es. Ahora solo calla, coopera y has lo que te dije.
Morinaga temblaba como gelatina y solo suplicaba para que todo saliera bien. Souichi lo dejó preparado en su lugar y después se dirigió al otro extremo de la habitación. Ambos quedaban uno frente al otro. Souichi se inclinó un poco y en su mirada había determinación. Mientras que Morinaga no estaba de acuerdo con el plan y presentía que todo fracasaría.
- A la cuenta de tres vamos a hacerlo. Declaró. - ¿¡Entendiste!? Quería que se lo confirmara y que no se echara para atrás.
- S-sí. No podía negarse, estaba acorralado.
- Una… dos…
- Por favor que todo salga bien, que todo salga bien… Gritaba internamente el ahora rubio.
- … tres!
Y como si se tratará de una carrera ambos salieron disparados a toda velocidad; Souichi con determinación y Morinaga con nerviosismo. Sus cuerpos no tardaron en colisionar pues la habitación no era tan grande, pero qué golpe se dieron. Ambos sobaron sus cuerpos que yacían en el suelo y Souichi gruñía al ver su plan fallido.
- Con un demonio… Morinaga no corriste lo suficientemente rápido. Aun así, quien llevaba toda la culpa siempre era el kouhai. Al no escuchar su réplica se extrañó. - ¿¡Estas escuchando idiota!?
Se enderezó, pudo ver como cubría su nariz y luego unas gotas de sangre caer. Se preocupó y corrió en su auxilio de inmediato.
- ¿Qué fue lo que paso? Era obvio que aquella idea de Senpai era la culpable.
- Je-je, creo que me excedí. Lo siento Senpai, no quería lastimar tu cuerpo. Su voz se escuchaba algo graciosa al tapar su nariz pero no era momento para reírse.
- No tienes que disculparte. Evadió su mirada como siempre hacía cuando se sentía culpable. - No fue tú intensión además de que… fue mi idea. Era lo más parecido a una disculpa sincera de su parte.
- Todo termino en un desastre. Morinaga solo se lastimó y nada cambió… soy un idiota.
Dejaron de lado el problema de sus cuerpos para ir y parar el sangrado de Morinaga. Él termino encargándose de todo al final pero era reconfortante que Senpai se preocupara y le hiciera compañía. Guardó el botiquín y ambos estómagos gruñeron, se olvidaron por completo del desayuno. Morinaga volteó y le sonrió para invitarlo a comer. Se apresuró a preparar algo sencillo para que pudieran desayunar con prisa y luego resolver ese problema.
- A mí no me importaría pasar unos cuantos días más de esta manera. Morinaga sonreía mientras servía el par de huevos fritos con jamón que había cocinado.
En tanto, Souichi esperaba en la estancia y volteaba a ver de reojo a Morinaga. Era inusual verse a sí mismo cocinar y sonreír demasiado. Al menos ahora conocía su sonrisa pues ni en fotos logró verla anteriormente. No era alguien que se considerara apuesto pero la sonrisa en su rostro le daba un aire refrescante haciéndolo lucir un par de años más joven.
- No sería malo hacerlo de vez en cuando. Estaba considerando sonreír más seguido pero sabía perfectamente que no se podía obligar, tenía que ser natural o se sentiría como un idiota.
Terminaron con su desayuno y Souichi decidió darse un descanso, se recargó en el sillón y llevó una de sus manos a atrás para acomodarse.
- ¿Eh, qué es esto? Tomó una lata de cerveza que se escondía bajo el sofá.
- Ahh… lo siento Senpai, ayer no terminé de limpiar como se debía. Después de aquellos besos se había olvidado de eso. Se pudo de pie y se acercaba con una bolsa para recoger parte del desastre de la otra noche.
- Espera… ¿¡de dónde rayos conseguiste esto!? Estaba tan enojado que comprimió la lata con su mano e hizo a Morinaga retroceder un poco.
- ¿A-a que te refieres Senpai?
- ¡TE ESTOY PREGUNTANDO QUÉ DE DONDE CONSEGUISTE ESTAS PUTAS LATAS DE CERVEZA! Enfureció totalmente y le arrojó la lata sin importarle nada.
- ¿S-senpai qué es lo que te sucede? Estaba temblando como nunca, sus rodillas parecían papel a punto de quebrarse, nunca antes había visto tan molesto a Souichi, o más bien, nunca había visto su cara tan enfurecida. Retrocedió unos pasos con torpeza y cayó pero no por eso el ahora peli azul dejó de atormentarlo. El mayor lo tomó del cuello de la camisa y lo elevó dejándolo sin tocar el piso. - ¡S-senpai, Senpai espera…! Protegió con sus antebrazos su cara.
- No te quieras hacer el desentendido, te golpearía de no ser porqué se trata de mi cuerpo al que voy a golpear. Lo lanzó a uno de los sofás. Morinaga estaba perplejo por su actitud y se quedó mudo.
- Te preguntaré una vez más… Intentaba modular el tono de su voz para no volver a perder los estribos. - … ¿de dónde sacaste esa porquería? La voz que Souichi emitía con la de Morinaga se escuchaba escalofriantemente tranquila.
- L-la compré en la tienda de conveniencia, a la que siempre vamos. Titubeaba y hablaba con cautela ¿qué había hecho mal esta vez?
- ¿Estás seguro de lo que dices?... ¿no me estarás mintiendo o sí? Lo veía con esos ojos esmeralda acusadores.
- ¿Cómo es que Senpai logra hacer que mi propia cara me aterre? Tragó grueso y se defendió.
- C-claro que no estoy mintiendo. Ayer fui a la tienda, entré, tomé las cervezas, pagué y luego… oh no… Acababa de recordar algo que parecía insignificante de mencionar pero que podía ser la causa del problema.
- ¿¡"Oh no" qué!? Esperaba por su respuesta con los brazos cruzados.
- P-pues veras… c-cuando estaba saliendo de la tienda choqué con un señor que también había comprado cervezas. Comenzó a sudar frío. - N-nuestras bolsas se cayeron y como estaba muy oscuro, pues…
- ¡Eres un reverendo idiota! Lanzó un golpe al sillón, justo al lado de donde se encontraba el rostro de Morinaga, este se congelo del susto. - Y se supone que el que usa lentes soy yo. Murmuró por lo bajo y luego se apartó. - No puedo creer lo descuidadamente estúpido que puedes llegar a ser. Masajeó el puente de su nariz solo por costumbre.
- P-pero Senpai ¿qué hay de malo con la cerveza? Souichi lo volteó a ver indignado e incrédulo por lo que escuchaba. - Aunque se hayan cambiado las bolsas por error sigue siendo alcohol, ¿no?
- ¿Tú enserio que no entiendes la gravedad del asunto verdad? Se acercaba otra vez a Morinaga y este ya no sabía cómo reaccionar. Se agachó y tomó otra lata de cerveza para aventarla y que él la atrapara. - ¡Lee lo que dice esa porquería que trajiste!
Miró la lata y comenzó a leer en voz alta para que su Senpai se diera cuenta que no estaba tomando sus demandas a saco roto.
- "Formula para el amor eterno: Beba el contenido del envase junto a su pareja. Después de un beso y un par de horas podrán disfrutar de una experiencia inigualable".
- ¿Qué es lo que acabo de leer? Busqué la marca de la cerveza y esta era la misma de la que había comprado pero claramente la etiqueta era diferente. Mis manos comenzaron a temblar pero continué con la lectura.
- Efectos secundarios: Podrá sentir, blah, blah, blah, blah… Me salté la parte aburrida y fui directo por lo que ahora era la prioridad. - ¡Duración!, "La duración puede variar dependiendo de la pareja y sus edades. Podrá ser d semanas".
- Así que eso fue lo que paso… Los puños de Souichi comenzaban cerrarse con mucha fuerza. - … no solo la cerveza sino que tú también me besaste. Lo vio deseando fulminarlo con la mirada.
- ¿Qué clase de cosas son las que venden en la tienda de conveniencia? Morinaga juraba que el señor salió de ese mismo lugar como él. Ahora estaba aterrado de comparar otra vez ahí.
- ¡ESTAS MÁS QUE MUERTO MORINAGA, TE VOY A…!
Souichi estaba con medio puño en su propia cara cuando el salvavidas para Morinaga se escuchó en la habitación. El celular de Souichi comenzó a sonar y en la pantalla se mostraba el número.
- Te salvaste… por ahora. Lanzó una última mirada asesina a Morinaga y pateó uno de sus pies. El rubio solo lo sobó, era realmente graciosa la escena; un senpai sufriendo y lloriqueando y un Morinaga dominante y con el ceño fruncido. Souichi miraba su celular y se debatía entre contestar o no, sabía que era importante así que pensaría en que hacer una vez que contestara.
- ¿Hola, nii-san…?
- H-hola…
- Perdón, ¿eres tú, Morinaga-san?
- Demonios, olvidé que mi voz ahora es la de Morinaga.
No podía pasarle el celular a Morinaga porque sabía que todo saldría mal; ya suficientes problemas le dio ese idiota como para darle la oportunidad de que le diera más. Usaría su ingenió para salir del mal paso.
- E-eh… sí, soy Morinaga. Senpai salió y olvidó su celular.
- Es tan raro llamarme a mí mismo Senpai. Sintió un vuelco extraño en su estómago.
- Vi el número y pensé que era importante así que me atreví a contestar.
- Sí, esto suena muy convincente.
A pesar de estar emocionado porqué su mentira parecía ir por buen rumbo, no podía evitar sentirse culpable con su hermano por hacer eso.
- Que lastima me hubiera gustado saludarlo. Se escuchó triste. - Podrías decirle que ya llegamos a Japón. Tomaremos el tren y llegaremos en un par de horas.
- ¡Y-ya están aquí!
Estaba metido en el peor de los problemas. Si no arreglaba su apariencia actual ¿qué iba a suceder con el festejo de Kanako?
- Y-yo le digo. Dijo nervioso.
- Muchas gracias Morinaga-san, le enviaré los datos del hotel en donde nos quedaremos por el momento. Fue muy grato saludarte, nos vemos.
La llamada se cortó y el celular cayó estrellándose contra el piso. Morinaga observaba su mirada y sabía que algo muy malo sucedía. Un alivio momentáneo es que estarían en un hotel hasta que la fiesta se llevara a cabo pues todo era un secreto y así debía mantenerse.
- ¿Se… senpai? Se levantó con lentitud y de misma forma fue acercándose. No quería hacer un movimiento en falso que le costara su integridad.
- E-ellos están aquí. Mencionó en un tono muy bajo para oídos de Morinaga.
- ¿Q-qué dices?
- ¡Ellos están aquí! ¡La fiesta de Kanako será un tormento si no arreglamos tu estúpida bromita!
Lágrimas de rabia rodaron por sus mejillas.
… Continuará.
