Axolotl.

My time has come to burn; I invoke the ancient power that I may return.

–No he de aceptar a la muerte, huir de ella siempre será mi destino, cambio de forma y como otro regresaré.

Corrí hacia Mabel y la abrace, todo retumbaba, algo no andaba bien, tal vez esto es lo que debería pasar… de verdad que algo no andaba bien.

–¡Al suelo todo el mundo! –escuche a Wendy gritar lejos de mi.

Después una gran explosión cubrió todo, polvo, boques dorados y partes de la pirámide volaron por doquier, temblé ante el presentimiento de que no haya funcionado el plan del tío Ford, sentí a Mabel temblar y mi corazón se acelero cuando dos cuerpos nos rodearon, nuestros tíos nos estaban protegiendo. Respondí a la sonrisa de Stanley y cerré los ojos.


–¡Me importa un comino que en este momento sea el mismísimo rey de Francia! –les escupió en la cara Gideon Gleeful que estaba parado sobre una de las sillas del lugar– ¡Debemos deshacernos de él!

–Esperen muchachos, pensémoslo, Bill se ha ido, ¡puff! –hizo ademanes con las manos–, El triangulo maléfico desapareció.

–Explotó, Mabel, ¡EXPLOTÓ! –le corrigió el peliblanco– ¡Y en su lugar, entre pedazos de una pirámide estaba él, entre los restos de Bill!

–¡Escúchame, enano! –le advirtió Mabel dando un manotazo en la mesa– ¡él dijo que se llama William!

–Bill es el apodo para William...

– ¡Dipper, no te pongas de su parte!

–¡No me pongo de su parte, digo lo obvio!

–No mataré a un ser humano, –dijo Ford, no podían condenar a un niño–, hicimos el conjuro, Bill se fue. Ese triangulo es más que un demonio pero no era nada si se confió tanto en que ganaría y no tomaríamos cartas en el asunto, hay que pensar con la cabeza fría, apenas han pasado 3 horas desde que el Raromagedón terminó.

–¡Al demonio con que sea humano, los humanos hasta ahora son más que contenedores ante Bill! –su rostro tomo un tono escarlata–, ¡Los demonios son capaces de tomar la forma más inocente solo para pasar desapercibido! ¡Como esa cosa que encontró hace años! ¡Cambia de forma para sobrevivir!

Un gran silencio cubrió la sala, los tres niños se miraban enojados, ninguno estaba de parte de nadie, ambos adultos se miraron, Stanley estaba confundido, patidifuso, no podía tomar una decisión sin pensar que cualquiera de las dos podía condenarlos; Ford no tenía una posición mejor que su hermano, pero algo era seguro, él no condenaría una vida humana, porque aquel niño era humano.

Tenía un aura demasía inocente como para creerla, pero aun así había pasado como sin nada la barrera protectora que instalaron por si acaso alrededor de la casa semi derrumbada que encontraron para ponerlo bajo custodia. El pelo de unicornio no mentía.

–Muy bien, yo me voy a ayudar a mis padres a reconstruir la casa, ustedes arréglense, –Stan volteo y miró como Gideo se iba hacia fuera de la choza–, avísenme cuando hayan decidido que hacer con esa cosa.

Mabel y Dipper miraron impacientes al mayor de los adultos, Stanley cabeceo y ambos se dirigieron hacia la única habitación de la casa.

–Hay que comenzar las reparaciones de la cabaña, –menciono con soltura– Ford, ¿tú crees que…?

–No, –negó con la cabeza–, el conjuro era para destruir a Bill, debo… debo investigar para saber si logro contrarrestarlo o…, si esto fue para destruir su cuerpo físico en esta dimensión, en este universo... –suspiró. Maldita la hora en que lo conoció. Se levanto de la silla–, tenemos trabajo que hacer, deja que los niños duerman un poco.

Mabel entro primero a la habitación a oscuras, encendió la luz y se sorprendió de ver al joven aun despierto mirando por la ventada, esta le hizo una seña a su hermano para que entrara también, ambos lo miraron. Estaba sentado sobre la cama algo desecha y sucia, con las rodillas flexionadas y abrazadas contra su torso apoyando la cabeza en estas, Dipper se preguntó si de verdad este muchacho era realmente Bill, lo observó, la piel estaba como bronceada, las extremidades tenían aun la imagen de la infancia, su cabello era largo y laceo, de un color rubio puro, mientras que sus ojos eran de un sutil color almendra, se pregunto de que parte del mundo serian estas características, aún así hasta para ellos era notorio que era un niño, solo un niño que les llevaba un año cuando mucho.

–Oye…

–Gshp! –se sobresaltó el rubio, mirando fijamente hacia Mabel con los ojos bien abiertos.

–¡Perdona! ¿Sí? –dijo rápidamente, abriendo las palmas de sus manos frente a ella para intentar tranquilizarlo, esto por el contrario logro que el chico se hiciera un poco hacia atrás–, Oye, William, no te haremos daño, solo queremos acostarnos también dormir…

–Uhm, –musitó, la castaña daba su mejor sonrisa nerviosa para dejar en claro que no se movería hasta que él dijera algo, abrazo aun más fuerte sus piernas y agachó la cabeza, mirándolos por entre los mechones de cabello que se interponían a su vista–, amm… ¿por…, porqué me tienen aquí?

Mabel se quedo de piedra, pálida a excepción de un sutil rosa en sus mejillas, Dipper se cubrió el rostro con una mano, apenado, esa voz tan baja que había salido de los labios del niño era… como decirlo sin hacerlo sonar mal, inocente, total y completamente infantil, aniñada. Era la voz de un niño pequeño que le decía a su madre que había algo debajo de la cama. Mabel agito un poco la cabeza al tiempo que Pato entraba campante a la recamará, pasaba de largo a los gemelos y miraba curioso al rubio.

Contra todo lo que ambos castaños esperaban, el chico dejo de abrazar sus piernas, se hizo a un lado y dejo al cerdito rosado subir a la cama, este le miro, haciendo ruido y arrugando la nariz.

–¿Hola? –preguntó William, los Pines se miraron con interrogación, Pato arrugo de nuevo su nariz resonando un ruidito, el rubio arrugo la nariz, Pato arruga la nariz, William arruga la nariz, Mabel se pregunta qué diantres pasa cuando una sonrisa se cruza las facciones del preadolescente– ¿Quiénes son? –dijo tomando desprevenidos a ambos gemelos– ¿Qué quieren de mí persona?

–Bueno, emm…, veras, él, –comenzó Mabel señalando a su hermano– Es Mason Pines –este la miro mal–, yo, soy Mabel Pines, la hermana Alfa, –Dipper la miro peor–, estamos en Gravity Falls, Oregón.

–Bien, –William se levanto con Pato en brazos, solo traía puesto unos pantaloncillos que encontraron entre los escombros de la casa–, Y-yo me llamo William Christopher Cacciatore y… estoy con ustedes dos.

Dipper hizo una mueca.

–¡Hola Will! –gritó Mabel dando un salto, William pego un bote cuando esta corrió y le abrazo junto con pato– ¿Si te puedo llamar Will? ¡Anda di que sí puedo! –este negó con la cabeza, haciendo una pequeña mueca, Mabel se rio nerviosa– ¿Cómo te decían, eh? Quiero decir, tus padres, amigos…

–Ahmm… –Dipper tosió un poco. William lo observo.

–Disculpa, Mabel es algo extrovertida, –se acerco con pasos acompasados–, no te presionaremos, por ahora aun es algo tarde, el sol no tardará en salir y necesitamos dormir para cuando tengamos que reconstruir la Cabaña del Misterio.

El niño siguió mirando a Dipper hasta el punto que este comenzó a sentirse incomodo. William Christopher Cacciatore. Dipper volvió a hacer una mueca de consternación. El nombre le llamaba la atención.

Disculpe, la voz lo regreso a la realidad, yo…, no quiero incomodar…

No incomodas, –dijo rápidamente Dipper, casi mordiéndose la lengua en el acto, es solo que, debido aciertas…, cosas, debemos de dormir.

No…, me refiero a… verle fijamente, parpadeo un poco, yo… usted me es familiar… ¿podemos…? ha William le nació un sutil carmín en las mejillas ¿…ser amigos?

Dipper pasó un grueso nudo.

Los días se volverían a tornar interesantes, bajo la mirada almendrada sonrió un poco. Al menos podría hacer un amigo de su edad. Extendió la mano con entusiasmo bajo la mirada emocionada de Mabel.

Mucho gusto, mis amigos me dicen Dipper.

El rubio sonrió y dejando la vergüenza estiro una mano, la otra aun sujetando a Pato, y la estrechó la de él, el apretón que le hizo sentir a Dipper una sensación de familiaridad.

Igualmente, y… no tengo apodo, me pueden llamar solo William.