Hola!

Probablemente el resumen no ha sido muy claro (y ello se debe a que en realidad no soy buena haciéndolos), pero ya ves tú la intención :).

Solo quiero decir que este es un proyecto corto, estimo que constará en 5 capítulos. He estado leyendo algunos libros últimamente, y he entrado en una especie de etapa filosófica sobre el comportamiento humano y su ética. Así que he de advertirles que el protagonista, Levi Ackerman, no será el típico héroe del que ya muchos y muchas estamos acostumbrados xD! Y tampoco garantizo un final feliz!

Si tienes curiosidad, tienes tiempo (porque siempre escribo capítulos cortos) y no tienes nada mejor que leer, entonces te invito a que pases un rato curioso con esta historia corta :)!

Disclaimer: Shingeki no Kyojin no me pertenece, sino a su respectivo autor. Esto se hace sin fines de lucro y en simple calidad de fanatismo.


Prólogo

Flash.

Se deshizo de su camiseta sin mucha ceremonia, revelando la piel morena que recelosa resguardaba bajo la suave tela de lino caro. Dio un par de pasos cerca al espejo de cuerpo entero que tenía al alcance en su habitación. Lo observó mientras el joven, ajeno e ignorante de su presencia, apreciaba las suaves marcas que hace un par de noches atrás el señor Smith se encargó de tatuar en su piel como símbolo de pertenencia. Jaeger sonrió brevemente ante el recuerdo de su fogoso amante, fue una sonrisa que le causó una mezcla contradictoria que iba desde una ternura pasional hasta un sentimiento de agrio asco.

Flash.

El menor comenzó a desabrochar los vaqueros oscuros que aquel día había utilizado para ir a la universidad, revelando el borde del bóxer azul marino que cubría sus vergüenzas. Aparentemente el timbre de su móvil lo distrajo de su tarea; el joven estudiante fue a por él, rebuscando entre las cosas de su morral hasta que finalmente dio con el bendito teléfono. Se acercó al ventanal de forma distraída manteniendo siempre su atención en su interlocutor inesperado; con las yemas de los dedos acariciaba la tela gruesa de las cortinas encogidas que le mostraban la vida exterior. Otra sonrisa apareció en su rostro, esta vez era una más casual y natural; una que siempre le había visto esbozar ante su breve grupo de amigos.

Flash.

Jaeger parpadeó confundido, juró por un segundo que algo brilló en la ventana del frente; pero desechó aquella idea al recordar lo paranoico que andaba aquella semana. Mikasa, quien siempre fue mucho más observadora que él, le había dicho que probablemente se debía a todas aquellas películas de terror y suspenso que veía a muy entrada la madrugada. Suspiró cansado al recordar que le debía a su cuerpo unas buenas horas de sueño. Sin más cerró las cortinas de su habitación mientras iba a conciliar un poco el sueño vistiendo tan solo en interiores.

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- Unos meses atrás -

¿Alguna vez han puesto en tela de juicio tu ética profesional?

La primera vez que cogí un panecillo de jengibre del cesto de mi madre me sentí mal por dos días enteros. Recuerdo perfectamente, y aunque muchos se cuestionen de la trivialidad de este asunto, que aquellas fueron las primeras noches en las que no pude conciliar el sueño por el samaqueo que le daba mi consciencia a mi mente cada que cerraba los párpados. Ahora, de alguna extraña forma, sentía que le estaba arrebatando el panecillo favorito a alguien más; solo que en este caso no se trataba de una masa semi dulce, ni de mi madre, ni de tan solo un par de noches de insomnio.

Siempre fui catalogado como una persona de pocos amigos y de complejo trato. No soy precisamente un sujeto con mucha simpatía; soy más bien aquel hombre del cual probablemente huirías si ves mi entrecejo fruncirse más de lo habitual, a pesar de que mi estatura es menor a la del promedio. Pese a aquellos detalles insignificantes, cuento con un grupo de subordinados que siguen fielmente mis pasos y que confían sin miramientos en el poder de mi palabra. La mierda con lentes que tengo por amiga asegura que mi único problema es que no sonrío y que el repertorio de mis miradas se basa en glaciales y no glaciales. Sea como sea, nunca me importó realmente el ser allegado a las personas de mi entorno porque finalmente entendía lo que pocas personas lo hacen en este mundo: la estadía de las personas en este mundo terrenal y en tu vida es pasajera. Así que tal vez fue por aquella ideología que había condenado mi vida a un manto de soledad.

Conocí a Erwin Smith una noche en la que andaba rumiando el mal gusto de una broma por parte de la idiota de mi amiga, la misma que me había concertado una cita laboral con el susodicho. El pobre diablo era un sujeto que tenía más dinero de lo que su simple chaqueta y sus vaqueros gastados denotaban; y aun pese a podrirse en millones no le faltaba algo que le aquejase la vida y los huevos. Aparentemente, y según me contó mientras nos sumergíamos en alcohol para huir de la rutina, estaba saliendo con un joven mucho menor que él que apenas e iniciaba su vida universitaria. Fue sorpresa para mí que tremendo sujeto –y no lo digo tan solo por su tamaño, sino porque luego me enteré que era el dueño de una cadena de supermercados aquí en Berlín- fuera abiertamente homosexual y que escogiera, entre las múltiples opciones que seguro tenía, a un mocoso que poco o nada sabía de la vida. Conoció al muchacho hace nueve meses atrás en un cine concurrido de la región; el despistado mocoso había dejado olvidado el morral en su asiento que –para ironías del destino- se hallaba justo a la zurda de Smith, y como él se proclamaba un hombre justo y samaritano, no tuvo mejor idea que seguirlo hasta la entrada del establecimiento para devolverle el bolso; la escena la imaginé tan trillada que no pude evitar reír gracias a los efectos del alcohol en mi sistema. Ya podía verlo en mi mente: un joven rubio, tal y como Smith, con unos ojazos azules, delgado, alto y con facciones de niña; toda una mariconada de hombre. Sin embargo, el empresario interpretó mi risa como una de complicidad y como yo no estaba muy interesado en corregirlo de su error lo dejé pensar lo que quisiese.

Smith me confesó que solo llevaban siete meses saliendo y, citando literalmente sus palabras, cogiendo; y que a pesar del poco tiempo le sorprendía que el muchacho no le haya pedido formalizar ni establecer límites en su relación, tal y cual estaba acostumbrado a sus anteriores conquistas. Pude percatarme que todo aquel asunto se trataba más que nada de orgullo masculino herido; el rubio de cejas pronunciadas no podía evitar sentirse ofendido ante el desinterés del menor de involucrarse con él más allá de su cama y de sus sábanas de seda carísimas, y aseguraba que todo ello se trataba de un busca fortunas que solo buscaba sacarle provecho en sus noches tórridas.

- De seguro tiene a alguien más.

De repente vi en él lo que ya, a estas alturas de mi vida, estaba acostumbrado a apreciar en su máxima expresión: celos. Normalmente era contratado por maridos inseguros que ponían en tela de juicio la fidelidad de sus esposas, y yo, como buen detective privado, me encargaba de esclarecer sus dudas. Mi trabajo era bien conocido entre los contactos que me había formado tras siete años de entera dedicación a mi labor de fisgón. Me llevaba un promedio de dos a tres meses en destruir un matrimonio millonario que tan solo se había forjado en las bases del interés propio. Como era evidente de que se trataba de matrimonios estimados en millones de dólares, ninguna mujer ni hombre estaban dispuestos a ser descubiertos en su fechoría tan fácilmente, por lo cual tenían más cuidado de lo normal en su actuar. Pero este caso, absurdo y patético, no se trataba del típico contrato nupcial, sino de las inseguridades de un hombre de cuarenta y tantos sobre su mocoso de turno.

- ¿Qué harías si fuese verdad?

- ¿Cómo?

- ¿Qué harías si tus sospechas fuesen correctas?

Su mirada se ensombreció en tan solo una fracción de segundos, dejó el vaso con vodka a medio llenar sobre la barra y fingió posar su interés en las aceitunas verdes que una coqueta mesera había dejado a nuestro alcance. Un par de minutos más tardes me mostró una pequeña caja vestida en terciopelo negro, la abrió ante mi atónita mirada a pesar de que yo ya había adivinado su contenido. Un anillo bañado en oro blanco brillaba con intensidad entre toda la penumbra de su contenedor. El pobre desgraciado sí que estaba mal de la cabeza.

- Estoy harto de estar solo. Sé que lo más probable es que pienses que estoy chiflado y desesperado; pero solo con Eren es que me siento completo. Si mis sospechas fueran erradas y él en realidad solo se está tomando su tiempo antes de querer formalizar algo, entonces le pediré que se case conmigo. – Tomó una bocanada de aire antes de continuar, esta vez el brillo volvió a su mirar. – Él es un chico fantástico, con toda esa vitalidad que dejé atrás cuando decidí dedicar mi vida al trabajo; tiene una sonrisa preciosa y nos ojos que te atrapan en tan solo cuestión de segundos, no tuvo una vida fácil pero son sus ganas de vivir que me contagian a querer rehacer mi vida junto a él. No me importa que lo conozca apenas casi un año y que solo hayamos estado juntos la mitad del mismo, no me importa que sea mucho menor que yo ni el qué dirán. Si tan solo mis sospechas fueran erradas, yo...

Y siguió con su verborrea cursi e infinita, donde me aseguraba que estaba hasta por los huesos de ese mocoso. Entonces, un sentimiento de curiosidad se instaló en mi mente. Este caso era de lejos lo más raro que me había pasado al frente, incluso contando con el hecho de lo estrafalarios que pueden resultar los clientes. Saqué una tarjeta de presentación del bolsillo de mi abrigo y en el reverso escribí una cifra monetaria.

- Por si quieres sacarte las dudas de encima.

Erwin Smith sonrió agradecido y la guardó en el bolsillo de su camisa. Él llamaría, lo supe desde el primer momento en que comenzó a soltarme sus dudas amorosas una tras otra como vómito verbal. Yo simplemente cogí mi abrigo y las llaves de mi coche y partí rumbo a la soledad inmaculada de mi departamento.

¿Alguna vez han puesto en tela de juicio tu ética profesional?... Yo sí.


Muy corto tal vez, pero es tan solo una especie de prólogo. Todavía no estoy segura si continuarlo, tengo que terminar un proyecto más largo que me está costando bastante porque lo he reescrito infinidades de veces... y bueno! Si actualizo (que es probable que lo haga) será de aquí en una semana aproximadamente, esto salió de puro chiripaso mientras andaba con el móvil en la mano xD

Nos leemos pronto :) ! Cualquier duda, consulta o sugerencia es bienvenida!

Gracias por leer :D!